Alfonso Ussía acusa al chándal de ser enemigo de la humanidad, la buena educación y la higiene
Este 27 de abril de 2015 ha vuelto a ocurrir: se me ha caído otra vez el café subsahariano mientras leía la prensa. Este lunes prosigue el aburrimiento que ya me hizo bostezar el viernes 24, y no por madrugar, sino por la falta de garra de los columnistas. La pieza periodística que me ha hecho temblar la mano es la lectura del Confidente de ElConfidencial.com.
Según los datos de OJD de marzo, La Razón se ha convertido en el segundo periódico más vendido de España en kioskos. Pero no ha sido por las exclusivas publicadas, ni por las aceradas críticas del inefable Paco Marhuenda a su antiguo jefe Mariano Rajoy, ni por las columnas de Alfonso Ussía, César Vidal, Alfonso Merlos, Abel Hernández ni María José Navarro, sino por la venta de una Thermomatic con la cabecera.
Los maestros del periodismo decían a los jóvenes para pincharles el ego que sus grandes exclusivas de hoy envolverían el pescado de mañana. Quizás la salvación de la prensa resida en dar una merluza con el periódico del día.
Le propongo, amigo lector, que prosigamos con una galleta de humor para mojar en el café. En La Razón victoriosa, Ussía arremete contra el chándal y contra el deporte. Aplaudo con las dos manos.
Se me antoja algo exagerada la opinión del doctor Stranov, catedrático de Cardiología de la Universidad de Socchi: «Han fallecido más personas practicando el deporte de correr que soldados en la Primera Guerra Mundial».
En las urbanizaciones, las mujeres adineradas iban a los supermercados en chándal. Los ojitos de quien esto firma sorprendieron en «La Moraleja», muchos años atrás, a Ana García Obregón comprando la prensa dominical con un chándal carmesí cubierto por un abrigo de leopardo. Pero ha sido Fidel Castro el Givenchy del chándal.
Cuando el chándal llegó a las jefaturas de los Estados comunistas, el mundo olió peor, pero con mayor comodidad. Del chándal de Castro al de Chávez -que fue enterrado de esa guisa-, y de ahí al de Maduro apenas han transcurrido diez años. Y en algunas naciones de Sudamérica se ha quebrado la vieja tradición protocolaria.
En la tiranía bolivariana de Venezuela los viajes oficiales y las recepciones se efectúan en chándal. En las invitaciones se especifica qué tipo de chándal hay que llevar: «Señores: Chándal de media gala. Señoras: Chándal cerrado». Si el evento es vespertino con vocación nocturna, cambian los chándales por respeto institucional. «Señores, chándal de gala con condecoraciones y zapatillas deportivas de tonos oscuros. Señoras, chándal escotado con motivos dorados y zapatillas con cámara de aire y de tonos respetuosos con la Revolución».
Y de la sonrisa a la indignación. Fernando Sánchez Dragó (El Mundo) llama a los españoles vagos, gorrones y envidiosos, vicios o pecados que atenazan a todos nosotros.
Figuro entre quienes piensan que el principal problema de España es el planteado por la idiosincrasia de sus habitantes. Muchas veces he pensado algo similar a lo que aquella persona me dijo: si todos los españoles nos largáramos -muchos ya lo están haciendo, y yo lo hice y lo hago a menudo-, nuestros males prescribirían. Entre ellos, y sobre todo, los de la envidia y la picaresca, madres, respectivamente, de la aristofobia y de la corrupción. «Ya, ya», me decía, «¿pero cómo conseguir que mis compatriotas cojan el portante? Raros son los que quieren perder el chollo de vivir en un lugar donde los vagos se ganan el pan con el sudor y los sobres de la frente ajena».
César Vidal (La Razón) aprovecha un libro de dos españoles que sostienen que el Sol gira en torno a la Tierra para ciscarse en todos los que no son tan inteligentes ni racionales como él, sobre todo si son católicos, nacionalistas vascos, comunistas o votantes de Podemos.
No falta quien se sorprende de que pueda haber personas que encuentran natural volarse por los aires, que consideran recomendable degollar al prójimo y grabarlo en vídeo o que siguen defendiendo las bondades de un régimen como el comunismo que, el pasado siglo, arrancó la vida a un centenar de millones de seres humanos. La verdad es que no debería hacerlo. En millones de seres humanos, existe algo -¿un gen?, ¿un subproducto de la educación?, ¿una predisposición al dogmatismo más delirante?- que los lleva a creer cualquier absurdo desafiando incluso el sentido del ridículo. Así, lo mismo te pueden contar que han mantenido relaciones con un extraterrestre y que su hijo Manolín nació del ayuntamiento carnal con un alienígena; que los vascos son una raza superior porque tienen un Rh que muestran millones de terrícolas nacidos en otra parte del globo, o que el Sol gira alrededor de la Tierra. Partiendo de ese sustrato psicológico, ¿a quién sorprende la existencia de Podemos?
CAMACHO: EL GOBIERNO TEME LA PUBLICACIÓN DE LA LISTA
Ya no nos queda otra que pasar a la política. Santiago González (El Mundo) coloca al PP en la oposición, a un mes de las elecciones locales.
La cuestión es que el Partido Popular ya pasó de la mayoría absoluta a la oposición. La única manera de evitarla ahora sería pactar con la fuerza política que provoca en el presidente Rajoy la inquina máxima. No conviene despreciar el factor humano en las relaciones políticas; todo no es cambio de cromos tras ver los resultados. Como no conviene creer que los ciudadanos (con perdón) orientan su voto con el único criterio del cuadro macroeconómico.
This is the end. Lucía Méndez contaba en su crónica que un diputado socialista preguntaba el otro día ante un escaño del PP: «¿Hay alguna clave oculta o es que os estáis suicidando?». Parece que se trata de lo segundo, pero en plan aparatoso. Como diría aproximadamente Baudrillard, para qué van a inculcar sentido a las masas, si lo que éstas piden es sólo espectáculo. Y puestos en ello, los populares parece que quieren despedirse con un funeral vikingo.
Luis Herrero me causa el susto del día con su columna en Libertaddigital.com.
El rumor recorrió, como un escalofrío, el sistema nervioso de los cenáculos de Madrid: el nombre de Aznar figuraba en la lista de los 715. Más de uno contuvo la respiración y alzó la mirada para ver si de la bóveda celeste, abierta en dos, salían los jinetes del Apocalipsis dispuestos a asolar la faz de la tierra.
A continuación descalifica la gestión de Casimiro García-Abadillo al frente de El Mundo.
El periódico más soyarizado del momento, la antigua mosca cojonera del poder devenida ahora en bálsamo monclovita, amplificaba el sábado unas declaraciones de El Bigotes señalando a Alejandro Agag como introductor de Correa -Gürtel, en alemán- en las oscuras zahúrdas del PP.
Y da dos teorías para explicar la campaña del PP contra el PP
Circulan dos teorías. Según la primera se trata de una maniobra interna, diseñada por los sorayos que aspiran a salvarse de la quema que se avecina y dirigida sin ambages a minar la autoridad de Rajoy. Lo que pretenden es constituirse en alternativa al PP que se derrumba marcando las diferencias generacionales y biográficas con el líder que les conduce a la derrota.
La segunda teoría es que se trata de una maniobra interna, también diseñada por los sorayos que aspiran a salvarse de la quema que se avecina, pero esta vez dirigida no a minar la autoridad de Rajoy, a quien ya dan por muerto, sino a impedir el regreso de Aznar, tras el desastre electoral que se vislumbra en el horizonte, para reconstruir el partido, reedificar sus ruinas, alicatarlo de nuevo y ponerlo en condiciones de disputarle a Ciudadanos la hegemonía del centro.
Ambas teorías tienen en común, como se ve, la identidad de sus promotores -gente joven del PP espantada por el futuro que les aguarda si las cosas no cambian de rumbo-, la falta de fe en la capacidad de Rajoy para enmendar sus propios disparates y la denigración de sus orígenes partisanos.
Enrique Gil-Calvo (El País) hace un análisis en su columna con el que me asombra coincidir.
Es la hora de la verdad para Rajoy. Hasta ahora gobernaba exclusivamente con el poder duro que le proporcionaba su mayoría absoluta, no creyendo necesitar ese otro poder blando del que habla Joseph Nye (entendido como capacidad de atraer, convencer y motivar). Pues bien, en esta crisis su poder duro de poco le sirve, ya que estamos al final de la legislatura. Y por eso ahora intenta recurrir a un poder blando del que sin duda carece mediante paseos callejeros, reuniones con empresarios y videoblogs sin ambages. Pero es demasiado tarde, pues está perdiendo el control tanto de los acontecimientos como de su propia gente, de camino hacia el estallido final.
El caos del PP y del Gobierno en estos últimos días recuerdan a Ignacio Camacho (ABC) el que se sufrió con motivo del atentado del 11-M y los días posteriores, hasta las elecciones. Y anuncia que quizás se publique la lista famosa de defraudadores.
La localización de un topo socialista en Hacienda no basta para justificar el desbarajuste departamental que colocó al marianismo en una situación entre esquizofrénica y paranoica, agitada por fantasmas de conspiraciones internas. Al menos cuatro ministerios se movieron en esos días críticos como un deslavazado ejército de Pancho Villa, sorprendido por la velocidad de los acontecimientos. El escándalo y su torpe manejo han devuelto a los dirigentes populares la sensación de desconfianza de los aciagos días del 11-M, cuando se sentían a merced de una mezcla de infiltraciones y deslealtad, zarandeados por el pánico y la sospecha.
Todo el Gabinete no estuviese en vilo ante la posible filtración de una lista de defraudadores que implosione la inmediata campaña electoral.
David Gistau (ABC) se ríe del poderoso inspector de Hacienda que va en la lista del socialista Carmona al que el PP achaca todos los males.
Justo cuando el PP se estaba descomponiendo en el contexto de diferentes guerras internas que convergieron en la calle de Don Ramón de la Cruz en una actuación para las cámaras en la que sólo echamos en falta un buen rápel de los «geos», hete aquí que algún avispado descubre que entre los efectivos presentes había un funcionario de adscripción socialista. ¡Albricias!
Ignoro si a ustedes les sucede con este funcionario lo mismo que a mí. Es decir, si también los asombran esos superpoderes con los que ha sido capaz él solo de movilizar tropas, emitir mandatos e influir, acaso telepáticamente, en la voluntad de varios ministros que, hechizados, maniobraron a espaldas de su presidente. Para que semejante portento maligno resulte creíble, ha sido necesario agitar, invocando incluso el 11-M, el mito de los «durmientes» de Rubalcaba.
Almudena Grandes (El País) riñe a todos los que se entretienen en buscar a los chivatos y no se fijan en la realidad.
Más graves me parecen las declaraciones de un presidente del Gobierno que se ha limitado a denunciar ataques externos contra el PP, para sumarse al ruido general que ha logrado, deliberadamente o no -que ni lo sé, ni me importa-, que no se hable de hechos tan graves como la sospechosa gran fortuna del defraudador Rato, o las retribuciones económicas, inmorales pero legales, que han cobrado diputados populares, como Trillo y Martínez Pujalte, por charlar un rato con este o con aquel empresario. Aunque a estas alturas parezca casi mentira, la obligación de Rajoy es gobernar para todos los españoles, y no servir a los intereses de su partido. Los rumores sobre quienes filtran la noticia no pueden suplantar a la noticia. Y si el presidente del Gobierno no lo sabe, los ciudadanos deberán recordárselo en las urnas.
RAÚL DEL POZO ALABA A CARME CHACÓN
Dejamos al PP y vamos a otros partidos. Raúl del Pozo elogia en El Mundo a Carmen Chacón.
Carme Chacón tiene un hijo -Miguel, Miquel-, que va al colegio en Miami y en una fiesta de niños su madre descubrió que cuando sonó el himno americano Miquel puso la mano en el corazón y se quedó firme. Es el niño que desfiló nonato delante de las tropas españolas cuando Carme era ministra de Defensa. Unos años después se cuadró ante la bandera de las estrellas. Ese suceso y otros desgarramientos le han hecho a Carme llegar a la conclusión de que en España los mecanismos de unión y hermandad no se han activado.
Carme no irá en una lista que incluya eso del derecho a decidir, traducción tramposa de la independencia; sus «federales» detestan al presidente del PSC, alcalde de Lérida, que ha dicho: «Tranquilos, el proceso no está muerto». A Carme le quedan tres opciones: irse con su hijo y dar clase, presentarse a las primarias para la presidencia de la Generalitat o ir de número uno por Barcelona al Congreso de Madrid en el año de la hecatombe.
Fernando Rayón (La Razón) zumba a Podemos y a Ciudadanos por querer pillar cacho en Andalucía. Al menos, añade, este espectáculo ocurre antes de las elecciones.
Nadie duda que la comunidad andaluza es una de las que necesitarían un cambio de manera urgente. Sus escándalos y corrupción hacen palidecer al resto de las autonomías, que ya es decir. Y, sin embargo, tanto Podemos como Ciudadanos están empeñados en gobernar con el PSOE -eso sí, siempre con condiciones para disimular- cuando lo razonable sería unirse al resto de los partidos para desalojar a Susana Díaz y al responsable de este desastre durante décadas. Sin embargo, no veo esa voluntad, sino más bien la de hacerse con un trozo del nuevo poder. Pronto se les ha visto. Mejor, así nadie podrá llevarse a engaño con lo que suceda.
José Luis Martín Prieto (La Razón) se queja de la demagogia de los socialistas.
hay costumbre de que la izquierda en campaña ni tiene memoria ni entendimiento ni criterio. Pero donde el disparate se hace cruel y mayestático es en la exigencia de publicidad de las listas de los falsamente amnistiados, violando la ley de protección de datos y rescatando del Medievo el rollo o picota en plaza pública para ludibrio de penados. En la Transición se hicieron públicas las declaraciones de renta hasta que caímos en que las utilizaba ETA para la comisión de sus secuestros. Error y demagogia cabalgan juntos.
Isabel San Sebastián (ABC) cree que quizás la necesidad de pactos entre al menos dos partidos de ámbito nacional eliminen del mercadeo a CiU y al PNV.
Hasta ahora sólo hemos conocido una cultura del pacto, consistente en ceder parcelas de soberanía a cambio de gobernar. Una variedad más próxima al chantaje que al entendimiento, causante de un problema prácticamente irresoluble en el País Vasco y Cataluña. La alternativa a ese trágala era el poder absoluto, con su corrrespondiente peligro de absoluta corrupción. El escenario que dibujan las encuestas tras las próximas generales presenta matices más ricos, que obligarán a nuestros líderes a mostrarse creativos. Esta nueva situación no constituye en absoluto un drama, sino una oportunidad de oro para la renovación.
Y Fernando González Urbaneja (Republica.com) se pregunta si Izquierda Unida no puede sobrevivir a Podemos y complicar aún más los pactos.
Se explica el giro estratégico de Pablo Iglesias que ahora centra sus críticas no solo en la casta PP-PSOE sino también en los emergentes de Ciudadanos, al tiempo que olvida a los viejos compañeros de Izquierda Unida a los que daba por muertos, aunque siguen contando con expectativas suficientes para pinchar el globo TETRA abriendo espacio a cinco pretendientes, tal y como ha ocurrido en Andalucía y puede ocurrir en Madrid, Valencia, Aragón, en las comunidades nacionalistas, en Extremadura…
A JABOIS LE SALE EL NACIONALISTA GALLEGO QUE LLEVA DENTRO
Federico Jiménez Losantos descansa de política y recuerda un viaje que hizo a Nepal a las órdenes de Antonio Herrero, cuando el general Sabino Fernández-Campo dirigía la Casa del Rey y reinaba Juan Carlos I.
Para Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia) no hay otro asunto en Cataluña que el ‘prucés’; ni la corrupción, ni el terrorismo islamista (invento de ‘Madrit’, como ya ha escrito), ni la pobreza, ni el paro, ni las pensiones…
Mas se equivocó cuando introdujo dudas sobre la convocatoria del 27-S, a pesar de tener razón al denunciar la actitud del socio republicano. Porque la fecha de los comicios no es un asunto únicamente entre CiU y ERC sino un compromiso con toda la ciudadanía y, sobre todo, con la gente que se ha movilizado para poder votar sobre el futuro del país. Especular tácticamente con la fecha de unas plebiscitarias sólo alimenta la confusión y no es congruente con la determinación demostrada por el mismo president. Además, es clarísimo que un aplazamiento electoral pasaría factura a Mas.
El premio a la columna ridícula, y anda que hoy hay candidaturas para dar y tomar, se la lleva Manuel Jabois. Llego a su página por la llamada en primer que encuentro en El País. Página y media de un reportaje, titulado ‘El futuro imperfecto’, en que comenta un documental sobre un documental que describe la okupación del edificio de un instituto abandonado en Vallecas. La redacción es tan confusa que dudo de si Jabois ha visitado el lugar o sólo ha visionado el documental. El caso es que escribiendo sobre la desigualdad social y de las iniciativas de los jóvenes suelta esta frase:
Los jóvenes han echado mano de cualquier ayuda para limpiarlo, recoger los escombros y establecer su propio Estado (un Estado, por lo demás, que no reconoce, en su proyección ideológica, a España, sino a Castilla).
¿Pero de qué habla Jabois?, ¿del estado español, del Estado montado por los jóvenes vallecanos?, ¿qué propone él, que se den clases de gallego normalizado en La Atalaya? Recuerdo que Manuel Jabois ha declarado su admiración por el enloquecido Manuel Beiras, el que dio zapatazos en el atril.