OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Salvador Sostres: «A Ciudadanos se le empiezan a ver las costuras y Abertis –autopistas– les pagó el informe contra el AVE «

Camacho: Pablo Iglesias pasa de tomar el cielo a tomar café en La Zarzuela

Ónega le dice al PP que si apoya la "estabilidad" deje gobernar a la pobre Susana Díaz

Busco la columna de Alfonso Ussía en la última de La Razón de hoy, 16 de abril de 2015, y por culpa de David Gistau se me derrama el café. Me explico. El 9 de enero pasado, Gistau escribió su columna abecedaria en francés en homenaje a los redactores de Charlie Hebdo (sin embargo, el afrancesado periodista no ha publicado nada en inglés ni en suajili en homenaje a los cristianos asesinados en Semana Santa).

Sin duda, Alfonso Ussía se inspiró en la boutade de Gistau para publicar su columna de hoy. Su largo título es ‘El porvenir de una Cataluña independiente redactado con notable esfuerzo en el idioma catalán del inmediato futuro dedicado con simpatía a Mas, Forcadell, Junqueras, Colom y Rahola con gato o sin gato’. Y a continuación, todo el texto en árabe.

Siento, amigo lector, no poder explicarle qué más dice la columna de Ussía porque de árabe no tengo ni idea. A ver quién es el primercolumnista que publica otra en chino.

Pablo Planas (Libertaddigital.com) escribe, en castellano, sobre los cortejos de los nacionalistas catalanes a los musulmanes.

El nacionalismo es friendly con los hermanos musulmanes a cambio del voto, lo que visto desde la perspectiva del regateo es un chollo para los nous catalans: todos los derechos y ninguna obligación, salvo rendir pleitesía a su imán y a los líderes de sus comunidades, que son quienes hablan, dialogan, debaten y pactan con los altos cargos de la Generalidad, los funcionarios de asuntos religiosos (hay una dirección general autonómica al efecto), el secretario de emigración de CDC, el ínclito Colom, y con los líderes de ERC.

Tal vez tanto diálogo interreligioso y multicultural esconda el trenzado de una Alianza de Civilizaciones, algo así como un pacto o una tregua entre Cataluña y el islam. No sería la primera vez ni el primero de ERC que viaja a Perpiñán.

ABC ARREMETE CONTRA PABLO IGLESIAS Y SU REGALO AL REY

En ABC están muy enfados porque el plebeyo Pablo Iglesias le haya dado la mano al rey Felipe VI. El regalo del eurodiputado rojo-violeta al monarca, los DVD de la serie Juego de tronos, inspiran a sus columnistas.

Ignacio Camacho (ABC) asegura que el Coletas caa vez está más aburguesado y, por tanto, ya no es una amenaza para las libertades públicas.

En sus sueños de grandeza, algo rebajados últimamente por la deflación electoral, Pablo Iglesias se ve a sí mismo entrando en La Zarzuela, descorbatado y coletudo, a despachar con el Rey como presidente de su Gobierno. Como todo hombre ambicioso Iglesias es más pragmático que idealista y por tanto sueña con escenas asequibles y hasta confortables aunque invite a los demás a fantasear con utopías revolucionarias. En vez de tomar por asalto el simbólico palacio de invierno se empieza a imaginar tomando café en el de Somontes. Felipe VI, que tiene cintura borbónica, ha alejado de sus predios la foto que buscaba el líder de Podemos empaquetando el encuentro en una cita con los diputados españoles en un pasillo del Europarlamento. Un efímero minuto de gloria para el posmoderno experto en «Juegos de Tronos» frente a un monarca que ha leído «El Príncipe» de Maquiavelo.

Los bolches se han vuelto mencheviques porque el proyecto de revancha social y de miedo estratégico era tan sincero que ha resultado contraproducente. Inspirarse en «Juegos de tronos» conlleva el riesgo de fascinarse con la lucha por el poder olvidando que en la política real lo único que se conquista es el presupuesto. Y con eso te puedes cargar el país, pero no el sistema.

No es la de Camacho una opinión compartida por los demás columnistas de ABC. Mayte Alcaraz asegura que la democracia depende ya de las encuestas telefónicas.

Desde que nuestro sistema de convivencia depende de 1.200 encuestas telefónicas, representantes de esa pseudodemocracia televisiva se han convertido en ángeles exterminadores de la cortesía parlamentaria e institucional. Políticos como Tania Sánchez, Íñigo Errejón o Alberto Garzón han hecho del sectarismo un nuevo código de conducta. Si tú no eres de los míos, no existes. Si no compartes el sentimiento trágico de la vida y de España, si no vives la cultura desolada que a mí me conviene airear para traducirla en papeletas, sobras. Por eso se echa de menos la educación democrática que no se aprende viendo «Juego de Tronos».

Jaime González elucubra con la respuesta que le habría dado el anterior rey a Iglesias, y para ello recurre a la incultura.

Como le siga la corriente y le dé confianza, Iglesias se arranca con los paralelismos entre la decadencia política de Poniente y la crisis de régimen que atraviesa -en su opinión- España. Para eso, el Rey padre era un portento: «Mira, nene, yo entre Weber y Gramsci, me quedo con Fernando Alonso, que ahora corre en McLaren», le habría cortado en seco.

Si el Rey Felipe VI sucumbiera a la tentación de visionar los DVD de Juego de Tronos, la Monarquía tendría los días contados y Pablo Iglesias nos iba a poner mirando a Poniente, un país donde en lugar de estar pendientes de si el tal Joffrey se atragantó o lo envenenaron, estaríamos viendo todos «Aló, presidente»

Luis Ventoso dice que Iglesias fue a América a buscar modelos políticos y en vez de ir a Estados Unidos fue a Venezuela.

Pero a Iglesias de Estados Unidos le gustan sus series, no sus libertades. Prefirió buscar plata y ejemplo más al sur, en el calamitoso comunismo chavista. De aquí a las generales, Pablo hará media docena de patochadas más. Hay que llamar la atención. Pero «la gente», como él dice, empieza a estar ya en otra cosa. Que pase el siguiente…

En otro periódico monárquico, aunque de nobleza nueva, La Razón, Abel Hernández alaba al Rey y al Coletas, como el editorial de El País.

El gesto del encuentro fugaz y del regalo sirvió, a mi juicio, para elevar la popularidad del que lo hizo y del que lo recibió. A los dos les vino bien. Pablo Iglesias se ha dado cuenta de la enorme popularidad de la Corona entre los españoles, con FelipeVI en el trono, y actúa en consecuencia, disimulando sus republicanas inclinaciones originales. Lo mismo hizo Santiago Carrillo cuando la Transición. Por eso ha pedido ser recibido en la Zarzuela oficialmente, lo que sucederá cuando acabe el rosario electoral de este año. Todo lo contrario de los ornitorrincos de Izquierda Unida y del nacionalismo que han demostrado, con su intento de boicot al joven monarca, que se han quedado en el pleistoceno y, por tanto, eliminados en el Juego de Tronos actualizado que se desarrolla en España y en Europa.

El monárquico Jorge Bustos (El Mundo) constata que vivimos en un tiempo tan ‘soft’ que hasta los protestones como el Coletas son de pastaflora.

la iconoclastia ya no es lo que era: los antisistema protestan con confeti y los republicanos regalan a su enemigo, con ademán de tímida disculpa, una serie de televisión.

Lo más parecido a un estallido social que tenemos aquí es lo que hay entre Rosa Díez e Irene Lozano, que cuando una se sienta en el escaño la otra sale del Hemiciclo, y cuando no hay más remedio que coincidir -al fin y al cabo integran el mismo grupo parlamentario-, se coloca entre ambas Gorriarán a modo de cortafuegos.

CASADO EQUIPARA A RATO Y PUJOL, «TAL PARA CUAL»

Varios columnistas reflexionan sobre el nuevo escándalo que le ha caído a Rodrigo Rato.

Fernando González Urbaneja (ABC) insinúa que a Rato le ha perdido la soberbia.

El año 2003 Rato era el mejor colocado en el Partido Popular para relevar a Aznar en el Partido y, muy probablemente, en el Gobierno. Pero Aznar eligió a Rajoy y Rato (que lo temía) quedó frustrado y desubicado. Dicen que Aznar pensó que Rodrigo tenía un techo débil, demasiados amigos e intereses.

Desde entonces la finura de Rato sufre de avería. (…) de fracaso en fracaso hasta la derrota final. De figurar como uno de los políticos más valorados a la lista de los más denostados con fracasos notorios y comportamiento personales comprometidos. Una brillante trayectoria con penoso final. Una prueba de la importancia de navegar por los mapas de riesgos sin caer en tentaciones y valorando e intuyendo los peligros.

Antonio Casado (ElConfidencial.com) equipara a Rato con Pujol.

Del separatismo fiscal de Jordi Pujol al de Rodrigo Rato. Dos grandes servidores de la Patria -cada uno la suya- convertidos en juguetes rotos que van directos a la basura. Tal para cual, aunque no serán los últimos en la lista de Montoro.

Lo peor del exvicepresidente del Gobierno, padre del milagro económico que coló a España en el euro por la puerta grande, es que llueve sobre mojado. Después de los supuestos de estafa y falsedad, apropiación indebida y delito societario, por los que está imputado tras su paso por la presidencia de Bankia (salida a Bolsa y escándalo de las tarjetas black), sólo le faltaba el de blanqueo de capitales para bajar a toda prisa del pedestal a otra de las figuras ejemplares de la política española. Y me temo que en lo de la ejemplaridad es un caso tan perdido como el de Pujol, porque también Rato nos viene ahora con la coartada de la fortuna familiar.

Victoria Prego (El Mundo) se pregunta:

Enrique Jardiel Poncela escribió una novela titulada Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgnees? La pregunta sigue siendo hoy procedente aunque es obligado alterar la condición. Y hay muy serias dudas de que en España haya habido alguna vez once mil españoles adinerados que hayan sido honestos y cumplidores. Desolador.

¿Se ha convertido Josep Ramoneda al credo anti-partidos de la extrema derecha y la extrema izquierda? Eso parece con la soflama que encuentro en su columna contra Rato.

Una vez más, hay que preguntarse si los partidos son el instrumento adecuado para la selección de responsables políticos. En nuestro sistema, se sube por cooptación. Es decir, por un estrecho canal de lealtades y complicidades internas, fuera del campo de visión de los ciudadanos. Los votantes se limitan a elegir qué partido gobernará, teniendo al líder máximo como principal referente. El voto otorga el poder pero en ningún caso puede garantizar la calidad y solvencia de unos equipos formados en la opacidad y bajo el principio de que el que se mueve no sale en la foto.

Ignacio Ruiz Quintano opina lo mismo en ABC, aunque con más autoridad, con motivo de la sanción del PP a los diputados que no votaron a favor de la reformita del aborto.

Mas con la Constitución pasa como con el Quijote, que todo el mundo la alaba y nadie la lee. La historia del mandato imperativo, que viene de la Revolución francesa, es muy entretenida, pero no nos cabe aquí. El caso es que nuestros diputados no son mandatarios de los votantes, sino de los jefes de listas, y por eso a unos diputados del partido del gobierno que querían votar en contra se los amenazó con una multa de 600 euros, que es lo que en Madrid te cobra la alcaldesa Botella por ir con una «mahou» por la Puerta del Sol.

¿Ausentarse? Dicen que eso sólo lo hizo Muñoz Grandes, que siendo vicepresidente riñó un día con Franco y, en vez de asistir al Consejo, marchó al bar de enfrente a tomar café, y que todo el mundo lo viera.

El periodista especializado en economía Carlos Segovia recuerda en su blog de El Mundo que el difunto banquero Emilio Botín calificó años atrás a Rato como

El mejor ministro de Economía de la democracia

Por si fuera poco, El País, El Mundo y ABC dan la noticia de que el abogado Emili Cuatrecasas ha aceptado una condena de dos años por ocho delitos fiscales. La Vanguardia de Barcelona, ciudad donde mora el abogado delincuente, no la publica.

Muy, muy curiosa la columna de Fernando Ónega en La Vanguardia. Le pide al PP que si está por la estabilidad institucional, apoye la investidura de Susana Díaz mediante su abstención.

Si el PP se apropia del valor de la estabilidad como cualidad exclusiva o está dispuesto a compartirla con otros. Esa respuesta la tendremos en Andalucía. Si ese valor es genérico y transversal, supongo que el partido de Rajoy dejará gobernar a Susana Díaz, porque al fin y al cabo la estabilidad, si es tan fundamental, lo seguirá siendo cualquiera que sea el color del gobernante. Tan estable puede ser un gobierno de izquierdas como uno de derechas.

Por tanto, si el poder central no deja gobernar a la socialista o la obliga a caer en brazos de los chavistas de Podemos (ruina segura) o de Ciudadanos (castigo de los dioses), la estabilidad no es un factor objetivo. Es un puro argumento de publicidad.

Yo creía que Ónega era de derechas y resulta que es de izquierdas. Será por su poso falangista…

CARRASCAL: LA CLASE MEDIA AUMENTA EN CHINA

Dejemos la política y pasemos a otros asuntos. Arcadi Espada defiende en El Mundo la legalización de la prostitución y pide para ella un amparo moral, no sólo el argumento económico de cotizar a Hacienda. En su argumentación, Espada introduce el burka y el boxeo.

Sin embargo, el derecho a hacer de su capa un sayo no le sirve a una mujer islamizada para vestir burka en los espacios públicos de muchos países de Occidente. Por lo tanto, la legalización de la prostitución no puede ampararse únicamente en el derecho a la libertad individual. Y sería interesante que sus promotores, entre ellos Ciudadanos, que ha llevado de antiguo esa propuesta en sus programas electorales, lo percibiesen y lo detallasen así. La necesidad de legalización puede exhibir incentivos recaudatorios, una salvaguarda de la seguridad y de la capacidad de decisión de los prostitutos, y mejoras de la salud pública. Pero sosteniendo todo ello es preciso un argumento ético: la convicción social de que la entrega sexual por dinero no es insoportablemente degradante para ninguno de los implicados en la ceremonia. Es decir, un sostén ético similar al que hace socialmente tolerable que dos hombres se destruyan por dinero, y quién sabe si también por placer, entre las doce cuerdas de un ring.

Necesito otro café bien cargado para descansar las neuronas.

José María Carrascal dedica la Tercera de ABC a la clase media, en retroceso en Occidente y en aumento en el resto del mundo.

Ha habido un desplazamiento de la riqueza del primer mundo al que era segundo o tercero por la ley de los vasos comunicantes del libre mercado. O sea, la clase media a nivel mundial ha crecido, no disminuido. Por desgracia, no en nuestros países.

Quien no lo vea y no tome las medidas necesarias para atajarlo se quedará en la cuneta de la historia, como ha ocurrido a cuantos se han limitado a lamentar su avance imparable en vez de asumirlo. Pero esa es ya otra cuestión. ¿O es la de siempre: nuestra resistencia a aceptar lo que nos fastidia?

Ejemplo del empecinamiento en mantener las viejas ideas es la columna de Jorge Martínez Reverte, que cae en todos los tópicos de la izquierda al escribir sobre el aborto.

En este asunto se ve lo que muchas veces se ha echado de menos en España: la diferencia entre la derecha y los ultras, que sólo está clara donde mandan los nacionalistas.

Menos mal que la mayoría de los católicos ha asumido hace unos años que ya no hay que purificar por el fuego a los pecadores, porque esta es la ocasión que muchos esperaban para comenzar una yihad, pero en cristiano.

¿Qué le ocurre a los izquierdistas más veteranos, que se preocupan de toda desgracia y todo ser humano, sea inmigrante, desahuciado, despedido, indígena (¿?), joven, parado, o anciano, pero aceptan impasibles los 120.000 abortos perpetrados al año en España? Siquiera por egoísmo para conservar las pensiones y el Estado del Bienestar, deberían pensarse restringir el aborto y fomentar la natalidad. Los comunistas chinos ya han aflojado su bárbara política del hijo único. Para Reverte, cualquier oposición al aborto es «una yihad».

¿Se cree Reverte que los cristianos le van a degollar en público? Éste es el pensamiento progresista que se predica desde El País.

También sobre el aborto escribe Isabel San Sebastián y su columna refuta la estupidez de Reverte sobre la «una yihad, pero en cristiano».

Como explican estos diez rebeldes en la carta cursada a sus compañeros de bancada, el compromiso del PP con el derecho a la vida de los no nacidos era tan inequívoco que el 20 de diciembre de 2013 el Consejo de Ministros en pleno aprobó un anteproyecto de ley firmado por Ruiz-Gallardón, que derogaba la legislación vigente para volver a un sistema de supuestos similar al vigente hasta que Zapatero y Aído decidieron entronizar el aborto como derecho de la mujer, sin encomendarse a consenso alguno. Esa propuesta chocó en Sigüenza con la «sabiduría» de Arriola y sus consejos, proclives a sacrificar esa ley en aras de «centrar» al partido.

Si el PP ha dejado las cosas como estaban, limitándose a exigir autorización paterna para que aborten las menores, es porque así lo ha querido. Sería de agradecer que al menos lo reconociera.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído