Pilar Rahola sufrió la represión de los catalanes en 1714
Empecemos rápido que me he quedado sin tabaco y tengo que bajar a comprar. Para mí, la mejor columna de este 9 de septiembre de 20144 es la de Arcadi Espada en El Mundo, en la que describe la división entre los españoles, su irresponsabilidad y su inmoralidad. Don Arcadi es valiente al afirmar que todo lo malo que estamos sufriendo en los últimos años como sociedad arranca de los atentados del 11-M y en concreto las manifestaciones del 12-M, donde la chusma culpó de la matanza no a los que pusieron las bombas. Un título muy sencillo para su columna: ‘EI’, la sigla de Estado Islámico.
Las personas que se toman en serio el cuento de la vida sufrieron una grave quiebra moral la noche de 12 de marzo de 2004 cuando un numeroso grupo de ciudadanos llamó ‘asesino’ al presidente Aznar y lo responsabilizó de los 191 crímenes yihadistas. Si la vida fuera tan en serio como la literatura y desplegara solemne sus causas, sus metáforas y su sentido yo escribiría que aquella noche se produjo una degeneración de la vida moral española que aún dura. Pero no hay que forzar el sentido para saber que aquella noche, la humillación y la derrota electoral que luego advino, acuchillaron el corazón de la derecha española.
Después de que Rajoy perdiera las elecciones y no pudiera salir de la sede de su partido el 13-M, Espada no se sorprende que no quiera implicar a España en la guerra de la OTAN contra los yihadistas. ¿Qué dirían las izquierdas, dirigidas por el PSOE si hubiera muertos españoles o un atentado islámico en España?
Si el no a la guerra estuvo ya entonces infectado por la demagogia más sórdida y oportunista no hay que pensar demasiado qué sucedería ahora con la pintoresca línea de tertulias televisivas diseñada por las primeras empresas mediáticas del país.
Pero si no participa en la coalición, donde sí están Francia y Alemania, los otrora disidentes, ¿quién querrá ayudar a España cuando el incendio se le acerque?
Y reprocha a la gran mayoría de los españoles que se niega a defender España y su sistema de vida, como si se pudiesen separar o como si el bienestar y la libertad les hubieran venido dados por nacimiento, como a un aristócrata tonto sus títulos nobiliarios.
Luego hay este asunto prodigioso de la encuesta del Cis, que cifra en un 16% el número de españoles dispuestos a jugárselas por España. Es probable que el ignaro 84% restante considere que una cosa es España y otra la libertad y el nivel de vida de que disfrutan. ¡Hay gente que segrega mucho en España!
Y otro será el día del relato moral y los cuellos degollados
Parece que Espada se une a otros intelectuales izquierdistas, como Jon Juaristi, que abandonan el indiferentismo ante lo español. Frente a ellos, encontramos el pensamiento blando que sigue dominando en el PSOE y del que son ejemplo las frases relumbrantes de Elena Valenciano de que las banderas «están para unir a la gente» y que la suya es la de «la solidaridad, el progreso y la libertad».
PÉREZ-MAURA ELOGIA A RAJOY FRENTE A CAMERON
ABC es, sin duda, el periódico español que más atención presta a sus columnistas. Éstos no sólo son variados, sino que encima han trabajado en agosto, como ya contamos. Hoy de los cuatro principales en las páginas nobles, tres se ocupan de la primera encuesta que da la victoria a los separatistas en el referéndum escocés y arremeten contra el primer ministro David Cameron, par de Mariano Rajoy en ideas centristas y en indolencia.
Ignacio Camacho califica a Cameron de peor primer ministro del Reino Unido y advierte de que otros en España aprendan de su fracaso. Su columna se titula ‘La lumbrera’.
Gane quien gane el referéndum del día 18 en Escocia, a David Cameron no le va a quitar ya nadie el bien merecido título de primer ministro más incompetente de la historia de Gran Bretaña
El premier inglés convocó la consulta convencido de ganarla. Pretendía apuntillar a los laboristas y hacer un guiño a los antieuropeos, que reclaman un referéndum para salir de la UE.
Como mínimo, al final de la aventura Gran Bretaña tendrá mucha menos cohesión que antes, y eso suponiendo que no salga fracturada del trance. Los soberanistas se sentirán al borde de su sueño, los eurófobos se vendrán arriba y Europa contará con otro problema innecesario. La propia Escocia quedará partida en dos mitades y el Gobierno de Londres sufrirá un severo frenazo en su apuesta de relanzamiento económico-financiero.
Y sí, se trata o se debería tratar de un aviso a navegantes cercanos. A patroncillos de yate venidos a más cuyas bitácoras conducen al naufragio. A marineros de agua dulce tentados de aventurarse en las tormentas sin saber manejar grandes barcos.
En cambio, Ramón Pérez-Maura aplaude la inacción de Rajoy en contraste con la actividad y los movimientos de Cameron.
¿Quién decía que Rajoy se equivocaba en Cataluña por ser poco activo? ¿Acaso pretendían que lo hiciera tan bien como lo hace en Escocia ese estadista de Downing Street, salido de Eton College y Oxford, que responde al nombre de David William Donald Cameron?
Cuando Margaret Thatcher estaba en el poder sostenía que «los referéndum son ejercicios políticos practicados por dictadores». Poco le han seguido en sus propias filas. Cameron ha autorizado uno en el que, aunque ganase, va a perder. Y después quiere otro sobre la UE. Inasequible al desaliento hasta la derrota final. Los populistas del UKIP mordiéndole los tobillos y él prometiendo una consulta que nada le ayuda en los sondeos electorales. Lo que sucede es que Thatcher creía que los dictadores manipulaban los referendos para consolidarse y ahora vemos que algunos políticos demócratas se amparan en los referendos para no tomar decisiones y eso permite -a los populistas- tomarlas por ellos. Y así vamos, trotando hacia el precipicio.
Hermann Tertsch cree, con más voluntad que realidad, que el caso de Escocia y el de Cataluña no tienen relación entre ellos.
Dentro de diez días puede que el Reino Unido deje de existir y dejará de existir también Escocia. Porque lo que surja de allí, de esa decisión de la autodecapitación y de la expresión, en un instante ante la urna, de la negación de la historia propia de siglos, no será la Escocia que se conoce. Ni la de su siglo de oro, el XVIII en que fue la vanguardia de la ilustración en el mundo.
El nacionalismo achacará todas las desgracias del joven estado tullido al vecino amputado y dolido. Y las relaciones no se normalizarán en generaciones. Y se verá si las fronteras están tan claras.
En España, un separatismo catalán triunfante tendría una vocación expansionista tan acendrada que haría el conflicto armado prácticamente inevitable a medio plazo. Por fortuna, España tiene, como tantos grandes estados, recursos legales para evitar la autodecapitación. Y ninguna minoría de españoles puede convertir Cataluña en el estado chovinista y totalitario que algunos pretenden.
LOS LABORISTAS PREFIEREN INDEPENDENCIA A GOBIERNO CONSERVADOR
En la prensa digital, también hay columnas con el mismo tema.
José Antonio Zarzalejos (ElConfidencial.com) aprovecha para defender su solución, común a otros creadores de opinión y politicos, como Pedro Sánchez, Josep Ramoneda y Antonio Garrigues: más competencias para los desleales.
Cameron es un inglés poco británico que lanzó un envite al inteligente Salmond cuando éste y su partido -con mayoría absoluta en Escocia- ofrecieron la alternativa de mejorar el autogobierno evitando el planteamiento independentista. El premier conservador le envidó y le puso entre la espada y la pared: o independencia o nada. Y así se consumó uno de los mayores riesgos para la UE y para la Gran Bretaña desde hace más de trescientos años. Ahora, podría afirmarse que Londres suplica -ora con promesas, ora con amenazas- que los escoceses digan no a la secesión. Salmond se ha preguntado si Cameron les toma por «imbéciles». Lógico.
Cristina Losada (Libertaddigital.com) analiza el paso de muchos votantes izquierdistas escoceses al separatismo porque no quieren estar gobernados por los conservadores.
Un análisis de la encuesta fatídica en The Guardian resaltaba que un tercio de los que habían votado a los laboristas en las últimas elecciones escocesas se proponían elegir ahora la papeleta de la independencia. La razón es que prefieren salirse del Reino Unido antes que ver a los tories gobernando en Londres. Es más, tampoco están contentos con el Partido Laborista, o sea que, simplificando, como no les gusta Ed Miliband van a votar por la independencia. – Seguir leyendo:
Sea cual sea el resultado de la experiencia escocesa, el caso, triste y absurdo caso, es que se habrá hecho depender una decisión dramática y trascendental, que no tiene vuelta atrás, de factores singularmente pasajeros. Ay, Cameron.
JULIANA APLAZA EL ÓRDAGO SEPARATISTA A MAYO DE 2015
En la estela de Artur Mas, Enric Juliana (La Vanguardia) empieza a retirar las baterías de la primera línea y dice a sus lectores que lo importante ocurrirá en las municipales de mayo de 2015.
Yo no le echaba años La manifestación del jueves será enorme, pero el viernes la pregunta seguirá sin respuesta. ¿Qué hacer?
Rajoy sabe lo que va a hacer. El día 9 de noviembre enviará el siguiente mensaje a toda la sociedad española: «La recuperación económica, aunque lenta, está en marcha. El Gobierno garantiza la estabilidad. El Gobierno es fuerte y no consiente actos ilegales. O nosotros o el caos».
Mientras se redactaba este guión, la policía española perforaba, con éxito, el secreto bancario de Andorra. El tremendo impacto del caso Pujol en toda España y el gigantesco boquete que ha abierto en Catalunya, refuerzan al Gobierno como garante de «un orden» que será puesto a prueba en las elecciones municipales de mayo del 2015. Esa es la cita que preocupa a Rajoy. Esa, sí.
Cuando las normas de urbanidad importaban, se decía a los niños que había dos cosas que no se preguntaban en la buena sociedad: el pasado de un caballero y la edad de una dama. Voy a vulnerar la última: ¿qué edad tiene la doctora Pilar Rahola? En torno a 300 años, muy bien llevados, eso sí. Resulta que ella conoció la guerra de 1714 y el centenario sufrimiento de los catalanes.
Pero fue una lucha descarnada por defender nuestros intereses económicos y nuestros derechos constitucionales, y la derrota significó su destrucción. Desde entonces, no hemos hecho otra cosa que intentar salvar los muebles para no desaparecer. Y siempre, en todo este tiempo, nos han negado la historia para intentar negar nuestras razones. Vano intento. Nunca les ha servido de nada.
¿Por qué un español que emplea la primera pesona del plural cuando se refiere a don Pelayo y al Cid («Vencimos a los moros») es motivo de risa y burla, y por el contrario un catalanista puede vivir de afirmar que estuvo en las murallas de Barcelona disparando a las tropas borbónicas?
Para que me baje la tensión, leo a Salvador Sostres (El Mundo), que asegura a sus lectores que Rajoy nos protege a todos con su tranquilidad gallega. Pero primero, una muestra de lo estúpido y perverso que puede ser el nacionalismo.
En el Consejo de Administración de Banca Catalana que tenía que decidir si actuaba contra Jordi Pujol por su desfalco, ni se llegó a tratar el asunto porque varios asistentes se levantaron y se pusieron a cantar Els Segadors.
Ahora su pronóstico de lo que va a ocurrir en los próximos meses.
Tendremos dos meses de psicodrama, de CiU retrocediendo para no hacer la consulta, intentando cargarle el muerto a Esquerra; y de Esquerra intentando retener a Convergència en el proceso, haciendo ver que no oye las ofensas para no dar ninguna excusa a losconvergentes para su planeada huida. Todo se desvanece.
Es una lástima que el presidente Rajoy haya dejado de fumar, porque después de tantas amenazas y de tanto ruido, contemplar este final con un puro y un par de whiskys sería merecidamente lo suyo.
A ANTONIO ELORZA LE ASUSTAN LOS COMUNISTAS
Respecto a la tabarra diaria con Podemos, Raúl del Pozo (El Mundo) nos cuenta que el partido de Iglesias y Monedero es tema de conversación en el Club de Campo de Madrid. Según algunos golfistas les van a quitar el green; según otros, Podemos es una inteligente maniobra del PP volver a ganar las elecciones, con los rojos encargándose de la recogida de basuras y subiendo el IBI.
Hay quien ve a Podemos como una pesadilla de Orwell, algunos como una seducción satánica. El otro día en la cafetería del Club de Campo un golfista provocó: «Jugad, jugad, malditos, que el año que viene, esto será un campo de concentración». «¿Y Puerta de Hierro?», preguntó otro: «Un club de tiro», contestó el agorero. Los golfistas vacilaban. No creían que los de Podemos vayan a ganar las elecciones a la Alcaldía ni que vayan a colectivizar las cotorras. Los que creen en sí mismos son los de Podemos.
Hay quien piensa que Podemos es un invento de Dios para que el PP no pierda las elecciones. El día que la gente vea los ayuntamientos convertidos en soviets se tirará de cabeza a las urnas para votar a la derecha.
¡¡Hay comunistas en Podemos!! Y esto no lo jura y perjura Alfonso Ussía, sino el socialista Antonio Elorza (El País), que analiza los interiores del nuevo partido. Confieso que me cuesta aguantar las risas cuando veo a los socialistas y progres correr como cucarachas cuando se enciende la luz ante la demagogia de Podemos. Ahora les toca probar la medicina que ellos repartido durante años.
Pablo Iglesias pone sus cartas sobre la mesa. Propone una «apertura democrática plebeya», «un gobierno nuevo al servicio de la gente» frente a la oligarquía y al «orden de 1978». Con timidez, apunta a «un sentido constituyente», objetivo a encubrir por ahora, igual que la filiación chavista. Ofrece «un discurso de excepción para una situación de excepción». Y a instaurar de inmediato. Conviene aquí volver al tuit citado. Nadie se ha inventado que Pablo Iglesias cante a la guillotina y al principio inspirado en Robespierre de eliminación del «opresor». Cuando regresa a la actualidad el genocidio de los Jemeres Rojos, basado en esa idea y en el terror soviético, no bastan buenas palabras. Hace falta una autocrítica en toda regla para verse reconocido como demócrata.
Como tantas mujeres, Edurne Uriarte (ABC) está enfadada con el libro de Valerie Trierweile, porque supone volver al cliché de la despechada que se venga de su marido (aquí, compañero sentimental).
Algunos libreros franceses se han negado a vender el libro de Trierweiler porque «no quieren difundir basura» , extraña reacción, supongo que ideológica o pro-socialista, de personas que sí venden otra mucha basura. No se trata de censurar el libro, sino de valorarlo en lo que es. La obra de una mujer que hace un negocio de sus amoríos. Y que, colocada en la estantería de Política Nacional, junto a los libros sobre los hombres que mandan en las instituciones, transmite un mensaje devastador: ellos, en el poder de las instituciones, ellas, Valérie, en la alcoba de quienes mandan.
Toni Bolaño escribe en La Razón la columna ridícula del día. Al describir las dos manifiestaciones previstas en Cataluña para el día 11, la separatista de Barcelona y la unionista de Tarragona, enumera los temas.
En una y otra convocatoria los temas serán recurrentes. El fraude de Pujol -que no hubiera ocurrido en una Cataluña independiente según Carme Forcadell, presidenta de la ANC-, las cuentas millonarias de la familia, la financiación ilegal de CDC, la implicación de los hermanos del conseller Puig muy cercano a la familia Pujo, el váyase a la mierda de Marta Ferrusola a un periodista -siguiendo la pauta que marcó su marido cuando hace unos años envió a «los socialistas a la mierda de dos en dos», la consulta soberanista, el plan B de Mas, la ley de consultas, la legalidad del proceso o su ilegalidad, la propuesta federal del PSOE, la oferta del PSC de entrar en el gobierno si Mas rompe con ERC, si ERC debe entrar en el gobierno con Mas, la posición del Gobierno de Rajoy, la resolución del Constitucional….
Que Bolaño reproche a Jordi Pujol y Marta Ferrusola los insultos que han espetado a periodistas y socialistas resulta hipócrita cuando él, como director de comunicación de la Generalitat presidida por José Montilla, amenazó a Jordi Barbeta, periodista de La Vanguardia, con estas palabras tan finas:
Te juro que no voy a parar hasta joderte