La Vanguardia ayer reclamaba el dinero diciendo que si no Madrid alimentaría el separatismo
El Govern de Artur Mas quiere romper con España, pero necesita el dinero que le transfiere Madrid para mantener la Administración y pagar los planes independentistas.
Los presupuestos para 2015 que ha presentado el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, necesitan 2.200 millones de euros para cuadrarse y éste los ha buscado en Madrid. Sin ellos, no habrá dinero para la paga extra de los funcionarios ni para TV3.
Ayer La Vanguardia presionó al Gobierno nacional con el manido argumento de que o aceptaba traspasar ese dinero a las arcas de la Generalitat o aumentaría el separatismo entre los catalanes. Hoy ABC recoge el guante del periódico propiedad del conde de Godó y propone en un editorial que la ayuda financiera se condicione a que Artur Mas abandone su plan de ruptura con España.
Entre las medidas enunciadas por el periódico conservador, está la de cortar las subvenciones a las organizaciones que son la punta de lanza del movimiento separatista: la Asamblea Nacional Catalana y Ómnium Cultural.
Ahora tiene que sacar adelante unos presupuestos ilusorios, que su consejero de Economía ha tenido que cuadrar imputando como crédito más de 2.000 millones que, supuestamente, el Estado adeuda a Cataluña. Sin embargo, el dinero público para gastos soberanistas sigue garantizado y quizá el Gobierno de Rajoy deba vincular las aportaciones a Cataluña a una política autonómica responsable y eficiente. Bien está ayudar con fondos del Estado a financiar servicios públicos esenciales, pero después de que la Generalitat corte el gasto superfluo, porque, al final, el dinero de todos los españoles no debe subvencionar a entes dedicados, por ejemplo, a intentar deshacer España, como la Asamblea Nacional Catalana, o a Ómnium Cultural. No hay estabilidad política en Cataluña, cosa distinta de que haya un monopolio nacionalista. No hay una gestión económica fiable. Es el desgobierno.
El 9-N ha sembrado esta discordia entre los nacionalistas, embarcados en disputarse unos a otros la cosecha del «proceso de participación». Mas y Junqueras se retan a golpe de propuesta soberanista, mientras acaba el año y el Gobierno catalán no tiene garantizado el apoyo a sus presupuestos para 2015, lo que equivale a elecciones anticipadas. Dijo Aznar que antes se rompería Cataluña que España. Pero la única responsabilidad de esta quiebra social y política es de unos nacionalistas que ahora exhiben su ansiedad por alcanzar el poder político.