Victoria Prego se fija en que los votantes de Podemos son de clase media y con estudios
Después de haber estado a punto de tirar a la basura su prestigio como periodista con un reportaje sobre los perros que tienen Rajoy y sus ministros, publicado el pasado día 1 de noviembre, Curri Valenzuela recupera algo de su garra periodista y este 7 de noviembre de 2014 se limita a hacer de portavoz discreta de Moncloa.
Por su columna de ABC me entero de que Rajoy no va a ceder su puesto a nadie, ni a Soraya (aunque la columnista no la nombra), y que está muy enfadado, «cabreado» más bien, por la corrupción. Semejantes noticias me hacen recuperar la tranquilidad de espíritu y la confianza en nuestros gobernantes. ¡El timón de España está en manos firmes! ¡Gracias Curri por echarle azúcar al primer café del día!
«¿Que el presidente del Gobierno baraja no presentarse a las próximas elecciones generales?, ¿que no quiere seguir cuatro años más en el cargo? ¡Están locos!», brama el topillo después de haberse paseado por La Moncloa (…) «Todos esos que se creen enterados hasta dan nombres: si les haces caso, resulta que Alberto Núñez Feijóo es el candidato del partido y Soraya Sáenz de Santamaría la de los empresarios que se creen influyentes en el PP», relata el topillo, que se confiesa harto de escuchar opiniones sin fundamento alguno sobre lo que hace, piensa, planea y quiere el presidente del Gobierno para el futuro a medio plazo.
«La Moncloa está que echa humo estos días -me cuenta-. Hacer frente al desafío nacionalista catalán ha sido muy complicado jurídicamente y el presidente, que ya da por amortizado el pretendido referéndum de Artur Mas, se concentra en qué hacer a partir del 10N, como retomar el diálogo con la otra parte que ha sido imposible en los últimos meses. Rajoy cree que su postura de aguantar los embates del temporal, la misma estrategia que llevó a cabo para resistir al rescate de nuestra economía, ha terminado por desmontar las críticas de quienes le pedían mano dura con gestos dramáticos y dado la razón a esa manera suya tan templada de actuar».
«¿Cómo se toma lo de la corrupción?», pregunto. «De muy mal humor , me contesta el topillo, que recibió esta respuesta cuando quiso conocer el estado de ánimo del presidente: «Está cabreado como un mono». Lo que no quiere decir, remata, que vaya a precipitarse a anunciar medidas drásticas en grandes titulares o a comparecer ante las cámaras de televisión para proporcionar explicaciones, como le están recomendando algunos ministros y altos cargos del PP. «Ese no es su estilo; lo suyo es dejar que los ánimos se enfríen y luego actuar serenamente», le dijeron al topillo en La Moncloa.
Si todo esto fuese verdad, Rajoy se estaría aproximando en comportamiento a otro gallego ilustre, el general Franco. Y Curri Valenzuela se parecería cada vez más a Emilio Romero o Manuel Aznar.
LOSANTOS: EL VICEPRESIDENTE ES CEBRIÁN DE SANTAMARÍA
Sin embargo, Jiménez Losantos (El Mundo), al que no le dejan entrar en Moncloa, está convencido de que Rajoy se marcha y va a dejar en su lugar a un diunvirato: Soraya Sáenz de Santamaría y Juan Luis Cebrián, la abogada del Estado más empollona y el peor gestor de medios de comunicación de España.
Ayer, tras levantar acta del hundimiento del PP y de la negra sombra que sobre el liderazgo de Rajoy proyecta el CIS, el periodista de cámara de la Moncloa, el que presenta al presidente en París y es presentado por la vicepresidenta en Barcelona, propuso con la misma desenvoltura que hace casi dos décadas la sustitución de Rajoy por Soraya Sáenz de Santamaría la «relativa excepción» en la catástrofe del rajoyismo.
Pero, por lo relajado que parecía ayer Mariano en un acto con empresarios, me da que tiene ya tomada la decisión de dar paso a esa alternativa relativa. ¡Y tan relativa! Como que ni es alternativa ni es nada. Al revés: supone el sacrificio del PP por diez años a cambio de un vicegobierno de diez meses.
Los del PP van a huir como de la peste de Rajoy, al que un tercio de los votantes del PP -según el CIS- niega hasta el recuerdo de haberle votado. Por otra parte, si Aznar quiso irse del Poder dejando a su señora en manos de Gallardón, léase Prisa, ¿por qué no va Rajoy a tomar el olivo dejando la lidia del marrajo coletudo en manos de Soraya Ruiz-Gallardón, digo, de la vicepresidenta Cebrián de Santamaría?
Otro periodista que presume de fuentes es Raúl del Pozo, que nos cuenta casi a diario que habla con mandamases del PP, del PSOE y hasta de Podemos, y con ejecutivos de bancos y empresas. Uno de sus íntimos es Luis Bárcenas. Ya le defendió otras veces y hoy vuelve a hacerlo. Su columna se resume en que el proceso por los ‘papeles de Bárcenas’ acabará en nada por las prescripciones y las acusaciones a muertos o inimputables, pero que el pobre ex tesorero del PP y ex senador por Cantabria se habrá chupado dos años de cárcel, ¿no le da vergüenza juez Ruz?
Los expertos tienen claro que lo de los empresarios que soltaron panoja va a quedar en nada, que Bárcenas no va a salir mal parado, y que las condenas por caja B, dinero negro, burla al fisco…, o habrán prescrito o serán irrelevantes los castigos: culparán a los muertos. A pesar de todo, al PP le resulta incómodo el juez Ruz porque ha puesto en jaque la contabilidad de la caja B y ha metido el cuerno a todos los secretarios generales. Creen que Ruz está preparando un juicio al PP en el que va a probar que los apuntes contables de los papeles son ciertos en más del 90%.
La porquería que está saliendo de los puteros y caballistas y la que va a salir por el Canal de Isabel II, pudieron juzgarse antes porque todo lo sabía la Fiscalía, pero la Fiscalía en vez de hacer política de Estado obedece a los gobiernos de turno.
De la lentitud calculada, de la sumisión, y de que son nombrados por los políticos se han enterado hasta los propios togados.
¿Nos lo dicen o nos lo cuentan, señorías? ¿No hablan nada del abuso de prisión preventiva? ¿No han estudiado que un preso sin juicio es un vencido en el palenque? (Alonso Martínez).
ONETO Y CARRASCAL AVISAN DEL PLAN DE MAS: LAS FOTOS
El referéndum separatista catalán pasó a llamarse consulta y ahora, en un alarde de elaboración de eufemismos, se llama «proceso participativo», casi casi como «proceso penal». En víspera de la jornada de reflexión, que bien podría llamarse «segmento de meditación del compromiso ciudadano en el futuro político», Pablo Sebastián (Republica.com) y Màrius Carol (La Vanguardia) nos desvelan que hay consigna desde los palacios de Madrid y Barcelona a la tropa periodística de no hablar de ello.
Pablo Sebastián:
Desde la Moncloa el mensaje que se trasmite a partidos de la oposición y grandes medios de comunicación es el de petición de paciencia y de evitar choque de trenes verbales, para no despertar al nacionalismo español y para tomar a chufla este falso y anti democrático 9N, con el argumento de que toda respuesta de fuerza política, policial o judicial acabaría llevando a las urnas de cartón y sin garantías democráticas muchos más votantes de los inicialmente esperados.
En Moncloa piensan que van ganando la partida y que Mas la va perdiendo a pesar de sus arengas y llamamientos a votar, porque el 10 de noviembre se acabará todo y la convocatoria no habrá servido para nada. Lo que, sin duda, está por ver porque Mas está pidiendo otro referéndum y Junqueras la declaración unilateral de independencia por el parlamento catalán y sin negociación alguna con Madrid.
Al fondo de todo ello está el desgobierno de Cataluña abandonado por Mas y sin Presupuestos para 2015 y la fractura social y política catalana que no será fácil de recomponer.
Màrius Carol:
En las últimas horas en Madrid y en Barcelona funciona la sordina, cuando parecía que los discursos desafinados acabarían por imponerse. Rajoy y Mas, cada uno por su cuenta, han decidido reducir el volumen sonoro. El Gobierno ha dicho que sólo actuara el 9-N si hay un incumplimiento flagrante de la sentencia; el Govern no formalizará la convocatoria y ha pedido abrir un diálogo al día siguiente. Sin pactar explícitamente los desacuerdos, parece que se impone el sentido común, la mesura, el equilibrio. El 9-N será una manifestación popular relevante, pero no la consulta. La política parece que empieza a emerger entre la coraza de las leyes.
Uno de los creadores de opinión de ‘Madrit’ que han asimilado la consigna del Poder es Antonio Casado (ElConfidencial.com).
El 10-N empezará la descompresión. Se preparan escenas de sofá con las «pes» de Freixenet, declamadas ayer por José Luis Bonet.
Sin vencedores ni vencidos el día después. Mas podrá sentirse orgulloso de la lección de civismo del pueblo catalán, a pesar de que Madrid quiso crear «confusión y miedo». Y Rajoy repetirá por enésima vez que su Gobierno hizo cumplir la ley. Victoria parcial de cada parte. O derrota parcial de cada parte, según se mire.
En definitiva, la dichosa consulta se celebra de hecho, aunque no de derecho. O sea, de aquella manera, sin censo, sin cobertura legal, sin garantías democráticas, sin amparo institucional. Pero habrá urnas, papeletas y recuento con una alta participación de los ciudadanos.
Y concluye Casado así de satisfecho:
El resultado de la votación no tendrá efectos jurídicos ni políticos, más allá de los que tuvieron las manifestaciones de la Diada.
Ya se puede ir a disfrutar del fin de semana.
La lectura de la tribuna de Xavier Antich (La Vanguardia) debería dejar las cosas claras a optimistas profesionales como Casado. El «proceso de participación» puede ser una victoria moral del separatismo.
El proceso de participación ciudadana, que el president se ha sacado de la manga entre las suspicacias del resto de partidos soberanistas y el sarcasmo de las formaciones unionistas y de su espacio mediático, llega al domingo como una auténtica bomba de relojería de efectos retardados que se activó con la imprudente impugnación del Gobierno español en el Consejo de Ministros del pasado 31 de octubre.
El auge del independentismo se visualizará en las colas que se formarán en los 1.317 locales y en las 6.695 mesas con urnas que se habilitarán en todo el territorio catalán, excepto en cinco pequeños municipios, por no recordar los 19 lugares de votación repartidos por el mundo, desde París o Londres hasta Nueva York. Si eso sucede, el PP habrá pagado caros sus errores.
Y Carrascal (ABC), que en marzo propuso que nos preparásemos para negociar la separación de Cataluña, avisa de que Mas puede haber engañado a Rajoy.
El gobierno Rajoy debe andarse con cuidado, no vaya a ser víctima de otro engaño, justo cuando había logrado poner a su adversario contra las cuerdas. Si esas asociaciones civiles catalanas logran, primero, celebrar una votación grande o pequeña, en un lugar u otro -incluso en las plazas públicas- y, luego, consiguen darle una cobertura para-oficial, habrían conseguido la mitad de su objetivo: mostrar que los catalanes quieren la independencia. La otra mitad la cubrirían con publicidad. Así que mucho cuidado, no vaya a ser que se pierda la partida cuando la teníamos prácticamente ganada.
Tampoco los particulares pueden celebrar consultas soberanistas. Pienso.
José Oneto (Republica.com), más breve, lo dice en una frase:
Habrá que estar atentos a lo que pasa en las próximas 72 horas, pero por el momento, habrá consulta, y la Generalitat venderá el resultado como el gran y triunfo de Cataluña y como primer paso para la independencia.
Ignacio Ruiz Quintano (ABC) también pesimista, nos anuncia consultitas de la señorita Pepis cada siete años. Y el inventor de la máquina, Zapatero.
-Hace siete años las cosas no estaban así -poetiza Serrat-. ¡Hay que votar (lo de Mas)! ¡Siete años! Según don Eugenio d’Ors, sólo para la eclosión de una elegancia hacen falta siete generaciones. Bueno, pues según Serrat, para romper una nación (la enorme mole histórica de España) con siete años, y votando a mano alzada, va que chuta.
En realidad no es Serrat, sino el posmodernismo (forma que tiene la izquierda de designar el posmarxismo). Para el marxismo con toda la barba, una nación anterior a la Revolución Francesa (España, Inglaterra, Francia, Portugal, Holanda o Suecia) únicamente podía romperse por la fuerza: se va a la guerra y capador el que más chifle. El problema es que entonces, ¿quién atiende en la «botiga»?
El catalán es más (¡siempre Mas!) tendero que guerrero: lo posmoderno, pues, sería votar cada siete años, y a mano alzada, si nos vamos o nos quedamos. Pero ¿qué pasó hace siete años? Pasó que a un Bobo Solemne le cambiaron la historia de los hechos por la de los deseos (en el tocomocho, los recortes de periódico por los billetes de banco), mientras Serrat, que iba de tronco, llamaba (¡y con qué gorgoritos!) a «Defender la alegría».
CAMACHO: PODEMOS QUIERE SER LA PATA MAYOR DEL BIPARTIDISMO
Y de la tabarra catalana a la tabarra podemita. Ignacio Camacho (ABC) afirma que a Podemos le desagrada el bipartidismo sólo porque no forma parte de él.
Lo que ha fallado no ha sido el bipartidismo, sino sus dos partidos estructurales, que han permitido la degradación ética de la vida pública y el resquebrajamiento de las instituciones. Los estrategas de Podemos lo saben y se presentan como una organización potente con un liderazgo carismático, que desea un poder fuerte, unívoco. Su discurso no es antibipartidista, sino antiélites; al identificar a sus rivales como integrantes de una única casta sugieren una confrontación igualmente bipolar en la que ellos serían el elemento alternativo. Por eso su principal objetivo es desbancar a la socialdemocracia como eje de referencia de la izquierda, tal como en Grecia ha logrado Syriza a costa del viejo Pasok. No quieren tanto acabar con el bipartidismo como suplantar a una de sus patas. A ser posible, claro, la más larga.
Pedro Narváez (La Razón) asegura que no es Pablo Iglesias el que está metiendo a corruptos en la trena, sino los jueces.
Entre las opciones de que todos los españoles saliéramos juntos del agujero o el sálvase el que pueda, elegimos la segunda. Pero no será Podemos, o Jorobemos, como lo llamaron los empresarios, los que metan a los corruptos en la cárcel sino los jueces. Los casos de corrupción que tanto escandalizan en un país en el que se defraudan 12.400 millones sólo por IVA, no han terminado de aflorar, viviremos aún días de vino y rosas hasta la borrachera final. El sistema los sentará en el banquillo. Los magistrados, maltratados también, terminarán la faena. Ejemplar, como dice el auto de la Pantoja. Pablo Iglesias, que torea de salón, querrá salir por la puerta grande sin empuñar el estoque. Eso sí que es otra vuelta de tuerca.
Pero Victoria Prego (El Mundo) sigue analizando los datos del CIS y encuentra algunos muy preocupantes.
Casi la mitad de los que anuncian su intención de votar a los de Pablo Iglesias pertenecen a la clase alta o media alta y a lo que el CIS llama ‘nuevas clases medias’, que son los asalariados no manuales. Ítem más, los votantes potenciales de Podemos tienen estudios secundarios, de formación profesional y superiores.
La conclusión es obvia: estos señores saben muy bien lo que dicen y hacen cundo anuncian su voto a Podemos. No se engañan en absoluto sobre la auténtica dimensión de las propuetsas de ese partido ni sobre el alcance de sus consecuencias si se llegara a materializar su victoria.
Es meridiano que estamos ante un voto consciente que busca sacudir a los partidos tradicionales
IRENE LOZANO TIENE MIEDO A QUE LA ECHEN DE ESPAÑA
En una columna con estilo propio, pero cuyo sentido parece copiado a Juan Manuel de Prada, David Gistau medita sobre la pérdida de virtudes por parte de los militares, con motivo de la aparición en televisión del militar Rob O’Neill, uno de los ejecutores de Osama bin Laden:
Estados Unidos acaba de poner nombre propio a uno de sus héroes. Al mismo tiempo, en los Seals hay disgusto porque quebrantó la regla de la clandestinidad y porque, como si se hubiera apoderado de él un individualismo de recordman deportivo, ha hurtado a la unidad la noción del mérito colectivo que siempre importó más que ser entrevistado en la Fox.
Hermann Tertsch (ABC) le pasa la cuenta a los obamitas, esos que estaban convencidos de que el primer presidente negro de EEUU iba a conducir al mundo a una era de paz y felicidad.
Si no queremos ser crueles es mejor que no desempolvemos hemerotecas y archivos para bucear en la literatura que se hizo en televisión, radio y prensa hace ahora seis años en España cuando llegó a la Casa Blanca un abogado de Chicago con mucha labia, para entonces ya convertido en santo laico, antes de pisar allí siquiera el felpudo. El merengue político/sentimental que se vertió a ambos lados del Atlántico fue tanto, tan intenso y pringoso, que amenazaba con inmovilizarnos a todos, cuerpos y mentes. Era la obamanía. Y no solo a los entusiasmados que bendecían este fenómeno, jaleados por todos los enemigos de EE.UU. y del mundo occidental. Como siempre sucede en estos casos de grandes consensos emocionales en la sociedad mediática, quien no participe de ellos no discrepa ni disiente, sino que demuestra que es una mala persona, un canalla, un crápula y probablemente un homófobo, borracho y criptomaricón. Y seguro que le gustan los toros o el boxeo.
No echaré toda la culpa a Obama de que nos llamen todo eso a algunos desde el coro de la Secta de la Bondad Eterna que son los izquierdistas mediáticos de moda y sus jaurías multiuso.
¿Escribe algún columnista en El País sobre el 9-N, los casos de corrupción, Podemos o cualquier otro asunto? No. El País ha renunciado a tener columnistas.
Irene Lozano gana el premio a la columna sosa del día. En ElConfidencial.com, escribe sobre el permiso carcelario a Jaume Matas, al que llama, como la extrema izquierda, de «indulto encubierto», cuando es la aplicación de la ley, guste o no guste. Acaba con esta frase:
O echamos a este Gobierno o nos acaban echando a todos del país.
¡Qué preocupada está por que no le echen de España quien echó de UPYD a Sosa Wagner!