Me gustaría que mi suerte profesional volviera a estar vinculada con los profesionales de El Mundo
A Pedrojota Ramírez se le puede acusar de muchas cosas, pero no de que no sepa darse autobombo.Y eso es lo que ha hecho, a toda página, este 8 de agosto de 2014 en las páginas del que durante casi 30 años fue ‘corral‘.
El exdirector de El Mundo ha concedido una entrevista al que fuera su medio en la que asegura:
«Si tuviera 20 años, estuviera sin trabajo, no tuviera perspectivas laborales y en mi familia hubiera visto que a los que les va mal se han quedado sin trabajo, yo votaría a ‘Podemos'».
Pedrojota, que tiene ya 63 años y lleva en la profesión 40 cobrando suculentos sueldos todos los meses, reconoce que no sabe cuánto cuesta pasar la revisión del coche, ni el billete de autobús y que no sabe cuál es la parada de metro más cercana al periódico.
A pesar de todo eso y con una cara que se la pisa, asegura que mantiene el pulso de la calle gracias a las redes sociales:
«Son un mecanismo extraordinariamente útil para eso».
Rememora con nostalgia la etapa en la que fue director de El Mundo y suspira:
«Me gustaría que mi suerte profesional volviera a estar vinculada con los profesionales de El Mundo».
«Yo no me he ido, estoy ahí esperando que un buen día me reimplanten el miembro amputado».
El que fuera director de El Mundo, ha reconocido que nunca ha sido simpático, lo que atribuye a sus dificultades «de empatía y comunicación con las personas de mi mismo sexo».
No ha aclarado si con el sexo contario tiene algún don especial.
Pedrojota ha tirado de metáforas musicales para hablar de su pasado profesional como director de ‘El Mundo’:
«Yo era el director de orquesta que se subía cada día al pequeño estrado y que conocía de memoria la calidad de sus violines».
Sobre la polémica censura que denunció su hija en el periódico, asegura que él no dice nada al respecto, porque quiere «quedar bien con todos»:
«Creo que en El Mundo no hay censura. A veces se llama censura a lo que son episodios que suceden en una redacción viva».
