OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Ignacio Camacho: «El ministro más antipático anda suelto en vísperas electorales con una lata de nitroglicerina política»

Raúl del Pozo advierte de que se prepara dentro del PP una campaña de desprestigio contra Núñez Feijóo

Antonio Burgos califica a Ciudadanos de "tendencia" a la que se vota sin que se sepa nada de este partido

¿Sabe, querido lector, a qué me recuerda la prensa de estos días? A la última legislatura del agónico Felipe González, el modelo de Albert Rivera y su tropa de Ciudadanos, cuando salíamos a escándalo por día y conspiración por semana.

Los periódicos vienen llenos de conspiraciones y de sobrentendidos, de negritas y de confidencias. Raúl del Pozo (El Mundo) advierte de que los puñales se acercan a Alberto Núñez Feijóo.

Feijóo ha sido muy contundente ante la corrupción que bloquea al PP sin que sea capaz de dar una salida o coartada. El caso Rato ha despertado ambiciones ahogadas y el «Fraga del siglo XXI», quiera o no, es el tercero en discordia.

Génova 13 tiene una puerta con tres cerraduras y hay que averiguar quién tiene la llave. A las dos candidatas clásicas aspirantes al delfinato, se une la del gallego. Les adelanto que habrá movimientos de intoxicación en torno al tercer personaje. Hay división de opiniones, unos dicen que Alberto quiere huir de Galicia y no presentarse a las elecciones de la Xunta en 2016, o bien porque teme un gran descalabro, o porque aspira a suceder a Mariano Rajoy. Unos dicen que con su consentimiento y otros, sin su complicidad. Para no confirmar los rumores, en una conferencia en Madrid, Feijóo practicó el culto a la personalidad y dijo que estaba en política por Mariano Rajoy. «Mi compromiso es ser útil a Rajoy».

Para David Gistau (ABC), hay una rebelión generacional, de los cuarentones, contra Rajoy, que ya ha cumplido los sesenta.

Rajoy es un impedimento para ganar elecciones, para consolidar pactos de poder en el futuro e incluso para incorporar el partido al impulso rejuvenecedor que, para bien o para mal, sacude todas las instituciones españolas desde que la propia monarquía lo declaró necesario. En el PP merodea una generación de cuarentones que se considera llamada a ser el catalizador de ese impulso. Tiene incluso un remedio para sanar, como por imposición de manos, el partido de su estigma corrupto: concentrar las prácticas cleptocráticas en los años noventa, los de Rato y los de mayor actividad en los apuntes de Bárcenas, y arrogarse así, inocentes del delito de portación de pasado, la refundación de un partido limpio.

Lo que impide esta maniobra es la doble presidencia de Rajoy, un político activo en los años noventa, un prototipo fabricado por el aznarismo que no podría refutar aquel tiempo sin liquidarse a sí mismo en la argumentación. Con Rajoy extirpado, nada impediría a los cuarentones llenarlo todo de impresiones flamantes allí donde huele a viejo, a podrido y a final.

Jaime González (ABC) se queja de la impunidad mediática y social de que disfrutan los socialistas. ¿Por qué no acompañan sus visitas a los tribunales los viejos que dicen haber sido estafados por Bankia ni los parados robados en Andalucía ni las manadas de cámaras?

Mar Moreno entra en el Supremo envuelta en un fúlgido halo de presunta inocencia y los golfos del PP son apaleados públicamente en horario infantil para que el Gobierno pueda morir de diligencia y presumir de no hacer distinciones en la lucha contra la corrupción. No ha reparado aún en que un golfo del PP, en términos mediáticos, equivale a mil golfos de otra formación cualquiera, en parte porque exhibe una insólita impericia para controlar eso que los expertos demoscópicos llaman «estados de opinión».

Ni preferentistas, ni pancartas ni revuelo alguno a las puertas del Supremo: Mar Moreno, como José Antonio Griñán, Manuel Chaves, José Antonio Viera y Gaspar Zarrías, ha declarado en relación con un caso en el que se han evaporado mil millones de euros sin que se hayan movido un milímetro las hojas de los árboles de la plaza de las Salesas.

PREGO ASEGURA QUE CONOCEREMOS LOS NOMBRES DE LA LISTA

Ayer Ernesto Ekaizer negaba que hubiese una conspiración contra Rodrigo Rato. Hoy, el periodista de El País ya empieza a corregirse a sí mismo y admite que hubo cosas muy raras en la operación de registro del domicilio de Rato y no-detención de éste.

¿Por qué vende gato por liebre el director de la Agencia Tributaria? ¿No es más cierto, diría un fiscal independiente que ha observado las conductas del jueves y viernes pasados, que la ONIF eligió por razones inconfesables a la fiscalía de Madrid?

Razones inconfesables son el deseo de no correr el riesgo de que la Fiscalía Anticorrupción, antes de acceder a las medidas cautelares, examinara con sus propios equipos el contenido de las acusaciones, habida cuenta de que la ONIF ya había acudido a ella. Sin éxito. O que simplemente los denunciantes, como dice Menéndez, suponían, lo que es mucho suponer, que la Fiscalía Anticorrupción pediría al juez Fernando Andreu investigar el caso Rato como una pieza separada del caso Bankia.

Y como se quería un hecho singular, un espectáculo centrado en la persona, lo mejor era un caso nuevo en Madrid. La fiscalía de Madrid actuó como comadrona. Las explicaciones de Menéndez, lejos de aclarar los hechos, hacen arraigar la impresión de que, mas allá del recorrido de la investigación, el juguete Rato explotó en las manos a Montoro / Clouseau.

En ABC, Mayte Alcaraz trata de quitar de la lista de sospechosos de la impulsar la conspiración a Luis de Guindos.

Algunos cercanos al titular de Hacienda insisten en que es Economía la que maneja la información gracias al Sepblac. Los próximos a De Guindos niegan la mayor: ni el ministro conoce cuentas ni sociedades de Rato ni el responsable económico ha estado para nada centrado en este asunto (aunque algunos le suponen enemistad personal desde que le desplazó de Bankia) ya que el registro de la casa y oficina de su exjefe coincidió con el fallecimiento de su hermana.

Desde que está de corresponsal de su periódico en Madrid, Enric Juliana (La Vanguardia) ha descubierto la eficiencia de los cuerpos funcionariales del Estado español y se ha quedado admirada por su calidad. Lo explica todo por el cabreo de los inspectores de Hacienda y sus deseos de prepararse para el relevo político.

La maquinaria inspectora se puso en marcha y el Gobierno no la ha parado en vísperas de unas elecciones decisivas para el futuro político del país. No era fácil hacerlo.

El aparato estatal no es nunca un bloque monolítico. En el Estado hay cuerpos y cabezas que funcionan con «autonomía», sobre todo cuando finaliza una legislatura y se abren perspectivas de modificación, aunque sea parcial, del orden existente. Cuando emergen fuerzas nuevas. Cuando la sociedad protesta. Cuando se toma conciencia de la inevitabilidad de ciertos cambios.

No todo es fruto de las conspiraciones. La acentuación de las contradicciones en el aparato estatal puede generar en un momento dado «accidentes» de gran trascendencia, treinta días antes de unas elecciones.

Ignacio Camacho comienza su columna en ABC señalando a los inspectores de Hacienda.

La ley impide su publicación pero el ejemplo de Rato demuestra que es imposible controlar las filtraciones. En Hacienda hay muchos funcionarios descontentos o desafectos con la gestión gubernamental y en todo caso los expedientes de los defraudadores han de llegar a la fiscalía o a los juzgados, que son un queso gruyère.

Y luego arremete contra Montoro.

Madrid, capital de la industria del bulo, vive un paroxismo de rumores que Montoro alimenta presumiendo de información privilegiada con su mueca sardónica de sabihondo. El hombre que blasonaba del apretón de tuercas impositivas que desmanteló su base electoral – había «descolocado a la izquierda», decía ufano de sobrepasar el programa fiscal de IU- parece disfrutar ahora de poseer el secreto que puede acabar de reventar la poca estabilidad que le queda al poder de la derecha.

Del silencio de Rajoy cabe suponer que el ministro cuenta con la anuencia del presidente en este arriesgado juego de aprendiz de brujo. Tal vez el Gobierno trate de labrarse una tardía reputación de implacable que exige alguna foto perentoria en la puerta de la cárcel. Pero el precedente inmediato del rodrigazo, tan mal gestionado, apunta la seria posibilidad de que al Gobierno le explosione en la cara ese polvorín de material sensible que está dejando manejar a un incendiario.

Victoria Prego (El Mundo) reprocha al PSOE que clame ahora contra la amnistía fiscal del PP y asegura que acabaremos conociendo la lista de los 700 y pico investigados.

Los gobiernos socialistas aprobaron al menos tres amnistías fiscales, una de ellas con todas las de la ley, siendo ministro Carlos Solchaga, y otra encubierta bajo el mando de Zapatero, hace pues muy poco tiempo. (…) No tiene, por lo tanto, el PSOE fuerza moral ninguna para reclamar ahora al Gobierno otra cosa, lo que supondría incumplir la ley.

Esa lista se conocerá más temporano o más tarde. Los periodistas cumplirán con su obligación si se hacen con la relación de «la repera patatera» y la ponen a disposición de los ciudadanos. Y eso acabará sucediendo. Seguro.

Antonio Lucas (El Mundo) dice que:

Con la caída de Rato, de los Pujol, de los ‘sociatas’ llamados al Supremo y tantos otros que arrastran los grilletes y la soguilla, asistimos a la caída de aquel liberalismo duro que se erigió con un sentido de festival familiar para unos cuantos que dieron el palancazo. Estos son los resultados. Un éxito que hace de España un país disminuido.

El 24 de mayo las urnas van a estar reventonas por lo grandioso y miserable que está resultando todo. Sospecho que se romperán definitivamente (hasta la próxima) esos zocos de voto de los grandes partidos monumentales. Qué cara han puesto la democracia los agiotistas y quienes los amparan (la Hacienda de Montoro). Han rebajado la política a decorado, a ‘papel maché’, a zarzuela Potémkin. Somos un país artificial naufragando para cuatro banqueros listos y sus coristas. Ése es el verdadero espectáculo. Ésa es la vergüenza. El que uno de ellos (¡tan sólo uno!) sea introducido en un coche policial con la grosería relativa de la mano al pescuezo activa una polémica muy rasante. Si tanto de lo que sospechamos es verdad queda desmentida toda la democracia. ¿No es eso mucho más violento?

Si algún día le hacen ministro a Lucas, es para salir corriendo. La columna ridícula se la lleva el muchacho.

LOSANTOS TEME LA «POLICÍA SECRETA» DE PABLO IGLESIAS

A Federico Jiménez Losantos (El Mundo) no le llega la camisa al cuerpo con los nuevos planes que ha desvelado Pablo Iglesias contra la «casta».

Tras entrevistarse con el famoso delincuente Falciani, Iglesias ha anunciado que, si llega al poder, creará una policía secreta económica para, mediante la delación, facilitar al Estado que impida la evasión fiscal, cuyas cifras «son escandalosas». O sea, bolivarianas. Porque no hay lavadero internacional de dinero negro -el último, Andorra- donde no aparezcan los de Maduro blanqueando dinero negro para los capos de la dictadura, modelo de Sociedad de Podemos. Como la experiencia de Pablo en la tele de Irán y las de Alegre, Monedero y Errejón en la CEPS de Venezuela son limitadas, es bueno que, mediante el trato con expertos delincuentes, complete su parva formación el ‘Leninín’ de la Complu.

En la Europa del XVI, la URSS y la RDA del XX o la Cuba del XXI la delación es inseparable de la tortura, violencia moral y física para que el delatado confiese lo que sea. Al turolense Antillón le bastó prohibir en las Cortes de Cádiz la delación y la tortura y destruyó la Inquisición. El problema de la Checa podemita será el multilingüismo adoptado por este defensor de la «soberanía nacional», pero sólo fiscal. El argentino Echenique quiere imponer el catalán como lengua oficial en Aragón, así que la delación ‘catabaturra’ no se hará a la ‘Stassi’ sino a la ‘Stassica’ o ‘Stasseta’, que rima con ‘Montserrateta’. Y con la ETA, que sigue siendo el modelo más cercano.

Pilar Rahola (La Vanguardia) también carga contra el Coletas y, de paso, contra Ada Colau, que le parecen «muy viejos».

En estos momentos tanto Iglesias como Colau se han convertido en una especie de superhéroes hiperliderados, cuya idealización se acerca más al Mesías bíblico que al warrior callejero. Su discurso es antisistema, contra el sistema, sobre el sistema y lo que quieran del sistema, pero cada día imitan más y mejor los liderazgos del sistema. Y la guinda ha sido la decisión de BComú de utilizar una foto de Ada Colau como emblema de sus papeletas de voto. Es decir, todo se resume en el carisma de la nueva Pasionaria. Curioso. Curioso porque servidora habría imaginado, en mi ingenuidad, que no había líderes, ni caretos al viento, ni mesías salvadores, sino una voz colectiva, surgida del grito de la calle, que se convertía en puño político. Pues no: todo queda reducido a unos protagonismos hiperidealizados, con una fuerte componente mediática.

Mucho ruido, poco programa y unos dioses surgidos del asfalto dispuestos a asaltar el Olimpo. No sé, son nuevos, pero parecen muy viejos.

Antonio Burgos (ABC) apunta su pluma hacia Ciudadanos, el partido chupi.

Ciudadanos es tendencia. Está de moda decir que se va a votar a Ciudadanos. Simpatizar con Ciudadanos queda tela elegante en cierta derecha. De este partido lo que más me gusta es una cuestión onomástica: que se llama sólo Ciudadanos, y que le den por saco a la moda de la Ley de Igualdad llevada contra los mismos tuétanos de la gramática, ante el silencio de la Real Academia Española que como también cobra sus subvenciones, pues ya te contaré. Lo bonito es que se llama Ciudadanos a secas, y no «Ciudadanos y Ciudadanas», que sería lo políticamente correcto. Y lo que dicen en los discursos todos los imbéciles del «trabajadores y trabajadoras» y todos los cretinetes del «andaluces y andaluzas».

Ciudadanos es el Partido del Cabreo. Como lo es Podemos. El cabreo de la derecha con el PP se expresa en Ciudadanos y el cabreo de la izquierda con el PSOE e IU, en Podemos. En cuanto a los cabreados de derechas, van votar a señores que no conocen de nada ni saben lo que piensan sobre la ETA, ni sobre el aborto, ni sobre los impuestos, ni sobre cuanto les ha hecho hartarse de coles con el PP. Acéptenme esta radiografía social de lo que es Ciudadanos.

Y sobre la endeblez intelectual y jurídica de Ciudadanos también escribe Ignacio Ruiz Quintano (ABC), que califica de la siguiente manera a Pedro Sánchez y Albert Rivera por querer publicar los nombres de los ciudadanos acogidos a la amnistía fiscal.

Abolimos la pena de muerte (Azaña y Gonzalón, los dos « presidentes icónicos» para Ciudadanos), pero si los malos se nos suben a la chepa aplicamos la ley de fugas (Casas Viejas y Gal). Lo que a Snchz y a Rivera, esos estadistas, les suena del Derecho consuetudinario español es que amnistía (olvido) es una red para cazar pardillos.

JUDÍOS Y CRISTIANOS UNIDOS, CONTRA EL FANATISMO

Alfonso Ussía (La Razón) reprocha a Europa que gaste fuerzas sólo en hablar y no en actuar.

Es infinitamente más asequible para la demagogia el espanto de un naufragio que treinta cristianos degollados en las playas libias por asesinos fanáticos del Estado Islámico. Sucedió. Mientras se ahogaban las setecientas víctimas de los negreros, por el mero hecho de ser cristianos eran asesinadas treinta personas en las playas de la muerte. En Ceuta y Melilla vigilan y administran las fronteras los guardias civiles y policías nacionales. Y en la mar, patrulleras de la Armada y de la Guardia Civil. Toda la responsabilidad para España. Para Europa, sólo el derecho a la palabrería. La Marina y las Fuerzas del Orden italianas tienen más ancho mar para ser vigilado. El comandante de una patrullera italiana no tiene nada que ver con la vileza de unos negreros que en la costa de Libia se enriquecen con los que nada tienen a cambio de llevarlos hacia la muerte.

¿Se figuran el horror, el hacinamiento, el peligro de setecientas personas – cincuenta niños entre ellas-, distribuidas entre la cubierta, las bodegas y las sentinas de un barco pesquero? Para impedir que zarpe están las autoridades de las naciones de origen. Pero además de ello, es necesaria mayor vigilancia aérea y marítima, que no tienen que caer sobre los presupuestos militares, drásticamente reducidos, de España e Italia. Es Europa, la charlatana, la habladora, la siempre

Carrascal (ABC) recuerda que nada es gratis. Ni la apertura de fronteras, ni la tarjeta sanitaria para los inmigrantes ilegales…

Puede que el principal fallo del «progresismo» sea haber extendido la idea de que es gratis. Cuando no hay nada gratis en este mundo. Todo avance trae consigo un riesgo. Toda ventaja, una desventaja. La ley de la gravedad universal se extiende también al comportamiento de las personas.

Creíamos que el progreso era gratis. Sobre todo las últimas generaciones han crecido con la sensación de que todo, incluso lo más excepcional y extravagante, podía alcanzarse, además, sin esfuerzo. Como están comprobando, no es así. Hay un precio a pagar por todo. ¿La maldad de las cosas? No, no, nuestra ingenuidad, por no decir tontería.

Y José María Marco (La Razón) une a judíos y cristianos contra la intolerancia islamista y el fanatismo laicista.

El Papa sabe muy bien cuál es el significado de la persecución de los judíos: es, entre otras cosas, una persecución contra la religión y contra el hecho religioso. En nuestros países, lo que está detrás de cualquier actitud antisemita es el odio a la figura misma de Dios. En otras palabras, después de los judíos vienen los cristianos. Conocemos lo ocurrido en los países de mayoría musulmana, barridos por esa ola de nihilismo con apariencia religiosa que se llama islamismo, o «islam» radical. En el caso europeo, en el que este nihilismo se alimenta de la tentación de otro, de apariencia secular, el Papa se ha esforzado otra vez por tender una mano a los hermanos judíos. Es un gesto de compromiso, que dice bien lo crucial que es la posición de los judíos a la hora de detener esta nueva deriva fanática.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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