La periodista usa para despejellarle el mismo espacio de 'El Mundo' donde escribía su excompañero

Carmen Rigalt llama «pajillero» a Sostres y le manda: «A mamarla, a Parla»

Describe al columnista ahora de ABC como "escatológico (pipí, caca, culo) y sexual, o más concretamente, pajillero", propio de "personalidades tímidas o acomplejadas".

Carmen Rigalt llama "pajillero" a Sostres y le manda: "A mamarla, a Parla"
Carmen Rigalt y Salvador Sostres. PD

Es la vieja tradición moruna de acudir presto en auxilio del vencedor. Hasta hace unas semanas compartieron páginas en El Mundo.

Este 10 de junio de 2015 y en sintonía con los vientos que llegan de la sección de Opinión del diario de UNEDISA y de la dirección, Carmen Rigalt se ‘desahoga‘. Y de que manera contra su excompañero Salvador Sostres.

No ha pasado una semana desde que Sostres, que ya ha fichado por ABC y escribe en el diario de Vocento, fuera despedido del diario: no le renovaron el contrato («No quiero ni pensar qué hubiera pasado si el Príncipe Felipe llega a salir un picha brava»).

Y fresca todavía la sangre y sumándose al tropel de entusiasmados carneceros que montaron Nacho Escolar, Mónica G.Prieto y otros, celebrandio en Twitter la decapitación, la siempre suave Rigal se desmelena con una despedida de los más educado: «A mamarla, a Parla».

Sin citarle en el texto, Carmen Rigalt lamenta la costumbre de Sostres, quien según ella solía «hurgar en los artículos ajenos y echar la meada en sus argumentos».

Describe al columnista como «escatológico (pipí, caca, culo) y sexual, o más concretamente, pajillero», propio de «personalidades tímidas o acomplejadas» ().

Además, le acusa de falta de coherencia.

«Sin coherencia no puedes hablar del amor de dios y cagarte en tu semejante» (Con Monedero en una playa nudista puedes tender la toalla y tomar el sol a la sombra de su mástil).

Rigalt, que escribe el texto en la columna de El Mundo que ocupaba Sostres, recuerda que un día fue ella el objeto de sus controvertidos textos.

«A la mitad de las mujeres las llamaba zorras o putas, y a la otra mitad las despreciaba por su edad y aludía a ellas hablando de la incontinencia, o de las pérdidas, como ocurrió aquel día. A media tarde, un subdirector cayó en la cuenta de las lindezas que me dedicaba y ordenó levantar el artículo. Me cabreé y le pedí que restituyera el post. No lo hizo y no pasó nada. Sigue igual de faltón».

Y cierra versallesca:

«Desde aquí se lo digo: a mamarla, a Parla».

NOTA DE LA REDACCIÓN DE PD.- Como el mozo de estoques de Gallito, Caracol el del Bulto, le dijo a la locomotora que penosamente les había traído de Andalucía a Madrid y que ya parada en la estación de Atocha echaba chorros de vapor y pegaba bufidos: «¡Esos cojones, en Despeñaperros!»

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