ERC y la CUP están preocupados por ser identificados como "casta" por su apoyo a CiU
El periódico dirigido por Casimiro García-Abadillo se convierte en portavoz de la profesión periodística para defender a ésta de la acusación hecha por la clase política tradicional de que está inflando a Podemos.
En un largo editorial, El Mundo señala que los dirigentes de los partidos establecidos son los que dedican constantes declaraciones a hablar de Podemos y pone el ejemplo de la reciente entrevista concedida por Oriol Junqueras, presidente de ERC, en que conjeturó con que Pablo Iglesias, convertido en presidente del Gobierno español, tampoco dejaría votar a los catalanes la independencia.
El Mundo aprovecha el editorial para criticar la endeblez ideológica de Podemos y también analizar los miedos de ERC y la CUP, convertidos en alaidos de CiU, a ser identificados con «la casta».
De todas maneras, ¡qué no darían Rosa Díez, Albert Rivera y Santiago Abascal por tener en las televisiones la mitad del tiempo de que goza Pablo Iglesias o editoriales en El Mundo!
Cuanto más crece Podemos en los sondeos, más numerosos y variados son quienes convierten al partido de los círculos en la diana de sus críticas. Y cuantos más son quienes hacen de este nuevo partido el centro de sus obsesiones, mayor es el interés y predicamento que éste consigue en los estudios demoscópicos.
El fenómeno es curioso porque los mismos partidos y dirigentes que culpan a los medios del empuje de Podemos son luego los primeros en hacerle una valiosísima publicidad, al convertir a esta formación en protagonista de sus declaraciones.
Si el éxito de un líder político se midiera por el número de críticas y enemigos que concita, bien satisfecho podría sentirse el eurodiputado Iglesias, pues él sólo ha conseguido despertar temores y recelos en todos los partidos, aunque por distintas razones.
Es verdad que el secretario general de Podemos arremetió con tino contra ERC y la CUP en su reciente mitin en Barcelona, cuando aseguró que él «jamás le daría un abrazo a Rajoy ni a Mas».
Pero también es cierto que ambas formaciones respiran por la herida, porque siendo representantes de la izquierda independentista no han dudado en hacer de costaleros de la derecha nacionalista que representa CiU; e incluso, en el caso de ERC, de apoyar al Govern hasta el punto de vetar la comparecencia de Artur Mas en la comisión de investigación sobre la corrupción que se sigue en el Parlament.
Podemos es un partido de corte radical y de izquierdas, sin estructura territorial reconocible, sin un programa definido, y con un mensaje tan demagógico como maleable, tal como demuestra su reciente renuncia a algunas de sus ocurrencias más rompedoras, como la renta básica o la renuncia a pagar lo que llaman «deuda ilegítima». Sobran motivos pues para criticar sus ideas y refutar sus propuestas, principalmente porque son desastrosas e inaplicables.