OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Camacho (ABC) considera que Rajoy lanza un guiño a Susana Díaz para apuntalar el bipartidismo

Carreras acusa a la prensa catalana de mentir sobre Ciudadanos y silenciarlos porque no comparte el "consenso nacionalista"

Carrascal lamenta que la "grosera" Susana Díaz gane las elecciones del domingo gracias al caciquismo

Si los editores de prensa de papel quieren saber por qué venden cada vez menos (los últimos datos que tengo sobre el estado de los periódicos son aterradores), les aconsejo que lean la columna de este 18 de marzo de 2015, de Francesc de Carreras en El País.

El catedrático explica cómo la prensa catalana ha ninguneado a Ciudadanos, que según las últimas encuestas podría convertirse en el tercer partido del Parlamento catalán. Es decir, que los militantes, simpatizantes y votantes de Ciudadanos no tenían ningún motivo para comprar unos periódicos que les despreciaban. ¿A que es sencillo de entender?

En su columna ‘El caso Ciudadanos’, Francesc de Carreras se pregunta por qué el partido de Albert Rivera de pronto ha estallado como una supernova en la vida política española. La respuesta es que «la prensa de Madrid» se ocupa de él, mientras que la prensa catalana prefería acallarlo.

Los medios de comunicación catalanes, tanto en las informaciones como en las opiniones, habían optado por tratar a C’s con una doble táctica: el silencio y la tergiversación.

En efecto, a pesar de que sus tempranos éxitos en Cataluña eran noticia, las informaciones sobre C’s eran casi inexistentes. Por ejemplo La Vanguardia, el periódico más influyente de Cataluña, no concedió una amplia entrevista a Albert Rivera hasta principios de 2013, tras seis años de ser diputado. Y así los demás medios catalanes.

Más grave que este silencio fue la tergiversación permanente: un partido anticatalán, anticatalanista, neofalangista, de extrema derecha, únicamente preocupado por la cuestión lingüística, antiautonomista, centralista. (…) Pero el hecho de que C’s no participara del consenso nacionalista ponía de los nervios a toda la prensa: no había que informar y era necesario mentir.

¿Qué ha necesitado C’s para darse a conocer? Salir de Cataluña, proyectarse en el resto de España, ahí los medios de comunicación actúan con menos prejuicios, son más libres, más plurales. Con frecuencia, en Cataluña se habla peyorativamente de la «prensa de Madrid». ¡Ay del día que hablemos en serio de la «prensa de Barcelona»!

Me gusta tanto esta columna que estoy por recortarle y usarla para liarme un cigarrillo.

Y un poco más de Ciudadanos. Gistau racionaliza el cabreo del PP con los naranjitos.

Después de escuchar a Rajoy en el debate sobre el estado de la nación y en la entrevista de Herrera, pienso que el enfado se debe a que Ciudadanos le arruinó al PP el discurso electoral. Ése en el que los votantes, incluso los decepcionados con el PP, debían acudir a las urnas muertos de miedo y abocados a elegir entre un partido tradicional con la recuperación aproada y el experimento de unos bárbaros de extramuros cuya inmersión lingüística sería la implantación del acento venezolano. Ahora existe otra alternativa. Y ni es destructiva ni da miedo. Al PP se le puede escapar ahí el voto que quería tomar como rehén.

EL CANDIDATO DE CIUDADANOS SE APARTA DE COALICIONES

Pasemos a las elecciones andaluzas. El comportamiento de Susana Díaz en el debate conduce a Pablo Molina (Libertaddigital.com) a concluir que, en efecto, la socialista encarna a Andalucía.

Susana Díaz demostró por qué los rudimentos de una educación formal son imprescindibles para actuar en la vida pública. Si no se tienen, uno actúa como actuó Díaz, a la que sólo le faltó plantarse en jarras delante del atril del candidato Bonilla y sacudirle dos tortas por atreverse a llevarle la contraria. Como la moderadora no era funcionaria de Canal Sur, la presidenta en funciones tuvo que ordenar los turnos de palabra y concedérsela a Moreno Bonilla después de interrumpirlo convenientemente cuando «insultaba a Andalucía», es decir, cuando discrepaba de ella.

Esto de que los políticos se arroguen la representación exclusiva de una región, incluidos sus habitantes, sus sistemas montañosos y su litoral -cuando lo tienen-, es una chifladura propia de nacionalistas, pero en el caso de la todavía presidenta andaluza está justificado porque, en efecto, nadie representa mejor la idiosincrasia andaluza que ella. En la tierra del paro endémico, donde la mayoría de la gente vive del presupuesto público de una u otra manera, nada más apropiado que el que su presidenta sea una persona a la que no se le conoce ninguna ocupación fuera de la política.

José María Carrascal (ABC) define a la presidenta andaluza con el título de su columna: ‘Faltona’.

¡Qué mal dejó doña Susana Díaz a la instrucción pública! Quienes la cursamos bajo maestros y catedráticos todo rigor y claridad, nos sentimos abochornados ante el despliegue de vaciedad e intemperancia de la todavía presidenta andaluza. ¡Y qué mal dejó a Andalucía!

Todo un espectáculo y una muestra de cómo la incompetencia puede alcanzar en la España de hoy los más altos cargos por la escalera de unos partidos carcomidos por la corrupción y la endogamia.

Sin embargo, teme que el caciquismo cubrirá las faltas y los defectos de Díaz

¿Quiere esto decir que perderá el domingo? En modo alguno. En Andalucía, como nos hemos cansado de decir, no rigen las normas usuales en una democracia. Rige el más cutre caciquismo, que da el poder al que tiene el dinero, y tiene el dinero el que da el poder, creándose un círculo vicioso que perpetúa gobiernos, instituciones y corrupción, pues el poder institucionalizado genera corrupción como el hígado genera bilis, a más de bloquear alternativas.

El único columnista que defiende a Susana Díaz es Raúl del Pozo (El Mundo):

En medio de este festival de sofistas y demagogos, Susana mantiene un tono moderado y no me extrañan sus nervios. Vamos a la primera estación de una España que se dirige hacia la Italia ingobernable: 20 años, 11 gobiernos.

Aceptando la fragmentación parlamentaria que auguran las encuestas, Ignacio Camacho (ABC) elucubra sobre pactos, tácitos o no, entre el PSOE andaluz, pastoreado por Felipe, y el PP nacional.

Hay una sintonía estratégica tácita entre los líderes del PP nacional y del PSOE andaluz. Cada uno piensa que el otro ganará en su respectivo desafío electoral y a los dos les conviene respetarse las reglas no escritas. El susanismo ha trazado su plan a medio plazo, con la asesoría de Felipe González; cuenta con una victoria corta del PP en noviembre y espera un mandato de Rajoy en precario, una legislatura breve durante la que asaltar el liderazgo socialista. Su prioridad actual es comprar tiempo y coincide con la de Moncloa, que no pondrá impedimentos; a ambos les interesa además, para apuntalar el bipartidismo, que Podemos se desinfle por falta de expectativas.

En ese ajedrez Andalucía puede ser una descontada pieza de sacrificio. La misión de Moreno Bonilla es la de resistir lo mejor posible en la batalla de desgaste. Le quedará el consuelo de haber ganado dos debates pero nadie en el PP ha pensado nunca en serio que podía imponerse al susanato. Con lo que no contaban era con la aparición de Ciudadanos, que ha transformado el gambito de dama en una inesperada apertura de flanco.

Y para enredar más las cosas, el candidato de Ciudadanos, Juan Marín, publica una tribuna en El País en la que asegura que no aceptará ningún pacto a no ser que se le conceda la presidencia de la Junta. Me parece que es una manera de anticipar que no se aliarán ni con el PSOE ni con el PP para evitarse líos…

Andalucía está pidiendo un cambio y este hecho es imparable. Serán después los ciudadanos quienes decidan quién lo lidera, pero nosotros tenemos claro que sólo estaremos en un Gobierno que presidamos. Porque no hemos venido aquí para pactar la decadencia, no vamos a ser comparsa ni de los que quieren que todo sigue igual, ni de los que nunca han salido a ganar el partido en Andalucía.

Nosotros proponemos unas reformas estructurales y la garantía de que estas se cumplan es que Ciudadanos presida la Junta de Andalucía

LUCAS HACE A NEWTON CATÓLICO REPRIMIDO POR EL PAPA

El hallazgo de los restos de Cervantes enfada a varios columnistas. Jiménez Losantos asegura en El Mundo que ya sabíamos lo que sabemos, y es el lugar del enterramiento del autor del Quijote. Detrás de todo este jaleo, según él, sólo hay el sonido de los euros.

Los restos mortales de Cervantes -los inmortales yacen en las bibliotecas- siempre han estado las Trinitarias, como acredita una placa anterior a la invención del turismo cultural. El genio murió pobre, no tiene mausoleo y se mandó enterrar en ese convento con su esposa -alguna vez tenía que hacerle caso- creyendo en «la resurrección de la carne y la vida perdurable». En todo caso, en la gloria perdurable de su obra. Para qué más.

Lo de escarbar ataúdes en búsqueda de huesos cervantescos obedece al empeño de que los 500 millones que hablan español, los 50 millones que lo estudian y los que han leído ‘El Quijote’ vengan a Madrid a cumplir un rito de paso escolar que entre el Prado y el Guernica Sofía daría cada año para infinitos ‘selfies’. Al no estar Gallardón, la tumba de Monipodio, digo de Cervantes, sería algo más chica que la de Napoleón, color bombón, pero habría teatrillo permanente para ‘Los habladores’ -o al menos, plasma-, tienda de videojuegos sobre Numancia, Lepanto y Argel, caballitos como Clavileño para viajes en 3D, la cuadra de Rocinante y un anfiteatro-corrala como el de ‘Les Invalides’ con capillas para Sancho y el Rucio, Rinconete y Cortadillo, Cepión y Berganza -con venta de figuritas de los coloquiantes canes- y La Gitanilla, con música de Paco de Lucía. Salvo ‘selfie’ forzoso de El Greco en Toledo, los turistas irían de ahí a un tablao y a dormir.

Antonio Lucas (El Mundo) dice, más o menos, lo mismo que Losantos, aunque con más palabrotas, que para eso es joven y barbudo.

Los huesos de los escritores suelen ser, andando el tiempo, el fetiche de aquellos que nunca los leyeron. En España somos muy adoradores de fémures, muy carroñeros de gloria antepasada. Jodemos a nuestros artistas con el mismo entusiasmo con el que después les hacemos sitio en los panteones. Pero los muertos son de la tierra en que están. Sólo la familia, si existe, puede orearlos como a geranios. Sospecho que ninguno de los políticos que siguen las pesquisas de estos despojos se ha acercado a una librería. El puto manco de toda la vida es ahora Don Miguel.

Y su anticlericalismo le vence:

Este fetichismo a destiempo es como los perdones que lanza la Iglesia a siglo pasado, capaz de disculpar a Newton cuando ya tenemos internet.

A ver, Antonio, majo, Isaac Newton era cristiano y, al menos nominalmente, anglicano, no católico, por lo que el papa no pudo decir nada sobre él. Por favor, lee la Wiki antes de escribir. Por semejante pifia, recibes el premio a la columna ridícula del día.

Luis Ventoso (ABC) para la sesión de automasoquismo.

Tal vez lo memorable del ejercicio necrófilo haya sido ver al pueblo español, de tan fofa autoestima, celebrando con legítimo entusiasmo a su mayor creador. Cervantes abrió a lo grande telediarios, periódicos digitales, redes sociales. Un reconocimiento de la propia gloria, infrecuente en un país presto a magnificar sus problemas e infravalorar sus hitos. A ver quién soportaba a franceses e ingleses si fuese suyo el creador de la novela moderna y de dos paradigmas universales que se han fugado de las páginas para gozar de vida autónoma…

Aunque murió pobretón, mal reconocido, expresidiario, manco, flaco y con seis dientes, no se puede decir que España haya descuidado a Miguel de Cervantes.

David Trueba (El País) aprovecha la noticia para pedir más dinero para su mundillo. Me sorprende que quienes gozan de la etiqueta oficial de intelectuales no se den cuenta de lo antipáticos que se hacen a los demás españoles, que también pagan impuestos.

La curiosidad por dar con el cadáver del español más inmortal provocó el interés general. Saciado un poco a medias y algo húmedas las tracas celebratorias, nos queda un maravilloso instante de necrocultura, esa afición tan española a celebrar al autor muerto, porque de este modo no puede resultar ya incómodo para nadie.

Pero en la mañana supimos que había muerto Juan Claudio Cifuentes, Cifu, uno de esos esforzados divulgadores de cultura, cuyos programas de jazz, siempre entre amigos, fueron un referente en la tele y la radio públicas. Cuando le dieron la Medalla de Bellas Artes se permitió afirmar que la recogía con la esperanza de que sirviera para ayudar a los músicos de jazz en nuestro país. Locales, conciertos, disqueras, emisoras, programas, escuelas, todo eso es necesario para que mañana tengamos algún hueso que buscar con orgullo patriótico.

JOAN TAPIA REIVINDICA EL FEDERALISMO SOCIALISTA

La sentencia del Tribunal Supremo que condena a los vándalos de extrema izquierda que sitiaron el parlamento catalán y agredieron a los diputados provoca un suspiro de alivio en Victoria Prego (El Mundo).

Han llegado las cosas en España a un punto de disloque en que se hace necesario casi cada día que las voces con autoridad vengan a dejar claro lo evidente y recuerden a quienes lo han olvidado que hay una escala de valores que debe ser protegida en una democracia. Y que en la cúspide de esa escala está la representación popular que ostentan quienes han sido elegidos por el pueblo para que asuman por su mandato la acción política.

El derecho a la libre expresión no puede nunca ser ilimitado. Al contrario, requiere de unos cauces y de unos contrapesos para que no acabe por convertirse en un derecho tiránico, que fue lo que practicaron aquel día de junio de 2011 unos individuos que no pertenecían a los maltratados por la crítica situación económica, como afirmó la Audiencia, sino a grupos antisistema, cuyo origen y motivaciones son de índole muy diferente. Es un alivio que el Tribunal Supremo haya vuelto a poner las cosas en su justo sitio.

Las últimas encuestas que muestran una caída del sentimiento separatista en Cataluña son la excusa de los columnistas catalanistas para pedir árnica a ‘Madrit’. Antoni Puigverd (La Vanguardia) advierte de que el retroceso del independentismo (ya no se habla de derecho a decidir) es malo para España.

Destruir el independentismo vinculándolo al nazismo o la corrupción es tanto como decir que los catalanes han cogido un mal todavía más feo que los males que flagelan España. Destruir Podemos apelando a los vicios de algunos dirigentes es como decir: «todo es un estercolero, en España: en este país no hay nada positivo. Alejen toda esperanza».

Ahora bien: que descarrilen los trenes de Podemos o del independentismo no hará que el tren de la España actual llegue a su destino. Lo sabemos todos por experiencia personal: el llanto del vecino que más nos irrita quizás nos hace reír; pero nunca nos ha salvado de nuestras propias lágrimas.

El ex director de La Vanguardia Joan Tapia pergeña en ElConfidencial.com una columna de apoyo a las tesis federalistas del PSOE y del PSC. ¡Toma castaña! A cuánto rojo ha dado de comer el señor conde de Godó.

Artur Mas confundió la ANC con Cataluña y ahora no sabe por dónde tirar porque es incapaz de rectificar. Pero Madrid tampoco acertó (por ser suaves) al ningunear un Estatut negociado y pactado. Y ahora se volvería a equivocar si cree que el problema se ha resuelto.

Quizás sería bueno que la derecha española analizara con cuidado los planteamientos de Pedro Sánchez o Miquel Iceta porque -pese a los números que pregona el agit-prop independentista o el españolista- las encuestan dan un pequeño incremento de la intención directa de voto al PSC. Y respecto a Cataluña el sentimiento de los electores del PSC y de Podemos (que muchas veces vienen del socialismo o de ICV) son similares.

Carmen Rigalt (El Mundo) escribe una preciosa columna sobre los niños con síndrome de Down.

En algún momento a todos nos ha enamorado la mirada de almíbar de un niño ‘down’. O la línea de su sonrisa, ese espacio por donde asoman unos dientecillos como almenas de nácar. No me lo invento. Los niños ‘down’ son ángeles con alas de algodón, sueños de muñeco, alegría en vena. Hundir un beso en las mejillas de un niño ‘down’ es como apretar un osito de peluche contra los muelles del alma. No conozco criaturas con mayor trasiego de felicidad. Ellos son los que más achuchan, más aman, más gozan. Los que más quieren y más se dejan querer.

Una pena que no la escritora no mencione cómo los médicos incitan a las embarazadas a abortar cuando hay indicios o sospechas de que su hijo vendrá con esa discapacidad. Sí, son muy alegres y simpáticos, pero mejor abortados…

Mariángeles Alcázar (La Vanguardia) nos da detalles del último viaje del ex rey Juan Carlos de Borbón a Barcelona, para estar con los ricos.

Josep Cusí y don Juan Carlos comenzaron su relación de amistad cuando el entonces príncipe acudió a las instalaciones del Náutico para entrenarse con miras a su participación en los Juegos Olímpicos de Munich 72. De aquella relación salió el proyecto Bribón. A lo largo de 40 años, el casco del velero fue testigo de su amistad y amor al deporte de la vela, hasta que el verano del 2011 el Bribón arrió las velas. Su última travesía fue el 18 de septiembre de aquel año, cuando arribó por última vez al Náutico de Barcelona, bajo cuya grímpola siempre compitió, tras participar en el Trofeo Conde de Godó de Vela.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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