Existe un dicho popular que reza que ‘entre pillos anda el juego’. Pues bien, esta frase, que también dio nombre a una película norteamericana protagonizada entre otros por Eddie Murphy, Jamie Lee Curtis o Dan Akyroyd, se puede aplicar perfectamente a lo que este 26 de noviembre de 2014 cuenta La Vanguardia en relación al personaje mediático de los últimos días, el Pequeño Nicolás –De la Rosa medió para que el pequeño Nicolás fuera recibido en Barcelona-.
Según cuentan los periodistas José María Brunet y Enrique Figueredo, Francisco Nicolás estuvo varias veces en Cataluña y no precisamente en viajes vacacionales, aunque también aclaran que «su agenda no está todavía del todo clara por mucho que el propio joven haya sostenido públicamente que le habían encargado misiones para la seguridad del Estado desde la Corona o los servicios de información».
Eso sí, deslizan un nombre, el del empresario Javier de la Rosa:
Una de las personas con las que tuvo más contacto en Barcelona fue Javier de la Rosa, hasta el punto, según algunas fuentes, de hospedarse en su casa, extremo que el barcelonés niega. En cualquier caso, De la Rosa sí que pidió enérgicamente al abogado Cristóbal Martell que le recibiera por segunda vez para hablar sobre su cliente Jordi Pujol Ferrusola, con el argumento de que era un hombre del CNI y él mismo le había visto hablar con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Martell ya había visto al pequeño Nicolás a instancias de Juan Munguira, abogado canario como él, y asesor de la CNMV. Munguira apareció acompañado del pequeño Nicolás. Este se presentó como agente de la vicepresidenta del Gobierno y le ofreció a Martell favorecer a su cliente, Jordi Pujol Ferrusola, a cambio de material comprometido contra ERC y de que Pujol padre influyera en CDC para frenar el proceso soberanista. Martell rechazó ambas cosas, aunque se mostró dispuesto a hablar con su cliente. Pocos días después, envió un mensaje descartando cualquier colaboración. Después vino la intervención del insistente De la Rosa.
Y también se detalla que el Pequeño Nicolás no llegaba solo a los encuentros, sino que venía acompañado de una importante parafernalia o montaje:
Fuentes del entorno del exempresario admiten que ambos se vieron, al menos, en tres ocasiones. Según esa versión se veían para charlar y tomar un refresco. Las fuentes consultadas aseguran que la relación consistió «en tomar un agua». «No había que arroparle porque no venía solo. Venía con todo su montaje», explicaron esas fuentes sin querer precisar la naturaleza del «montaje».
Una personalidad que todavía se desconoce recomendó a De la Rosa que ayudara al pequeño Nicolás cuando este fuera por Barcelona y él accedió. Las fuentes niegan que De la Rosa hiciera de introductor del joven Nicolás en círculo alguno de la sociedad barcelonesa. «Llegó con todas las entrevistas ya concertadas. Nadie tenía que ayudarle en ese sentido», sentenciaron.
Y vuelve a salir que el Pequeño Nicolás venía de parte de Soraya Sáenz de Santamaría:
La conexión con Oriol Pujol Ferrusola llegó a través de un pequeño empresario barcelonés. La cita, a principios de septiembre, en un hotel de la capital catalana, no era gratuita. El pequeño Nicolás se presentó de nuevo como representante de la Vicepresidencia del Gobierno ofreciendo gestiones para rebajar la presión sobre las causas judiciales de la familia. Y al poner la mano en busca de retribuciones pasó a ser del CNI. Con los tiempos que corren, la central de inteligencia tenía problemas para gestionar fondos reservados y esos cobros paralelos eran la alternativa.