LA CLAVE DEL DÍA

Antes ‘la pela’: La Vanguardia pide a Mas que posponga la independencia

Para el periódico del conde Godó, es ahora más importante que la Generalitat se centre en impulsar la recuperación económica

El diario sostiene que la política y la economía se están separando una de otra "peligrosamente"

Sorprendente vuelco editorial el de La Vanguardia. Pocos días después de la última visita del rey Felipe VI a Cataluña, el periódico propiedad de la familia Godó ahora pide a Artur Mas que posponga sus planes separatistas en favor de la economía.

En un editorial titulado ‘El difícil gobierno de Cataluña’, La Vanguardia recurre a argumentos económicos y sociales para pronunciarse a favor de un cambio en las prioridades del Govern: lo primero, es impulsar la mejora de la economia para reducir el desempleo y evitar un estallido social. Y si bien no descalifica el «proceso» separatista, añade que algo de culpa en la situación actual de tensión y bloqueo tiene Artur Mas. «Política y economía se están distanciando peligrosamente», sostiene el editorial.

Sin duda, en la postura editorial de La Vanguardia pesa la encuesta que publica este 8 de noviembre de 2014 en su portada y cuyo titular es el siguiente: ‘La mayoría de los catalanes teme que el proceso dañe su bolsillo’.

El proceso político en el que está inmerso Cataluña, sea cual sea su evolución, será lento en el tiempo, complejo y repleto de incertidumbres.

El plan esbozado recientemente requiere la construcción de un Estado nuevo partiendo casi de cero en algunos puntales (como sería Hacienda o la Seguridad Social), teniendo que afrontar al mismo tiempo la activa posición en contra del Estado español. Este hecho comporta el evidente riesgo de que la prioridad política del partido en el poder se enfoque prácticamente en exclusiva a ese objetivo, dejando en un segundo plano otras tareas de gobierno esenciales, como son consolidar el crecimiento económico, la reducción del paro -que sufren más de medio millón de catalanes- o la administración y gestión de las necesidades de la población.

La economía catalana da tímidos síntomas de recuperación -creció un 0,5% en el tercer trimestre- y sería deseable volcarse en aprovechar esa ligera mejoría para darle un empuje decisivo y plantar cara al problema del paro. La dinámica vivida por el país en los últimos dos años comporta tanto desgaste personal, social y económico que no es sostenible en el tiempo sin costes.

En ese marco, otra tentación sería perseverar en la tendencia a culpabilizar al Gobierno y a la Administración del Estado de todo lo que va mal en Cataluña porque al final este argumento, que es verdad sólo en parte, podría servir para tapar los fallos y errores propios, que también los hay, dificultando con ello la necesaria autocrítica y corrección de los mismos.

Política y economía se están distanciando peligrosamente. Frente a los beneficios fiscales que promete la independencia, el clima de incertidumbre empresarial y financiera puede tener efectos muy negativos sobre las inversiones -tanto propias como extranjeras- en Cataluña.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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