OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

David Gistau compara a Artur Mas con un pajillero que se engaña a sí mismo

Carrascal y Anson proponen que ahora se pacte con Cataluña

Pilar Rahola, dispuesta a seguir a Artur Mas hasta el final, como Clara Petacci a Mussolini

Si está harto de la tabarra catalana, amigo lector, no siga leyendo más ni coja ningún periódico este 15 de octubre de 2014, porque le será difícil encontrar columnas o artículos que no traten de ella después de que ayer Artur Mas saliese con un referéndum de la señorita Pepys.

Yo he tenido que leerme cinco periódicos y le aseguro que he acabado harto. Y encima cabreado, porque me da mucha pena ver cómo muchos periodistas, y no sólo en La Vanguardia, proponen que, una vez superada la crisis, se sienten los políticos a hablar y acuerden una nueva cesión de competencias para Cataluña.

El más descarado en su columna y más desvergonzado en sus ideas es José María Carrascal (ABC), que llega al punto de negarnos a los demás españoles a hacer comentarios sobre el nuevo engaño de Mas a los catalanes.

¿Y nosotros, el resto de los españoles, qué podemos hacer? Ante todo, mantener la calma. Este es un problema creado por los nacionalistas catalanes y a ellos les corresponde solucionarlo, ya que toda ingerencia sería tomada como ataque a Cataluña y una prueba de que se intenta subyugarles. Luego, no insistir en los males que la independencia les traería. Los conocen de sobra y dado el estado de ánimo en que están, podrían tomarlo como conjura internacional contra ellos, capitaneada por Madrid. Del «España nos roba» pasaríamos al «España nos condena al ostracismo».

Nos asegura que

Llega el momento de encajar no solo a Cataluña sino a las autonomías en España. Pero todas, sin privilegios ni singularidades para nadie.

¿Pero no nos habían dicho varias veces desde 1978 que las autonomías eran lo mejor para calmar las agitaciones regionales de España? Eso de «sin privilegios», ¿a qué se refiere?, ¿a retirar competencias a las comunidades o, más bien, a dar a todas el pacto fiscal que pedía hace un par de años CiU?

Carrascal concluye su columna con una oda al genio de Mariano Rajoy Brey.

Sería injusto, por último, no decir que con el mismo aguante, paciencia y sangre fría que consiguió evitar que cayéramos en el precipicio del rescate, Rajoy ha logrado convertir la crisis catalana en una crisis entre los soberanistas catalanes. Ya sé que no se lo reconocerán, al revés, redoblaran los ataques. Pero ahí queda.

¿Y SI VIENEN LOS ROJOS Y REPUBLICANOS DE ERC? ¡QUÉ MIEDO!

Como soy de los pocos que leen el periódico digital que preside Luis María Anson, puedo anticipar la columna que éste publicará mañana en El Mundo, pues el miembro de la Real Academia se copia como si Internet no existiese. Él también propone a sus lectores (¿le quedan, aparte de Ana Botella?) un pacto entre Madrit y los señores que dicen representar a Cataluña.

Ahora debería hacer lo que no supo dos años atrás: presentar su dimisión irrevocable y dedicarse a disimular sus harapos políticos retirándose a reflexionar en su domicilio particular.

En todo caso, el Gobierno se equivocará si lanza las campanas al vuelo y adopta una actitud desdeñosa. De lo que se trata ahora es de abrir una negociación de fondo para concordar con los diversos sectores políticos catalanes una fórmula que permita a Cataluña permanecer en la España de todos, dejando atrás la división, el despropósito y, como dijo en su día el Rey Juan Carlos, la quimera.

Curiosamente, José García Domínguez (Libertaddigital.com), se une a Carrascal y Anson y propone la tesis de que Madrit debe apuntalar a Mas para evitar que Junqueras se haga con el poder.

El presidente de la Generalitat es un político menor, provincial, otro marrullero presto a jugar de farol como hay tantos. Y sus adversarios locales tampoco van muy allá. La reacción pueril de Sánchez Camacho y compañía afeando a Mas el que no haya cumplido su compromiso está siendo de patio de colegio. Porque al frívolo aventurero provincial, qué remedio, habrá que buscarle una salida al mar. Y por el procedimiento de urgencia. La política, no se olvide, es el arte de elegir entre lo malo y lo peor. Y lo malo hoy se apellida Mas. A despecho de Esquerra, Iceta, los restos del naufragio del PSC, debería apuntalar a CiU en el Parlament hasta que llegue a su fin el cuatrienio de la legislatura. Hasta que escampe, que escampará. Es la única vía para que la vida institucional en Cataluña recupere algo de cordura. ¿O acaso procede hacer aún más el ridículo?

En la columna de Ignacio Camacho (ABC) encuentro la misma idea, aunque mucho más suave, tanto que no sé si está a favor, en contra, o se limita a exponer un hecho.

El Estado ha ganado la batalla del referéndum pero el conflicto sigue vivo y no está en absoluto resuelto. En ciertos círculos de Madrid está empezando a abrirse paso la idea de que una victoria de ERC podría acelerar la ruptura del bloque independentista. Peligroso coqueteo con un abismo que, aunque algunos lo merezcan, convertiría a todos los ciudadanos catalanes en rehenes de su propia aventura.

El intelectual catalanista-progresista Xavier Vidal-Foch (El País) da un argumento a los creadores de opinión que proponen el pacto: los catalanes quieren votar. Lo sabe él, que los conoce a todos.

Resulta pues pertinente preguntarse dónde acabó la promesa de que cualquier convocatoria se haría con las debidas «garantías democráticas». Porque los catalanes quieren votar, por supuesto, pero en un formato serio, homologable, pactado. Así, no.

¿Es que los catalanes no votan en las mismas elecciones que el resto de los españoles?, ¿no han escogido a sus diputados y a sus alcaldes?

Raúl del Pozo (El Mundo) también se apunta al federalismo asimétrico o como se quiera llamar el nuevo engendro constitucional.

¿Qué hacer ahora? Hay que llamar a la fraternidad y al ajuste de las leyes, abrir canales al descontento estancado, demostrar a los catlaanes que nada de lo que a ellos les ocurre nos es ajeno. No se conformen con una consulta de juguete, sin valor político alguno, que ni siquiera servirá para contar los independentistas.

En La Vanguardia se esfeurzan en salvar la cara a Mas, que la subvención hay que ganársela. Isabel Garcia Pagan dice que Mas quiere ganar tiempo hasta que el PP peirda la mayoría absoluta en las Cortes y entonces tenga que acudir a CiU.

La obsesión del president tras el fiasco del 9-N original es «no ponérselo fácil» al Gobierno de Rajoy para que también recurra la consulta alternativa: «a ver qué magnitud de cosas hacen» para impedir la nueva consulta. Lo que sabe Mas es que una reacción virulenta desde Madrid tapa las posibles fracturas en Cataluña.

Y miró hacia el futuro: la mayoría absoluta del PP no será eterna y Cataluña habrá hecho parte del trabajo hacia el Estado propio: «El trabajo hecho no ocupa lugar».

LOSANTOS: LOS SEPARATISTAS SIGUEN GANANDO

Entre los pocos que protestan contra cualquier apaño o chanchullo uno de ellos es Federico Jiménez Losantos (El Mundo), que aprovecha su columna para recordar el servicio de La Vanguardia a diferentes amos.

Sale La Vanguardia, defensa escoba de Mas, ayer de Franco, anteayer de Negrín, anteanteayer de Weyler, siempre del patrioterismo al contado, diciendo que lo que no hay que hacer es votar. Urnas, sí, democracia, no.

Enric Juliana, el tertuliano favorito de Carmen de Rajoy, dice que ahorremos sarcasmos quevedianos, que el que ríe el último ríe mejor. Tranquil, Juliana, tranquil: Mariano, en vez de elecciones, ofrece diálogo. Ridículos y despóticos, seguís ganando.

Pablo Sebastián (Republica.com) se pregunta sobre qué negociar.

Menudo espectáculo están ofreciendo los dirigentes nacionalistas que han apoyado la independencia de Cataluña. Ellos mismos son la prueba palpable de que Cataluña no es una nación. Entre otras cosas porque no tiene líderes, carece de proyecto viable y legal, y no está preparada para ser un Estado independiente ni fuera ni en el seno de la UE, como tampoco lo estaba Escocia.

Después de este espectáculo y de declarar Mas, desde la presidencia de la Generalitat, que su adversario es ‘el Estado español’, todavía hay extrañas voces en Cataluña que piden diálogo y negociación. Pero ¿diálogo de qué o sobre qué? Lo que tienen que hacer los máximos representantes de la sociedad civil en Cataluña es pedirle a Artur Mas que abandone la política. Y otro tanto debe hacer su propio partido, Convergencia, si es que quiere sobrevivir al terremoto que arrasará su base electoral, y no digamos sus amigos de coalición, los de Unió, que también andan enredados en su propia confusión.

Y la misma pregunta se hace Santiago González (El Mundo).

Rajoy se mostraba dispuesto al diálogo. ¿Sobre qué? ¿Qué reforma constitucional creen los terceristas que puede rescatarlo del ridículo? Todo en él es paripé, pero los terceristas son un genuino invento español, una reedición del arbistrista que Quevedo retrataba en El Buscón (…) «¿Quién le dice a vuestra merced que no se puede hacer? Hacerse se puede; que sea imposible es otra cosa.

ARTUR MAS QUEDA PARA LOS CHISTES VERDES

A falta de pensamientos originales sobre la historia de Cataluña, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional o el sentido del federalismo, un par de jóvenes columnistas se inspiran en chistes subiditos de tono para opinar sobre Mas.

David Gistau (ABC) comienza de esta manera su columna, titulada ‘Envainarse la Inoxcrom’:

Ustedes tal vez conozcan el chiste del hombre que, mientras se masturba y bebe gaseosa de la botella, exclama: «¡Esto es vida, champán y mujeres!». Hay una diferencia igual de patética entre el Artur Mas que envió al museo de los hitos históricos la Inoxcrom con la que firmó la cita de Cataluña con su destino para un 9 de noviembre y el que finalmente, después de palpar apenas la rugosa piel de un rinoceronte reticente -el Estado-, convoca ahora un simulacro de sucedáneo de consulta de fogueo con votos depositados en cartones de leche y con el mismo empaque trascendental que una encuesta acerca de qué es preferible en vacaciones, playa o montaña. «¡Esto es historia, referéndum y libertad!». Mas afloja, se acerca a la condición de juguete roto que en la senectud arengará a las masas mientras le arriman a la boca la cuchara de papilla, y por añadidura confiere a Rajoy una aureola de taimado estadista que tan sólo proviene de la comparación entre los diferentes grados de autoparodia.

En una columna titulada ‘Pisar la raya’, Manuel Jabois (El Mundo) describe así el «nuevo principio de realidad de Mas»:

Hay un viejo chiste en el que un amigo le dice a otro que al llegar a casa se encontró a un gigante de dos metros acostándose con su mujer; al ver al marido, el tipo se levantó de la cama a pintar una raya: «De aquí no pasas hasta que acabe». «¿Y sabes lo que le hice a ese pobre desgraciado?», contaba orgulloso el hombre: «Cuando no miraba la pisaba».

Y ya que estoy con cosas verdes, me paso a la columna de Pilar Rahola (La Vanguardia), que es como la amante de Mussolini, Clara Petacci, que se niega a abandonar a su amado.

Es notable el mérito de Mas de haber encontrado un agujero.

Y arenga a sus lectores para que acudan a ese agujero:

Hay que votar, sea ahora con estas participativas, sea después en plebiscitarias, sea en ambos casos.

A la espera, pues, de acontecimientos, y aceptando el nuevo 9-N como animal de compañía, sólo cabe pedir que el cerebro venza al estómago y que en Cataluña abunden más los estadistas que los héroes.

Sólo le falta una apelación a los órganos testiculares.

(Lo voy a dejar aquí porque me acuerdo de esa escena soberbia de Clint Eastwood en el Sargento de hierro en que anuncia a los soldados de su pelotón que, a partir de ese momento, le van a necesitar hasta para hacerse…)

Después de leer a Gistau y Jabois, Alfonso Ussía (La Razón) me parece vaselina.

He leído desprecios contra Mas. Le dicen traidor, felón, desleal, mentiroso, gafe y demás lindezas. Para mí, es simplemente un mediocre en trance de hostigamiento mental. Un aventurero de la nada. Un débil que se ha dejado llevar al borde del abismo, y ahí, ha saltado voluntariamente al vacío. Siento pena por él. Me gusta que haya despertado en mi sensibilidad la tibieza de la misericordia. Pobre hombre.

RIGALT TEME QUE ANA BOTELLA SE HAYA HECHO REPUBLICANA

Pocos columnistas se salen de la tabarra catalana.

Iñaki Zaragüeta (La Razón) comenta el acto de conciliación fallido entre Esperanza Aguirre y Juan Carlos Monedero.

el acto de conciliación en la denuncia contra la ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre, que no pudo celebrarse como consecuencia de que Juan Carlos Monedero no presentó la documentación exigida para demostrar que era el representante legal del partido. Lejos de aceptar el error y proceder a la corrección, arremetió contra el sistema y contra diestro y siniestro en lugar de comportarse como un ciudadano más, al que se exigiría llevar la documentación en regla.

No, lo que debe hacer, igual que cualquier hijo de vecino, es actuar como tal y no pretender obtener privilegios por el mero hecho de aparecer en las televisiones y ser popular. Eso sin ostentar poder. ¿Qué sería si lo tuviera?

Ignacio Ruiz Quintano (ABC) escribe sobre una situación surrealista: el miedo en la Complutense al contagio del ébola, del rector José Carrillo al último profesorcillo. A los veterinarios que sacrificaron al perro Excalibur se les prohibió el acceso a la Complutense.

Una sociedad farisea, insolidaria, ignorante y miedosa. Éste es el fogonazo de magnesio ( la claridad que tanta falta hace) de Lucas Domínguez, jefe de la operación «Excalibur», el perro del ébola, cuyo cadáver fue rechazado por el rector magnífico de ese parque temático de la izquierda fúnebre que es la Complutense, Pepe Carrillo, apellido asociado a nuestra tradición filantrópica.

El miedo a la muerte no es de caballeros, y ante el cadáver de «Excalibur » Carrillo y todos los mandos de la Comunidad corrieron a agarrarse al perro sin rabo de San Roque: « Bienaventurado San Roque, líbranos de esta peste»Precisamente gracias a la tele descubrí que Ana Botella no hizo el ‘plongeon’ (la reverencia). Saludó con mano de bombero y continuó caminando como si nada.

Dice Domínguez que en el centro veterinario de la Complutense a uno le han sacado la taquilla con la ropa a la calle y que a otro le han dicho que, si entra en un despacho, se van todos.

Antonio Burgos (ABC) se emociona ante la princesita Leonor.

Al ver llegar a los novios de la muerte, los héroes de la Patria, los de las guerras africanas y las misiones internacionales, preguntó la Princesa a la Reina: «Mama, ¿por qué corren tanto estos señores de verde?». Óooooole. «Señores». Señores de verde legionario. Anda que no tiene madera ni nada Doña Leonor. Ya sabe que esos de verde son unos señores: los caballeros legionarios de España. Yo que ellos, le llevaba a Paco a La Zarzuela una tarde que no haya cole en Los Rosales, para que pueda acariciarlo.

La columna ridícula del día se la gana Carmen Rigalt (El Mundo). No fue invitada al besamanos en el Palacio Real y lo tuvo que ver por televisión. A semejante distancia deduce de los gestos de Ana Botella que se ha hecho republicana. Me da la impresión de que ayer no sabía sobre qué escribir doña Carmen.

Precisamente gracias a la tele descubrí que Ana Botella no hizo el ‘ploneon’ (la reverencia). Saludó con mano de bombero y continuó caminando como si nada.

Ana Botella tiene algún conflicto íntimo con la Monarquía. Ella sabrá. Siendo presidente José María Aznar se llegó a decir que Botella le pisaba el espacio a la reina tomando inciiativas que eran del ámbito de Doña Sofía.

El otro día, su ausencia de ‘plongeon’ fue algo más que un gesto. Quién sabe: a lo mejor se nos ha hecho republicana.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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