Prada da la solución al problema catalán: volver a la España católica y monárquica
Lo admito: este 8 de septiembre de 2014, he llorado al leer la columna de Raúl del Pozo. Su descripción del alma de Luis Bárcenas, de su soledad y de sus sentimientos me ha conmovido como si fuese la odisea de Edmundo Dantés en el castillo de If. No he podido ni encender el primer cigarrillo del día.
Pobre Luis Bárcenas, desafortunado tesorero del PP, desventurado senador por Cantabria. Don Raúl nos cuenta que a Bárcenas la cárcel y la injusticia le están forjando el alma en el yunque del dolor. De su corazón se ha desprendido hasta la astilla de la venganza. Cada vez más parecido a Mario Conde.
Un jurista americano echó un vistazo a los pillados de Villa Paquita (prisión en argot) y dijo: «España es un país extraño: se ingresa en prisión sin sentencia y cuando llega la condena o no se va a la cárcel o se sale enseguida». Luis Bárcenas sigue en el Módulo 4 de Soto del Real, sin que el juez que lo trincó lo libere, a pesar de llevar más de un año rejado y ser el único preso institucional o político por delito fiscal.
¿Cómo se siente Luis Bárcenas? Como un muñeco engañado y aporreado, un trofeo de caza colocado en las paredes de Génova, por compañeros que tanto le deben. A pesar de ello no quiere que esa víbora que liba el corazón de los presos le impulse a la venganza. Ya no quiere que se le pregunte -él, en todo caso no contestará- por nuevos elementos incriminatorios o comprometedores contra el PP. Encuentra incomprensible la actitud de Mariano Rajoy hacia él, y desearía que el juicio se hiciera ya, pero se teme que se escenificará después de las elecciones generales.
Raúl del Pozo denuncia que de alguna manera han salido de la cárcel vídeos de los paseos de Bárcenas por el patio a una televisión. ¿Para chantajearle?
¿Qué le enfurece? Que en el PP lo traten como a un monstruo y que en Soto sigan grabando sus conversaciones y sus paseos. Sabe que hay vídeos suyos en manos del director de un programa informativo.
Ysí concluye el columnista de El Mundo su alegato.
He aquí un preso inocente, a pesar de haber vivido en las entrañas de Leviatán.
A don Raúl se le está poniendo aire de Gregory Peck en Matar a un ruiseñor.
Que la política se está degradando hasta convertir las campañas electorales en campañas de lanzamiento de ofertas de Internet lo comprobamos en lo que cuenta Pilar Cernuda (ABC): Pedro Sánchez demuestra que va a por todas al contratar como jefa de comunicación a una consultora de imagen.
Pedro Sánchez ha «fichado» a Verónica Fumanal, aragonesa que creó hace unos años en Barcelona la empresa Politikom, que se hizo conocida cuando se hizo cargo de la primera campaña de Albert Rivera con Ciutadan´s y se sacaron de la manga aquel impactante cartel de Rivera desnudo. Tuvo entonces un sorprendente y buen resultado electoral. No solo por el cartel, sino por los mensajes que transmitía, que Rivera coordinaba con Fumanal.
Finalizada su colaboración con Ciutadan´s asesoró a distintos dirigentes del PSC y trabajó con Pedro Sánchez cuando buscaba votos de militantes socialistas catalanes para ganar las primarias a la secretaría general del partido. Tuvo en Cataluña mucho mejor resultado del que se preveía en un principio, cuando se daba por hecho que Madina se desharía por goleada de su principal adversario. Verónica ya se ha instalado en Madrid con el objetivo de que Pedro Sánchez -que debe corregir errores- se convierta más pronto que tarde en presidente de gobierno.
LOSANTOS CALIFICA AL CONSEJO POLÍTICO DE UPYD DE ‘SOVIET’
Pasemos a la primera fila de política, la formada por los partidos y los diputados. Hay mucho cabreo entre los versos sueltos de los escritores de periódico con UPyD, que parece que ha pasado de ser el ejército de Pancho Villa a ser el ejército del kaiser Guillermo. Quienes antes estaban entusiasmados con Rosa Díez hasta el punto de arrojarle columnas como las admiradoras de los rockeros les arrojan sostenes, ahora empiezan a desencantarse.
Federico Jiménez Losantos (El Mundo), que titula su columna ‘UPyD contra UPyD’, acusa al partido de haber hecho comparecer a Francisco Sosa Wagner ante un soviet.
Si el Poder no volviera locos, malos y tontos a tantos humanos que, fuera de la acción política, son listos, cuerdos y buenos, cabría pensar que el juicio contra Sosa Wagner en el Consejo (soviet) de UPyD y las cuatro condiciones aprobadas para pactar con otras fuerzas políticas -que todos los medios interpretan como un veto a cualquier acuerdo con Ciudadanos- han sido ideadas por un lerdo suicida. O por alguien empeñado en dejar en ridículo a Rosa Díez y su, su, su partido.
Ocho horas, en turnos de cuatro, pasó el soviet de Díez acusando a Sosa de mentir y dañar al partido. Medio centenar de fiscalitos se turnaron en la injuria al estilo Vichinski, aguardando Díez al final del proceso para apuntillar al reo. El reo es la democracia interna de UPyD. Si las famosas condiciones puestas por Díez a Rivera fueran ciertas, UPyD quedaría fuera de UPyD. Entonces querría entrar en Ciudadanos. Que, a lo peor, la vetaba.
Marcello (Republica.com) le diagnostica a Rosa Díez infección de leninismo adqurida durante su larga estancia en el PSOE de Felipe González.
La que no bebe, pero parece víctima de una borrachera de soberbia, es Rosa Díez que ha puesto un alto precio al pacto con Ciudadanos después del infame linchamiento de Sosa Wagner en el Consejo Político de UPyD. Un linchamiento inducido o consentido por la propia Rosa que, en las últimas semanas, se ha acercado y mucho, quizás demasiado, al PP y a Rajoy para reaparecer en política. Lo que incluye un riesgo de gran calado para ella y su partido en este tiempo que nos acerca al triunvirato PP, PSOE, PODEMOS, donde UPyD quedaría en pésimo lugar sobre todo si no consigue relanzar el centro político, lo que no podrá hacer sola y sin Ciudadanos.
En realidad a Rosa Díez y a UPyD les ocurre algo parecido a lo que le pasa a Sánchez y al PSOE. Que están infectados por el virus del ‘leninismo félipista’ de los tiempos de Felipe González. Una enfermedad que garantiza que el partido está por encima de todo y de todos, y el líder de turno es el dueño absoluto del partido, incluso por más que hablen de democracia interna porque al final es el aparato el que controla esos procesos que son más ‘estéticos’ que reales.
Después del linchamiento de Sosa ejecutado este fin de semana, Santiago González (El Mundo) se despide de UPyD.
El 20 de abril de 2010 presenté a Rosa Díez ante un público de empresarios en Madrid. Cité en aquella ocasión una metáfora afortunada de Savater: UPyD era la bandera roja que se caía del camión en Tiempos modernos. Chaplin la recogía para devolverla y al doblar la esquina se convertía en cabeza de manifestación. También dije que si UPyD defraudaba las expectativas «habría que echarse otra vez a la calle a esperar a que a otro camión se le cayera una bandera que pudiéramos recoger». Me temo que ya hemos llegado a ese momento. Qué lástima
El bueno de Santiago, tan ducho en el manejo de hemerotecas y datos, comete un error al citar a Maruja Torres:
Me ha recordado un lance que me hizo perder un antiguo afecto por Maruja Torres, cuando, tras escribir en su columna de El País «por cada millón de personas que se manifestaba [contra la Guerra de Irak] existían cuatro millones de hijos de puta que callaban sabiendo que iban a votar a Aznar», escribió otra para rectificar y pedir perdón al periódico y a sus lectores. Por llamar hijos de puta a los hijos de puta, supongo.
Pues no Santiago, esa perla no salió de la pluma de Maruja Torres en El País, sino de su boquita de piñón en una entrevista en el Diario del Barcelonés.
Probablemente ni a Rosa Díez ni a su cerebro, Carlos Martínez Gorriarán, les importe, pero que un partido pequeño como UPYD comience a perder a los pocos columnistas que les apoyan o al menos les citan de vez en cuando les debería de preocupar. Digo yo.
Félix Madero (ABC) recuerda a los columnistas y periodistas admiradores del partido magenta que Rosa Díez es la mandamás de UPyD porque lo quieren sus militantes .
Deberíamos hacer un esfuerzo e intentar aclararnos cuándo entramos en la vida de los partidos. Los periodistas pensamos en ellos como si sus militantes fueran ganado pastueño, gentes sin criterio que votan lo que les echen a cambio de una sonrisa del jefe.
UPyD ha sido desde siempre el partido de Rosa Díez, un partido cuyas siglas están por debajo del nombre de una veterana dirigente, a la que llaman algunos R10, como si fuera el 7 del Real Madrid. Se fue del PSOE tarde, y quizá llegó demasiado pronto y sin una oportuna descompresión a un partido que maneja y utiliza con destreza, pero con el beneplácito de sus militantes. ¿O es que está al frente de UPyD porque se ha puesto ahí sola?
PEDRO SÁNCHEZ DESCALIFICA EL ‘DERECHO A DECIDIR’
Tribuna de Esperanza Aguirre en ABC, en la que habla, no sobre su imputación, sino sobre las puertas giratorias entre política y alta empresa, y para defenderlas. Veamos su explicación.
Joaquín Leguina (…) propugna que los partidos no deberían proponer nunca como candidatos a ninguna elección a nadie que no haya cotizado antes a la Seguridad Social o haya demostrado cumplidamente su capacidad para ganarse la vida al margen de la política. No es mala idea. Y desde luego algo hay que hacer en este sentido. Pero para lograrlo es fundamental que funcionen, y bien y mucho, las ahora denostadas «puertas giratorias» para entrar en política y también para salir.
Es imprescindible que la política atraiga a los mejores profesionales de España para que, durante unos años y a costa de dejar de ganar dinero, entreguen al conjunto de los españoles su inteligencia, su experiencia y su capacidad para hacer bien las cosas. (…) Y no se les atraerá a la política si, cumplidos sus años de servicio, se les ponen trabas para reincorporarse a sus actividades privadas o se les cubre con sospechas y recelos.
Tomemos el caso del nuevo ministro de Economía e Industria francés, Emmanuel Macron. A los 34 años ya era un acreditado profesional de la banca. Entonces aceptó acompañar al presidente del República, François Hollande, como asesor para asuntos económicos, con un sueldo que, según todas las informaciones, era la décima parte del que le pagaban en la Banca Rotschild. Ahora, dos años después, le acaban de nombrar ministro y su nuevo sueldo seguirá muy lejos del que ganaba en la actividad privada.
Y tribuna de Pedro Sánchez en La Vanguardia, en que propone la reforma constitucional (la que sea) como bálsamo de Fierabrás que curará el separatismo catalán. Al menos dice que el derecho a decir es una logomaquia:
Bajo la fórmula de un llamado «derecho a decidir» que, en la sencillez de su expresión, parece incontestable porque apela a los ciudadanos, se esconde en verdad la reclamación de un derecho de autodeterminación que ni tiene acogida en la legalidad internacional, ni es aplicable a una democracia desarrollada como la nuestra ni tiene cabida en la Constitución sino que, precisamente, su objetivo es ignorarla, incumplirla, violarla.
Abordemos una reforma de la Constitución. Lo hacemos por dos razones: porque sólo esa reforma permitirá soluciones que incorporen la experiencia y satisfagan, a un tiempo, la eficacia de nuestras instituciones y porque sólo la Constitución requiere, para su reforma, un nivel de diálogo y de pacto que garantice un acuerdo muy mayoritario. No queremos predeterminar el contenido ni el alcance de la reforma, porque dificultaríamos, de entrada, su resultado. Pero sí insistimos en que abramos el proceso y trabajemos en él con lealtad mutua, sin miedo, sin recelos.
En la línea del PSOE y de El País, Màrius Carol (La Vanguardia) pide reformas, propuestas, privilegios, planes, dinero, leyes y lo que sea para parar el proceso catalán, y aduce el ejemplo del primer ministro británico ante el referéndum escocés.
La reacción de Londres ha sido inmediata. Nada más conocerse el sondeo, el ministro británico de Economía, George Osborne, ha hecho unas declaraciones en las que ofrecía una amplia autonomía fiscal y la potestad de gestionar los impuestos y las prestaciones sociales (propuesta consensuada con la oposición), si Escocia rechaza la independencia. Lejos de despertar miedos, el Gobierno de Cameron ha hecho un acto de aprecio. Es lo que se llama hacer política.
ONETO: EL JUICIO A AGUIRRE ES UN REGALO PARA RAJOY
José Oneto (Republica.com) expone el lío de Aguirre, y del PP, con el proceso judicial que le ha caído a la presidenta del PP de Madrid. Para Rajoy, el juicio puede ser una bendición.
El mes que viene Rajoy tiene que decidir los cabezas de listas de los Ayuntamientos, y Esperanza Aguirre estará en plenos trámites judiciales para intentar que esa actitud de desobediencia no se convierta en delito firme, con la correspondiente condena de seis meses a un año de prisión y su inhabilitación para cualquier cargo público.
Un problema más para Aguirre, que nunca se ha entendido y nunca se entenderá con Rajoy, y un problema más para el Presidente del Partido que puede ver los cielos abiertos para desprenderse definitivamente de ella, sin correr el riesgo de que pueda ser condenada y sin que se le pueda echar en cara que ha actuado por venganza y de forma arbitraria. Aguirre está en la misma situación que estaba Jaime Mayor en los días previos a las europeas. Ni él había dado el paso para defender su candidatura, ni Rajoy le decía nada. En julio, hubo un amigable encuentro de Rajoy con Aguirre, y ella no le dijo que quería ser candidata a la Alcaldía madrileña (aunque está deseando), ni él le propuso que lo fuera. Típico de Rajoy: ni sabe, ni contesta… En esta ocasión, la Audiencia puede haber decidido por él.
Juan Manuel de Prada (que el sábado 6 de septiembre de 2014 replicó a Hermann Tertsch en la polémica que mantienen a cuenta del presidente ruso recordándole lo que él escribió en apoyo a los yihadistas), encuentra las causas del problema catalán en que los españoles hemos abandonado los fueros. Aquí Prada ha sido contaminado por sus amigos tradicionalistas, que pretenden que la España de los Austrias fue una monarquía federativa, lo que no está muy lejos de la confederación que aseguran los separatistas catalanes que era el reino.
De aquella amistad catalana nada queda hoy, lo mismo que del régimen político que la propició, que entendió -como señala Tirso de Molina en El bandolero- que «la lealtad de esta nación, si en conservar sus privilegios es tenacísima, en servir a sus reyes es sin ejemplo extremada». Bastó que aquella monarquía cristiana fuese disuelta para que los catalanes (como el resto de los españoles) se desnaturalizaran, dándonos a todos la funesta manía de ser «libres e iguales», en lugar de distintos (como nos quiere Dios) y gustosos vasallos de un rey común; y una vez desnaturalizados, solo nos queda, como al Roque Guinart del Quijote, incubar «deseos de venganza»
Tampoco es mucho mejor el remedio que propone José Luis Martín Prieto (La Razón): la lectura de España invertebrada, de José Ortega y Gasset, un libro execrado por los historiadores, debido a sus múltiples errores históricos, pero al menos acertado en cuanto que afirma que quizás el problema catalán no tenga solución.
Si escribes que «España es una unidad de destino en lo universal» sientas cátedra de fascista porque la frase, algo cursi, la tomó prestada el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera a don José Ortega y Gasset. Hoy no tienen los españoles otra lectura imprescindible que «España invertebrada», colección de artículos de Ortega publicados en «El Sol» hace 94 años y en los que anuncia las mezquinas tribulaciones que ahora desquician a la nación.
Más acertada es su crítica al federalismo descubierto por el PSOE
La identidad nacional se está descuadernando desde hace demasiadas generaciones. (…) España es agregación, romana, visigoda, musulmana, culminando en la Reconquista, hoy devaluada a guerra civil de banderizas entre reinos y religiones. Federar aquello que se agregó no puede explicarlo ni la cabeza de Pedro Sánchez. (…) Sin Historia común somos Sudán del Sur.
RAFAEL RIBÓ DEFIENDE A MONTALBÁN QUE DEFENDIÓ AL LADRÓN PUJOL
Si Raúl del Pozo me ha hecho llorar, el socialista catalanista (y señorito, como es norma) Rafael Ribó, actual defensor del pueblo catalán, publica una tribuna en El País en la que trata de convencernos de que él y otros progres reclamaron justicia en el caso de Banca Catalana. Incluso defiende a Manuel Vázquez Montalbán.
Es falso afirmar que sobre Banca Catalana, como sobre otros ejemplos de presuntas irregularidades o corrupción, hubiese un silencio colectivo. Sobre Banca Catalana se planteó la exigencia de responsabilidad del presidente Pujol tan solo conocerse la existencia de un agujero de cerca de 280.000 millones de pesetas en su gestión del grupo bancario que iba a ser reparado con dinero público. Fuimos distintos grupos y diputados quienes exigimos en el Parlamento de Cataluña que debería dimitir como presidente de la Generalitat por aquella responsabilidad. A su vez planteamos que con los activos rescatados se realizase una operación de pasar a manos públicas aquel banco dado que requería tal inyección de dinero del contribuyente. Y, conociendo los detalles de la mala gestión exigíamos el ejercicio de las responsabilidades penales que se pudiesen deducir.
Y es muy sencillo comprobar que un personaje como Manolo Vázquez Montalbán secundaba aquellas iniciativas, y que tanto él como Ramoneda fueron críticos constantes de la manipulación política de Pujol. En el tema citado, Manolo secundó la exigencia de la asunción de responsabilidades y por tanto de dimisión.
Pues ese tal Manolo escribió esto en El País:
De Pujol se podrá pensar que ha sido un mal banquero, que es de la derecha camuflada o que es feo, pero nadie, absolutamente nadie en Cataluña, sea del credo que sea, puede llegar a la más leve sombra de sospecha de que sea un ladrón
Y esto otro escribió Josep Ramoneda en La Vanguardia:
Algo similar se desprendía de la pregunta que al mismo Pujol formulaba Josep Ramoneda en una entrevista para La Vanguardia (28-5-1984) cuando le sugería que la querella interpuesta por la fiscalía revelaba, «una vez más, la incapacidad de Madrid para pensar y articular un modelo de Estado en el que realmente quepamos todos».
Rafael Ribó, otro abuelo (nació en 1945) que, como Luis María Anson, no sabe que las hemerotecas existen.