LA CLAVE DEL DÍA

El País reprocha al Gobierno de Madrid su silencio ante Marruecos

El control de Marruecos sobre el islamismo no puede ser excusa para que Madrid renuncie a actuar con "autoridad" ante Rabat

El periódico no menciona la causa de la desconfianza entre ambos países: la ocupación marroquí del Sáhara

Una vez que la semana pasada llegaron a España el único turista superviviente de la expedición al Atlas y los cadáveres de sus dos compañeros fallecidos, El País publica un editorial en el que reprocha al Gobierno de Mariano Rajoy su comportamiento poco enérgico con Marruecos.

Sorprende que el periódico más opuesto a cualquier actitud de fuerza por parte de Madrid, junto con La Vanguardia, sostenga ahora que España no puede dar la impresión de callar ante cualquier abuso de Marruecos o inconveniente por lo que pueda pasar.

Para El País, los servicios de Marruecos a Europa al controlar el terrorismo islamista no pueden implicar «un exceso de prudencia» o «no presionar o pedir decisiones que sí se plantearían a otros Estados».

Sin embargo, el periódico progresista no menciona los principales puntos de desacuerdo entre España y Marruecos: las ansias marroquíes de expandirse territorialmente a costa de los españoles, lo que incluye la ocupación del Sáhara Occidental.

El accidente de los espeleólogos españoles en la cordillera del Atlas -y, sobre todo, el luctuoso final de uno de los dos fallecidos, que sus compañeros achacan a la mala gestión del rescate por parte de la Gendarmería marroquí- ha vuelto a poner en evidencia que las relaciones entre España y Marruecos siguen sin tener el nivel de naturalidad que debería corresponder a dos buenos vecinos. En líneas generales, la diplomacia bilateral vive tiempos positivos. Sin embargo, cuando salta cualquier chispa se corre el riesgo de provocar un incendio, lo que lleva algunas veces a nuestros gobernantes a un exceso de prudencia o, directamente, a no presionar o pedir decisiones que sí se plantearían a otros Estados.

Esa relación fluida tiene, sin embargo, una raya transparente, pero real, que impide la confianza total entre vecinos.

España es la frontera sur de Europa y la puerta con África. Y Marruecos es la frontera norte de África y tiene la llave para controlar los flujos de migración ilegal procedente de los países subsaharianos. Además, es un país clave para el control del yihadismo en unos momentos en los que el mundo está amenazado, algo que han sabido agradecer durante años Estados Unidos, Francia y España. Ese poder de control sobre el radicalismo islamista no debe, sin embargo, impedir a nuestros gobernantes actuar con la autoridad que les corresponde en los asuntos importantes. Y sobre todo, no puede dar la impresión de que ante cualquier posibilidad de conflicto con el vecino del sur, callamos por lo que pueda pasar.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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