Este 4 de julio de 2015, escribe Ignacio Camacho en ABC una columna titulada ‘Referéndum con rehenes’ en la que arranca diciendo:
Los entusiastas partidarios de la democracia directa deberían explicar por qué razón los ciudadanos europeos no pueden pronunciarse sobre el rescate a Grecia, que va a salir de sus castigados bolsillos.
Añade que:
Ha fabricado un enemigo exterior -la troika y sus malvados banqueros- y creado un artefacto de confrontación nacionalista, un marco mental de gran simpleza. Ha sacrificado la ya exhausta economía de su nación a un designio político imperativo. El manual bolivariano: las colas en cajeros y gasolineras, la desesperación de los jubilados, el bloqueo de los pagos y el colapso de la normalidad forman parte de la creación de un imaginario de resistencia popular en el que el caos constituye el precio ficticio de la soberanía.
Y concluye que:
Tras ese embeleco emocional propone la falsa solución de «empoderarlo» para abanderar la dignidad del orgulloso sufrimiento griego frente a la tiranía de los mercados. Si mañana sale el «sí» habrá que levantar en lo alto de la Acrópolis un monumento a la responsabilidad colectiva.