José María Marco: "No es casualidad que el líder del populismo español se llame Pablo Iglesias"
Ya sabemos que la única que vez que Mariano Rajoy ha aparecido en público con un periódico bajo el brazo se trataba de uno deportivo, pero suponemos que también leerá de vez en cuando alguno de información general.
O que, al menos, le pasarán un resumen de prensa en el que se incluyan los artículos que traten sobre su Gobierno o su partido. Si es así, este 16 de diciembre de 2014 se habrá llevado un buen disgusto al encontrarse con ‘fuego amigo’. El más fiel entre los fieles que tiene entre los directores de diarios le pega un buen repaso.
Al margen de eso, los protagonistas de los espacios de opinión de la prensa de papel siguen siendo el fallecido Isidoro Álvarez, con anécdotas personales de Pedrojota incluidas, Podemos y el secretario general del PSOE empeñado en demostrar con su camisa que su detergente, como el del anuncio, lava más blanco. No falta tampoco una insinuación de fusión desde las propias páginas de El Mundo ni la correspondiente cuota referida al desafío independentista en Cataluña.
Como cada día, hacemos sonar una vez más nuestra armónica de afilador y nos lanzamos a dar cumplida cuenta de lo más interesante del articulista español de la jornada.
Arrancamos con el periódico del conde de Godó y Grande de España que ha reculado en su apuesta por el independentismo catalán. Pilar Rahola, en La Vanguardia, deja de lado por el momento los elogios a Mas y el discurso nacionalista para escribir un buen artículo sobre los insultos a Isidoro Álvarez y Emilio Botín tras el fallecimiento de ambos. Titula Alergia al éxito.
Tanto en el caso del presidente del Santander como del propietario del imperio El Corte Inglés, las reacciones estomacales han llenado tertulias y redes sociales. Eran ricos, poderosos y brillantes, y ese triplete que caracteriza el éxito integral tiene muy mala prensa en estos tiempos de neopopulismo.
No puede evitar lanzar un lamento de que ambos no querían demasiado al nacionalismo, aunque después venga el elogio:
Además, intentaron influir cuanto pudieron en el ámbito político, tanto si gobernaban unos como los otros, aunque siempre barrieron hacia casas conservadoras. Y respecto al lío catalán, no fueron demasiado amigos de lo nuestro. Pero también es cierto que fueron auténticos visionarios de su tiempo, que supieron innovar y arriesgar en las arenas movedizas de las finanzas y que el imperio que levantaron se construyó con inteligencia y tesón.
El humilde lector de columnas va a osar a corregir a Rahola en sus apreciaciones sobre la posición política de ambos. Álvarez nunca destacó por tratar de influir en el ámbito político ni por mezclarse con él. De hecho, es más bien al contrario. Sobre Botín, más que «barrer hacia casas convervadoras», barría hacia quien mandaba. ¿Acaso ha olvidado Rahola que fue el gran valedor de la política económica de Zapatero? Y, sobre lo que Rahola llama lo nuestro, el hijo de Pujol no puede decir lo mismo, según nos acabamos de enterar.
Concluye de una forma muy acertada, a colación de los ataques a los fallecidos presidentes del Santander y El Corte Inglés:
Lejos de aplaudir o, como mínimo, respetar el triunfo y la brillantez profesional, está cuajando una exaltación de la mediocridad, con la excusa de la igualdad social, y ello es tan falaz como desastroso, porque aleja a la sociedad de la excelencia. El odio al triunfador no es un síntoma de progreso, ni de justicia, sólo es la señal más ruidosa de un pensamiento débil, asustadizo y mediocre.
Pasamos ahora al auto proclamado «periódico de la catalunya real de la mano de su director adjunto. Albert Sáenz se refiere al que considera el fracaso del reto independentista. Titula con un peculiar ‘V’ de victoria de Aznar. Da por hecho que no habrá referéndum y que Rajoy ha desactivado a los más duros del PP gracias a su «firmeza retória –sí, estimado lector, ha leído usted bien, habla de «firmeza» del registrador de la propiedad que creíamos metido a gobernante–. Añade un peculiar análisis:
La historia en su conjunto responde perfectamente al guión preparado por la FAES de Aznar cuando dijo aquello de que antes se dividiría Catalunya que España. Lo curioso es que la ceremonia del enfrentamiento final la ha oficiado el bufón de Pedro J. Ramírez. Cosas de la catalanidad.
El afilador de columnas todavía está tratando de comprender esas frases. ¿Resulta ahora que Mas es un peón de Aznar? Nos extrañaría mucho. ¿Y qué quiere decir con que «el bufón de Pedro J.» ha oficiado «la ceremonia del enfrentamiento? Al margen de la falta de respeto de llamar a alguien bufón, no entendemos qué papel ha tenido el ex director de El Mundo, ¿o acaso se refiere a otra persona a la que él le atribuye el papel de bufón al servicio de Pedrojota? No estaría mal que aclarara todo esto en otro artículo.
Con cara de desconcierto cruzamos la puerta de embarque para tomar el puente aéreo. Tras el vuelo, y nada más aterrizar en Madrid, nos asomamos a ABC. Ignacio Camacho dedica al reto independentista un artículo titulado El surfista.
El cálculo plebiscitario de los secesionistas puede salir mal porque no tiene en cuenta la irrupción de Podemos/Ganemos, cuya agenda es de ruptura social antes que territorial, aunque habrá que ver por dónde salen. Y no está nada claro que la prudente clase media catalana se sienta, pese al calentón emocional de estos años, seducida por un salto al vacío.
Iñigo Errejón lo ha dejado claro en alguna ocasión. La ruptura con el régimen del 78, para él, precede a los «procesos de autodeterminación» —Iñigo Errejón: «Hay que convencer a las izquierdas soberanistas para romper juntos el candado del 78»–, así que no es opondrán a un proceso independentista. Y Pablo Iglesias no se ha expresado de manera muy diferente.
Concluye Camacho:
En todo caso, la única salida al problema tendrá que venir de la política. Es decir, de la negociación, el ajuste y el diálogo. Pero antes hay que solventar el reto de la consulta de autodeterminación con una victoria y una derrota. El Estado no puede perder porque tiene la ley de su parte y por tanto está claro quién va a sufrir el fracaso. Al independentismo radical le viene bien la bronca: favorece su victimismo rupturista y se crece con ella. Pero el presidente de la Generalitat va a quedar para los leones sea cual sea el desenlace. Y pese a sus delirios de grandeza mitológica se lo van a zampar como a un pringado, no como a un mártir.
Pasamos ahora al tema de Podemos y a cómo reacciona ante ese partido el PSOE de la mano de Edurne Uriarte. Titula Devorados por sus populistas.
Algunos han difundido estos días imágenes que situarían a uno de los líderes de Podemos, Monedero, en ese acoso a las sedes del PP. Y la extrema izquierda estaba ciertamente allí, pero también una parte del socialismo convenientemente movilizada por el propio Rubalcaba. Después, el discurso y la política internacional del Gobierno de Zapatero estuvieron en muchos asuntos más cerca de las simpatías de Podemos, el chavismo, Cuba, el movimiento bolivariano, Palestina, el antiamericanismo, etcétera, que del centro izquierda.
Razón no le falta. Pero pediríamos un poco más de elegancia a Edurne Uriarte. Esos «algunos» que han difundido las imágenes no son otros que los miembros de la redacción de Periodista Digital —Monedero (Podemos) cercó la sede del PP al grito de «asesinos» tras el 11-M–. Pero seamos sinceros, no es la primera vez que evita referirse directamente a este medio. En un artículo de principios de 2013 donde replicaba al afilador de columnas se refería a él como «indignadísimo periodista» que había escrito un «indignadísimo artículo» —La ex de Wert, ‘picada’ con Periodista Digital: «Provoqué un indignadísimo artículo de un no menos indignadísimo periodista por escribir de hipocresías ciudadanas»–, sin citar su nombre, Antonio José Chinchetru, ni tan siquiera el medio donde había escrito el texto en cuestión. Eso sí, en su día había venido encantada a esta casa para que le entrevistáramos por uno de sus libros, una entrevista que curiosamente le hizo el mismo «indignadísimo periodista».
Concluye:
Pedro Sánchez tiene el problema dentro porque los anteriores, los que siguieron esa estrategia con Rubalcaba, aún insisten en ella, sea Izquierda Socialista o todos los que desearían poder pactar con Podemos, comenzando por los socialistas andaluces. Sánchez sabe que esa «alianza del PP con Podemos» que ha denunciado es una tontería para movilizar a los suyos en una dirección que aún no sabe si seguirán. El PP no va a aliarse con los extremistas de Podemos en institución alguna. El PSOE, muy probablemente, a pesar de su secretario general.
En esto último sí nos parece que Edurne Uriarte puede tener mucha razón. Su falta de cortesía profesional no se la quita.
En La Razón, José María Marco escribe sobre el mismo asunto con el título de La camisa blanca.
El populismo español apenas compite con el PP, pero en cambio compite, y de qué manera, en el terreno del PSOE. Habrá quien atribuya esto al maquiavelismo popular, pero también se puede atribuir a los propios socialistas, que han alimentado durante años al monstruo. No es casualidad que el líder del populismo español se llame Pablo Iglesias. Por eso mismo, es hora de que el PSOE, habiéndose dado cuenta de lo que está pasando, saque las conclusiones oportunas. Y estas no consisten en fantasear con una alianza entre el PP y los populistas.
Explica que los líderes socialdemócratas europeos han adoptado la camisa blanca como signo de que la lucha no es ahora entre derecha e izquierda sino entre sistema y ansitistema. Y añade:
A Pedro Sánchez le gusta también esta prenda, lo cual le honra, al menos estéticamente. En la tradición institucionista española, la de Giner de los Ríos, «camisa blanca» significa radicalismo, pero más allá de esta historia local, que poca gente conoce, debemos pensar que Sánchez es capaz de entender el significado auténtico de lo que hace. No es que no haya diferencias entre PP y PSOE, que las hay, y muchas y muy serias. Sin embargo, las hay, y muchas más y más serias, entre quienes gustan de la democracia liberal y quienes quieren acabar con ella. Así como ya no es posible seguir en la ambigüedad con el nacionalismo, tampoco aquí caben ya más ambigüedades.
Seguimos en el normalmente periódico de la ‘disciPPlina’, cuyo director retoma sus críticas al PP por seguir las líneas que marca Arriola. Francisco Marhuenda titula en esta ocasión El arriolismo y el adopcionismo.
El anuncio de que el Gobierno está dispuesto a incumplir su promesa electoral de legislar sobre el aborto ha provocado una enorme satisfacción en el PSOE, IU y Podemos. No me sorprende. La victoria del arriolismo es una derrota grave del PP, que somete sus principios a las opiniones del todopoderoso asesor presidencial y del sector «progre» del partido. Es un síntoma inquietante de una evanescencia ideológica que jamás imaginé que vería.
Añade:
El arriolismo es una versión actualizada del adopcionismo para complacer a la izquierda sin importarle la opinión de una parte importante de sus votantes. Es cierto que Arriola minimiza ese voto y esgrime siempre unas encuestas que poco importa que luego no acierten.
Concluye:
El arriolismo, por utilizar el símil del adopcionismo, es una «herejía» dentro del PP. No la comparto. He defendido con firmeza y coherencia la labor de Rajoy, creo que pocos lo han hecho como yo, pero el triunfo de Arriola me parece un error de graves consecuencias.
Como decíamos, no es ninguna novedad que Marhuenda cargue contra la influencia de Arriola en Génova y La Moncloa. Ya lo hizo poco después de las elecciones europeas, cuando reclamó que el PP abandonara la «creatividad a lo pituso azul» —Hasta Marhuenda llama al PP a abandonar el arriolismo y «la creatividad a lo ‘pitufo azul'»–. Lo que vemos entonces es que los elogios que Lucas Haurie hacía al asesor áulico del PP por estar detrás de la presencia televisiva de Podemos —Loas a Arriola en La Razón por propiciar la presencia de Pablo Iglesias en las televisiones privadas— fue tan sólo una breve gripe o una cosa particular del columnista en cuestión.
Pasamos a El Mundo, donde su ex director metido a arponero dedica un largo artículo a Isidoro Álvarez. Pedrojota Ramírez titula El imperial Príncipe de la Tienda. Nos ha llamado poderosamente la atención esto:
Isidoro pasaba sus mejores momentos recorriendo las plantas de los centros, conversando con los dependientes, sintiéndose uno de ellos, embelesado al ser testigo de una buena compra. Si viajaba fuera de Madrid nunca dejaba de pasar por «la tienda» y casi podría decirse que nunca viajaba a ningún lugar en el que no tuviera una «tienda». De ahí que siempre nos entendiéramos tan bien: él se daba cuenta de que si por mi fuera, vocearía el periódico por las calles, como hacía en las redes sociales.
Tras destacar el apoyo del presidente del Corte Inglés a El Mundo con la publicidad, vuelve al tema personal:
Su apuesta por la moda española fue la plataforma de despegue de nuestros mejores diseñadores pues encontraron en los escaparates de El Corte Inglés el hábitat idóneo para combinar el riesgo estético con la comercialidad. A lo largo de los años he sido testigo de la especialísima relación que se fue creando entre Agatha e Isidoro. Para ella era una especie de segundo padre, una figura protectora de todas sus transgresiones, una red de seguridad bajo el trapecio de la provocación. Cuanto más rotundos eran sus colores, cuanto más valientes y peligrosas parecían sus rupturas de las formas, mayor era el apoyo que recibía de este hombre de traje oscuro, camisa blanca y corbata negra.
Por si a alguien le quedaba alguna duda, Pedrojota y su mujer eran amigos de Isidoro Álvarez. Y el ex director de El Mundo saca pecho de ello.
Concluimos con un pequeño apunte del artículo de Víctor de la Serna, que no se caracteriza por publicar cosas que puedan molestar a sus jefes, titulado Fusiones a la vista.
Los responsables de varios grupos de prensa, entre ellos Unidad Editorial, que publica ‘El Mundo’, ya han declarado varias veces que las fusiones son inevitables, y pueden empezar a producirse pronto.
¿Fusiones de empresas o de cabeceras? Será interesante seguir el proceso, sin duda con muchos precedentes a lo largo de la azarosa historia de la prensa en el mundo.
Nos preguntamos si De la Serna está avisando de una fusión por venir, aunque no tiene claro si El Mundo se diluirá en otra cabecera o el nuevo propietario, tal vez Vocento, mantendrá los dos periódicos.
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