OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Ignacio Camacho: «El pequeño Nicolás alcanzó con sus trolas la misma cuota de audiencia que Pablo Iglesias»

Sebastián desvela el enfado del CNI con El Mundo por criticarlo después de los esfuerzos por liberar a sus periodistas secuestrados

Raúl del Pozo no asegura que los de Podemos se han vuelto suecos, como se decía del PSOE de Felipe

Cuando deambulo por la casa en pijama y abriendo las puertas con la mano como la boca con el sueño, me rondan las grandes preguntas que conmueven el periodismo: ¿Debe el periodismo dar noticias o crearlas?, ¿debe ofrecer al público lo que el público pide, según las encuestas y los rankings de noticias más vistas, o lo que es de verdad importante? Quizás le pase a usted lo mismo, querido lector.

Por ello, decido empezar la crónica de columnas del día 25 de noviembre de 2014 con las que dan noticias, no con las que comentan lo que pasa. Salvador Sostres (El Mundo) escribe en su columna unas afirmaciones que merecen o una querella por calumnia o la investigación del funcionario por él acusado.

En la instrucción del ‘caso Banca Catalana’, según Sostres, Jordi Pujol contó con un ‘topo’ en la Fiscalía catalana.

Claro que en aquel momento la corrupción no era un factor tan de moda y Pujol tenía de mano derecha a Lluís Prenafeta, que ‘visitó’ uno a uno a los jueces que tenían que decidir sobre el procesamiento. Dos noches antes de la votación, estuvo en condiciones de decirle: «President, guanyareu per 33 a 8». Uno de los principales aliados que tuvo entonces Prenafeta, a través del abogado Joan Piqué Vidal, fue José María Romero de Tejada, actual fiscal superior de Cataluña

Romero de Tejada trabajaba para los fiscales Mena y Villarejo, pero filtraba a la defensa de Pujol la estrategia de la acusación, en ese submundo de intercambios que luego llevó al controvertido abogado a la cárcel.

A ver si alguna institución o algún medio de comunicación o algún diputado presta atención a esta noticia.

Marcello (Republica.com) afirma que el CNI está muy enfadado con El Mundo. esta vez con Casimiro García-Abadillo, ya que Pedrojota no está al mando del periódico.

A ver si al final los líos de Nicolás, que desconcertaron a media España y divierten a la otra media, van a quedar reducidos a unas fiestas bacanales en la casa del El Viso de Madrid donde se dice que hubo un poco de todo y en grandes dosis. De momento, los desmentidos de las instituciones hoy afectadas por el pájaro han echado por tierra sus misteriosas andanzas, aunque todavía no se descarta que aparezca un nuevo episodio o estrambote final.

No obstante en el CNI están indignados con el diario El Mundo al que reprochan sus críticas al Centro de Inteligencia, a la vez que les recuerdan los esfuerzos del CNI para liberar a los periodistas del rotativo secuestrados por el islamismo radical.

Bueno, bueno, los demás españoles podemos estar enfadados con el CNI y sus predecesores por los escándalos probados en los que intervino, como las escuchas al rey Juan Carlos, o los experimentos con mendigos, ¿no?

Por último, un suelto sin firma en ABC sobre el último favor que ha recibido El País de este Gobierno supuestamente de derechas.

Tiene razón Juan Luis Cebrián cuando dice que el actual es el Gobierno más liberal de la España democrática reciente. Wert y Lassalle ameritan a quienes rechazan no solo sus políticas sino incluso sus distinciones. Cultura ha visto las espantás de Savall y Colita y ahora el asombro de un Cervantes que recibe en casa, la víspera del premio, a su periódico, para la exclusiva. Ante el galardón a José García Nieto (2001), Goytisolo dijo que demostraba «la putrefacción de la vida literaria española, el triunfo del amiguismo pringoso y tribal, la existencia de fratrías, compinches y alhóndigas…» . En las siete votaciones que hubo ayer, algún genio contaba las cartas.

CAMACHO METE JUNTOS A PODEMOS, ‘EXCÁLIBUR’ Y ‘PEQUE-NICO’

Pero la estrella de la jornada sigue siendo Francisco Nicolás, el Pequeño Nicolás, ‘Peque-Nico’ o como quiera llamársele. La mayoría de los periodistas es´tan muy enfadados con que El Mundo y Telecinco le hayan entrevistado, pero mientras chupo mi cigarrillo me pregunto qué dirían los progres barbados (¿queda alguno?) de El País si le hubieran cogido ellos.

Ignacio Camacho (ABC) vincula el éxito del Pequeño Nicolás con el de Podemos: ambos son fruto de una sociedad desestructurada y hundida en la banalidad.

Podemos es a la política lo que la Wikipedia a la Enciclopedia Británica: un sucedáneo masivo y superficial que trivializa los contenidos bajo la excusa de democratizarlos. (…) Su éxito consiste en haber aprovechado con enorme sentido de la oportunidad el vacío que la crisis ha abierto en una sociedad moral e intelectualmente desarticulada.

El joven impostor alcanzó con sus trolas la misma cuota de audiencia que Pablo Iglesias había sumado semanas atrás, en un arrollador referéndum catódico. Se convirtió en líder mundial del debate en las redes sociales, como antes lo había sido el perrito Excalibur.

La noche televisiva del sábado desnudó con crudo verismo el paradigma posmoderno de la popularidad acrítica, la abolición del análisis colectivo a manos de la cultura del entretenimiento. En esa atmósfera deconstruida por el pensamiento débil ha crecido la propuesta radical de Podemos como una enredadera sobre los muros de la casa deshabitada por los antiguos ocupantes de la sociedad política. Pero los regímenes de opinión pública son soberanos, y en ellos hasta quienes se empeñan en buscar el autoengaño merecen tal vez el castigo de encontrarlo.

Javier González Ferrari (La Razón) une al Pequeño Nicolás con el Pequeño Errejón.

Con que sea cierto tan sólo un uno por ciento de lo que este muchacho contaba el pasado fin de semana en el diario ‘El Mundo’ sobre sus contactos con miembros de las más altas instituciones del Estado y el CNI no es necesario esperar a que el otro pequeño de la España actual, el pequeño Errejón, se haga con los mandos del poder para salir por pies. La verdad es que Iñigo Errejón no es tan pequeño como el falso Nicolás pero tiene cara de empollón de la ESO y rictus de niño travieso capaz de perpetrar trastadas inocentes. De hecho todo parece indicar que ha perpetrado una, aunque no demasiado inocente, llevándose un buen dinerito por realizar un trabajo presencial sin presentarse y del que nadie si lo ha realizado, aunque haya sido por control remoto, o si ni siquiera se ha puesto a ello salvo para recibir los mil ochocientos euros largos mensuales además de su sueldo de aspirante a formar parte de la casta.

Edurne Uriarte (ABC) arremete contra los españoles que se creen al chaval, incluyendo a Pedro Sánchez.

Y, sin embargo, he aquí a cientos de miles de españoles riendo las gracias a este tipo impresentable, nefasto, símbolo de los peores vicios sociales. Quizá esos españoles que le ríen sean los mismos que señalan en las encuestas la corrupción como uno de los principales problemas de nuestro país, que abominan de los políticos por sus mentiras y falta de ética, que exigen cambios radicales para acabar con la «degeneración», dicen, del sistema democrático.

Se añade a lo anterior, además, la presión que ese estrellato ejerce en contra de las acciones legales de las víctimas del timador. ¿Denunciarle para ser pasto de los medios de comunicación? Por el momento, el empresario Sheldon Adelson es el único particular que anuncia medidas legales contra Gómez Iglesias. Adelson tiene decisión y personalidad para responder, dinero para hacerlo, y le da igual lo que ocurra en los medios españoles porque vive en Estados Unidos. Pero la sociedad española calla, y, aún más desolador, ríe. Y la guinda, a la hora de acabar este artículo, Pedro Sánchez, que da credibilidad al sinvergüenza y pide explicaciones. Es la última víctima del mangante Nicolás.

El mismo contenido encuentro en la columna de Rosa Montero (El País), ‘Frikismo’. Primero nos cuenta (por enésima vez) qué vida tan insoportable ha tenido y luego, como Uriarte, la reprimenda a los que no son como ella.

como guinda del pastel, el pequeño Nicolás. Nos lo merecemos. Puesto que somos un país tan anómalo, una nación tan friki, lo suyo es que el frikismo estalle en esta apoteosis nicolasiana. Supongo que hubo quien metió la pata y lo apadrinó a modo de mascota; pero lo que más pavor da es que alguien (desde los políticos que lo trataron a los ciudadanos) se haya podido creer el delirante relato de este chico: estamos tan acostumbrados a que la realidad nacional sea estrafalaria que ya nos tragamos cualquier cosa. Para más bochorno, ahora lo hemos convertido en el personaje de moda: los medios hablan hasta el hastío de él como si fuera un tema serio. No sé, a mí me parecen serias otras cosas, como, por ejemplo, que España sea el segundo país de los 28 de la UE con mayor tasa de pobreza infantil (un 30%, sólo nos supera RumanIa). No sé si morirme de pena o de risa.

ÓNEGA SE QUITA EL SOMBRERO ANTE LA AUDACIA DEL CHAVAL

Sí, muy raro lo del ‘peque-Nico’, como también lo es para mí la catarata de artículos en su contra, incluyendo un editorial en El País. Después de la lectura de las piezas contra él y contra los medios de comunicación que le prestan su espacio, me identifico con la conclusión de Ignacio Ruiz Quintano (ABC):

Me encargaron solucionar el problema que tiene España con Cataluña -dice en TV ese «escuincle cara de ratón» que es el pequeño Nicolás. Y piensas: «No puede ser». Pero miras el estado del problema que tiene España con Cataluña y dices: «¿Por qué no?»

Y también con la de Fernando Ónega (La Vanguardia)

Lo sorprendente es que este generoso servidor público hable en periódicos y, sobre todo, en televisiones sin que ninguna de las personas e instituciones mencionadas por él o sus portavoces hagan uso del teléfono de aludidos para chafarle el discurso o aclarar su hoja de servicios. Ahí se ha quedado solo, durante tres largas horas, como rey de la noche. Parecía un líder de Podemos. Después de verlo en el programa Un tiempo nuevo, sólo hay una disyuntiva: o ese tipo es un genio y hay que quitarse el sombrero ante su audacia, o quienes nos gobiernan y nos guardan son una panda de gilipuertas que se dejan embaucar por un chiquilicuatre. Mientras los gobernantes no hagan otra cosa que unos desmentidos de ritual, me van a perdonar, pero ambas posibilidades están empatadas.

Otro amigo de la Casa Real y del Gobierno, como Javier Ayuso, José Antonio Zarzalejos (ElConfidencial.com) escribe una columna que mejor habría hecho guardándosela, al igual que el ex director de comunicación del BBVA y de Palacio. Zarzalejos primero se pone campanudo:

La primera certeza de todas es la de que vivimos en lo que Vargas Llosa denomina «la civilización del espectáculo».

No soy quién para advertir sobre la peligrosa derivada de determinado periodismo, pero tengo la experiencia suficiente y algunos conocimientos profesionales para afirmar que la labor del periodista consiste en intermediar entre los hechos y la sociedad para valorarlos, verificarlos y contextualizarlos y ofrecer así al público una versión veraz y aquilatada de lo noticioso.

Y al final reconoce que misiones de Estado no, pero que algo hay.

O sea, que algo de cierto -de inquietantemente cierto para algunos- podría contar este chico. Pero no secretos de Estado. Otros secretos más humanos, más domésticos y más usuales. E infinitamente más vulgares. Y que quizás, a determinadas personas, sean los que realmente interesen. Al buen entendedor con pocas palabras debería bastar.

Con amigos como éstos, quién necesita enemigos.

Frente a la corrupción, Miguel Ángel Aguilar (El País) nos da su remedio: la cartilla de la Guardia Civil. Y no acaba aquí mi asombro ante el veterano periodista: cita a Luis María Anson

Cuando empezaron a menudear los casos de corrupción en los últimos años de Gobierno de Felipe González, se le oyó decir aquello de «no estábamos preparados para que estos abusos se dieran en nuestras filas». Pero sucede que los abusos son consustanciales al estado de naturaleza caída en que nos encontramos desde el episodio de la manzana y la expulsión del paraíso terrenal.

La diferencia reside en el coeficiente y en la respuesta, tolerante o radical, de cada uno de los grupos o sociedades cuando la corrupción aflora, advertidos como estamos por Luis María Anson de que «el fruto sano se zocatea enseguida si no se le separa a tiempo del que está cedizo».

Asombra cómo en algunos casos recientes -véase la Operación Púnica- quienes han tenido a su lado a corruptos conocidos de todos, se excusen aduciendo que nunca les infundieron sospechas. Sabemos bien que para los líderes no hay salvación personal, han de responder también de la integridad de su entorno. Dice el artículo 23 del capítulo primero de la Cartilla del Guardia Civil de 20 de diciembre de 1845 que «para llenar cumplidamente su deber, procurarán conocer muy a fondo y tener anotados los nombres de aquellas personas que por su modo de vivir holgazán, por presentarse con lujo, sin que se les conozcan bienes de fortuna o por sus vicios, causen sospecha en las poblaciones».

Así que ya ve, lector curioso, Aguilar reclama la responsabilidad de Esperanza Aguirre y, de la misma manera, la de Mariano Rajoy. Al final, sólo queda incólume Soraya Sáenz de Santamaría… que quizás es lo que se quiere.

JAIME PEÑAFIEL ATIZA A REYES Y PERIODISTAS

¿Siente que el pesimismo le ahoga? Pues entonces no lea la columna de Hermann Tertsch (ABC), ‘Nadie que nos salve’, porque si lo hace se vuelve a la cama. En ella denuncia «el pensamiento dogmático de la corrección política».

Por esas reglas dominantes, nadie puede atacar al islam y nadie defender a Israel. Nadie puede objetar al matrimonio gay y nadie, a la teoría del calentamiento global. Nadie puede pedir un mayor presupuesto militar sin ser acosado y vilipendiado. Todas las sociedades están afectadas en mayor o menos grado. Las que menos, no es casualidad, las que tienen la memoria fresca de la dictadura soviética. Que guardan temor a la dictadura y aún sienten y disfrutan la libertad y la respetan tanto como a la falta de la misma. Una falta de libertad que las sociedades occidentales ya no conocen. Y por ello no reconocen cuando avanza.

Entre los más lúcidos en sus advertencias está también el historiador de Gotinga, Egon Flaig, que advierte contra la disolución y libanización de las sociedades europeas si no recuperan un discurso de homogeneidad en lo que pueden ser cuatro pilares: la verdad, la libertad, la autoridad y la memoria. Es decir todo lo que nos falta a nosotros más que a nadie.

Una cucharadita de optimismo. Raúl del Pozo (El Mundo), en ‘Anticristo, líder’, nos dice que no hay para tanto, que Podemos se ha hecho escandinavo y ya no es bolivariano. ¡Igual que se dijo del PSOE de Felipe, que dejaba de ser panameño y pasaba a ser sueco, y luego se quedó en andaluz!

La agitación revolucionaria no parte del espinazo de la clase obrera, sino también de la columna vertebral de la clase media a la que Carlos Marx definía como reaccionaria. Ya no les llaman pequeñoburgueses; y además proclaman que su modelo no es el bananero, sino el escandinavo.

¿Ha visto Raúl el programa oculto de Podemos?

Jaime Peñafiel (Republica.com) cuenta lo desagradecidos que han sido Juan Carlos y Sofía con Cayetana de Alba, y de paso le hace una caricia a Mariangel Alcázar, a la que no puede ver.

Me consta el afecto, cariño y respeto de la duquesa por su Rey, que llegó a vivir en la habitación de Liria donde se alojaría, años más tarde, la reina Victoria Eugenia cuando regresó del exilio para amadrinar a su biznieto. Eran los mismos aposentos que ocuparía Jesús Aguirre, segundo esposo de Cayetana. ¿Y doña Sofía, que es capaz de tomar un avión para un concierto en Salzburgo o viajar, como hizo, a Moscú para asistir al entierro de su amigo Rostropovich?

Ángeles Alcázar, quien siempre presume «conocer» de antemano lo que cada miembro de la Familia va a hacer. Según ella, la reina Sofía y la infanta Elena viajarían inmediatamente a Sevilla para testimoniar el pésame de la Familia Real, el mismo día de la muerte de Cayetana. Y Felipe y Letizia lo harían para el funeral. Ni a la Reina emérita, ni al Jefe del Estado y consorte se les vio esos días en la capital andaluza. Cierto es que era fin de semana y algún miembro de la Familia Real no trabaja.

También se dijo que se abstuvieron de acudir por considerar a Cayetana un personaje muy de la prensa del corazón. Una chorrada más grande que la Giralda. No fueron porque no les dio la gana. Esperemos la asistencia al máximo nivel en el funeral que se celebrará, próximamente, en Madrid.

Otro ilustre cortesano, Luis María Anson, recibe el premio a la columna ridícula del día con la que publica en El Mundo participando en la polémica sobre el récord de Leo Messi. El maestro de periodistas toma partido por Zarra.

Hay que poner, en fin, a cada uno en su sitio. Zarra fue el máximo goleador de la Liga española en 6 ocasiones; Leo Messi, en 3. Entre los internacionales españoles con veinte partidos o más, Zarra ostenta el récord goleador: 1 tanto por encuentro. Villa, que ha marcado más goles que nadie en partidos internacionales, 59, se queda en 0,6, superado por Di Stéfano con 0,74 y seguido por Regueiro, Basora, Kubala, Morientes, Suárez y Raúl. Cuando yo era adolescente, la mayoría de los españoles se mostraban partidarios del equipo de su ciudad y luego del Athletic de Bilbao. Recuerdo muy bien que cuando los bilbaínos saltaban al campo en el estadio de Chamartín el público madridista prorrumpía en el grito de «¡Zarra, Zarra, Zarra!». Nadie en el fútbol español ha conseguido semejante adhesión. Era el homenaje a la nobleza sobre el césped, a la deportividad, a la furia española, al juego limpio, a la hombría de bien.

Cada vez más cerca del viejo que preguntaba «Y Franco, ¿qué opina de esto?».

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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