OPINIÓN / Afilando columnas

Losantos acusa a Echenique de cobardía ante UGT en RTVE: «Hacerle un ERE legal al imperio de los ERE fraudulentos era mucho trabajo «

Francesc Marc-Álvaro (La Vanguardia): "Gallardón prefiere pasar a la historia como un fanático caído que como un incompetente"

Como si tuviera poco con haber atropellado la economía de muchísimos españoles con su pésima actuación al frente del Banco de España, MAFO ha estado a punto de atropellar, aunque de forma muy ecológica, a uno de los grandes columnistas de la prensa española. Eso sí, como buen militante del PSOE, ha quien ha estado a punto de poner bajo las ruedas de su vehículo a pedales no escribe en El País sino en ABC. Lo cuenta el protagonista pasivo de la anécdota en su columna del 26 de septiembre de 2014.

Pero lógicamente hay otros asuntos en los espacios de opinión de los periódicos de Madrid y Barcelona. Siendo el día en que el doble catalán del Maestro Yoda va a comparecer en el Parlamento autonómico, sería de esperar que encontráramos muchas columnas sobre este asunto en los diarios de la Ciudad Condal, pero se ve que los articulistas de dicha localidad han preferido mirar a otro lado. De hecho, el único texto interesante del día en esa urbe trata sobre un destacado político madrileño.

Hoy nos encontramos con Gallardón, con un destacado socialista hablando de Podemos, con González-Echenique y con el reto independentista de Artur Mas. Hacemos sonar nuestra armónica de afilador y damos cumplida cuenta de todo ello.

Arrancamos con el ladrillo político del día. Nos lo ofrece El País y corre a cargo de Juan Fernando López Aguilar. El eurodiputado y ex ministro tiene claro que Debemos, no sólo podemos, hablar de Podemos.

Diríase que una suerte de tabú supersticioso impide criticar a Podemos, casi incluso hablar de ellos. «¿Podemos hablar de Podemos,…o no?» Porque muchos de los que hemos osado criticar sus postulados y su impacto sobre un alto número de exvotantes socialistas hemos experimentado respuestas que rayan ese intimidante «darle su merecido» que en España han conocido tantas variantes de la represión del librepensamiento.

Razón no le falta al ex ministro.

Sostiene:

Somos muchos a quienes algunas de las propuestas distintivas de Podemos no nos parecen de izquierda. De hecho, no comparecen en la contraposición del eje derecha/izquierda, sino en la órbita «antirrégimen» (antisistema) o simplemente «anticasta» (acuñación del vociferante Beppe Grillo, que ha hecho furor en medios de ultraderecha, aunque muchos en España se la atribuyan a Podemos).

Este humilde lector de columnas ya ha dicho en alguna ocasión que Podemos lanza guiños al potencial votante de ultraderecha (como sus constantes apelaciones al patriotismo y explicar que este es, por ejemplo, oponerse a que las empresas españolas tengan capital extranjero, pero es absurdo negar su naturaleza izquierdista. Los trotsko-bolivarianos españoles son esencialmente ultraizquierdistas. Otra cosa, resulta llamativo que López Aguilar califique directamente como «de ultraderecha» a aquellos medios en los que se puede oír o escuchar la palabra «casta». No todos los que la emplean tienen que ser ultras de derechas o de izquierdas (Podemos).


Francesc-Marc Álvaro.

Pasamos ahora a los textos dedicados a la dimisión del hombre que soñó con pasar del palacio de La Cibeles al de La Moncloa con escala en el Ministerio de Justicia. Para ello tomamos un vuelo en dirección a Barcelona (en esta ocasión hacemos viaje de ida y vuelta) . En el periódico del conde de Godó y Grande de España que ha reculado en su apuesta independentista encontramos una columna de Francesc-Marc Álvaro titulada Gallardón y los principios. No comparte la visión de los que elogian al dimitido.

Yo no me acabo de creer que esta historia sea una batalla entre un hombre de principios (Gallardón) y un hombre de circunstancias (Rajoy).

Añade:

La conclusión del que mira el teatrillo sólo puede ser una: ¿qué Gallardón es el de veras? ¿El que se dejaba querer por el grupo Prisa o el que se ha convertido en el cruzado del catolicismo más intransigente? ¿Cuál es el que nos debemos tomar en serio?

Tras atribuir la reforma abortada a Rajoy, y considerar que la dimisión de debe al «orgullo herido» de Gallardón concluye:

Obviamente, es más agradecido presentarse como la pobre víctima de una gran y decisiva batalla doctrinal que hacerlo como alguien que fue fulminado en su amor propio. Hay quien, puesto a elegir, prefiere pasar a la historia como un fanático caído que como un incompetente o un ingenuo a quien hacen la cama.

Por mucho que el afilador de columnas crea que Gallardón es mucho más conservador, e incluso carca, de lo que ha hecho creer a los votantes durante mucho tiempo, le parece que Francesc-Marc Álvaro puede tener razón. Siempre nos ha dado la impresión de que para el ex ministro los principios siempre han sido algo muy secundario.

Tomamos el vuelo de vuelta a Madrid para seguir con la dimisión de Gallardón, que es tratada en ABC por David Gistau en un artículo titulado Misión imposible. Tras comentar la marcha Gallardón, pone a caldo a la vicepresidenta del Gobierno por no estar a la altura de las circunstancias:

La habilidad desarrollada por Sáenz de Santamaría es la de transparentarse para no desgastarse con aquellos asuntos políticos que puedan parecer una emboscada, empezando por el de Bárcenas, que adjudicó a Génova para que se apañaran allí con él. Supongo que un privilegio del poder es mandar a otro a que fenezca en las misiones imposibles. Eso hizo el miércoles la vicepresidenta con la interpelación sobre la reforma de la ley del aborto que la Izquierda Plural se negó a retirar, y con la que hubo de lidiar la ministra ¡de Empleo! Qué ocasión perdida para salir a la intemperie, dar explicaciones solventes y surgir como la gran figura política, ¡a lo Sarkozy!, que este gabinete no tiene.

Algo tienen en común Sarkozy y Sáenz de Santamaría. No nos referimos a la altura política, sino a la otra.

Seguimos en el diario madrileño de Vocento, donde encontramos la anécdota de Miguel Ángel Fernández Ordoñez anunciada en el arranque de este ‘Afilando columnas’. Su protagonista es Ignacio Ruiz-Quintano, que titula precisamente Mafo.

Para pasear con Esteban, que es un cánido bretón, cambié Colón, ese belén municipal de las artes plásticas atestado de pastorcillos de bronce, por el Retiro, donde ayer casi me atropella un ciclista torpe… y trajeado: era Mafo, el hombre que más hizo por la crisis en España, y ahí estaba, sin escraches, anónimo, pedaleando con una superioridad moral que quitaba el hipo.

Dice de la bicicleta como vehículo:

Gecé alabó su superioridad estética (y fascista). Franco, su superioridad fabril (y manufacturera). Y Mafo, su superioridad moral, como Ana Botella, que promete vaciar de autos el centro de la capital y destinar el espacio a las bicicletas, idea digna de Tono Martínez, su gestor cultural, que gestionaría igual el Círculo de Podemos en Aravaca.

Realmente hay que ser un gran articulista para convertir algo como la bicicleta en el centro de un artículo político en el que dar de tortas al mismo tiempo a Mafo, Ana Botella y Tono Martínez.

No puede faltar algún texto dedicado a la dimisión de González-Echenique como presidente de RTVE. Lo ofrece, en El Mundo, Federico Jiménez Losantos, que titula con un irónico Se va otro héroe.

Su tarea era mantener la ficción de una ficción, una empresa dizque pública para garantizar el pluralismo político del medio. Y la última hazaña de Echenique Minor ha sido aceptar la censura de UGT, que impuso, tras la clásica campaña injuriosa, la expulsión de Juan Ramón Rallo de un debate económico en el programa de Mariló Montero.

Dice:

Echenique ha asumido la doctrina institucional de Cándido EREMéndez: puede haber representantes hasta de la ETA en el Parlamento, pero no liberales en TVE. ¡Sólo faltaría!

Concluye:

Tenía que reajustar la plantilla y, claro, hacerle un ERE legal al imperio de los ERE fraudulentos era mucho trabajo para este sorayo que a mí siempre me ha parecido un Arenas 1998. Así que, antes que enfrentarse a los sindicatos, se larga a lo que llaman la empresa privada, que es tener el teléfono particular del poder político. ¡Y se meten con Pedro Sánchez por ir a Sálvame! La única salvación que yo le veo a TVE es que hagan fijo a Cándido en el polígrafo de Conchita y que, si se deja, hagan echenique a Paolo Vasile. O a Gallardón, perito en ruinas.

Y terminamos con una Victoria Prego que comenta el desafío independentista de Artur Mas y la respuesta que va a dar el Gobierno de Rajoy. Titula El último acto. Tras referirse a la última ocurrencia del presidente de la Generalitat, la comparación con David y Goliat, dice:

En su caso, David pierde la partida. Seguro. Su desafío fracasa porque no ha retado a un gigante, sino a un Estado democrático que se rige por el cumplimiento de la ley como cualquier Estado de Derecho y porque la habilidad de la que se jacta no le sirve para nada si no está previamente sometida a esa ley.

Concluye:

Y, si en algún momento ha abrigado la tentación de sorprender al Estado con un regate de última hora, sea el que sea, que abandone ya cualquier esperanza. Ni trayendo al mismísimo Papa dentro de ese grupo de observadores internacionales con los que pretende legitimar un acto ilegal conseguiría doblar el brazo a un Estado que, precisamente porque no trafica con sus leyes, es democrático. Y es fuerte.

Veremos si el Estado, además de ser fuerte y democrático, está gobernando por alguien dispuesto a hacer valer esa fortaleza y democracia.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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