OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Carlos Herrera, contra el «comunismo de manual» de Alberto Garzón

El PSOE ha conseguido en Andalucía el "estado del bienestar perfecto", con subvenciones y pellizcos para todos, según Carrascal

A Juanjo Millás le asusta el 'invierno demográfico' que ya sufre España

Este viernes 6 de marzo, en vísperas del fin de semana y de mi merecidísmo descanso, me siento a disfrutar de mi cigarrito y me siento volver a los años alegres (para unos pocos) de la Santa Transición. La encuesta del CIS sobre las elecciones andaluzas ha causado en algunos opinadores el miedo a los rojos, los mismos que en los años 70 proclamaban el miedo a los generales. ¡Qué viejo es todo! Quizás porque los rentistas del columnismo no se jubilan ni a tiros…

De momento, la opinión publicada mantiene la calma; quizás se suelte el pelo el fin de semana. Victoria Prego (El Mundo) centra su columna en el error que puede haber cometido Susana Díaz.

Los dos grandes partidos pueden decir lo que quieran, pero estos datos que ha ofrecido el CIS no les han podido dar más que disgustos.

Lo que pase en Andalucía con Podemos sí que es el anuncio de lo que va a ocurrir en el resto de España y el propósito de Susana Díaz de utilizar los comicios andaluces para pararle los pies en seco a la nueva formación se puede convertir en justamente lo contrario, en las elecciones que hagan de trampolín para el partido de los círculos.

Nada parece pintar como lo tenía diseñado la presidenta de la Junta, que ya se puede ir preparando para gobernar en equilibrio inestable o para renunciar a su libertad de gobierno y tener que compartirla con otras manos, a saber de quién. Siempre podrán decir los cálculos malintencionados que un resultado tan magro de Susana Díaz es un alivio para un Pedro Sánchez liberado de la amenaza de que ella pudiera disputarle la primogenitura en las elecciones generales. Pero ese éxito tan corto no beneficia en ningún sentido a un Partido Socialista que está desesperadamente necesitado de una inyección rotunda de victoria. Y aquí parece que sólo unos van a salir de verdad ganando.

Lo mismo hace Ely del Valle (La Razón), que aventura para Díaz el mismo destino que el de Mas: elecciones permanentes.

De momento, y con la campaña oficial recién estrenada, parece que las aspiraciones de Susana Díaz de gobernar sin cargar con la mochila de un socio incómodo no sólo no se van a hacer realidad, sino que empeoran. Divorciarse de IU para matrimoniar con Podemos es salir de Málaga para caer en Malagón y, como opción, dice poco de la visión política de la presidenta.

Lo único que puede justificar su remango para convocar elecciones es presentar su victoria, aunque adolezca de holgura, como aval para cruzar Despeñaperros.Y si no, siempre le quedará la opción de abonarse a modalidad de legislatura con obsolescencia programada de la que es tan amigo Artur Mas y convocar elecciones de nuevo dentro de doce meses. Total, ya metidos en harina…

Entre los atacantes a Podemos está el catalanista Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia), que zumba a Gemma Galdón porque ha ofendido a Artur Mas. ¡Qué escándalo!

No soy partidario de subrayar cada día las debilidades y contradicciones de Podemos, aunque ellos basan su propaganda en rastrear obsesivamente las debilidades y contradicciones de los que consideran casta (casi todo el mundo menos ellos). (…) Pero hay casos y casos. Y algunas novedades piden la excepción de un comentario. No porque la protagonista de la noticia a la que me referiré sea una de las caras dirigentes de Podemos, sino porque esta señora se ha dedicado desde hace tiempo (antes de la aparición del partido de Iglesias) a dar solemnes lecciones de ética y a repartir carnets de coherencia en tertulias y artículos. Hablo de Gemma Galdón.

En el mundo de Podemos, siempre están los buenos y los malos, aunque -a veces- hacen excepciones, como cuando hablan elogiosamente de algunos banqueros. Si formas parte de los buenos, tienes carta blanca, he ahí el escudo protector de la camarada Galdón. Eso te permite, por ejemplo, decir graves mentiras sobre el presidente de tu país desde una tertulia de radio y no disculparte ni cuando te desmienten. Si eres del equipo oficial de los buenos, puedes ser impostora con total tranquilidad, porque las críticas que recibas formarán parte de una conspiración de los malos, que quieren expulsarte del terreno de juego.

RAJOY TIENE LA EXCUSA PARA JUSTIFICAR EL DESCALABRO DEL PP

Pero no a todos les preocupa Podemos. Raúl del Pozo (El Mundo) escribe una columna nutritiva, al estilo de las de su admirado César González Ruano, para que le vuelvan a invitar a fiestas: en la presentación de un libro sobre Lorenzo Caprile, elogia las croquetas que le sirven. Al final, un apunte sobre Podemos, que por supuesto ha escuchado en un corrillo.

A los asustados ricos les pone Albert y decían que Pablo tiene empaque de líder, pero le falta aura.

Al principio se acojonaron con la aparición de calimocheros armando bronca en los desahucios, profesores pobres o ninis desesperados que se vestían en Alcampo. Ahora los ven menos peligrosos. «No tienen piel de pobres, ni tampoco de pijos, son profesores -tercia una dama-, son hijos de profesores, de clase media y obrera, pero la mayoría han estudiado. Antes llevaban camisas oscuras porque son más sufridas. Luego empezaron a salir en la tele, y se pusieron camisas blancas, que dan claridad aunque sean de tergal».

Como dice Alfonso Rojo, «menos croquetas y más libros».

Florencio Domínguez hace en La Vanguardia el análisis más objetivo de las elecciones andaluzas: el miedo del PSOE a seguir el destino del Pasok griego y la excusa de Rajoy para disculpar el previsible fracaso del PP.

Andalucía va a ser para el PP la oportunidad de medir hasta dónde llega el desgaste de la gestión de la crisis o si el inicio de la recuperación se refleja también en las urnas. Los populares, sin embargo, van a tener un problema para interpretar los resultados: si se produce la caída que anuncia el CIS no se sabrá bien si es por las políticas de Rajoy o, como parece, debido a que el cabeza de lista, Moreno Bonilla, no ha llegado a consolidar un liderazgo social en Andalucía.

Para los socialistas, el voto andaluz tendrá una importancia psicológica mayor que para el PP: si resisten aunque cedan algo, como apunta el CIS, habrá esperanza en España para los de Pedro Sánchez, aunque le complique la vida a Susana Díaz que cambió un cómodo pacto con IU por la incertidumbre de tener que negociar con Podemos. Si el PSOE-A se hunde, a los socialistas se les aparecerá el fantasma griego del Pasok. Algo parecido puede decirse de Izquierda Unida que comparte con los socialistas la amenaza del ascenso de Podemos.

Y José María Carrascal (ABC) es el autor de una buena columna, ‘El milagro andaluz’, en que asegura que la mayoría de los andaluces no quiere cambiar el «Estado de bienestar perfecto» que le da el PSOE. Parte de que Susana Díaz «habla de todo menos de empleo».

Que en Andalucía se ha impuesto un determinado régimen -entendiendo por tal no sólo una forma de gobierno, sino también una forma de vida- resulta irrefutable y viene avalado por la continuidad del mismo. El régimen podría calificarse de algo parecido al «estado de bienestar perfecto». El Estado y, en su representación, la Comunidad Autónoma o Junta deben proveer de todos los servicios a todos los ciudadanos, es decir, facilitarles la felicidad, no importan su clase o condición, sean asalariados o empresarios, vivan en la ciudad o en el campo, tengan un empleo o estén parados.

Pero, me preguntarán ustedes, ¿cómo se financia todo eso? Pues a base de ese bendito ingenio andaluz: una subvención por aquí, otra por allá, un pellizco por este lado, una trampilla por el otro, y las cosas terminan arreglándose.

De ahí que tenga mis dudas de que Rajoy y Moreno acierten con una campaña electoral que prometa el pleno empleo por aquellas tierras. Lo que los andaluces parecen querer es lo que el peregrino a Lourdes del chiste: quedarse como están. Que es lo que promete la señá Susana.

GISTAU: EL PP DA LA RAZÓN AL SEPARATISMO CATALÁN

Bueno, pasemos al PP.

En una columna que es un cañonazo, Federico Jiménez Losantos se ceba en Rafael Hernando y la Pandi Crush del PP, un acertado mote para la corte de Moncloa.

Hernando, que ya exhibió en el Debate del estado de la Nación una postura oratoria adecuada para figones de carretera y bares de alterne, pero no para la tribuna del Congreso -de medio perfil, la chaqueta abierta, una mano en el bolsillo y la otra entre el vaso y el ambón, mientras incensaba al líder- se puso creativo over the rainbow y decidió burlarse de Albert Rivera diciendo que «primero habían venido los magenta, luego los de morado y ahora el naranjito», aludiendo sin demasiada sutileza a UPyD, Podemos y Ciudadanos, pero apuntando al monigotillo del Mundial del 82, que en fútbol ganó Italia y en política ganó el PSOE y perdió UCD, cuyos pasos sigue este PP con menos inteligencia pero idéntica vocación suicida.

Y definde de la siguiente manera al PP de Rajoy:

El resultado, a la vista está: Rivera posando con el Naranjito y Celia Villalobos jugando al Candy Crush en pleno debate del Congreso, mientras el presidente lee el ladrillo de Arriola. Son una pandilla de matones fofos frente a un chico que juega al waterpolo y se atrevió a fotografiarse desnudo en su primera campaña electoral. En sus mejores tiempos, Soraya sólo llegó a posar en combinación.

David Gistau (ABC) también atiza al «cráneo privilegiado» de Hernando, aunque no con tanta fuerza, pues reconoce que son de la misma generación.

Cómo no, Hernando tenía que participar en el zafarrancho de destrucción contra Siutatans, esa motita luminosa que al PP le ha entrado en el radar que custodia la parcelita de poder. Ayer lo llamó Naranjito y Diógenes. Lo primero no se lo voy a reprochar, porque ahí Hernando se me revela un compañero generacional igualmente arrasado por aquel Mundial’82 que fue nuestra iniciación en el fatalismo a la española y en el sentido del ridículo como código de pertenencia. Partiendo de la Furia, acabamos en Naranjito: a partir de entonces, todo fue tener que remontar. Tiene mucho mérito que los niños criados bajo Naranjito hayamos logrado, en gran parte, armar vidas normales sin tutelas psiquiátricas.

Pero al final reprocha al PP que al echar en cara a Ciudadanos su origen catalán, admita el victimismo de los nacionalistas de que no teinen nada que hacer en una España que les desprecia.

El reproche peor que el PP hace a Siurriaurriau es su origen catalán. Porque ahí queda expuesto un prejuicio cultural que carga de razón al nacionalismo y según el cual el catalán es un ente de extramuros, colindante con el marciano o con el extranjero, que no puede ocuparse de los asuntos nacionales. Conquistas de Roma sin credencial de ciudadanía. Perdón, siutatanía.

Al final de una columna sobre las elecciones andaluzas, Ignacio Camacho (ABC) medita sobre las paradojas de la partitocracia en que vivimos: la soberbia Esperanza Aguirre depende del despreciado Rajoy.

Los políticos versados deben mirarse a veces en espejos ajenos. El de Madrid proyecta ante Susana un reflejo inquietante: la sólida presidenta que desafió a Rajoy espera hoy su arrogante dedazo para ser candidata y el valido que respaldó sus planes está limpiándose de basura el traje. La ventaja de los adversarios frente a los enemigos es que mientras estos te la guardan los de otro partido se conforman con ganarte.

Y ahora una brillante columna de Carlos Herrera que deja a los pies de los caballos el «comunismo de manual» de Alberto Garzón:

¿Cómo no habíamos caído antes? ¿Cómo se nos pudo pasar por alto una solución tan brillante para darle un mordisco ciclópeo al problema del paro? La fórmula, una vez más, la da el comunismo de manual: contratamos un millón de parados para limpiar los bosques o llevar las bolsas de la compra a las jubiladas. Subimos los impuestos paralelamente y con ese dinero pagamos el trabajo que les adjudicamos a los afortunados, sea el que sea, resulte productivo para la economía nacional o no.

La ocurrencia la ha espetado con toda seriedad y formalidad el príncipe neonato de Izquierda Unida, Alberto Garzón. Se coge a un millón de parados y se les coloca en nuevas funciones creadas a propósito. Aunque, claro está, surgen dudas. Primera: ¿por qué solo a un millón y no a millón y medio? Segunda: ¿cómo se elige a los afortunados?, ¿por qué Fulanito sí y Menganito no? Tercera: ¿de forma temporal o con carácter indefinido? Ítem más, ¿por qué no de forma rotatoria y que así puedan beneficiarse los cuatro millones y pico de parados?

Y Herrera une en ‘ideicas’ a Izquierda Unida, Syriza y Podemos.

Que la solución al paro en España sea contratar a los parados a cargo de los Presupuestos Generales del Estado demuestra cuál es el grado de simpleza del resto de sus ocurrencias, esas que tanto se parecen a las que garantizó Syriza en Grecia y que ahora no puede cumplir, basadas, como sabemos, en prometer delirios y pagarlos con el dinero de los demás. Completada con la intención de Podemos de garantizar agua y luz a los okupas y prohibir cualquier tipo de desahucios, contemplamos un panorama programático de la izquierda extrema que produce, cuando menos, turbación.

EL DÍA-D PARA IGNACIO GONZÁLEZ Y ESPERANZA AGUIRRE

Mayte Alcaraz (ABC) se la juega y da una fecha: Rajoy esperará a los resultados de las elecciones andaluzas para dar a conocer a sus candidatos en Madrid.

Este oscuro panorama ha terminado por convencer a Rajoy de que hay que esperar a después de los comicios andaluces (22 de marzo). Las fuentes consultadas aseguran que Moncloa ha estudiado todos los escenarios para evitar que un hipotético descarte del dirigente regional motive «males mayores», a ochenta días de las urnas. En el caso de que se opte por dejar fuera de la carrera a González, el presidente es partidario de llevar la decisión más allá del 19 de marzo, último jueves del periodo de sesiones en la Asamblea. «Aunque el responsable de la Comunidad lo es hasta que se celebran elecciones, la falta de actividad parlamentaria minimizaría el desaire a un presidente obligado a irse», sostienen.

La capitana del Batallón de la Guardia de Moncloa Pilar Ferrer (La Razón) gana destacada el premio a la columna ridícula del día, con una página entera llena de elogios y frases hechas que derrama sobre Rajoy como las vírgenes romanas sobre los césares.

«Presidente, ¿y ahora qué?», le preguntó uno de ellos. Respuesta a la gallega: «Lo que tenga que sonar, sonará».

la estrategia de un hombre inmune a las presiones, frío hasta la médula, maestro de los tiempos e inamovible ante su hoja de ruta.

«Frente a la agitación, normalidad», fue la consigna trasmitida por Rajoy a las dos damas más importantes de su entorno.

«A estas alturas, aguanto casi todo», suele decir el presidente cuando está en reuniones privadas.

«Impasible a la tormenta, ya escampará», asegura un colaborador que conoce bien al líder gallego. (…) «La paciencia es la madre de la ciencia», dicen en el círculo próximo al presidente.

«En política hay muchos botarates, lo importante es ser serios», dijo con esa calma que parece no abandonarle nunca.

Mientras las aguas bajan bravas, Mariano Rajoy observa, medita y apura sus decisiones. La prisa, según él, siempre es mala consejera.

Ah, sí, la deslumbrada Pilar Ferrer se apunta a la tesis de Alcaraz de que Rajoy pondrá el huevo después de las elecciones andaluzas:

La tesis en Moncloa y en la cúpula de Génova es que Rajoy agotará los tiempos establecidos para las elecciones de mayo y que, incluso, podría esperar al resultado de las elecciones andaluzas del 22 de marzo para lanzar su «fumata blanca». A tenor de estos comicios, puede haber sorpresas.

En El País, Juan Luis Cebrián ha dado la orden de aplaudir a Ángel Gabilondo y, de rebote, a Pedro Sánchez, y Antonio Caño se encarga de que la cumplan los redactores, columnistas y editorialistas. Después del perfil-lametón de Manuel Jabois, Fernando Vallespín es el último en cuadrarse ante el sargento de Cebrián, y lo hace con un argumento profundo, como corresponde a un progre ilustrado.

si los partidos empezaran a incorporar a sus listas a personas de la sociedad civil, el resultado -salvadas todas las distancias-, podría ser un equivalente funcional a tener listas abiertas. Los ciudadanos podrían verse representados por algo más que las férreas estructuras de los partidos, asistirían a otro tipo de campaña, con un lenguaje novedoso y menos crispado, con más ideas y otro estilo. (No veo yo a Gabilondo y a García Montero sometiéndose sin más a los dictados de los expertos en comunicación política).

¿Y SI SE PITA DE NUEVO AL REY Y AL HIMNO EN LA FINAL DE LA COPA?

El fútbol entra en algunas columnas a cuenta de la previsible falta de respeto de los hinchas nacionalistas vascos y catalanes a los símbolos españoles en la final de la Copa del Rey.

José María Marco (La Razón), que ha pasado de biografiar a Aznar a contagiarse de rajoyismo, dice que no pasa nada.

La actitud del Rey ante todo esto viene determinada por su posición. Y su posición, deducida de la institución que representa y encarna, es precisamente la que pone negro sobre blanco que ninguno de los vociferantes nacionalistas presentes en el estadio va a dejar de ser español… nunca. En el mejor de los casos, los gritos, los insultos y los abucheos serán una forma de ser español que no está lejos del desprecio hacia su nacionalidad que sienten otros muchos españoles que no son nacionalistas vascos ni catalanes. Aunque rupestre, atrasada y sin desasnar, también eso es España. Al fin y al cabo, quieren ir a aullar al Bernabéu.

Por el contrario, Luis Ventoso (ABC) recuerda que en Francia se han suspendido partidos de fútbol y no ha pasado nada.

En la final de la Copa de Francia de 2002 jugó un equipo corso, el Bastia. Los nacionalistas de su hinchada silbaron cuando sonó «La Marsellesa» en el Estadio de Francia. El presidente Chirac, lívido de enojo, abandonó el palco a los veinte minutos y ni saludó a los jugadores. En 2008, en un Francia-Túnez, parte de la afición tunecina y algunos franceses hijos de la inmigración magrebí repitieron la acción. Todos los partidos franceses expresaron su indignación sin fisuras. Por la mañana, el presidente Sarkozy tomó medidas. Reunió a su ministra de Cultura, al de Interior y al presidente de la Federación de Fútbol. La solución fue sencilla: a partir de ahora, si se pita al himno nacional el partido queda suspendido. Y hasta hoy.

Pero aquí ya nos aprestamos a asumir otra charanga de insultos a todos, incluidos la multitud de vascos y catalanes que desaprueban las pitadas. El problema sociológico de España es que a Sánchez, a Tania y Pablo, al joven Garzón y a nuestro tertulianismo de quinta y sexta este asunto les resbala. ¿Son de aquí o de la patria de los Teletubbies? Quién sabe…

Bueno, más consuelo me procude Antonio Robles (Libertaddigital.com).

En realidad el fracaso de España en Cataluña no se debe a los independentistas, sino a quienes sin serlo, se abstienen elección tras elección. Aunque sea una anomalía inexplicable, la sociedad no nacionalista no se movilizó en el pasado, y si no se hace lo debido, seguirá sin movilizarse en el futuro. La respuesta al enigma reside fundamentalmente en la superioridad moral impuesta por el nacionalismo, junto al complejo y falta de autoestima cultural, lingüística y nacional de la Cataluña española, el abandono del Estado y los complejos de intelectuales y políticos ante el victimismo nacionalista.

Pero eso puede cambiar, la encuesta lo atestigua. Por primera vez, esa Cataluña española condenada a ser simple comparsa en su Parlamento comienza a dar señales de vida.

Ha bastado que las televisiones y otros medios dieran cancha a líderes no nacionalistas, para que la Cataluña española se sintiera reflejada en ellos y creyese en su propia existencia. El votar y el rascar, todo es empezar. Pero si el Estado y los referentes intelectuales salen de su ensimismamiento, y toman el dicho de «a Dios rogando y con el mazo dando», mucho mejor. «El ministerio del tiempo» es un ejemplo.

CASADO DEFIENDE A RUBALCABA DE LAS CALUMNIAS DEL PP

El economista José Carlos Díez (El País), que fue asesor de Zapateor y negaba que hubiera burbuja inmobiliaria, ahora se alegra del plan de mario Draghi para sacar a la zona euro del estancamiento.

Ahora queda conseguir generar inflación, especialmente en los países periféricos donde los tipos reales para empresas y familias siguen siendo demasiado elevados. Los tipos al 0% o en negativo son una barrera psicológica para los ahorradores. Por lo tanto, buena parte del dinero inyectado por el BCE acabará en las bolsas y en el inmobiliario generando inflación de activos.

Tras varios años de errores sistemáticos por fin la economía europea empieza a tener una política adecuada para salir de la crisis. Ahora falta concretar los planes en marcha y mantenerlos hasta que la tasa de paro retorne a niveles razonables. Y que los países acompañen con medidas y buena regulación que refuercen la inversión, la innovación y el capital humano. No será un camino de rosas y por eso es recomendable mantener la prudencia.

Ante el cierre de la instrucción del ‘caso Gürtel’ por el juez Pablo Ruz, Antonio Casado (ElConfidencial.com) reprocha al PP su versión cuando estalló el escándalo.

Aun en la perspectiva del tiempo transcurrido, en la calle Génova alguien debería sonrojarse frente a aquella insidia que veía en el caso Gürtel un invento de Rubalcaba y Conde Pumpido. Y en cuanto a su presunto respeto por la independencia judicial,espero que no vuelvan a caer en la tentación de sugerir que el juez Ruz hace «un uso alternativo del derecho», por haber dictado su auto de procesamiento (pase a «procedimiento abreviado», se dice ahora), apenas unas horas antes de que Rajoy se ofreciese en el Congreso a los españoles como un firme abanderado contra la corrupción (noviembre del año pasado). O por dictar su auto de apertura de juicio oral contra Correa y sus cuarenta ladrones cinco minutos antes de abandonar la Audiencia Nacional y cinco minutos después de que sonara el clarinazo del año electoral en el que estamos embarcados.

Juan José Millás (El País) me sorprende por varios motivos. El primero es que su columna rebosa de sentido común y hasta de buenas maneras, y el segundo que toca un tema propio de Juan manuel de Prada, Hermann Tertsch y otras víctimas del Wyoming, que es la caída de la natalidad.

Este año del Señor de 2015 vamos a morir en España más personas de las que nazcan.

La proporción entre los vivos y los muertos es anterior a la demografía. Y a la lógica. Lo suyo, si perecen mil olivos, es que nazcan por lo menos otros mil. Es lo que sucedía antes de los acuerdos de Maastricht, donde esos equilibrios funcionaban digamos que de manera inconsciente. Cuando al ganadero se le moría una vaca lechera, ya tenía la de repuesto. Desde Maastricht, nos premian si acabamos con todas las vacas, con todos los olivos y con todas las viñas, hasta caer en la condición de un país de chiringuitos al borde de la playa. De aquellos polvos vienen estos lodos. En dichos acuerdos no se explicitó que en 2015 naciéramos menos españoles de los que se morirían (…), pero estaba en la lógica de las cosas. Lo normal, si abandonábamos con furia el sector primario, era que tarde o temprano cayéramos en las garras de la economía financiera, poco partidaria de los hijos, que distraen al asalariado irresponsable de sus ocupaciones.

Puesto que ya cuenta con el aval de los progres, a ver si el invierno demográfico se convierte en asunto de debate cotidiano…

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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