El Mundo califica las palabras de Tsipras de "sospechas delirantes" y La Vanguardia de "táctica de la vieja política"
La acusación del primer ministro de extrema izquierda griego Alexis Tsipras de que Madrid y Lisboa conspiran contra él merece este 2 de marzo de 2015 la respuesta airada de ABC, El Mundo, La Razón y hasta La Vanguardia. El único que falta es El País. ¿Es que el diario progresista comparte la conspiranoia de Alexis Tsipras?
ABC es el más duro de los periódicos, ya que en su editorial exige a las instituciones comunitaria que amonesten a Tsipras por su «gesto inamistoso y falaz»; además, atribuye a manjeos de Podemos las palabras de Tsipras.
Las palabras de Tsipras las califica El Mundo de «sospechas delirantes» y La Vanguardia de «una táctica de la vieja política» que se había comprometido a erradicar.
Para La Razón, el comportamiento de Tsipras indica que hay posibilidades ciertas de que Grecia acabe fuera del euro.
ABC
La Comisión y el Consejo europeos deben amonestar al autor de este gesto inamistoso y falaz que contradice el espíritu de la convivencia y la cooperación entre europeos.
En realidad, es Tsipras quien está intentando influir en la opinión pública española, sin duda mal aconsejado por sus conmilitones ibéricos, tratando de imaginarse que es posible trasladar las condiciones políticas de Grecia, que a día de hoy no sabe cómo va a pagar sus próximos vencimientos, a un país como España, que está saliendo claramente de la crisis.
El calendario de reformas y de pagos no es algo que el Gobierno de Syriza esté en condiciones de negociar permanentemente y Tsipras necesita todos los amigos que pueda sumar. Por supuesto, él mismo se ha metido en el laberinto al empecinarse en prometer lo que no podía cumplir. Si no rectifica su manera de hacer política -en el fondo y en la forma- se anticipa una catástrofe para Grecia y para Europa.
EL MUNDO
El primer ministro griego busca chivos expiatorios y señala al enemigo exterior ante su propia incapacidad para llevar a cabo sus compromisos electorales. Pero es que resulta además ridículo acusar a España de haber querido torpedear a Grecia cuando el beneplácito a sus medidas fue aprobado por todos los socios del Eurogrupo. Por otro lado, es evidente que a ninguno de sus prestamistas, tampoco a España, puede interesarle que Grecia se declare en bancarrota y no devuelva ni un euro.
Sí es verdad que el modelo de Syriza o el de Podemos son opuestos al del PP. España ha demostrado con creces que el único modo de salir de la crisis es haciendo grandes esfuerzos para reducir el déficit, lo que implica duros ajustes y no programas inviables que multiplicarían el gasto público e impedirían la recuperación. Grecia necesita reformas profundas y políticas rigurosas, no sospechas delirantes a cargo de políticos populistas.
LA RAZÓN
La inaudita injerencia del primer ministro griego, Alexis Tsipras, en la política interna de dos países socios y aliados como son España y Portugal dice mucho más de las dificultades que atraviesa la república helena para sobrevivir como miembro de la eurozona, que las negras previsiones que maneja la Comisión Europea sobre la evolución de la economía de Grecia.
LA VANGUARDIA
Hará bien Alexis Tsipras en centrarse en salir del atolladero en el que se halla, en lugar de buscarse enemigos exteriores. Bastante tiene con resolver la brutal herencia recibida con las promesas electorales que le llevaron a alcanzar el Gobierno. Porque recurrir al fantasma exterior es una táctica de la «vieja política» que, paradójicamente, Syriza ha prometido insistentemente erradicar.
