GIGANTE MEDIÁTICO DE ZP ESTÁ HERIDO

Jaume Roures intenta resarcir su honor mancillado con una nueva vida

Ha metido huevos en todos los nidos y quiere guerra

Hace apenas siete días Jaume Roures, gigante de la comunicación en el zapaterismo, se plantó en un famoso hotel madrileño con ganas de resarcir su honor mancillado. El famoso empresario catalán estaba herido porque tan solo dos días antes, El País le había acusado a doble página de poseer 150 cuentas bancarias por valor de 75 millones de euros en paraísos fiscales. «Van a tener que sacar ahora toda la mierda que han dicho», amenazaba el tigre, herido en parte porque la noticia había sido la más leída en el portal del diario de Prisa durante cuarenta y ocho horas.

Está claro que detrás de la investigación de El País hay una guerra soterrada entre Roures y Cebrián por la añeja guerra del fútbol que va para ocho años, una guerra que finalmente no tendrá ganador. No lo será Cebrián, acuciado por las deudas y con los mandos del grupo en manos de intereses externos al mundo de la comunicación. «Los métodos que aprendió el amigo Cebrián cerca de Sicilia ya no valen», dijo un excesivo Roures, que se entretuvo durante treinta minutos en defenderse de las acusaciones.

«Los amigos de Prisa han cruzado alguna línea roja. Nos ha obligado a venir aquí. El País miente de manera consciente y deliberada. El objetivo es desacreditarnos. Que somos una cosa turbia, que tenemos dinero en paraísos fiscales», siguió. Pero si Cebrián no ha ganado, Roures tampoco lo ha hecho. Y es que aunque siga ostentando los citados derechos, su papel se ha convertido de cara al futuro en el de mero intermediario, o bien con Telefónica o con Al Jazeera, si el anunciado desembarco de los catarís se produce al fin, en vez de explotador de los mismos. Y es que la liquidez de su compañía, Mediapro, escasea, por no hablar de su influencia, a años luz en comparación con los años en los que visitaba por la noche a su amigo José Luis en Moncloa.

La rueda de prensa la remató con una frase lapidaria: «Mis cuentas privadas las conoce Hacienda pero son pobrísimas». No acertamos a saber la intención de la frase, quizás por el interés de dar pena o quizás de despistar a Hacienda. Entre los periodistas había risas, ya que en el sector es vox pópuli que se han barruntado grandes inversiones tras el cierre de Público, cuyos despidos sufragó en parte la extinta Fogasa. Pero no se tendría que lamentar tanto Roures, porque tras la fusión entre Antena 3 y La Sexta, ha conseguido convertirse en un privilegiado proveedor de la cadena verde, para que la produce sus informativos, espacios deportivos o la mayoría de entretenimiento, en este caso a través de Imagina, compañía compartida con sus socios de Globomedia.

Pero no solo de Atresmedia o de revender derechos deportivos a Movistar TV vive el hombre. Porque también ha conseguido meter sus huevos en todos los nidos; desde la actual TVE a 13 TV. Desde Mediaset a Telemadrid. Desde la televisión municipal Barcelona TV a Al Jazeera. Seguramente Roures ha tenido etapas profesionales mejores, pero seguro que no esperaba que pese a un cambio de Gobierno que supuestamente le empeoraba su situación tras su evidente afinidad con el Ejecutivo saliente, iba a vivir con tanta placidez, interrumpida solo por algún reportaje que suena a patinazo prisaico de fin de año.

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