OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Tania Sánchez, la reina de las televisiones, ya no puede asaltar el purgatorio

Ruiz Quintano: a Podemos, "el PSOE de los pobres", le vota "el pijerío del barrio de Salamanca vota para estar en la onda"

Bustos desmenuza la imagen de Carmena: una abuela entrañable, con el corazón exhausto de tanto luchar

El 1 de junio de 2015, ya en horas nocturnas, se produjo una noticia en la tribu de los columnistas: el nuevo director de El Mundo, David Jiménez, ha decapitado a Salvador Sostres. Por ello me abalanzo sobre El Mundo para buscar el último escrito de Sostres, que no me defrauda, ya que es una carga contra Artur Mas y ERC, que además comienza de esta manera rutilante, un auténtico torpedo contra la memoria histórica y el victimismo.

El padre de mi suegro, de la Lliga, sufrió la doble humillación de que Esquerra se lo robara todo y de que todo se lo devolviera Franco. «¿Y los nuestros cuándo vendrán?», le preguntó su hijo. Y la respuesta no la ha olvidado: «Nunca».

Siempre que el destino de Cataluña ha estado en manos de ERC hemos conocido el desastre. Lo conocimos con Companys, lo conocimos cuando Carod-Rovira propició los tripartitos, y aunque Junqueras parecía querer romper con la tradición siniestra de su partido, convertirá a Ada Colau en alcaldesa de Barcelona.

El gran error de Mas fue hacer seguidismo de Esquerra desde 2003, cuando a pesar de ganar las elecciones CiU fue desalojada del poder por el tripartito.

Esquerra vuelve a estar en disposición de sembrar el caos, en una demostración más de que los pueblos que no comprenden su Historia están condenados a repetirla. Junqueras ha entregado Barcelona a Podemos, por odio a CiU y por esa tendencia genética que tiene la izquierda a la destrucción.

Mientras el humo empieza a llenar mi cocina, me pregunto si Paco Marhuenda le hará una propuesta al destituido. ¡La camaradería entre catalanes!

QUIEN NO CENA CON CARMENA NO ES NADIE EN MADRID

La lectura de la columna de Ignacio Ruiz Quintano en ABC me provoca tales risas que se me derrama el café subsahariano. ¡Qué primer párrafo!

Podemos es el Psoe del pobre. Otro partido prebendario que el pijerío del barrio de Salamanca vota para estar en la onda, igual que don Fernando Bergamín aplaude ahora en Las Ventas al pobre Diego Urdiales porque le han dicho que es el artista a la moda.

Después añade que Podemos ya hace cola para pillar cacho.

El gobierno español, en vez de una ley electoral, tiró de tele y creó ese partido prebendario que ahora, entre Buñuel («Viridiana») y Berlanga («Plácido»), guarda cola para recibir la pedrea en la lonja de los pactos. El pacto como «robobo» de la «jojoya».

Y concluye con las cenas con Manuela Carmena

Hoy, Manuela Carmena es nuestra Linda Hunt (Henrietta «Hetty» Lange en «NCIS: Los Ángeles»), y lo «cool» es tener medio cerrada en la agenda una cena con ella.

Sólo a quien no haya leído en Deleito y Piñuela la vida pija del Madrid de Felipe IV le chocará que el ideal de vida pija en el Madrid de Felipe VI consista en cenar con Manuela para que te cuente cómo trajo las «libertáes» o su plan para transformar la rotonda de la plaza del marqués de Salamanca en un huerto ecológico que produzca para el gintónic bayas como las que cuidaba Fray Luis («Del monte en la ladera, / por mi mano plantado tengo un huerto»), aunque el pijerío conocerá más a Brian, el jardinero fumeta de Jamie Oliver. ¿La Revolución? Mucho peor: La Rumba Alrededor Del Jamón. (Y la grasilla del jamón, para el tertuliano de guardia).

Manuela Carmena ya es carne de columnismo. Jorge Bustos se pregunta en El Mundo (¿también lo va a echar David Jiménez?) si los izquierdistas van a reír los chistes sobre Carmena como han reído los hechos sobre Ana Botella. Empieza contando la versión podemita sobre la implicación de Carmena en la batalla contra la bruja Aguirre.

¿Qué mejor cartel que una abuela entrañable, con el corazón exhausto de tanto luchar, a quien solo un desalmado podría negar el voto?

Todo empieza en Malasaña, donde nació Carmona y vive Aguirre; pero mientras que la condesa desabrida habita allí un palacete, doña Manuela regenta una tienda solidaria cuya artesanía manufacturan reclusas de Alcalá-Meco. (¡Imbatible!) Escribe su autobiografía y la titula Por qué las cosas pueden ser diferentes (tiembla, Coelho). Siete veces rechaza la proposición de Iglesias, pero al descubrir en la filmoteca una película sobre la lucha de las mujeres afganas, se derrumba y accede. (Aquí, coro de ángeles.) ¿Quién querría afear semejante argumento con un pícaro episodio de chalaneo laboral en un despacho de arquitectura, o preguntando meramente hasta dónde llegará la crecida impositiva que su programa exige?

Escribía el otro día la compañera Emilia Landaluce que espera que nos dejen reírnos de Carmena tanto como nos hemos reído de Botella. En efecto, el humor suele ser la única manera de testar si lo de más democracia iba en serio, o se trataba de la clásica confusión zurda entre libertad y revancha.

Félix de Azúa (El País) abjura en su columna del culto a la juventud en los nuevos partidos y en los opinadores que los han apoyado.

Bueno, pues ya están pactando. Pero pactar, entre esta gente, quiere decir: olvida las bestialidades que he dicho sobre ti y dame un beso. La campaña fue una orgía de odios, una guerra civil a tres bandas, goyesca. Hubo ignorantes que utilizaron la expresión «cordón sanitario» sin saber que la usaban los nazis para aislar los guetos judíos. Ni una maldita idea, ni un solo proyecto. Sólo abstracción y pasión.

Hubo periodistas que mostraron grandes esperanzas porque abundaba el candidato joven. Poner esperanzas en generaciones o en juventudes es una levedad orteguiana. Sobre todo cuando no tenemos ni idea de lo que van a hacer esos jóvenes con la Dirección General de Tráfico o con el déficit energético. Bien es verdad que tampoco sabemos lo que piensan, ni si piensan. De Podemos sólo conocemos su impulso negativo, pero nada de lo afirmativo, si lo hay. De Ciudadanos sabemos un poco más, pero es insuficiente. Las primeras medidas anunciadas por futuros alcaldes son un desatino de patio de colegio. Y el Podemos de Colau, como era de esperar, ya es independentista.

Antonio Casado (ElConfidencial.com) está seguro, pero seguro, de que Colau va a rectificar sus palabras de ayer y da como argumento la preocupación de los empresarios. Para mí, que espere sentado.

Lo que les faltaba a estos creadores de riqueza, sedientos de centralidad y escenarios políticos estables, era escuchar por boca de la futura alcaldesa de Barcelona (2.550,6 millones de euros de presupuesto) que «si hay que desobedecer leyes que nos parezcan injustas, se desobedecerán».

Como decía al principio, lo malo es que esta doctrina se le puede volver en contra cuando cualquier ciudadano reniegue de las normas que le impiden aparcar en doble fila, caminar desnudo por las Ramblas o corear los goles del Madrid en la fuente de Canaletas, porque le parecen injustas. La solución a sus ataques de contrariedad ya se la da la propia alcaldesa: desobediencia civil. Por tanto, espero que a no tardar Ada Colau rectifique su declaración del otro día sobre el incumplimiento de las leyes que no nos gustan.

LA ‘VIEJA JUEZA’ VENGA AL POBRE BALTASAR GARZÓN

El filósofo italiano Paolo Flores d’Arcais da lecciones de moral gratis en el periódico global, conocido antes como El País. En la línea del editorial del periódico que le acoge, cubre de elogios a Colau y a Carmena, sobre todo a esta última, a la que elogia por saltarse la ley y por vengar a Garzón.

Manuela Carmena es una juez que ha demostrado cómo la legalidad puede constituir de verdad (parafraseando a Vaclav Havel) «el poder de los sin poder»; cómo la lucha sin cuartel contra la corrupción político-económica puede aunarse con la defensa de los más débiles, y convertirse en su premisa. Su elección es también la pacífica venganza democrática del innoble alejamiento de la judicatura de Baltasar Garzón, promovido, con fraternal armonía entre PP y PSOE, por todo el establishment. Y la prueba de que masas crecientes de ciudadanos españoles han tomado conciencia de que frente a políticos, industriales y banqueros corruptos, la única política económicamente sensata, además de moralmente correcta, es la tolerancia cero.

Desde aquí le mandamos a Roma o a Milán el premio a la columna ridícula del día.

Y concluimos con las mujeres estrella de la ‘nueva política’: Tania Sánchez, a la que Raúl del Pozo dedica este párrafo.

Algunos observadores comentan que estamos en vísperas de un cambio brusco y drástico. La guillotina mediático-jurídica funciona a toda marcha. A última hora de la tarde de ayer, se supo que Tania Sánchez, una de las aniquiladoras de IU, era imputada por prevaricación, tráfico de influencias y malversación de fondos en Rivas, en Madrid. La insurrección sienta en el banquillo a sus propias diosas. Pero, por ahora, los que peor lo tienen ante los tribunales son los políticos del PP.

Pilar Ferrer le dedica una columna en La Razón titulada ‘La traidora castigada’.

El pasado mes de febrero dejó su partido de siempre y ahora se enfrenta a una imputación por temas que ella siempre negó. Fue reina de las televisiones y portada de medios informativos, hasta que la ambición mal calculada le ha dado un golpe en toda regla. En los últimos días se la ha visto pasear con su perrita por las calles de Rivas, molesta y algo cabizbaja. La que fuera «primera dama» de Podemos y concejala de fiestas no tiene ahora muchas ganas de guasa. Es la historia de una mujer dura, arisca e implacable, ante un reto judicial y unos compañeros que le dan la espalda.

TERTSCH ANUNCIA CÁRCEL PARA LOS DIRIGENTES DEL PP

Dejemos a las personas y vayamos a los conceptos.

Arcadi Espada (El Mundo) analiza así el baile de pactos en el que particpan PSOE, Podemos y Ciudadanos.

La última novedad de la política low cost que triunfa en España. Socialistas, ciudadanos y populistas advierten con un puntito de orgullo que solo entrarán en gobiernos que presidan. No he oído aún a nadie del PP diciendo lo mismo, pero no puede tardar: al PP le cuesta moverse pero siempre acaba haciéndolo en la pésima dirección que le marca el ambiente.

Y de aquí salta a la irresponsabilidad individual y colectiva.

Pero la coalición vergonzante no aporta nada de ello: solo réplicas más o menos creativas del chantaje político. Hay dos buenos ejemplos catalanes de lo que digo. La coalición entre socialistas y comunistas en Barcelona, que dio décadas de gobierno ilustrado y competente a la ciudad. El contraejemplo es el opaco trueque que las minorías catalana y vasca fueron practicando con los diversos gobiernos del Estado cuando estos no alcanzaron la mayoría absoluta. Lo que se dilucida, como tantas otras veces, es un áspero problema de responsabilidad individual y colectiva: el concepto de responsabilidad no está en el mainstream.

Hermann Tertsch (ABC) firma una columna llena de pesimismo, tanto que me parece que está cogiendo sitio en la fila de los próximos fusilados. Me amarga la tostada porque creo que tiene mucha razón. La culpa de todo lo que pueda pasar se la carga a Zapatero, el creador de Podemos.

Algunos españoles aún no se dan cuenta de que tenemos a unas izquierdas ya insensatamente convencidas de que en las elecciones próximas ganan la guerra de Zapatero. Y que tal fin merece cualquier medio. Como enemigos vencidos serán tratados los españoles que no militen con los que se ven ya vencedores. Llueven las amenazas y no me referiré a las que me advierten a mí que debo hacer la maletas y que tendré que huir a la carrera. Hablo del odio que se palpa en el ambiente y las ganas de revancha que rezuman las palabras.

Monedero y sus amigos en el poder pueden realizar tales montajes que pronto tengamos en la cárcel española a muchos Leopoldos López, eso sí, acusados de corrupción, no en un golpe de estado como las víctimas del régimen amigo de Iglesias y Monedero. Claro que la culpa la tienen también mis gobernantes del PP, no solo por su indolencia ante la corrupción y la agresión. Ellos elogiaron aquella transferencia de poderes ejemplar del gobierno Zapatero/Rubalcaba. No hicieron auditorías y ahora se las harán, pero además con carga ideológica y jueces bajo presión para que estén «a la altura» del cambio histórico que implica castigar a la derecha de hoy por sus «pecados» de siempre.

Abel Hernández (La Razón) elogia a Susana Díaz por ser la única en el PSOE que se niega a entregarse a Podemos.

En la izquierda se ha desatado el hambre de poder. Han olido la sangre de la pieza herida y se organizan en manada para acabar con ella. La cacería contra la derecha es en campo abierto, a la luz de todos, sin disimulos. La principal discusión entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se reduce a quién lleva la iniciativa en esta operación de «desalojar a la derecha de las instituciones», que es el lema acordado.

La persecución de la derecha es el necesario juego de distracción para atraerse a los socialistas a su terreno y luego despedazarlos. Eso es lo que piensan los experimentados barones del partido que sorprendentemente siguen callados. La única que ha advertido de la jugada en alto es la andaluza Susana Díaz, la única que sostiene todavía al partido centenario en las urnas y que se ha convertido en líder moral del mismo. Esta cacería no se corresponde con la voluntad popular, que ha erigido al partido más representativo de la derecha en la fuerza más votada

José María Marco (La Razón) lamenta que el circo español esté dando diversión a los europeos, como ya ocurrió en el siglo XIX y en los años de Zapatero.

Es posible que los españoles estemos a punto de lanzarnos a uno de esos experimentos que los demás países europeos contemplaban antes (cuando éramos el país más romántico del mundo) con admiración teñida de desprecio y ahora contemplarán (ante el suicidio de un competidor) con desprecio teñido de regocijo. Somos así. Después de los siete años de revolución postnacional y postmoderna de Rodríguez Zapatero, ahora toca la integración en el Gobierno de organizaciones antisistema. Todos sabemos cómo va a acabar el experimento. Pero vamos a intentarlo, claro que sí…

En realidad, llevamos cuarenta años de experimentación, construyendo una democracia sin nación que la sustente. Todo indica, sin embargo, que el experimento se ha terminado, y no precisamente bien. La falta de consenso nacional es una de las razones que explican la facilidad con que se abre la puerta a partidos u organizaciones antisistema, en vez de esforzarse por establecer un pacto democrático entre los grandes partidos nacionales. Es esa misma ausencia la que ha llevado a la actual situación en el País Vasco y en Cataluña, con la práctica desaparición de esos mismos dos partidos.

Xavier Vidal-Foch (El País) condena los «cordones sanitarios»… contra Ada Colau. A ver si se creía usted, amigo lector, que este progresista-catalanista iba a defender al PP.

No está escrito que ese radicalismo social deba contraponerse a la (orientable) modernidad económica. Ni al respeto a la (mejorable) legalidad democrática. A algunos de los líderes emergentes, procedentes de las sentadas y las manis, les costará el aprendizaje de esa triple asignatura. Normal: vienen de la lucha, no de la hucha. Necesitarán tiempo. No podrá ser infinito, porque las ciudades también compiten hacia afuera. Pero es de ley (y sensato) darles tiempo. O sea, evitar las soflamas tremendistas, los cordones sanitarios, la dialéctica de clase-contra-clase.

Edurne Uriarte es hoy la representante del Batallón de la Guardia de La Moncloa. En ABC reparte estopa a todo el mundo que es alguien en política, salvo a Rajoy.

El PSOE no tiene reparo alguno en saltarse toda su teoría sobre la regeneración democrática, con los pactos que sean necesarios para arrebatar Gobiernos a los ganadores y dárselos a los perdedores, aquellos a los que los ciudadanos colocaron en la oposición. Comenzando por esta Manuela Carmena que se proclama alcaldesa sin haber ganado, bajo la mirada complaciente del socialista Carmona.

Un espectáculo que se desarrolla bajo la pasividad de un PP paralizado tras las elecciones por esa confluencia de derrotistas, los que sólo creen en la victoria por mayoría absoluta, de antirrajoyistas renacidos, que consideran debacles las victorias por dos puntos de diferencia, y de los nuevos nacionalistas, esos Herrera de Castilla-León para los que toda la culpa es «de Madrid». 

ANSON Y RAHOLA UNIDOS CONTRA LA SANCIÓN AL BARÇA

La campaña contra las sanciones al FC Barcelona por la pitada al himno nacional y al Rey nos depara la sorpresa de encontrar en el mismo bando a dos veteranos creadores de opinión: Pilar Rahola y Luis María Anson.

La ‘doctora’ Rahola afirma que todo es culpa de la España castiza, que no sabe seducir a la sensible Cataluña.

De entrada, que la pregunta no es cómo prohibir una protesta, sino por qué se produce. Y mucha culpa tiene el PP de haber conseguido que esos símbolos no sean del agrado de catalanes y vascos. Además, cabe recordar que son símbolos sobrecargados de negrura, que cuestan de deglutir, incluso para españoles pata negra, pero con memoria histórica. Y finalmente, la constatación de que la impotencia del PP por plantear, resolver, negociar, se convierte en ansias represivas. Por supuesto podríamos recordar todos los himnos pitados e, incluso, los ánimos a pitar a Zapatero del propio PP. Pero es sobrante porque lo relevante no es que el PP reduzca España a una idea antigua y retrógrada. Lo relevante es que la intenta imponer a los catalanes a la fuerza. Y así le va por estos lares.

Luis María Anson lo habría solucionado llevando el partido a Sevilla o a Madrid.

Conviene subrayar, por otra parte, que de la desmesurada pitada al Rey y al himno nacional es responsable, en parte considerable, el Gobierno. Discrepo de la fórmula Aguirre de suspender el partido. La libertad de expresión avala la discrepancia sonora y, además, la reacción de los aficionados habría sido atroz con manifestaciones que los activistas antisistema hubieran convertido en riesgo cierto de vandalismo urbano, heridos y, tal vez, muertos. El Gobierno debió actuar políticamente y no lo hizo. Debió negociar para que el partido se celebrara en Madrid o Sevilla, que era lo lógico. Debió acordar que el 30% de las entradas se destinaran al Barcelona, el 30% al Athletic de Bilbao y el resto a aficionados al fútbol. La pitada al Monarca y al himno hubiera sido sofocada en parte por los aplausos, como ocurrió recientemente en la final de la copa del Rey de baloncesto en Canarias. Los pitidos de un sector de la hinchada catalana fueron contrarrestados por los aplausos.

También David González en La Vanguardia pone su columnita en favor de la impunidad.

La taimada sonrisa de Mas -así la adjetiva la prensa españolista más recalcitrante- se ha convertido ya en un nuevo motivo de criminalización de lo catalán (de lo vasco, bastante menos). Cuando escribo esta columna se estaba a la espera de las sanciones, aunque al parecer la Comisión Antiviolencia estaba desbordada: ¿castigar a la Federación? ¿A los clubs? ¿A los que blandieron el pito? El Gobierno, el PP y los medios afines recurren al ejemplo francés. ¿Acaso la simpática Marsellesa es más respetada desde que se prohibió silbarla en los campos de futbol?

Cierro este repaso a las columnas del día con la de Ramón Pérez-Maura (ABC), que se pregunta si Obama está instaurando la jurisdicción universal de los jueces y funcionarios de EEUU, a cuenta de la detención de varios dirigentes de la FIFA.

Ha detenido a siete dirigentes de la FIFA por delitos que en ningún caso habrían tenido lugar en territorio de los Estados Unidos ni afectan a ese país. Estas personas -con las que preferiría no encontrarme en un ascensor- son detenidas en Suiza y la Confederación Helvética acepta extraditarlas a Estados Unidos por delitos económicos en una empresa privada -que es lo que es la FIFA-.

Ahora los Estados Unidos de Obama nos dicen que la justicia universal, que no vale para procesar a un soldado americano que se pueda haber visto envuelto en una violación de una mujer en una aldea de Bosnia-Herzegovina, sí es válida para decidir si es legal que 22 hombres den patadas a un balón en Qatar.

Y, no contentos con eso, dan argumentos, sólidos argumentos, a Vladímir Putin, para argumentar que hay una conspiración contra Rusia. Y quienes más tememos al presidente ruso y su afán imperial, tenemos que reconocer que tiene razón en este caso. Se la ha dado el mismísimo Barack Obama. No paramos de mejorar.

Pues Pérez-Maura tiene toda la razón.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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