OPINIÓN / Afilando columnas

Anson insiste y suma a Duran i Lleida: Aznar, Felipe González, ZP, Zaplana, Rubalcaba y Pujol deben reformar la Constitución

Ignacio Camacho: "Decir que Rajoy espera es como decir que los barcos flotan y los coches ruedan"

Suele decirse que cuando alguien se muere todo el mundo, o casi, habla bien del fallecido con independencia de la opinión que se tuviera de él cuando vivía. Parece que en lo relativo a los políticos no hay que esperar al deceso, basta con que dimitan de todos sus cargos (el caso de Rubalcaba) o que lo haga de alguno de los suyos, por mucho que mantenga su trasero apoyado sobre un cómodo escaño, su residencia en un lujoso hotel y la jefatura de su partido (pero no su puesto como número dos de la coalición de la que forma parte su formación). Es lo que ocurre con Duran i Lleida.

Lo cierto es que no todo el mundo se dedica a elogiar al democristiano más conocido en el lujoso Hotel Palace de Madrid, aunque sí es verdad que no encontramos críticas contra el al día siguiente de que anunciara su renuncia a la secretaría general de CiU. En cuanto a los halagos, el diario ahora dirigido a Casimiro García-Abadillo lleva el 22 de julio de 2014 varias columnas dedicadas a elevar a los altares a Duran i Lleida. En el resto de diarios, poca cosa que destacar, aunque siempre se encuentra algo. Por cierto, por una vez apenas encontramos menciones a Pablo Iglesias, lo que resulta de agradecer.

Hacemos sonar, como cada día, nuestra armónica de afilador y nos lanzamos a la labor de revisar lo más jugoso de los espacios de opinión del papel.

Las primeras páginas de El Mundo resultan pegajosas debido a que están saturadas de miel dedicada a Duran i Lleida. Lucía Méndez le dedica al de Unió una columna titulada Otro estadista que perdemos.

¡Ah, qué buen ministro hubiera sido Duran! El político catalán democristiano era el enlace del nacionalismo catalán con el Gobierno central. Ya no puede seguir siéndolo. En Madrid le quieren, pero en Barcelona han dejado de quererle. En la suite del Hotel Palace está en su salsa. En el Palau de la Generalitat es un extraño.

Es curioso lo que ocurre con este hombre, nunca ha demostrado nada más que saber moverse entre dos aguas sin mojarse demasiado en un sentido u otro. Nadie le conoce capacidad alguna de gestión de los asuntos públicos, pero son muchos los que se encargan de elogiar el ministro que no fue. Y no lo fue a su pesar, era un secreto a voces que siempre soñó con ser el titular de Asuntos Exteriores. Curioso, quería ser el jefe de la diplomacia de un Estado contra el que está la coalición de la que ha sido hasta ahora el ‘número dos’.

Méndez se dedica a comentar que Duran es más apreciado en Madrid (en realidad por unos pocos políticos que no han dudado en pactar con él concesiones al nacionalismo para agarrarse al poder) que en Barcelona. Y concluye:

Duran no ha ocultado en los últimos meses su desesperación ante el cariz de los acontecimientos. La tercera vía tiene sus admiradores -y es una propuesta estimable que intenta poner sentido común en el descontrolado proceso soberanista catalán-, pero es un ejercicio casi diletante. Como predicar en el desierto. Ni Mariano Rajoy ni Artur Mas están en condiciones de hacerle caso. En eso coinciden, cada uno por distintas razones.

Al final resulta difícil jugar a estar con todos y con ninguno.

Y si lo de Lucía Méndez ya destila un exceso de azúcar, en el caso del antaño director de periódicos ya es auténtica pasión. Eso sí, Luis María Anson aprovecha para escribir una vez más el mismo artículo que repite cada pocas semanas. Por si alguien no lo recuerda, este humilde lector de columnas le refrescará la memoria. Cada poco tiempo, Anson publica un artículo en el que pide una reforma constitucional diseñada por viejas glorias políticas para que los jóvenes se sientan identificados con el sistema político español. Esta vez titula Duran Lleida, grande.

Es, tal vez, el mejor parlamentario español. La moderación y la prudencia le caracterizan. Sus discursos resultan muchas veces impecables. Es un maestro del debate. Acostumbra a destrozar dialécticamente a sus rivales. Nunca pierde el equilibrio. Domina el gesto y la expresión. Ha aprendido a no caer en el aspaviento. Tampoco en la gesticulación.

Y tras los elogios, y alguna justificación de la permanente falta de definición de Duran, llega la versión reducida del repetitivo artículo de Anson:

Si algún día se libera de las argollas arriólicas, Rajoy puede pedirle al Rey que convoque en palacio al equipo capaz de poner en marcha la reforma constitucional: Felipe González, Aznar, Zapatero, Solana, Miguel Roca, tal vez Jordi Pujol, Rubalcaba, José Bono, José Antonio Ardanza, Eduardo Zaplana, Jorge de Esteban y un grupo de catedráticos de derecho constitucional. Y Duran Lleida.

Así que ya saben, la regeneración democrática ha de venir de unas personas que no están identificadas para nada con los viejos vicios políticos españoles y el abuso de poder. Todo el mundo sabe, comprendan que nos pomos irónicos, que los jóvenes españoles confían en González, Aznar, Zapatero o en personas de indudable lealtad a la unidad de España como Pujol, Roca o Ardanza. Eso por no hablar de Rubalcaba, Bono o Zaplana… En fin, esperemos que Anson no denuncie en otro artículo a la ‘casta’, porque sonaría a broma de mal gusto.

Y si Anson se anima con su propuesta de reforma constitucional con la frescura que traerían las viejas glorias políticas, En ABC Ignacio Camacho nos habla en ABC de una Cuestión de sastrería. Y arranca de una manera que, por pura casualidad (no podía conocer el contenido del artículo de Anson), parece estar cachondeándose de aquel con el comparte de condición de director del diario fundado por un Luca de Tena:

Para estar en la pomada hay que tener hoy día un proyecto de reforma de la Constitución. Es lo más trendy, el nuevo mantra de la política española después de la renovación generacional; una cosa lleva a la otra porque el furor constituyente es consecuencia de una moda adanista que ha dado en impugnar la Transición como una etapa superada, caduca, carrozona.

Explica que incluso en el Gobierno hay quienes piden informes en este sentido. Añade:

La metáfora en boga es la del traje gastado al que habría que pasar por la casa de arreglos, un negocio que ha proliferado en la tiesa España de la crisis. Ampliarle la sisa, modernizarle las solapas, revisarle las costuras y el largo de las mangas para cubrir el crecimiento de los brazos soberanistas. Aunque los radicales de Pablo Iglesias (el nuevo) prefieren sustituirlo por un chándal bolivariano comprado en Alcampo.

Sólo Rajoy, hombre conservador que gusta de la ropa clásica, permanece por ahora al margen de este debate de sastrería jurídica; lleva años con el mismo nudo de corbata. El presidente calla y espera. Decir que Rajoy espera es como decir que los barcos flotan y los coches ruedan: va desoi.

Seguimos en el diario madrileño de Vocento, con un Hughes que dedica su columna al debate televisivo entre Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre. Titula, recogiendo una frase muy repetida en aquel enfrentamiento dialéctico —Esperanza Aguirre acorrala a Pablo Iglesias: «Repita usted conmigo: todos los etarras son unos asesinos”–, con un Repita conmigo:

El debate entre Esperanza y Pablo Iglesias, dueño del sábado noche como solo lo fuera la Carrá, fue un pimpón político muy serio en que uno perdía el hilo lógico. Aguirre hizo que Iglesias se empleara a fondo. Sonrío sarcástico (esa sonrisilla de mustélido aún es amateur). E hizo el intolerable gesto del parné. Eran dos estupendos oradores, algo de preludio parlamentario. Y con el abuso del «repita conmigo», además, un apogeo de sofismas. Un virtuosismo feo de falacias. Como una batalla de rimadores del y tú más.

Tiene crítica para ambos contrincantes:

Bentham, en su tratado sobre los sofismas, decía que son como la falsa monea, responsabilidad de quien los emite, de quien los admite y de quien los hace circular. Es decir, de casi todos. Ante alguien que recibe un melón y devuelve un sofisma, lo más urgente quizás sea conservar el patrimonio de la lucidez.

Al afilador de columnas le ha encantado lo de la sonrisa de mustélido, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de una familia de mamífero de los que forman parte los animales más preciados para hacer abrigos de piel, como el visón, el tejón o la nutria.

Pasamos al periódico de la ‘disciPPlina’, donde cambiamos radicalmente de tema. Alfonso Merlos comenta en La Razón la reducción del número de diputados autonómicos en Castilla-La Mancha. Titula, en elogio de María Dolores de Cospedal, El camino correcto. Dice sobre las críticas lanzadas por la oposición:

Está claro que no estamos ante una izquierda confundida, pero lo que sí quiere es confundir al personal. Y es una evidencia que toda guerra de guerrillas es buena para desgastar al PP y a su secretaria general.

Pero en esta ocasión pinchan en hueso. Porque España no tiene un problema de falta de gestores públicos sino en todo caso de exceso y, seguramente, de preparación y calidad y excelencia de muchos de ellos. Así que dejemos a un lado las interpretaciones baratas y de tercera división de las políticas reformistas que se están poniendo en práctica para salir del hoyo y, si es posible, digamos la verdad: la democracia no se debilita, se fortalece con este tipo de actuaciones. ¡Chapeau!

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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