LA CLAVE DEL DÍA

Hermann Tertsch: «Manuela Carmena se pretende un alma pura, pero esconde la realidad bolchevique y antisistema»

A Luis Ventoso le preocupa que en esta España envidiosa "el baremo ético y legal va camino de fijarlo el Gran Wyoming"

En la difusión de la declaración de Aguirre, John Müller señala al inspector Ransés Pérez, de la candidatura de Carmona

¡Vaya, hombre! ¡Otra vez se me ha derramado el café subsahariano con la lectura de la prensa! Y la mancha la causa no un columnistas, sino un político, entrevistado, eso sí, por un columnista. En El Mundo, Antonio Lucas arranca al socialista Emiliano García-Page estas frases gloriosas:

Lo mío con la política es vocacional. No creo que deba pedir perdón por haber dedicado gran parte de mi vida a trabajar por los otros. Soy abogado, he recibido ofertas de distintos despachos, pero mi sitio es éste. No estoy aquí para ganar dinero, sino para trabajar por mi tierra. Yo sigo viviendo en el mismo piso de 90 metros cuadrados que he tenido siempre.

¡Qué buenos son los progresistas! En el café subsahariano se me cae una lágrima de emoción y otra de nostalgia, porque García-Page me ha hecho retroceder 30 años en mi vida, a esa entrevista impagable de Juan Luis Cebrián a Felipe González, en 1985, en la que éste mostraba su inmensa superioridad moral diciendo que se sacrificaba por nosotros, casi como Jesucristo.

He perdido la libertad para que los demás la tengan.

¡Si es que no nos los merecemos!

Casualmente, la columna de Federico Jiménez Losantos (El Mundo) también menciona la hiperlegitimidad sentimental de la izquierda al hablar sobre Ciudadanos.

Antonio Robles cuenta cómo frente a los liberales o «transversales» que se negaban a hacer de C’s una especie de corriente crítica del PSC y no lo que estaban condenados a ser, un verdadero partido nacional, están los que, con Carreras a la cabeza, impiden varias veces el nacimiento de C’s y luego tratan de integrarlo en el consenso socialdemócrata, soñando con el pacto, imposible pero anhelado, con el nacionalismo. Al fondo, está el problema de la legitimidad política, definido en toda España por el dominio mediático de la izquierda pero que en la dictadura nacionalista catalana reviste un sectarismo delirante.

Y concluye con la preocupación de que el partido-estrella de estas elecciones acabe domesticado por la progresía.

Una idea liberal y nacional española es incompatible con un programa tan intervencionista y contrario a la propiedad. Y el símbolo es el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, cuya importancia no ha entendido el catalán Rivera. Al reimplantarlo, C’s montorizaría Madrid so capa de armonizarlo, y de ahí al PPOE de Cebrián hay un paso. Lo terrible del dilema de Rivera es que, sin partido, debe afrontarlo solo.

El domingo se eligen concejales y, también, 13 parlamentos autonómicos. Pero Francisco Marhuenda ya está pensando en las elecciones generales, que serán en noviembre, diciembre o hasta enero. Y se ha puesto una misión imposible: persuadir a Losantos de que vote a Rajoy con el argumento de que vienen los rojos. La columna resulta más empalagosa que la mermelada, porque Marhuenda se pone a presumir de amigos.

Después de más de tres años de legislatura puedo asegurar que Cristóbal Montoro no tiene una habitación llena de los millones que recauda al estilo del inolvidable Tío Gilito. He visitado la sede del Ministerio de Hacienda en algunas ocasiones y puedo asegurar que nunca le he visto contar fajos de billetes. No le gusta ni subir impuestos ni ser impopular.

Mi añorado amigo Gonzalo Anes siempre me recordaba que Guindos había sido uno de sus alumnos más brillantes y que le había puesto matrícula de honor.

La alternativa es una confusa amalgama formada por el PSOE, Podemos e IU que sería catastrófica para España. Espero convencer en los próximos meses a mi querido amigo Federico Jiménez Losantos para que vote a Rajoy, porque las consecuencias de una victoria socialista implicarían un giro intervencionista que sería letal para nuestra economía. Los que piensan como Federico deberían recordar que España no aguanta más experimentos.

LA AGENCIA TRIBUTARIA, ESA ESCOMBRERA

La campaña concluye con el misil de la difusión de la declaración de IRPF de Esperanza Aguirre. Raúl del Pozo (El Mundo) le dice que no se queje, que a otros les han dado el miso aceite de ricino.

A Esperanza Aguirre le han acosado con la declaración de Hacienda pisoteando la seguridad jurídica. Según ella, es la primera vez que se emplea la guerra sucia de Hacienda contra un político. Pablo Iglesias, sin citar lo que hicieron a Monedero, contestó en ‘Al rojo vivo’ que deben hacer públicas las declaraciones de renta de los políticos. Insisto: el frente de Madrid está muy animado.

Santiago González (El Mundo) explica que los casos de Aguirre y Monedero son diferentes.

En estos dos últimos casos hay una diferencia básica con la filtración de la renta de Aguirre, que ella se encarga de destacar. Sus ingresos tienen una primera ventaja, que es precisamente la de haber sido declarados. No sucede así con las filtraciones del expediente y el registro del domicilio de Rato y su detención y con la magia financiera de Monedero, que cobró más que Esperanza Aguirre por asesorar sobre materias que desconoce. Eso sin contar con la ucronía, que le permitió facturar con una empresa inexistente en las fechas en las que supuestamente realizó el trabajo.

A González no deja de sorprenderle el sueldazo de Aguirre.

Frente a estos casos, es preciso reconocer que los ingresos de la head hunter popular parecen perfectamente lícitos, si bien cuantiosos. Yo creo que aquí ha flojeado Esperanza en la respuesta. Debería acogerse a la explicación genérica que da Pablo Iglesias a quien le pregunta por los ingresos venezolanos de su colega: «Es que los trabajos de asesoría internacional están muy bien pagados». Debe de ser una respuesta inobjetable porque nadie le repregunta. Si esto es tan evidente, calculen ustedes lo bien que debe de pagarse a los cazadores internacionales de cabezas.

Y por último reflexiona sobre la ley del embudo de la izquierda: lo ancho para Manuela Carmena y lo estrecho para Aguirre, Mato y la infanta Cristina.

Es una lástima para Ahora Madrid que su candidata Carmena no dispusiera de esta información en el debate electoral. Después de que Aguirre embarrara un poco el campo, Carmena se negó a responder a la denuncia de la consultora i3, de su marido, Eduardo Leira. La curiosidad es comparativa. La misma izquierda que denuncia a las mujeres (pongamos la Infanta Cristina y Ana Mato) que alegan desconocer las actividades de sus hombres, consideren que a Carmena no le afectan. Nadie es responsable de lo que hace su marido, aunque según la denuncia de los trabajadores, cuando ya se les debían cinco meses, Leira y Carmena hicieron separación de bienes y todo lo mollar quedó a nombre de la mujer. El juzgado no halló delito de alzamiento, aunque se le parezca bastante. Y aunque sea muy feo. Continuará, ya lo verán.

Luis Ventoso (ABC) teme que el Wyoming sea el nuevo baremo moral español.

En la España que nos merecemos, todos los partidos habrían salido a condenar la filtración delincuencial de la declaración de Aguirre y la profesión periodística se abochornaría del medio y el profesional que se ufanan de enlodar el proceso democrático con un material de origen delictivo. En lugar de eso, faltaron minutos para ver al señor Carmona denigrándose con unos chascarrillos sobre la declaración fiscal de su rival. Se critica más que Aguirre haya ganado un buen dinero en el sector privado, fruto de su esfuerzo y prestigio, que el robo de sus datos fiscales. Tal es el nivelón de la España cainita y atolondrada que estamos construyendo, donde el baremo ético y legal va camino de fijarlo el Gran Wyoming.

Y John Müller (El Mundo) señala a un inspector que va en la lista del socialista Carmona.

La filtración de la declaración de la renta de Esperanza Aguirre no tiene precedentes en la España democrática. Es un signo de la degradación del Estado y de la función pública, arruinada por el trasvase entre la política y el funcionariado (…) Cristóbal Montoro es el principal responsable de este descuido y debe dimitir. No sólo por su responsabilidad política, sino por la in vigilando sobre su subordinado Santiago Menéndez, director de la Agencia Tributaria (Aeat), y por ser el principal causante del clima de sospecha y persecución que se ha generado en el país en torno a los asuntos tributarios.

Uno de sus inspectores más conocidos, Ransés Pérez, forma parte de la candidatura del socialista Antonio Carmona. Éste, según Aguirre, ha pedido durante tres días consecutivos que la candidata presente su declaración de la renta de 2013, la que se filtró ayer. Con toda lógica los partidarios de Aguirre sospecharán de Pérez y sus contactos. La reputación de Hacienda puede quedar dañada sin remedio. Los servicios extranjeros no estarán dispuestos a cooperar con una agencia de filtradores y el Gobierno tendrá que demostrar por qué quiere reforzar en la nueva Ley General Tributaria los poderes de unos funcionarios bajo sospecha.

CAMACHO: NO HAY POR QUÉ VOTAR. YA PAGAMOS IMPUESTOS

José María Marco (La Razón) pide el voto para el PP y con las mismas razones que su director: la estabilidad.

El Gobierno del PP ha permitido la estabilidad y un crecimiento extraordinario, como era inimaginable hace menos de dos años. La estructura federal del Estado español permitirá poner muchos obstáculos a este crecimiento: véase Andalucía, que es el modelo que nos proponen los socialistas. Y la fragmentación indicará que los españoles preferimos los experimentos políticos a todo lo demás, incluido el crecimiento y la creación de empleo y de riqueza. Es una opción, y cada uno habrá de considerarla pensando lo que quiere para sí mismo, para su familia y sus amigos, para su empresa, para su municipio y para el país.

Sin embargo, Ignacio Camacho (ABC) reconoce la legitimidad de la abstención en estos días en que presentamos nuestro IRPF.

En el inmenso aparato del Estado subsidial hay un inútil para cada bolsillo, desde el Defensor del Pueblo de una autonomía al enchufado con un contrato clientelar, desde el agraciado con una subvención discrecional al técnico de una empresa pública que clona o duplica sin necesidad el puesto de un funcionario.

En la página web de cierto think tank liberal (ay, los liberales, qué canallas) se pueden calcular incluso los días que cada contribuyente dedica a trabajar para esta Administración hipertrofiada. El contraste de ese dato preciso de las balanzas tributarias individuales con el retrato mental de cualquiera de sus miles de patrocinados no constituye sólo una terapia de desahogo: puede ser un eficaz método de decisión del voto. Y si le sale una conclusión nihilista, destroyer, un irrefrenable impulso de quedarse en casa el día de elecciones, nadie debe sentir mala conciencia por ello. Ya cumple de sobra con su deber cívico. Pagando los impuestos.

Federico Quevedo (ElConfidencial.com) enumera cinco razones por las que Podemos baja en las encuestas. Una es el fin de su impunidad mediática.

Podemos había crecido espectacularmente gracias, en buena parte -y muy buena, además- a la entrega de determinados medios de comunicación que se convirtieron en sus voceros y de ciertos programas que cayeron en el servilismo. Pero, bien sea por saturación, o bien sea por precaución, o por ambas cosas, lo cierto es que en esos mismos medios las cosas han cambiado y ahora ni Podemos ni Pablo Iglesias tienen la misma impunidad oratoria que tenían antes.

Y Carlos Herrera (ABC) se ceba en el último truco de márketing de Pedro Sánchez.

Pedro Snchz no defrauda. Apuntaba maneras en sus primeras apariciones públicas hará poco menos de un año. Por aquel entonces no cesaba de contar la historia de Juana, una limpiadora que, al parecer, cobraba un ínfimo puñado de euros a cambio de un trabajo agotador. Me llamó la atención que la misma historia que había contado en una entrevista televisiva me la contase al día siguiente, en la radio

Como el personaje de Snchz, que de aquella Juana del verano pasado ha mudado en la Valeria de hogaño. Allá donde va el hiperactivo secretario general del PSOE cuenta la historia de la supuesta Valeria, a la que presuntamente conoció la misma mañana del mítin: una joven víctima del sistema laboral que tras quince horas de limpiar inodoros habría cobrado la cantidad de sesenta y pocos euros. Valeria, tal y como se ha visto estos días, vive en Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia y Comunidad Valenciana.

A mí no me cabe la menor duda de que Valeria, las diferentes Valerias del cuento, existen. Es decir: que hay infraempleo en España. Lo que me molesta es que Snchz me considere tonto y quiera hacerme tragar una historia colectiva como si le hubiera pasado a él.

TERTSCH: CARMENA VA DISFRAZADA DE MARY POPPINS

Sobre los candidatos, a Cristina Losada (Libertaddigital.com) le llama la atención que Manuela Carmena sea candidata de los caza-casta y la Transición-candado.

Ella hizo la Transición sin traumas. Al contrario, es decir, que otros luchadores antifranquistas de varias hornadas que se retiraron a la vida privada, decepcionados por la normalidad con la que se pasó de un régimen dictatorial a uno democrático. Carmena no estuvo entre ellos, sino entre los que siguieron, de un modo u otro, en el foro y ocuparon cargos que dependen de la voluntad política. Uno no es vocal del CGPJ ni representa a España en un grupo de trabajo de la ONU ni asesora al Gobierno vasco sin contar con buenas relaciones con los partidos del sistema, que en su caso fueron Izquierda Unida y PSOE.

Carmena, en fin, no es uno de los antifranquistas que quedaron marginados y perdidos, sin oficio ni beneficio, cuando el adiós a todo aquello. Ha sido miembro de una élite, de esa élite progresista, tan élite como cualquier otra, que ha tenido cargos y posiciones, prebendas y mamandurrias, durante décadas. En los perversos términos del partido que sustenta su candidatura, ha sido casta. Y esto a mí no me parece mal. En absoluto. Lo irónico es que la patrocinen los irreconciliables enemigos de los de arriba.

También Hermann Tertsch (ABC) tiene unas frases sobre Camrena en una columna en la que reprocha a Carolina Bescansa que anuncie querellas contra todos los que les pregunten si reciben dinero de Caracas cuando en Internet están sus aplausos a Chávez y Maduro.

Manuela Carmena, que se pretende un alma pura y miente nada más abrir la boca cuando dice que va por libre y esconde la realidad bolchevique y antisistema de su lista. La juez comunista disfrazada de virtuosa Mary Poppins dispara desde el bolso con la Gran Berta contra Aguirre, contra la que todo vale. Pero se le manchan las enaguas si se citan los enjuagues de su marido para no pagar a sus trabajadores.

José María Carrascal (ABC) se centra en el programa de una alcaldesa, la de la Línea de la Concepción, con un programa que, afrima, se lo podría habre escrito Fabián Picardo, el mandamás de la colonia de Gibraltar. 

La alcaldesa de La Línea, Gemma Araujo, del PSOE naturalmente, que en un panfleto adornado con su foto nos ofrece su programa electoral, cuyos principales puntos son: realizar un hermanamiento con la Ciudad de Gibraltar; crear un organismo fronterizo municipal para negociar todo lo relativo a las fronteras y a mejorar el tráfico en ellas; facilitar los intercambios comerciales y crear empresas mixtas; realizar intercambios culturales, deportivos y turísticos; exigir al Gobierno central que cree una Zona Franca que sirva los intereses de La Línea y de Gibraltar y fijar fechas históricas, como la de la alianza hispano-británica de 1812 o la de la apertura de la Verja de 1982. (Hay que agradecer a la Sra. Araujo que no haya incluido el 4 de agosto de 1704, cuando los ingleses ocuparon el Peñón en nombre de un pretendiente al trono español, y se quedaron con él).

En cualquier caso, con españoles así no necesitamos enemigos.

ANA TORROJA EXIGE HONRADEZ A LOS DEMÁS

Un poco de humor. Pedro Narváez (La Razón) escribe sobre la cantante Ana Torroja, otro ejemplo de la superioridad (o la impunidad) de la izquierda: una defraudadora a Hacienda que pide que se le bajen los impuestos.

He aquí a una artista condenada por tres delitos fiscales que hace campaña a favor de la bajada del IVA cultural. Ni a Montoro, ay cuántas cosas dicen de ti, se le ocurriría mayor venganza en plena campaña de la renta, ahora que estamos todos muertos como bacterias tras el asedio del antibiótico de la declaración. Torroja es otro ejemplo de esa multitud que hoy exige eso que llaman altura de miras, una intachable conducta pero para los demás, sobre todo sin son políticos, convertidos por decreto popular en un pelotón de chorizos.

Lo mejor que nos puede pasar, sobre todo a sus compañeros, siempre tan protestones, es que Torroja mantenga el esparadrapo en la boca para siempre, aún en el caso de que baje el IVA algún día.

Ignacio Ruiz Quintano (ABC) juguetea con sor Lucía Caram.

En la Barcelona de Lerroux, la rebeldía respondía a una mezcla de ardores, el anticlerical y «el viejo apetito español atormentado e insatisfecho». En la Barcelona de Mas, la rebeldía ha cambiado el ardor anticlerical por el ardor antinacional, pero «el viejo apetito español…» sigue intacto.

Mas y «la monja cojonera» representan, pues, el frikismo separatista, fruto de la lenidad («lenidad» no tiene que ver con el crecepelo de la «socialdemocracia finlandesa» de Lenin que vende Podemos) de los gobiernos de Madrid.

Pero en el Estado de partidos el viejo frikismo lerrouxista lo representan Pablemos («penetrad en los registros de la propiedad»), que ahora tiene celos monjiles de Mas, y Rivera («entrad en los hogares humildes y levantad legiones de propietarios»), cuyas entrevistas políticas producen el mismo asombro que los libros de disparates estudiantiles en los exámenes del profesor Reboredo.

Reconozco, amigo lector, que la columna de Pilar Rahola (La Vanguardia) ha hecho que se me caiga el cigarrillo de la boca, porque es una columna que podía haber firmado yo mismo. Primero lamenta que Occidente se conmueva más por las ruinas de Palmira que por los miles de cristianos árabes asesinados.

Por supuesto, el primer llanto no es por las piedras milenarias de Palmira, porque la muerte se acumula día a día, y hay tantos miles de víctimas que ya no los contamos. Pero también hay un llanto por la pérdida del testimonio pétreo de lo que hemos sido, del ADN de nuestro paso por la tierra. Palmira sobrevivió a todo y a todos durante dos mil años, pero es posible que no sobreviva a esta última locura totalitaria.

El Estado Islámico avanza sin freno, la ONU no sirve para nada, las grandes potencias juegan a jugar a los juegos de la guerra y los aliados del Estado de bienestar se asientan en los petrodólares del fanatismo. El mal avanza porque no lo paramos, no porque sea imparable. Así que ¿para qué preguntarse nada?

LA OBSESIÓN POR LOS JÓVENES DE LOS VIEJOS DE EL PAÍS

Al dar el premio a la columna ridícula del día dudo entre el veterano Juanjo Millás y el joven envejecido David Trueba, ambos en El País.

El primero hace un potaje de los suyos, adecuado para sus lectores progres: qué ruines son los políticos, pero sólo los del PP. Y hasta asocia a los electores con los presos de Guantánamo.

No recordamos una campaña más mezquina, más ruin, más desquiciada. Si la indecisión fuera una forma de impotencia, el alto número de indecisos del que hablan las encuestas podría simbolizar la parálisis a la que hemos quedado reducidos tras este largo periodo de embrutecimiento intelectual. He ahí una postración semejante a la de los presos de Guantánamo después de una de esas sesiones de ruido a las que se les somete para que pierdan la cabeza.

El segundo cae en la nostalgia y recuerda la primera vez que votó.

Nunca se olvida la primera vez. Has superado los 18 años y seguramente aún resides en casa de tus padres y la cita es en un colegio cercano del barrio. Tienes más dudas que certezas y aunque te crees adulto nadie te trata como tal, ni tan siquiera tú mismo. Pero estás invitado a votar. No tiene la trascendencia ni dejará un recuerdo tan imborrable como las otras primeras veces en aspectos más íntimos de tu vida, pero es una invitación a formar parte de la sociedad.

¡Qué obsesión la de muchos columnistas de El País (ayer fue Luz Sánchez-Mellado) con la juventud! ¡Qué mal llevan envejecer!

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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