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La trastienda del incendiario artículo de «La Vanguardia» contra Pujol

Hace dos años, Manuel Trallero retrataba así al veterano Conde de Godó: "Es el colaborador necesario para que suceda todo lo que está pasando en Cataluña". Y lo sigue siendo

La trastienda del incendiario artículo de "La Vanguardia" contra Pujol
Jordi Pujol abroncando a los parlamentarios catalanes que osan preguntarle por la corrupción. CAT

Gregorio Morán habló claro el sábado en La Vanguardia sobre Jordi Pujol –como ya contó El Semanal Digital– y remató su golpe insinuando que ahora le dejan escribir sobre el ex president lo que en el mismo diario antaño estaba prohibido.

El periodista asturiano, experto en la transición -a cuyos padres calificó hace poco como «impresentables»-, escribió un artículo que va a traer cola. Lo hizo en sus famosas Sabatinas intempestivas, que publica desde hace un cuarto de siglo en La Vanguardia.

En La insolencia del Padrino, el periodista desentraña brillantemente a Jordi Pujol i Soley, patriarca destronado de la nueva Cataluña, al que define como «político delincuente» y al que renombra como «Padrino».

De este artículo, en apariencia atizador contra Pujol desde un diario proPujol, transpira una crítica global hacia los medios de comunicación catalanes, en especial hacia el suyo. Lo hace primero con una pincelada: «Pujol consiguió el control de los medios de comunicación en Catalunya, absolutamente». Esto lo escribe en el diario de Godó, calificado por algunos como rey de la traición y la subvención. De la traición por su desdén reciente hacia la monarquía unitaria y de la subvención por los hasta casi diez millones de euros que ha recibido en tiempos de crisis, con la excusa de la ayuda para hacer el periódico histórico en catalán o por la cuota de la publicidad institucional.

Pero parece que el Conde ahora ha rectificado. Lo hizo dando un golpe encima de la mesa, que acabó con la «decapitación» de José Antich, confidente de Pujol y trincador de sobres del PP según Mongolia, que llegó a director apadrinado por Aznar, con su habitual buen ojo con los tiburones mediáticos.

Antich convirtió el histórico rotativo integrador en un servil instrumento del viraje secesionista de CiU. Pero Godó parece que se cansó de esta estrategia que él mismo impulsó y, presionado por las élites madrileñas, contrarrestó esa línea editorial con el monárquico Màrius Carol, que cocina unos editoriales cada vez más ambiguos.

Pese a que medios hermanos del grupo, véase la exitosa RAC1 o la ruinosa 8TV, agitan la campaña con Basté y Cuní como prebostes del nuevo tiempo político en sus shows políticos, hace años aliñados con una mirada nacional e incluso europea, mientras con una mano masajeaban a CiU y con la otra le mesaban los cabellos al PSC, cosa que ya no ocurre, abundando el independentismo radical de Rahola y compañía.

Ahora ambos comunicadores están con CiU, pero le ponen una vela a ERC, sabedores de su fuerza imperante a medio plazo, cuando a los independentistas les toque coser la decepción de un pueblo. Esa a la que ellos han cooperado con su poder de partido bisagra, en el viaje hacia el abismo económico y la frustración social, que siempre debiera ser más preocupante para un país.

La importancia del Conde

Hace dos años, Manuel Trallero retrataba así al veterano aristócrata Godó: «Es el colaborador necesario para que suceda todo lo que está pasando en Cataluña, donde de repente los independentistas brotan por doquier, como setas. «El hombre que respondía, ´¡No, por Dios! Eso es un gran esnobismo´, a la cuestión de si él era uno de esos independentistas debe hacer frente a la pregunta del millón de dólares».

En El Mundo también contaban que el Rey le pedía que no hiciera un diario independentista y que si quería hacerle las maletas, que se lo dijese. Pero volvamos a Morán sobre Pujol: «La intervención emotiva de por qué un buen hombre se ve obligado a estafar por el bien de sus herederos, y a su vez enseña a su hijo cómo en los tiempos oscuros es mejor robar a que te roben; una enseñanza que marcará el destino de este hombre providencial».

Rematando el artículo con este brillante párrafo que habla del clima catalán mediático, pasado o presente: «En octubre de 1999, a punto de la última victoria casi pírrica del president Pujol que cerraría los 23 años de poder absoluto, el hombre que había logrado reintroducir el miedo en la sociedad catalana y en sus medios de comunicación, escribí un artículo que las circunstancias no consintieron su publicación. Ahí iban unos párrafos que ahora, con el derecho que me otorga el tiempo y la razón, convendría repetir».

Y entonces Morán repite los párrafos censurados antaño, ¿en La Vanguardia? Pudiera ser. También pudiera ser que que haya algo más detrás de este artículo. ¿Se ha cambiado de barco el Conde?

Este lunes abrimos La Vanguardia y el editorial reza así: «España tira del automóvil europeo», donde hablan del sector del motor en nuestro país, tema tan interesante como poco adecuado en la Catalunya de hoy. Una Cataluña donde impera la temática política más que la economía europea. Pero quizás este es un guiño, mezclando España, el motor y Europa. Es decir, un editorial integrador, de pensamiento español y europeo más que catalanista. ¿Síntoma del divorcio de Godó y Mas? Esperemos acontecimientos.

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