Para Joaquín Luna los 'selfies' demuestran "el fin del gusto" y la decadencia de todas las civilizaciones
No sé si Santiago González, el columnista de El Mundo, fuma, pero si lo hiciese le invitaría a un pito, porque su columna de este 15 de julio de 2015, me ha hecho recordar tiempos de juventud e idealismo, es decir, prepotencia y estupidez: los manifiestos de los ‘hintelektuales’ y Los Pitufos.
El título de su pieza, ‘El pelotón cultural’, me recuerda a una de esas películas que ibas a ver con los amigos pero no con la novia: ‘El pelotón chiflado’.
Debo confesar una nostalgia antañona cada vez que veo a las autodenominadas fuerzas de la cultura, ese pelotón spengleriano tan dispuesto a salvarnos. Hay sintagmas que se me grabaron a fuego en la memoria. Manifiesto-Programa de 1975: la alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura nos conduciría a la democracia política y social, antesala del socialismo. Así se me representaba a mí la larga marcha: como un interminable tránsito de pasillos.
Y del pasado al presente.
Sean lo que fueren las fuerzas de la cultura, uno cree que si vieron la intervención que tuvo el sábado en Vallecas Pablo Iglesias, llamando al pobre Alberto Garzón «pitufo gruñón», debieron ponerse en posición prevengan. Ese mote es muy revelador del personaje y sus mundos de Yupi, una vida intelectualmente forjada entre programas de la tele: entre Los Pitufos y Juego de Tronos, y entre ambos, ser alumno de Monedero en la Complu. Mírenlo desde este punto de vista y verán cómo les aflora la piedad. Incluso al oírle en Vallecas constituirse él solo en el 7º de Caballería en auxilio de su amigo griego: «Aguanta, Alexis, que ya llegamos».
Sorprendentemente, las fuerzas de la cultura o así no han escrito un manifiesto para preguntarle: quiénes, adónde y para qué.
González recuerda que la unidad de la izquierda suele acabar en desastre: en Chile con un golpe de Estado y en Grecia con un corralito.
Esto de la unidad de la izquierda es un desastre histórico desde el Frente Popular hasta Syriza, su última concreción, pasando por el Chile de Allende, pero la izquierda no renuncia. Hasta el corralito y más allá.
Les vinculan la sintaxis y el totalitarismo, aunque ni Pablo Iglesias es Stalin ni entre los firmantes se avista ningún Pablo Neruda. «La raza degenera», ya se lo decía Pepe Isbert a Nino Manfredi evocando el cuajo que tenían los ajusticiados de antaño.
RITA MAESTRE ASALTA LA CAPILLA
Documento fotográfico esencial para entender a los podemitas: las fotos de Rita Maestre, la hoy portavoz del Ayuntamiento de Madrid, en bolas asaltando la capilla de la Complutense que trae el diario La Razón.
Hay que recordar que en su comparecencia judicial se limitó a señalar que «vio mucha gente que se dirigía a la capilla y les siguió». Y, una vez dentro del recinto religioso, aseguró que no profirió ninguna frase contra la Iglesia o contra los que allí se encontraban rezando en esos momentos. «No llevaba ningún cartel», «que simplemente mira» lo que sucede, «que no se quitó la ropa» y que «no dijo frases ofensivas» fueron algunas de sus escuetas a las preguntas formuladas en el juzgado. Ahora, por lo que se puede observar en las distintas grabaciones, su testimonio queda más que en cuestión
David Gistau (ABC) se pregunta por qué el Enviado se ha puesto tan rabioso con los comunistas, a los que hace unos días había despreciado.
A Pablo Iglesias nunca lo habíamos visto tan rabioso y dislocado -tan sacado, dicho en argentino- como al hablar de la trampa de la adhesión de Podemos a un concepto coral de unidad popular que le ha tendido Alberto Garzón con la asistencia de los abajofirmantes del arte. Nos referimos a alguien que ha sido motejado de etarra, de reticente a la ducha, de bolivariano a sueldo de Caracas y de verdugo en la horca de homosexuales sin que ello le causara apenas una ínfima tensión añadida a la habitual del entrecejo. Sin embargo, que le pidan diluirse en lo que él llama «sopa de siglas» lo desquicia
De pronto, a Podemos le surge, con las plataformas y las mareas, exactamente lo que Podemos fue: una flamante fuerza de irrupción que le discute a otra el territorio en el que se sentía establecida. Y que además gestiona las credenciales ciudadanas, las presunciones de pureza de aquellos que no se dedican profesionalmente a la política, sino que son gente de la de abajo que atendió la llamada de su época dispuesta a no cobrar y a moverse en bicicleta.
Iglesias ya no es el propietario del tictac, sino su víctima. Ya no tiene el monopolio de nada. Ya se ha convertido en un veterano profesional de la política al que otros renuevan. Como para no rabiar.
Raúl del Pozo (El Mundo) trata de consolar a los comunistas de IU: al menos el Coletas ya no les puede aplicar matarile.
Iglesias, que es el resultado de una fusión romántica y marxista -su madre era de CCOO y su padre del FRAP-, con su política de nosotros solos ha desafinado la orquesta roja.
Dicen que el dirigente de Podemos ha llegado a creerse que es el único que tiene la partitura del momento español en la cabeza. Ha rechazado las propuestas de IU como notas superfluas, humillando a los que fueron pioneros de la Democracia y olvidando que, como los curas, aún conservan iglesias en todo el país. Es muy posible que los ‘pitufos gruñones’ fracasen en su plataforma Ahora en común, pero le pueden hacer perder 30 o 40 escaños a Podemos.
Será verdad, pero el príncipe azul de Vallecas, seguidor del Lenin italiano Gramsci, ha incurrido, según sus primeros disidentes, en los viejos vicios de la casa: el dogmatismo, el fraccionamiento infantil y el culto a la personalidad. Pero ya está cerrada la Lubianka.
PARA HUMOR NEGRO, EL DE MUÑOZ SECA EN PARACUELLOS
Ahora que hasta la Fundación Francisco Franco ha sido despertada por los tacones de Manuela Carmena, Ignacio Ruiz Quintano (ABC) recuerda cómo se asesinó a Pedro Muñoz Seca, uno de los ‘franquistas’ a los que las fuerzas de la cultura quieren quitar la calle.
A Muñoz Seca, delatado por un cómico, lo asesinaron por leer el ABC, donde nunca escribió (y donde los milicianos del 36 hicieron un «Ere» de unos setenta empleados, entre Redacción, una veintena, y Talleres. Camba se les escapó, y ahora la venganza es quitarle la calle.)
Lo más «franquista» (?) del autor de «La venganza de don Mendo» fueron sus últimas palabras en la cuneta de Paracuellos, cuyo capataz presumía luego en Madrid de reloj del muerto: «Sólo hay una cosa que no podréis quitarme: el miedo que tengo». Que eso, Pedraz, es humor negro.
Y de aquí, Ruiz Quintano explica al concejal Zapata y al juez Pedraz, dos guerreros de las ‘fuerzas de la cultura’, lo que es el humor negro.
Al descubrir los campos de la muerte alemanes, los soldados de Normandía (es decir, del infierno) lloraron. Ante las mismas imágenes, Zapata, que viene del cine, hace el chiste del cenicero. «Humor negro», según Pedraz, con vocación de juez universal, sólo que la justicia universal, sin derecho universal, es un brindis al sol. El «descojone» de las víctimas del Holocausto, que en España es «humor negro», en Alemania es delito, aunque mediáticamente nazi es la señora Merkel, que se niega a acariciar con sus cheques el bolsillo de Tsipras
A otro de los que quieren apear del callejero, el diplomático y escritor Agustín de Foxá, se le atribuían en los años 40 y 50 todo tipo de ingeniosidades y maldades que circulaban por Madrid. Según el anecdotario, en una recepción con Franco gritaba con tanta fuerza la misma frase, «Odio a los comunistas», que el mismo general le tuvo que explicar que él también les odiaba. Foxá replicó: «Pero no más que yo, Excelencia. Les odio porque me obligaron a hacerme falangista».
Bueno, pues Antonio Burgos (ABC) les echa en cara (no voy a decir que les odia) a los podemitas que le hayan arrebatado el verbo poder. ‘Nos robaron un verbo’ es el título de su columna.
Diga «sí, puedo», que suena a sacramento del matrimonio, usted que está en edad casadera. Pero, por favor, no conjugue delante de mí el verbo «poder» en primera persona del plural del presente de indicativo. Porque con este verbo nos ha pasado como don Luis Mejía dice a don Juan en el Tenorio de Zorrilla: «Con lo que habéis osado, imposible la has dejado para vos y para mí».
-Tiene usted razón: no nos hemos dado cuenta, pero nos han robado un verbo. Podemos nos ha robado el verbo «poder», que ya es innombrable en esa primera persona del plural.
LOSANTOS PIDE GUILLOTINA PARA CARMONA, «POR JUSTICIA»
Y de Podemos y su caudillo, a una de sus sus criaturas: Manuela Carmena. Pedro Narváez (La Razón) se divierte con el hallazgo de que la alcaldesa dejó el metro y se pasó al coche oficial.
Las populistas se están haciendo un Paco Martínez Soria cuando para parecer adelantado a su época analfabeta pronunciaba «quatre chemins» para referirse al barrio madrileño. Los jipilollas de entonces son los pijiprogres de hoy. La alcaldesa de Madrid, que vive en una zona residencial frente a este periódico, ha cogido el coche oficial para un trayecto de kilómetro y medio. Podía darle un golpe de calor. Nada que objetar si no fuera porque la regidora llamaba a los fotógrafos cuando cogía el metro, que es lo que hacen millones de madrileños cada día, como si esa hazaña fuera la de la sonda «New Horizons» de ayer.
Cuando publicamos que Carmena había cogido un taxi ardieron las redes pidiendo cabezas de dóberman y ahora sólo ladran los grillos excusando a una señora de edad tal que a la abuela rockera. Mientras la ciencia alcanza un planeta, la capital se achicharra en el infierno del esperpento. De Madrid al cielo sólo hay kilómetro y medio.
Alfonso Ussía (La Razón) aconseja a Carmena, a la que llama ‘Doña Croqueta’, que copie el truco de un aristócrata británico, que cobraba las visitas a su palacete.
Propongo a la titular del Ayuntamiento de Madrid que proceda a imitar al duque de Bedford y se olvide de imponer a los turistas una tasa por pernoctar en Madrid. Se organizarían visitas guiadas al Ayuntamiento por 6 euros. Como el Ayuntamiento tiene muy poco que enseñar -no así el viejo y bellísimo palacio de la Plaza de la Villa-, podría establecerse una categoría «B» -10 euros-, con derecho a saludo a la titular. Y un rango «C» a quienes se muestren deseosos de conversar y cambiar impresiones con la titular del Ayuntamiento. En tal caso, la tasa aumentaría hasta los 20 euros.
Y si los visitantes, siempre exigentes, se manifestaran defraudados porque la titular no los ha recibido vestido de Doña Croqueta, la titular se cambiaría inmediatamente a cambio de charlar con ellos amablemente y vestida de esa guisa, que es la habitual en ella, a cambio de 50 euros adicionales. Se deja en paz a los turistas, que tan necesarios son para la economía y el prestigio internacional de Madrid, al tiempo que su ayuntamiento se ahoga en billetes de 50 euros correspondientes al gozo que produce charlar con Doña Croqueta.
Federico Jiménez Losantos (El Mundo) carga, no contra la Abuela de la Cheka, sino contra quien la hizo alcaldesa: el socialistas encorbatado Antonio Miguel Carmona.
Los sabelotodo de Podemos ni saben ni han estudiado nada, pero, pillados en falta, aseguran que van a estudiarlo todo, por supuesto sin garantía de que lo hagan ni de que, si lo hacen, aprendan algo. Ayer, el concejal Sánchez anunció que Madrid multaría a los turistas como Barcelona. Negolo la alcaldesa más tarde y reafirmolo el concejal horas después. Lo mismo ha sucedido con los niños muertos de hambre, que en día y medio pasaron de 25.000 a 15.000 para acabar en los 2000… que ya atendía Ana Botella. Y así con los cajeros, el nombre de las calles, la construcción, todo. El sector servicios, motor de Madrid, duda entre quemar Ambiciones, por ahorro, o guillotinar a Carmona, por justicia.
Graciano Palomo aparece en ABC con una tribuna sobre el futuro del PP, en el que enumera algunas propuestas para regenerar, o salvar, el partido.
¿Cómo se llama todo esto? Primarias, liquidación «manu militari» de todo corrupto para que nunca más puedan abrevar en su seno e invocando sus siglas la BBC -léase Bárcenas, Blesa o Correa- como emblemas incandescentes de una retahíla intolerable de cuadros pringados que, entre otras cosas, han logrado poner de rodillas a la formación de la que se han servido y utilizado.
En definitiva, liquidar la pretendida superioridad moral de la izquierda que devino en polvo tras la caída con estrépito del Muro.
Mariano Rajoy tiene otro reto de singular vitola histórica antes de irse. Dejar que la formación que recibió como herencia de manos de Aznar pueda esponjarse en real libertad real. El centro, presidente, no tiene que ser necesariamente ni entreguista ni blandengue. Y es antes que nada mérito. Algo de ello se ha puesto a andar en la reciente Conferencia Política.
Y Victoria Prego (El Mundo), al escribir sobre la reforma electoral que plantea ahora La Moncloa, sospecha que el PP puede encontrarse con que el PSOE rompa una regla tácita de la política española: que sea el partido más votado en las elecciones generales el que forme Gobierno.
Claro que es tarde para poner sobre la mesa un asunto así. El Gobierno ha tenido tiempo sobrado para abordar la cuestión y no lo ha hecho. Así que lo único que puede estar buscando el partido en el Gobierno al sacar en un momento tan inadecuado el tema es ponerse la venda antes de la herida que prevé que va a padecer tras la convocatoria de noviembre. Es decir, procurar que esté presente durante los próximos meses en la discusión pública la conveniencia o no de que gobierne la lista más votada, porque eso es lo que prevé el PP que le pueda pasar y pretende que los segundos y terceros no se atrevan finalmente a sumar sus fuerzas para, por primera vez en nuestra democracia, arrebatar el poder al ganador. Pero ya puede ir abandonando toda esperanza: o gana por mucho al segundo, o la próxima legislatura inaugurará un nuevo modo de acceder al Gobierno de España.
GARCÍA-ABADILLO ZARANDEA A RAJOY PARA DESPERTARLE
El anuncio de la lista única de los separatistas catalanes llega a los periódicos como la ola de calor.
Joan Tapia (ElConfidencial.com) explica las razones por las que Artur Mas ha aceptado diluir a Convergència en un pacto electoral con ERC y las asociaciones privadas abanderadas del separatismo, a la vez que ser el cuarto en la lista por Barcelona.
Mas necesita la lista única porque CDC en solitario sufriría una auténtica debacle ya que pasaría de los 50 diputados actuales (62 en el 2010, cuando salió elegido por primera vez) a 32-34 escaños. Un descenso en voto del 30,7% al 22%. Con 34 diputados sobre 135 y una caída de 8,7 puntos en el resultado, Mas no podía aspirar a liderar nada.
Necesitaba imperativamente alguna lista que permitiera visualizar más diputados y dificultara la comparativa con las elecciones del 2012. Por eso el pasado 20 de junio -ante la incomprensión de los analistas y de buena parte de su partido- volvió a insistir en la lista única. Casi la imploró en una entrevista con Josep Cuní en TV8, la televisión catalana del grupo Godó.
Pero la esperanza de Mas y Junqueras es que la dinámica generada por la unión de CDC, ERC, la ANC y Òmnium se pueda transformar en un entusiasmo similar al de las grandes manifestaciones de los últimos tres años.
David González (La Vanguardia) advierte de que tanto esfuerzo y tanto sacrificio pueden ser inútiles.
Un ligero traspiés, y quizás Miquel Iceta podría convertirse en el 130 presidente de la Generalitat de Catalunya mediante una investidura pactada para cerrar el paso a Mas y, sobre todo, a una declaración unilateral de independencia, esa DUI sobre la que Duran advirtió a Rajoy hace meses. Huelga decir qué president investirían C’s, el PP y hasta Podemos-ICV, los partidos que han hecho del «echar a Mas» su santo y seña, si sumasen un diputado más.
Márius Carol (La Vanguardia) le lanza un elogio a Mas, que parece previo a la llamada para preguntar por las subvenciones pendientes.
Se podrá estar a favor o no de Artur Mas, pero no parecen existir dudas de que en todo este proceso se la ha jugado más que nadie. La prueba es que está investigado por el TSJC tras la consulta del 9-N por un presunto delito de desobediencia.
Casimiro García-Abadillo (El Mundo) zarandea en su columna a Rajoy, a ver si le despierta.
Creer que el problema de Cataluña se ha acabado o está en camino de solucionarse por sí solo es una prueba de ceguera política, o bien de un rajoyismo exacerbado.
El acuerdo alcanzado el pasado lunes para la presentación de una lista única independentista a las elecciones del 27-S es la demostración de que la cuestión catalana, que puede tener sus flujos y reflujos, no es agua pasada, sino todo lo contrario.
Así las cosas, el Gobierno va a tener que ponerse las pilas, porque la única fuerza, hoy por hoy, con posibilidades de derribar el muro soberanista en Cataluña es Ciudadanos.
¿Y cuál va a ser la reacción a Mariano Rajoy ante la amenaza separatista? Curri Valenzuela lo cuenta en ABC: refugiarse en la materialidad de las cuentas de los Presupuestos Generales.
El empeño de Mariano Rajoy de aprobar los Presupuestos de 2016 en septiembre y el de Artur Mas de convocar elecciones catalanas el 27 de ese mes van a dejar a los políticos de este país casi sin vacaciones este verano. Apenas dos semanas durará el descanso del Gobierno, las dos primeras de agosto, lo que obligará a sus ministros y a su oposición a disfrutar de descanso y familia bastante menos que otros años. El que quiera darse un chapuzón tendrá que meter en el cesto de la playa un montón de papeles con la toalla y la crema solar.
El Ejecutivo aprobará el anteproyecto de los Presupuestos en el Consejo del 31 de este mes, pero la mayoría de los ministros se quedarán en Madrid hasta el 4 de agosto haciendo sus últimos retoques. Esa fecha, la clásica en la que el ministro de Hacienda lleva al Congreso el pendrive con las cuentas del Estado, coincide esta vez con el plazo límite que tiene Artur Mas para convocar las elecciones catalanas para el 27 de septiembre, como tiene prometido, aunque algunos aún mantienen la ilusión de que se arrepienta.
Si quiere leer algo divertido sobre asunto tan grave, querido lector, le recomiendo el último párrafo del texto de Enric Juliana (La Vanguardia), que está encantado de repetir las gracias que ha inventado aunque no le hagan gracia a nadie.
El pacto fue cerrado mientras retumbaban los cañones de Navarone sobre las posiciones griegas. Lunes, 13 de julio, festividad de San Enrique, emperador del sacro imperio romano germánico.
CARRASCAL: MAS Y SÁNCHEZ SE HUNDEN EN GRECIA
Mientras se consume mi primer cigarrillo del día, pienso que ‘lo’ de Grecia está parcheado hasta dentro de unos meses, porque está desapareciendo de las columnas. Hoy encuentro dos de interés, aunque advierto de que son pesimistas.
José Ignacio Torreblanca (El País) resume la crisis en que se va a hacer, de nuevo, lo mismo.
al final, el Eurogrupo y Tsipras han optado por un tercer rescate, es decir, más deuda, más austeridad y más reformas. Se atribuye a Einstein la frase de que la definición de la locura es hacer dos veces la misma cosa y pretender obtener resultados distintos. Pero la cita es falsa: Einstein nunca lo dijo. Porque no hacer falta ser Einstein para saber que hacer tres veces la misma cosa y esperar que funcione es una locura.
Y José García Domínguez (Libertaddigital.com) anuncia que Alemania y sus aliados están echando a Grecia del euro… y que luego irán Portugal y España.
Grecia, de facto, acaba de ser expulsada de la moneda común. Desde que en 2010 se les impuso la medicina de las reformas a cambio de los rescates, el PIB de Grecia se ha derrumbado en un espectacular 22%, la producción industrial se ha despeñado en un no menos aparatoso 35% , los salarios se han encogido en un 27% y el paro, en fin, escalaría hasta un 27,5%. Así las cosas, ¿alguien cree que la ya muy precaria mayoría europeísta del país sobrevivirá durante cuatro años a los efectos corregidos y aumentados de idéntica receta?
Es evidente, se les quiere echar por la puerta de atrás con la cautela estética de que sean ellos quienes se vean obligados a dar el último paso. Bien, adelante, permitamos que los bárbaros del Norte expulsen extramuros de Europa al Partenón. Pero que nadie lloriquee por las esquinas cuando hagan lo mismo con Portugal… o con España. Que todo llegará.
Me encanta el optimismo de José María Carrascal (ABC). Para él la derrota de Tsipras anticipa la de Pedro Sánchez y Artur Mas.
Si Sánchez ha abandonado el centro para irse a la extrema izquierda, Mas lo ha abandonado para hacerse independentista radical. Ni uno ni otro se han dado cuenta de que la crisis ha invalidado las utopías izquierdistas y las veleidades nacionalistas. Europa no puede permitirse ninguno de esos lujos. Una simple llamada a Tsipras se lo confirmaría, pero no hay más sordo que el que no quiere oír.
JABOIS SE QUEJA DE LA LATA QUE LE DAN SUS AMIGOS
Yo no le deseo ningún mal a Manuel Jabois, sólo le pido que deje de revestirse con túnicas de viejo y de presumir de pasado porque queda ridículo. Hoy dedica su columna a sus amigos que le dan la chapa con sus viajes. ¡Esta columna ya la leíamos en La Codorniz de los años 60!
A estas alturas deben de estar volviendo de sus vacaciones las primeras remesas de jóvenes que han hecho un viaje «experimental» o «iniciático». Digo deben de estar porque ya no queda ningún amigo de la partida; el último que volvió de Perú lleva 10 años llamándonos a todos para «hablar». Lo imagino desde entonces con un hatillo de notas y unas fotos en sepia sin nadie a quien enseñar, como si le hubiesen amputado la mejor parte del viaje: contarlo. Me gusta verlo junto a un chamán en una colina mientras escucha que nada tendrá sentido si en la oficina nadie se entera de sus misteriosas conversaciones nocturnas.
Pase que Carmen Rigalt hable en El Mundo de sus actores favoritos y sus profesores que se van muriendo, pero es que Jabois tiene sólo 37 años. Hala, Manuel, pasa a por el premio a la columna ridícula. Y te recomiendo que leas la columna de Joaquín Luna (La Vanguardia), que está de visita en Hong-Kong, sobre el triunfo del narcisismo y de la banalidad. Quizás te sientas aludido.
Yo tengo una edad: asomarse a una de la mejores vistas urbanas del mundo y dedicarse a sacar fotos y más fotos sin siquiera retener durante un minuto en nuestro interior la belleza me deprime y corrobora que el viajero ha muerto. Hoy, triunfa el turista, un hijo del siglo XX que sólo viaja para confirmar sus prejuicios y que ahora va armado de tecnología del siglo XXI, garantía de un alud de fotos narcisistas, irrelevantes, que viajarán por las redes como los detritos van a la mar y se diluyen en el océano.
Esto no es la decadencia de Occidente: es la decadencia de todas las civilizaciones. El fin del gusto, el triunfo de lo intrascendente. La globalización de la sopa boba. Y esto sólo ha hecho que empezar porque la tecnología promete nuevas prestaciones, ingenios y aplicaciones en el campo de la imagen. Pronto, los turistas que alcancen el pico Victoria podrán hacerse fotos con Mao Zedong, Deng Xiaoping o Thatcher haciendo todos el ganso gracias a alguna virtualidad en gestación.