Carlos Herrera define a Twitter como el Palacio del Tonto, en el que viven Beatriz Talegón y Eduardo Garzón
Este 27 de marzo de 2015, Viernes de Dolores, los periódicos vienen inaguantables con las teorías y las explicaciones sobre las causas que condujeron al copiloto del avión de Germanwings a estrellarlo. Hay tertulianos que pasan en veinticuatro horas de ingenieros aeronáuticos a doctores en psiquiatría. Demasiada presunción para soportarla siquiera con con café y tabaco negros.
José Oneto (Republica.com) confunde suicidio colectivo, en el que varias personas deciden, con mayor o menor libertad, matarse con el asesinato múltiple.
Pero el misterio sigue centrándose en el copiloto y en su extraño comportamiento porque no es normal un suicidio y, además un suicidio colectivo.
¿Que no es normal un suicidio, querido Pepe? Pues mira los datos. En España es la primera causa de muerte no natural desde 2010. Y cada 40 segundos se suicida alguien en el mundo.
Antonio Gala (El Mundo) escribe un billete delirante en el que mezcla la Primavera Árabe con el asesinato múltiple en los Alpes y concluye con las elecciones en España.
¿Estará loco el hombre? ¿Es hipócrita Netanyahu, y similares, al pedir perdón retrospectivo? ¿O este es el invierno árabe, exagerado como todo lo suyo (y poco duradero)? Ojalá el extraño accidente del avión en los Alpes sea un estruendoso punto final. O el de un terrible párrafo al menos. Aunque en España acecha un año electoral…
Màrius Carol (La Vanguardia) se despeña por el precipicio de la cursilería.
Cómo la mente de un ser humano puede quebrarse hasta el punto de suicidarse y arrastrar en su locura a 150 personas. ¿Tan frágiles somos?
Federico Jimenez Losantos (El Mundo), más práctico, concluye su columna entre psiquiátrica y teológica con un puntapié a Eduardo Garzón.
Si no hallan una justificación religiosa o política se la inventan: el caso es que haya algo a quien culpar del crimen, quedando libre el culpador. «Maldita sea esta sociedad capitalista donde una compañía aérea antepone el beneficio empresarial a la seguridad de los viajeros», escribió Eduardo Garzón, científico de ATTAC y asistente del eurodiputado Couso, al enterarse del accidente del Airbus. Es que la forma más cómoda de explicarse el mal es explotarlo.
David Trueba aplica la psicología (que no la psiquatría) a las elecciones andaluzas.
Sufren fuerte depresión UPyD e Izquierda Unida, pese a que en paro, crisis y corrupción, los grandes males que preocupan a los españoles según otras encuestas, las sociológicas, ellos no están señalados por la culpa. Muchos electores no los perciben como suficientemente emergentes, ni nuevos, ni unidos. Es un problema más psicológico que político, pero los votantes van a la urna cogidos de la mano a su subconsciente.
Y Luis Ventoso (ABC) trae unas citas de G. K. Chesterton, que siempre son de agradecer.
En su garito de Fleet Street, Chesterton escribió lo siguiente: «El suicida es lo contrario al mártir. El mártir se preocupa hasta tal punto por lo ajeno que olvida su propia existencia. El suicida se preocupa tan poco de todo lo que no sea él mismo que desea el aniquilamiento general». Chesterton, que era bueno, sabía que el mal camina siempre con nosotros: todos lo llevamos dentro. ¿Cómo hablar de Dios después de Lubitz? Tal vez el gigante jovial dejó una pista. No alivia el dolor, pero abre una rendija a la esperanza: «El infierno es el gran cumplido de Dios a la realidad de la libertad y la elección humana».
BUSTOS DEFIENDE A RIVERA POR SOLIDARIDAD GENERACIONAL
Sí, mejor pasamos a UPYD, que ahí pisamos terreno firme. Todos sabemos por qué el partido estrella ha pasado a ser partido meteorito.
Florencio Domínguez (La Vanguardia) constata que los restos de UPYD se han encerrado en un búnker mental.
Todos los esfuerzos de Rosa Díez y los suyos por poner de relieve las diferencias fueron interpretados como negativa al pacto y han sido castigados en las urnas. Los dirigentes de este partido no sólo no han sido capaces de conseguir que sus explicaciones fueran comprendidas por los votantes, sino que, además, se han encerrado en un bucle que los lleva a ver conspiraciones a su alrededor.
Jorge Bustos (El Mundo) disfruta del espectáculo:
La manera que tiene UPyD de consumirse es fiel a la que tuvo de fundarse: ruidosa y transversal. O sea, una balacera entre leales y rebeldes que cursa por carta o tribuna en el saloon de este periódico. Que cuenten la disolución de un partido los mismos protagonistas que la van causando en un ejemplo asombroso de enunciado performativo. Lo que le faltaba al periodismo, convidado de piedra en un imponente espectáculo de tiros al pie, amenazas sin velo y actas de defunción, en tanto que R10 baila el cancán de Offenbach con las faldas de magenta.
Al joven columnista le molesta que los viejos de UPYD culpen de su desaparición al culto a la juventud.
Los últimos leales lamentan que la deserción se deba nada más que a las arrugas, acusan a Ciudadanos de acoger a tránsfugas y a Rivera de ser el niño bonito del Ibex.
Que la juventud es un valor en las democracias mediáticas puede discutirse tanto como la razón de que las televisiones elijan mujeres agraciadas para dar las noticias, debate que capturé en la SER, y no era Iker Jiménez. Pero todos los misterios los desvelan las urnas, que ponen números redondos al momento en que lo viejo acaba de morir y lo nuevo termina de nacer.
Ely del Valle (La Razón) lo atribuye a una crisis de adolescencia, como si a R10 le estuviesen saliendo espinillas.
Tarde o temprano, todos los partidos pasan por una crisis de adolescencia; por un movimiento de su estructura que sirve, como ocurre en cualquier edificio, para que los cimientos se asienten sobre el terreno, y que suele dejar grietas en los tabiques que no pasan de ser estéticas a no ser que afecten a las paredes madre. A UPyD, sin embargo, la crisis le llega cuando apenas ha salido de la primera infancia y amenaza, directamente, al pilar sobre el que se ha edificado.
Y ya que mencionamos la juventud, José Alejandro Vara (Vozpopuli.com) nos informa de que Mariano Rajoy cumple hoy 60 años y, encima, de que presume de desconocer a Pablo Iglesias y Albret Rivera. Como las marquesas viejas que no conocían a las criadas recién llegadas a su casona.
Rajoy ya es ‘sesentañero’, que no sesentón o sexagenario, como desliza un buen amigo, con ironía. Cumple este viernes los 60 convencido de que seguirá siendo presidente cuando cumpla los 61. Ganará las elecciones generales, asegura estos días en conversaciones informales. Los ‘equipos revelación’ de la temporada, Podemos y Ciudadanos, perderán fuelle y sufrirán movimientos espasmódicos hasta situarse en un plano inferior al que ahora tantos pregonan. Y el PP irá ‘in crescendo’, con datos económicos cada vez más positivos. Datos de los que llegan a la gente. Atentos a los del paro de fin de mes. Y a los del crecimiento. En la Moncloa de Rajoy se mantiene la teoría ‘arriolana’ de que el ochenta por ciento de las elecciones las decide el bolsillo. Lo demás apenas cuenta.
No conoce Rajoy a los jóvenes actores de la nueva escena política española. «No conozco a Pablo Iglesias, ni a Albert Rivera», confiesa ante la incredulidad de alguno de sus interlocutores. De Alberto Garzón, con quien ha coincidido en el Congreso, piensa que es un buen chico. A Pedro Sánchez no le dedica enormes elogios, salvo el de que es guapo. Poco más. El sarcasmo gallego es lacónico y cruel. El dirigente del PSOE le ha defraudado. El presidente del Gobierno echa de menos a Rubalcaba, ese hombre de Estado que cumplía siempre sus compromisos.
De ser cierto, y no creo que Vara nos engañe, amigo lector, lo de Rajoy también es de psiquiatra.
CAMACHO: EN ANDALUCÍA HAY MILES COMO IRENE SABALETE
Pasemos a otra mujer derrotada, junto a R10: Susana Díaz. Victoria Prego se regodea en en el fracaso de la socialista, que ha ganado las elecciones pero no encuentra la manera de gobernar. Como le ocurrió a Javier Arenas hace tres años.
Susana Díaz no tiene ahora mismo quien la apoye. Ella dice que, si la cosa sigue así, está dispuesta a repetir las elecciones, pero esa es una fantasmada sin sentido y no hay que tenerla en cuenta. Lo que sí hay que constatar es que de la estabilidad que ella buscaba adelantando los comicios no se ve ni rastro. Y que va a tener una legislatura muy complicada porque sus resultados no son la gran victoria que vendió y porque los objetivos de sus adversarios trascienden a la comunidad que ella intenta ahora, con dificultades, empezar a gobernar.
Encima, la victoria de Susana Díaz, hubo, la llegada a la meta en primer lugar, se ha conseguido con mañas tan sucias como las que empleaban los demagogos en Grecia y Roma: comprando votos.
Jaime González lo resume de la siguiente manera en ABC:
En Andalucía la democracia, más allá de las formas, se ha ido degradando a medida que el partido gobernante ha utilizado las instituciones con el ánimo expreso de perpetuarse en el poder. En esencia, el socialismo andaluz ha convertido las administraciones en sucursales del partido, hasta el punto de que a los empleados públicos se les conmina a desempeñar el papel de militantes activos bajo la amenaza de perder su puesto de trabajo.
Ignacio Camacho se explaya en describirnos el caciquismo ‘de progreso’ en Andalucía a partir de la arenga de la socialista Irene Sabalete a sus subordinados.
Muchos ciudadanos las han oído similares: en la oficina, en el centro de salud, en la escuela, en el ayuntamiento. Si perdemos os cobrarán las medicinas. Si perdemos os quitarán los comedores. Si perdemos te retirarán la subvención. Si perdemos te quedarás sin beca. Si perdemos echarán a tu hija del empleíto en la Junta. Los seis meses de espera de tu radiografía son por culpa de «los recortes de Rajoy». Tu contrato temporal se acaba por culpa de «los recortes de Rajoy». La enfermera de tu madre discapacitada ya no irá más a tu casa por culpa de «los recortes de Rajoy».
Así es posible salir indemne de un 36 por ciento de paro, de un pantano de corrupción, de un sempiterno estancamiento socioeconómico. El electorado no penaliza el marasmo porque prima su temor a quedarse desamparado.
La sinceridad de la delegada Sabalete, su franqueza espontánea en la consigna electoral a cara descubierta, no revelan tanto imprudencia como impunidad, ni temeridad como costumbre. Simplemente, hizo lo de siempre. Aplicó el manual. Apretó el tornillo que le correspondía en el engranaje de la enorme máquina de ganar.
En una metáfora soberbia, Ignacio Ruiz Quintano (ABC) amplía el caso Sabalete de Andalucía a toda la socialdemocracia.
Y la politóloga Sabalete explicándonos, cual azafata de vuelo con el chaleco salvavidas, el funcionamiento de la socialdemocracia.
Santiago González (El Mundo) lee el Pofgrama Marco Municipal del PSOE y encuentra otra
«Desahucios: una vergüenza que hay que erradicar», dice el epígrafe bajo el que se trata el tema en la página 24.
No pasa nada, arrepentidos los quiere el Señor, pero el PSOE de Zapatero fue muy fan de los desahucios para agilizar el mercado de la vivienda de alquiler. La página web de La Moncloa, en la reseña del Consejo de Ministros celebrado el 28 de septiembre de 2007, incluía un epígrafe titulado: «Agilización de los desahucios». En él se lee que «el Consejo de Ministros ha estudiado la propuesta del Ministerio de Justicia de creación de 10 nuevos juzgados que se especializarán en desahucios, inicialmente en las ciudades donde hay una mayor saturación de estos casos. Asimismo, se han tomado en consideración algunas medidas de carácter procesal para agilizar los desahucios y la reclamación de rentas impagadas».
¿Se da cuenta, amigo lector, de cómo Podemos se ha demostrado en Andalucía, la del millón de parados, que es como el capitalismo para Mao, un tigre de papel, ya no mete miedo? Pedro Narváez (La Razón) acusa de Tania de Vaciamadrid de tener ínfulas de princesita Disney. Hasta en el lecho los de Podemos se nos hacen socialdemócratas, o sea cursis con balcones a la calle y con dinero ajeno.
Podemos es surrealista, pero en otras cuestiones, sobre todo por la parte Monedero, que asusta como «El gran masturbador» de Dalí, pero no en las sentimentales que se comporta con el estigma burgués de las princesitas Disney. Ahí sus líderes se deslizan como cualquier pareja que posa en exclusiva en el «¡Hola!» Pablo Iglesias y Tania Sánchez tuvieron su momento Rociíto y Antonio David al anunciar por Facebook que dejaban su relación. No hizo falta una votación popular. Como habría dicho un comunicado oficial de Zarzuela, un cese temporal de la convivencia.
Los mandamases de Podemos han dejado escritas para la posteridad sus teorías sobre el amor, un concepto necesitado de una regeneración ideológica que rompa los clichés establecidos por el estándar de Hollywood.
Podemos obligará por ley a que todos tengamos pareja siempre que haya consenso. El amor de ultraizquierda es la negación del mismo. Pero entre lecho y lecho el programa se puede ir cambiando hasta hacerlo socialdemócrata. O sea, ligar como siempre.
Y acabo este epígrafe con un socialdemócrata de verdad dando su discurso al mundo. En una tribuna en El País, el salvapatrias progre Bernard-Henri Levy define a Túnez como «el país del jazmín» y para salvarlo de los islamistas recomiendo ir allí de turismo.
Multipliquemos nuestra presencia y nuestros vínculos. Y, confirmando nuestras vacaciones y nuestras estancias, oponiéndonos al viento de pánico que sopla entre los touroperadores europeos, acudiendo cada vez más numerosos a las salas de exposición del Museo del Bardo y de los otros museos de Susa, Cartago o Raqqada, mostremos a los adoradores de la nueva secta de los asesinos que no tenemos miedo; recordémosles una vez más que ellos solo son fuertes cuando nosotros somos débiles». ¿Soy Charlie? Sí. Pero, por la misma razón, hoy soy Túnez.
Pues nada, Bernard, ahí te quiero ver, machote solidario, en Túnez, haciéndote ‘selfies’, pero en autobús, como la masa, no en coche oficial, ¿eh?
COMO PODEMOS HA PERDIDO, MILLÁS NO CREE EN LA DEMOCRACIA
En ABC, Carlos Herrera define a Twitter como el Palacio del Tonto.
Twitter es algo parecido a una máquina de rayos X: nos permite ver por dentro a un imbécil sin necesidad de abrirlo en canal. (…) Las redes sociales han destapado a aquellos poseedores de estulticia industrial, sí, pero algo me dice que los ha habido siempre y que los seguirá habiendo: serán tan habituales como las amapolas en las cunetas y las alondras en los sembrados.
La muy sorprendente Beatriz Talegón, ese perfecto ejemplo de lo trascendente y conocido que puede llegar a ser un sandio merced a la política, quiso lucir su perfil mas social, mas indignado, mas reivindicativo y no tuvo otra ocurrencia que escribir su irritación por el hecho de que las víctimas del accidente consigan que el Gobierno decrete tres días de luto oficial y, en cambio, las de la hepatitis C no. Alguien le habrá dicho, supongo, que el juego de comparación de víctimas no pertenece a la esfera de lo inteligente, pero nada parece parar esa suicida tendencia que tienen algunos a mostrar la debilidad de su pensamiento. Eduardo Garzón, asesor de eurodiputados en Bruselas y hermano, al parecer, de la gran esperanza blanca del leninismo español, Alberto Garzón, elaboró un tuit en el que se lamentaba de cómo esta maldita sociedad capitalista es capaz de sacrificar vidas de inocentes por no invertir lo necesario en seguridad aérea. ¡Y sólo habían pasado un par de horas del accidente!
Los tontos crecen como la maleza. Un tonto no tiene límites, y en el Twitter ha encontrado su paraíso. El Palacio del Tonto.
Quizás debería hablar de Pilar Rahola (La Vanguardia), que aprovecha el asesinato perpetrado por el piloto alemán para llorar por las verdaderas víctimas, que son los catalanes, insultados en Twitter, pero no tengo ganas de perder el tiempo con semejante cretina. Sáqueme de dudas, querido lector: llamar cretina a Rahola, ¿es catalanofobia o feminofobia?
La columna ridícula del día es para Juanjo Millás, que está acaparador. Como no han ganado los suyos, sea, los de Podemos, la democracia ya no le vale. El audaz columnista recupera la distinción marxista entre democracia formal y democracia real. ¡Qué viejos están algunos, más que Rajoy!
En otras palabras, más allá de las apariencias encarnadas por los partidos políticos, ¿quién ha ganado las elecciones en Andalucía? ¿La banca, las compañías eléctricas, las grandes corporaciones gasísticas? Dicho de otro modo, y puesto que a estas elecciones, como a todas, el candidato era el dinero, ¿quién se ha llevado el gato al agua, el dinero grande o el pequeño? ¿Los que construyen la historia o quienes la sufrimos?