Si Esperanza Aguirre obtiene un buen resultado, puede "zarandear" a Rajoy, según La Vanguardia
Los editoriales de los cinco periódicos coinciden en señalar que los derrotados en las elecciones andaluzas estaban en La Moncloa: Mariano Rajoy y Pedro Arriola. El Mundo cita al sociólogo de cabecera del PP desde los años 90 y, también, a Javier Arenas y María Dolores de Cospedal.
ABC suplica a la cúpula del PP para que reflexione sobre lo que está haciendo para que parte de su electorado se abstenga o prefiera a un partido como Ciudadanos «sin credenciales» y que se limita a repetir el programa del anterior PP.
El País recomienda a Rajoy un cambio de los ministros quemados, aunque no los señala.
Curiosamente, ningún periódico menciona a Soraya Sánez de Santamaría. Y La Vanguardia sorprende con la cita que hace de Esperanza Aguirre como amenaza para el futuro de Rajoy.
EL MUNDO
El cataclismo del PP en Andalucía no por esperado deja de serlo. El partido aparece hoy ante la sociedad como una organización antipática, sin capacidad para atraer a las clases medias de forma masiva y alejada de los jóvenes tras haber abdicado en el terreno de las nuevas herramientas de la comunicación política y menospreciado a las fuerzas emergentes. Hoy debe recordarse al asesor áulico, Pedro Arriola, refiriéndose como «frikis» a Podemos tras las elecciones europeas.
Esta derrota cuenta en el debe directo de Rajoy, no sólo por haber designado a un candidato débil como Juan Manuel Moreno Bonilla tras un choque entre Javier Arenas y María Dolores de Cospedal, sino porque él mismo se volcó en la campaña y, principalmente, porque cuesta creer que no escuche el clamor que subraya que no basta con presentarse como garante de la estabilidad para recuperar la confianza de los ciudadanos. Para suturar las heridas que la corrupción y sus medidas contra la crisis han provocado entre sus votantes hace falta acompañar ese argumento de un compromiso de acción regeneradora de las instituciones.
ABC
Moreno Bonilla registra el peor resultado del partido en Andalucía de los últimos 25 años; un severo revés que, por esperado, no debe resultar menos doloroso ni terapéutico, sobre todo de cara a las nuevas citas con las urnas que aguardan en 2015. El Partido Popular paga en Andalucía el desgaste del Gobierno en Madrid, un castigo que, injusto a juzgar por los logros económicos, exige reconocer otras causas, asumir responsabilidades y tomar el resultado como revulsivo e impulso para enmendar el rumbo. El Partido Popular tiene razones objetivas para proclamar que sus cuatro años en La Moncloa han sido positivos para España, y ahora debe saber demostrarlo para evitar que su electorado prefiera echarse en brazos de una formación sin credenciales como Ciudadanos, partido cuyo secreto del éxito no es otro que un programa basado en el sentido común y en la búsqueda del progreso de una España unida, liberal y moderna; un modelo bien parecido al que persigue desde hace cuarenta años el PP.
LA RAZÓN
Para los populares, el peso de la crisis, que distorsionó los equilibrios electorales, la irrupción de Ciudadanos y una deficiente política de comunicación han pesado en sus resultados, aunque no sólo eso. Deben reflexionar sobre la necesidad de recuperar ciertos valores perdidos, algo que su electorado ha castigado.
EL PAÍS
Ha fracasado la renovación intentada con un candidato inédito, Juan Manuel Moreno, y el mal resultado salpica al presidente del Gobierno, que se ha volcado inútilmente en la campaña junto con gran parte de los ministros. El PP se ha resistido tercamente a dar un mayor perfil político a su Gobierno y a sustituir a ministros quemados -quizá otros lo llamen firmeza-, lo cual no se compadece con la respuesta de las urnas; ha dado una respuesta insuficiente al problema de la corrupción, y se ha manifestado en términos desabridos sobre oponentes políticos.
Durante la campaña, Mariano Rajoy insistió en la legitimidad de la fuerza más votada para gobernar. Si esto era un globo sonda para obtener el compromiso de reciprocidad socialista en los futuros comicios, no es probable que lo obtenga.
LA VANGUARDIA
Dos factores parecen haber influido en el mal resultado de los populares: el descrédito del partido por causa de los escándalos de corrupción que afectan a figuras destacadísimas (como Rodrigo Rato) y a la médula de su organización (Bárcenas, Gürtel); y la falta de empatía con que el Ejecutivo español ha dirigido la política de austeridad durante toda la legislatura. (…)
El prólogo andaluz es un serio reproche a la política de Rajoy, que tiene, ciertamente, capacidad de maniobra en otras zonas de España en las que el PSOE no parece en condiciones de emular a los socialistas andaluces, pero que parte con este primer plomo en las alas. El denso año electoral empieza mal para Rajoy y el PP. No es improbable que estas elecciones agiten las siempre tensas aguas del partido. La candidatura de Esperanza Aguirre en Madrid se presenta más ambivalente que nunca: un buen resultado de Aguirre puede salvar Madrid para el PP, pero zarandear a Rajoy.