La Vanguardia quiere evitar "que se multipliquen las Syrizas por el sur" de Europa, incluida Cataluña
Como no podía esperarse otra cosa, toda la prensa dedica sus editoriales a la victoria («rotunda» según los editorialistas, aunque sea con un 36% de los votos) de Syriza en Grecia. Hasta el imperturbable El País olvida su pedante manía de aguardar al menos un día entero antes de pronunciarse. Cada editorial expresa las preocupaciones del periódico que lo publica.
El País pide al partido neocomunista griego que no desestabilice la Unión Europea y que dé una muestra de su fiabilidad incorporando a su Gobierno al «centro progresista». El periódico de Cebrián, empeñado en la unidad de la izquierda.
El Mundo subraya las diferencias entre Syriza y Podemos.
ABC advierte del auge de los extremos políticos y de su confluencia contra Bruselas.
A La Vanguardia le preocupa el surgimiento de otras Syrizas en el sur de Europa, sobre todo en Cataluña, donde ha sorprendido al catalanismo la irrupción de Podemos, al que consideran un partido españolista.
Y La Razón de Paco Marhuenda elogia a Rajoy.
EL PAÍS
Una forma de visualizar ese propósito (no desestabilizar a la UE ni romper los compromisos), si llega a ser tal, sería allegar a las tareas de la gobernanza a otros partidos, como el del centro progresista, aunque ello no fuese matemáticamente necesario para formar Gobierno. Otra, intentar un acuerdo con distintas formaciones para renegociar el rescate y los términos de la deuda, pues algún partido -como el socialista-que intentó afrontar este asunto en solitario lo ha pagado con un brutal declive.
Todo ello tiene que ver con la especial y singular posición de Grecia. Aunque en algunos aspectos esta elección guarde similitudes con otras situaciones -como España-, sería intelectualmente abusivo equipararlas. Y a la larga, seguramente no muy rentable para quien lo pretenda.
EL MUNDO
A pesar de que su discurso es similar al de Podemos, la de Tsipras, a diferencia del partido de Pablo Iglesias, es una organización bien estructurada que desde 2012 es la segunda fuerza parlamentaria y que cuenta con experiencia en la gestión de decenas de ayuntamientos. Las soluciones de Syriza no son exportables a España, ya que nuestro país tiene una economía diez veces mayor, está creando empleo, creciendo a un ritmo superior a la media de la UE y, sobre todo, ni está rescatado ni sometido a las condiciones de la Troika.
ABC
Syriza no es un caso aislado. El apoyo explícito de Marine Le Pen a Syriza no fue gratuito, sino la expresión mas inequívoca de esa convergencia antisistema y antieuropea de los extremos que reclaman para sí el liderazgo mesiánico de los pueblos crispados. En todo caso, Syriza ha ganado el poder y su ejercicio pondrá a prueba su verdadera capacidad para convertir en hechos sus promesas. La euforia de Pablo Iglesias y demás dirigentes de Podemos no debe ocultar el riesgo de que Syriza, de la misma manera que ha encarnado un cambio crítico, acabe encarnando también un fracaso histórico, devolviendo a Grecia a los mismos vicios que provocaron su hundimiento económico y social.
Syriza ha ganado en Grecia, pero el Frente Nacional lidera las encuestas en Francia, el UKIP ganó las europeas en Gran Bretaña y los partidos ultras compiten con las opciones tradicionales, incluso fuerzan coaliciones de concentración, como sucedió en Suecia. Las instituciones europeas y los grandes partidos de derecha e izquierda deben tomar nota de lo que está sucediendo no sólo con las economías, sino principalmente con los ciudadanos europeos.
LA VANGUARDIA
La Unión Europea, que en las últimas semanas se ha reunido con representantes de Syriza para conocer de primera mano sus intenciones, ya ha anunciado su voluntad de prorrogar el actual rescate y estudiar posibles medidas de moderación para la deuda griega. Pero una renegociación efectiva de las condiciones puede convertirse en un arma de doble filo. Primero, por aquello que hay que evitar: que se multipliquen las Syrizas por el sur europeo. Y, segundo, tratar de conducir al nuevo gobierno griego hacia cotas menos radicales. E
LA RAZÓN
Ante el terremoto griego se debe hacer una última consideración de carácter interno: quienes minusvaloran el éxito de que España se salvara del rescate y consiguiera, con el esfuerzo propio, recuperar la senda del crecimiento, sólo tienen que mirar a Atenas.