Carlos Herrera se despacha a gusto

«El pobre imbécil de Willy Toledo no se ha atrevido a decir que lo de Túnez es un montaje de Occidente»

Losantos se pregunta si el "odio" de Montoro a la Comunidad de Madrid no se debe a que destituyó a Antonio Beteta

Goligorsky rompe la unanimidad de Libertaddigital en torno a Esperanza Aguirre, a la que llama demagoga

Hay algo que debemos reconocer al ABC, y es que las opiniones distintas de sus columnistas y edotiralistas las vemos como normales, esperables y hasta agradables, mientras que en El País la diversidad de opiniones parece fruto de la esquizofrenia o de los equilibrios entre progres y rojos o hasta de las luchas de poder en el periódico.

Mientras doy vueltas al primer cigarrillo del día, alargando ese momento de encenderlo, pienso en ello: Juan Luis Cebrián y Felipe González construyeron en la Santa Transición una izquierda que es un regimiento de jenízaros, dispuesto a defender hasta la muerte al sultán o a la revolución o al señorito.

Ahí tenemos a tanta despedido de El País por el multimillonario Cebrián que todavía calla lo que conoce sobre su antigo amo. Por el contrario, la derecha es tan diversa e individualista que resulta tan difícil de conducir como el clásico grupo de gallinas que pasea por la carretera.

Y escribo lo párrafos anteriores porque este 20 de marzo de 2015, en ABC un par de columnistas llevan la contraria a su director en el asunto de los restos de Miguel de Cervantes, mientras que en El País los columnistas coinciden en repartir soma a los lectores.

Empiezo con los progres. Para el mandamás de PRISA Augusto Delkader, que tiene la Medalla de Oro de Andalucía, y para el sociólogo Fernando Vallespín, nombrado director del CIS por Zapatero, coindicen en convencer a sus lectores, en especial a los cargos del PSOE, de que en Andalucía, pase lo que pase, no va a pasar nada.

Vallespín asegura que Ciudadanos, y sobre todo Podemos, se integrarán en el Sistema:

Empieza el torneo. Cinco convocatorias electorales enlazadas. Y todo son preguntas.  (…) Lo único cierto es que todos llegaremos agotados a noviembre. A la vista de la vertiginosidad con la que se acelera el tiempo en política, la gran cuestión puede que sea cómo lo vayan a aguantar los nuevos. Estos a los que ahora vemos tan lozanos es posible que cuando acudan a las generales estén ya tan cargados de arrugas como los de toda la vida. Cuatro campañas electorales son un formidable factor de envejecimiento. Si es así, aquello que los distinguía, su novedad, quizá se vaya difuminando progresivamente. Para el otoño ya estarán en el sistema, con la consiguiente deserotización que esto provoca. Más vale que se vayan preparando para tener que operar en el eje de toda la vida, el de izquierda-derecha. O, si no, al tiempo.

Delkader advierte de que la subida de Podemos no va a ser para tanto:

Con las cautelas de extrapolar al resto de España estas tendencias, podríamos sacar dos conclusiones apresuradas y provisionales: que el país se puede gobernar con estabilidad y que los populismos baratos con pedigríes universitarios tienen éxito limitado en la parroquia. El domingo lo empezaremos a saber. De momento son especulaciones.

Ya puede el lector progresista de El País esperar tranquilo los resultados electores del domingo por la noche. Y el lunes, otra ración de valeriana.

«¿QUÉ PREFIERES? ¿LEER EL QUIJOTE O VISITAR A CERVANTES?«

En cambio, en ABC dos columnistas se enfrentan con su director a cuenta de la osamenta de Cervantes.

Bieito Rubido escribe en su recuadro lo siguiente:

En España, país cainita donde los haya y falto de autoestima, la reacción de parte de la opinión pública refleja una pobreza moral que, desgraciadamente, sí tiene precedentes. Lo que ha ocurrido es que se han encontrado los huesos de Cervantes, una de las más altas cumbres de la literatura universal. No se han identificado, que es distinto. En ese osario están los restos de dieciséis personas, entre ellos los de Miguel de Cervantes. Me alegro por Ana Botella, a quien la Historia hará justicia. Se pueden idear todos los chistes que se quieran, pero serán eso, chascarrillos. Yo prefiero pertenecer al bando del Quijote e irritarme porque otros piten al himno de mi país.

En la última de ABC, Ignacio Ruiz Quintano zumba a la alcaldesa.

Ana Botella busca los huesos de Cervantes para coronar su Botellato, que sería, según las encuestas, la puesta de sol en Madrid del poder pepero. (…) Pero los sabuesos de Botella en las Trinitarias no son los sabuesos de Arsuaga en Atapuerca, y el palabrerío no se transformará en negocio.

-A ver, niño, ¿qué prefieres? ¿Leer el Quijote o visitar a Cervantes? En eso quedará todo. Como el Barrio de las Letras es un cazadero municipal (multas con cámara) algo estrecho, que lleven la urna con el polvillo de Cervantes ( « serán ceniza, mas tendrá sentido») a la nueva calle de la Armada Española, antes Jorge Juan (su primer tramo), que es la verja del Museo

Y David Gistau cree que detrás de la búsqueda sólo hay una compensación por las tres derrotas en las competiciones para conseguir ser sede de los Juegos Olímpicos.

Fui vecino de la calle del León. Pasé a diario por delante de la placa fijada en la fachada del convento: «… que por su última voluntad yace…». No puede decirse, por tanto, que no se supiera que Miguel de Cervantes estaba enterrado allí. Otra cuestión es que no le importara a casi nadie

El interés por los restos de Cervantes al que hemos sido arrastrados por la administración municipal me hace pensar que  en las designaciones olímpicas y necesita ganar en algo, así sea con un muerto.

Para completar el ridículo, la ciencia ni siquiera ha sido capaz de acreditar el hueso. Todo su dictamen ha sido escrito en condicional -conjeturas, probabilidades, una mandíbula en particular podría ser…-, con lo cual volvemos a un estadio anterior en la consagración de reliquias, el de la fe. La ha tenido el periodismo orgánico. El informe endeble de los científicos no le ha impedido soltar toda la pirotecnia de «¡Oh, es él!» que tenía preparada como si estos Juegos sí tuvieran que venir a Madrid por narices. Mira que si al final encuentran a Cervantes en Río de Janeiro.

EZKERRA: EL PSOE MINTIÓ EN SU COMPROMISO CONTRA ETA

Al contrario que El País, que pide hacer algo contra el terorrismo islamista, pero sin atreverse a decir qué, algunos columnistas, que en los años de Zapatero habrían sido tildados de ‘neocones’, enuncian la alternativa: guerra… o casi.

Florencio Domínguez (La Vanguardia) dice que Europa tendrá que intervenir en Libia.

Para ayudar a mejorar la seguridad de Túnez y la nuestra hay que contribuir a estabilizar Libia. Este país, según Altuna, que «lleva camino de convertirse en un Estado fallido y se encuentra inmerso en un conflicto con tintes de guerra civil, supone en la actualidad uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la frágil seguridad tunecina».

Las naciones europeas, entre ellas España, que en el 2011 enviaron sus aviones de guerra a Libia para proteger a la población civil y, de paso, propiciaron la caída de Gadafi, no pueden eludir su responsabilidad en lo que ha ocurrido desde entonces en aquel país. Todos los esfuerzos por devolver la normalidad a Libia y conseguir un gobierno estable para el país redundarán en más seguridad colectiva para el entorno, España incluida.

Carlos Herrera (ABC) asegura que sólo queda recurrir a la violencia.

El jurista francés Badinter lo describió con una aplastante definición: «Hemos sustituido el Estado de Derecho por el Estado de Debilidad». Como siempre ha denunciado Revel, la inacción -motivada por una indudable falta de coraje- es el problema; en consecuencia, resulta mucho más confortable girar la mirada hacia los Estados Unidos para que estos y solo estos sean quienes desplieguen la respuesta bélica y vuelvan a poner medios y muertos en la pelea global. Indudablemente tendrán que hacerlo, pero esta vez Europa lo va a tener difícil para escabullirse: podrán elaborar los pazguatos discursos que quieran, pero tendrán que arrasar las bases que ISIS ha instalado en territorios vecinos como el libio, por ejemplo. Y así los demás, ya que lamentablemente no hay más maniobra contra el terrorismo apocalíptico que responder con uso justificado de la violencia y desarrollar mecanismos de protección y prevención contundentes y seguros.

Pedro Narváez (La Razón) carga la responsabilidad de los próximos muertos españoles sobre los diputados españoles que no quieren apoyar el pacto anti-terrorista contra el yihadismo.

El terror acecha mientras buena parte de los diputados se lo pasan por el arco parlamentario, como si la realidad que ven por televisión fuese una pelicula de Darío Argento, una exageración que nos da sustos de muerte para exorcizar nuestros fantasmas y luego dormir con un «a mí plín». Caerá sobre sus conciencias primar la estrategia política sobre el bien de la Nación cuando confundan otro cuerpo mutilado con una escena de «Yo anduve con un zombi». Ante la amenaza global levantan la nariz como un critico de arte ante la mierda de artista. En unos días se rubrica finalmente el texto del PP y del PSOE, un acuerdo mínimo que debe ser el cimiento de un muro de contención, mientras el resto de grupos se comporta como bárbaros que anhelan el agujero por donde infiltrar su veneno electoralista.

Un presunto terrorista es un presunto cabrón al que en España no se le cierran las puertas de la ley para quemarlos vivos. El mensaje que se lanza es atroz. Si no estamos juntos para esto qué nos deparará ese incierto futuro de los pactos.

Iñaki Ezkerra (ABC) va más atrás y recuerda la vulneración por Zapatero del pacto con el PP contra ETA.

El Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo quedó dinamitado con los trenes de Atocha, pues su texto exigía una lealtad que se rompió aquel 11 de marzo de 2004: «Manifestamos nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral entre nuestros dos partidos las políticas para acabar con el terrorismo». ¿Qué otra cosa hizo el PSOE sino romper públicamente ese pacto? ¿Qué otra cosa había hecho ya para entonces Jesús Eguiguren al iniciar contactos con Arnaldo Otegi que «situar su particular política en materia antiterrorista en el ámbito de la confrontación»?

Por este último hemos sabido que inició esos contactos a comienzos de aquel mismo año que cerraba el milenio. Si el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo se firmó en el último mes de 2000, dicho pacto no es ya que fuera traicionado, sino que nació muerto, pues invocaba una lealtad ya entonces inexistente. La desmemoria no es un aval, y uno le desea sinceramente mejor suerte al pacto que han firmado Sánchez y Rajoy que la que corrieron aquellos dos acuerdos traicionados.

El director de La Vanguardia, Márius Carol, deja por varios días la literatura, la cursilería y los obituarios para escribir sobre un tema actual: los atentados islamistas en Túnez. Pero lo hace como un redactor de agencia de noticias, es decir, sin valoraciones.

Las se iniciaron en Túnez y los desórdenes que vivió el país en el 2011, que culminaron con el exilio del presidente Ben Alí y la convocatoria de elecciones, alejaron el turismo, que había empezado a recuperarse el último año. El terrorismo yihadista intenta desestabilizar el mundo musulmán, por eso las autoridades tunecinas argumentan que una manera de combatirlo es seguir visitando el país, que ellos ya se encargarán de hacerlo más seguro.

Vale, ¿y qué? ¿Es de verdad seguro ir a Túnez? Ésa es la pregunta, Màrius, no la poesía.

PARA CAMACHO, LAS ELECCIONES SON UN «CAPRICHO POLÍTICO»

Pero a la mayoría de los columnistas les interesa más las elecciones en Andalucía que el terrorismo islamista, aunque haya matado a dos españoles, porque, seamos sinceros, saben más de almuerzos con políticos que de política internacional.

La verdad, José María Marco me decepciona al instar a los votantes andaluces del PP a votar al candidato puesto por Rajoy. ¿Para qué?

Los electores andaluces, y muy en particular los electores tradicionales del centro derecha, aquellos que se suelen abstener en las elecciones autonómicas para luego reaparecer en las generales, tienen otra oportunidad. Es la de adelantarse y decir con claridad que no quieren volver a la situación de antes de 2012, que es donde la Junta de Andalucía presidida por Susana Díaz mantendrá a los andaluces y donde sus correligionarios socialistas nos devolverán a todos, en cuanto puedan. Andalucía se ha convertido en el laboratorio de una crisis perpetua, de la que sus gobernantes dicen que no hay más salida que aplicar las mismas políticas de intervencionismo, fomento de la dependencia y clientelismo que se llevan aplicando treinta años. Decir «no» a esa situación es bien sencillo.

Juan Manuel Moreno Bonilla tiene un fan: el inefable Luis María Anson (ElImparcial.es), que le cubre de elogios como hizo hace unos días Soraya Sáenz de Santamaría.

Moreno no es un político desdeñable pero tal vez carezca del nervio necesario para encandilar el voto ausente. Está trabajando en ese sentido con lucidez y dedicación. Parece claro que ha contenido en parte el desencanto del votante popular

Comprendo que la vice alabe a Moreno porque son del mismo partido, pero ¿qué interés tiene el maestro de periodistas?

José Oneto (Republica.com) nos cuenta qué puede pasar en el PP.

Para Rajoy esta sería su segunda derrota electoral desde que llegó al poder, ya que recién instalado en la Moncloa, tuvo que digerir el fracaso de Javier Arenas que, aunque fue el que encabezó a la primera fuerza política de la Comunidad, no pudo formar Gobierno y fue el entonces líder del PSOE José Antonio Griñán el que consiguió gobernar pactando con Izquierda Unida. Desde la sede central del PP ya se ha convocado para el lunes 23 una Ejecutiva a la que asistirán todos los barones, con la que Rajoy quiere tomar la iniciativa ante una eventual derrota electoral y poner el acento en las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo que también se presentan complicadas, especialmente, en la Comunidad Valenciana, Madrid y Castilla la Mancha. Una tercera derrota importante el 24 de mayo, complicaría mucho la situación de Rajoy.

Ely del Valle escribe en La Razón una frase que puede valer para todas las elecciones habidas desde 1977.

Andalucía y su campaña electoral nos ha vuelto a recordar que muchos políticos son como los Reyes Magos: aparecen una vez al año repartiendo caramelos y el resto del tiempo, si te he visto no me acuerdo.

David Trueba (El País) se queja de que a los debates entre los candidatos a la presidencia de la Junta andaluza no acudieran los de Ciudadanos, Podemos y UPYD.

Son los tres partidos no invitados a esos debates, encorsetados y sin la recomendable presencia de periodistas armados de rigor y preguntas incómodas, los que van a definir la aritmética de ese futuro que tenemos encima.

Saliéndose de los caminos trillados, Santiago González (El Mundo) escribe sobre la corrupción.

La corrupción es delito transversal y en Andalucía es la sal de la tierra: afecta mayoritariamente al partido hegemónico aunque también hay casos de IU, el GIL, el Partido Andalucista y el PP y el Partido de Almería.

El testimonio que hoy reproduce este periódico, de Andrés Bódalo, precoz como jornalero, padre y abuelo (a los 9, 17 y 35 años), tiene un estimable registro lírico: su esperanza para Andalucía es que «la tierra esté en manos de quien la quiere y la mima». No sabe el pobre que la tierra siempre acaba en manos de quien la recalifica.

Ignacio Camacho (ABC) se teme que la anticipación de las elecciones se debió sólo a un «capricho político».

El electorado andaluz reúne características específicas que no permiten una extrapolación lineal al resto de la geografía política española: su conservadora tendencia inercial, su fuerte dependencia del sector público, el peso de la estructura clientelar y una cierta resignación o pasividad moral ante la corrupción que la invalida parcialmente como factor de decisión del voto.

Basta ver cómo la campaña ha girado sobre conceptos esencialmente emocionales para entender la insustancialidad de los motivos de este adelanto. Ni el PSOE tiene nada nuevo que ofrecer salvo su propia continuidad ni el PP confía en sus posibilidades de relevo. Sólo las fuerzas minoritarias entrevén una oportunidad de protagonismo que apenas se han preocupado de revestir con promesas definidas. El conjunto dibuja un panorama de relativa rutina que confirma la presunción de que estas elecciones obedecen a un mero capricho político.

TERTSCH: LA IZQUIERDA SÓLO HA RECONOCIDO A ‘SUS’ VÍCTIMAS

Como El País, Federico Jiménez Losantos (El Mundo) sigue dándole vueltas a la consultora del ministro Cristóbal Montoro e insinúa que la enemiga de éste contra la Comunidad de Madrid quizás responda a que se cesó a quien le daba contratos.

Nadie creerá que un político en ejercicio, eurodiputado y ex ministro de Hacienda con Aznar, portavoz de lo mismo en la oposición y de nuevo ministro de Hacienda con Rajoy funde un bufete para algo que no sea tráfico de influencias en la legislación o compra de voluntades en la acción de la Agencia Tributaria.

El diario sorayino no dice que Beteta, tras contratar al bufete fundado por Montoro y tratar de favorecerlo de forma desorbitada fue fulminantemente despedido de la Consejería madrileña… y recogido en el Ministerio de Montoro. Será casualidad, pero ese y otros episodios aún inéditos podrían explicar la feroz animadversión de Montoro a la Comunidad de Madrid. ¿Y alguien que haya visto a Montoro amenazando a periodistas y políticos mientras favorece a la Infanta Cristina o al PP dudaría de que contratar al bufete montoril podría asegurar el favor fiscal? Por un millón de euros la Pantoja está en la cárcel. Con la asesoría de Hacienda y Asociados, tal vez estaría cantando en el Real.

Hermann Tertsch (ABC) aprovecha que en Serbia se está procesando a los autores de la matanza de Sbrenica para meditar sobre la ‘memoria histórica’ y quejarse de la renuencia de la izquierda a reconocer las víctimas del otro bando.

Si en España en la transición se hubiera asumido un compromiso más expreso para lamentar especialmente las víctimas del bando contrario y condenar los crímenes del bando propio, nuestra reconciliación nacional habría estado menos expuesta al malentendido, la manipulación y la desmemoria. Y habría podido resistir a las avalanchas de mentiras de una izquierda que niega los crímenes cometidos en su nombre y se pretende impecable en la tragedia de república y guerra civil. Siempre pretendió ejercer una superioridad moral, pero abandonó totalmente la idea de la reconciliación cuando llegó Rodríguez Zapatero con un revanchismo instrumental para su lucha política.

La memoria honrada convertida en integridad se refleja en ese perseguir a los propios criminales y lamentar las víctimas ajenas con especial firmeza para exponer la voluntad de enmienda histórica. Es exactamente lo contrario a lo que hacen esas brigadas de la revancha que lanzó el zapaterismo a agitar el odio con cada hueso que encontraran en una cuneta. Por legítimas que sean las ansias de personas honradas que buscan a sus familiares.

En Libertaddigital, el argentino Eduardo Goligorsky, expulsado hace años de la sección de opinión de La Vanguardia por criticar la inmersión lingüística en catalán, rompe la unanimidad entusiasmada de los liberales con Esperanza Aguirre y asegura que toma por idiotas a sus votantes. Los párrafos son largos, amigo lector, pero merecen la pena.

El ciudadano independiente que deposita su voto a favor del PP tiene derecho a exigir que ninguno de sus candidatos, y sobre todo ninguno de los más relevantes, lo tome por idiota. Que es lo que hizo Esperanza Aguirre cuando se sumó a la manifestación antiaborto del 14 de marzo, en Madrid, sonriendo bajo una pancarta con la leyenda «Yo rompo con Rajoy». Que quede claro: si esas son sus convicciones, tenía no sólo el derecho sino el deber de estar allí. Pero el tema no se presta a frivolidades.

Si Esperanza Aguirre piensa, como los promotores de la manifestación y quienes asistieron a ella, que la ley de aborto, vigente durante todos los gobiernos del PSOE y del PP, así como en todos los países de nuestra civilización, es un instrumento para ejecutar el infanticidio masivo, lo normal sería que rompiera públicamente con todos quienes colaboran con esa atrocidad y recogiera el testigo de la cruzada que abandonó su eterno rival, Alberto Ruiz Gallardón. Acudir a la manifestación y continuar postulándose como candidata del partido acusado de ser cómplice y ejecutor de la iniquidad que en ella se denunciaba no pasa de ser una pantomima demagógica

Aunque Juanjo Millás sigue con sus columnas alucinógenas, el premio a la columna ridícula se lo doy a Manuel Hidalgo, porque para pergeñar su pieza se inventa un Cervantes manco, manco, es decir, sin brazo.

No voy a proponer, con el subidón, localizar el brazo izquierdo de Cervantes en las profundidades del golfo de Lepanto, para ir armando el ‘playmobil’, pero me parece muy bien que se haya abordado esta operación.

Otro que escribe sin consultar Wikipedia. Que Cervantes tenía el brazo inútil, pero colgando del hombro.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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