El diario de Vocento afirma que el PP de Rajoy ha puesto la aritmética por encima de sus "supuestas" convicciones
Enfado de ABC y La Razón por la reforma de la regulación del aborto aprobada por el PSOE de Zapatero que hizo ayer el PP (sin que otros partidos de inspiración cristiana, como el PNV y CiU le apoyaran).
Ambos periódicos coinciden en calificar la votación de ayer en el Congreso como un «parche» y también coinciden en afirmar que el PP traiciona sus principios y a su electorado. ABC lo atribuye a «razones de rentabilidad electoral» y La Razón, más explícita, a un «supuesto cálculo electoral de Pedro Arriola».
La consecuencia para los editorialistas es que el PP de Rajoy ha dado otra muestra de que ya no es el partido que durante años ha pretendido ser.
El País, el periódico que más se ha implicado en España por la legalización del aborto, dedica uno de sus editoriales a elogiar al papa Francisco I porque «por primera vez en años el papado dispone de una voz que se tiene en cuenta en aquellos centros en los que se toman las decisiones globales».
ABC
EL Congreso votó ayer la reforma de la ley del aborto, con la que el Gobierno pretende encontrar una salida de urgencia a su equivocada decisión de retirar la norma promovida por Alberto Ruiz-Gallardón. Se trata de un parche -no corrige el fondo, que es lo grave, del proyecto anterior- que pretende dejar de considerar al aborto como un derecho y enmienda el disparate de permitir que menores de entre 16 y 18 años puedan abortar sin el consentimiento paterno. Por lo demás, muy poco o casi nada, lo que subraya la falta de arrojo y determinación del Ejecutivo para cumplir su promesa electoral de derogar en su integridad la denominada ley Aído.
El PP exhibe una preocupante inconsistencia ideológica, acaso una de las razones que lo están distanciando de un sector de sus bases sociales. Lo que esperaba una mayoría de sus votantes es que cumpliera su palabra y se empleara a fondo en la defensa activa del derecho a la vida, sin parches ni matices. No lo ha hecho por razones de rentabilidad electoral, lo que significa que el Ejecutivo ha puesto la aritmética por encima de sus supuestas convicciones. Decimos supuestas porque la manera con la que ha abordado un asunto como el del aborto plantea la duda de si el PP actual es el mismo que durante décadas se presentó ante la sociedad como un partido comprometido con unos principios y certezas morales que le hicieron merecedor de la confianza de millones de españoles.
LA RAZÓN
No tiene razón, por lo tanto, el portavoz popular en el Congreso, Rafael Hernando, cuando afirma que esta reforma parcial cumple el programa del partido ni cuando amenaza con sancionar a los diputados de su formación que sí mantienen el compromiso con el que se presentaron a las elecciones generales de 2011, que dieron al PP la holgada mayoría absoluta de que ahora disfruta. Así, la modificación puntual que ayer votó la Cámara no es más que un parche que ni siquiera tapa la flagrante contradicción en la que ha incurrido el partido del Gobierno con este sensible asunto.
Pero, además, la sorprendente marcha atrás del PP -renunciando por un supuesto cálculo electoral de Pedro Arriola a la aprobación de la ley que había elaborado el dimitido ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón y que ya había pasado el trámite del Consejo de Ministros- se compadece mal con el recurso contra la ley de plazos que el mismo Partido Popular había presentado ante el TC