ABC reprocha a Ciudadanos y Podemos que quieran imponer sus programas al PP y al PSOE
Esperanza Aguirre esperaba ganar las elecciones del Ayuntamiento de Madrid y, aunque salió victoriosa, pero sin mayoría necesaria, (no será alcaldesa frente a la coalición de Podemos y el PSOE) sus enemigos se unen contra ella.
El País asegura que Mariano Rajoy ha intervenido a petición de Cristina Cifuentes para conseguir la dimisión de los dos consejeros del Gobierno autonómico de Madrid imputados. El Mundo disculpa a Cifuentes porque ella no controla el PP de Madrid, que responde a Aguirre.
Ambos periódicos dan por enterrada a Aguirre y le atribuyen la responsabilidad de la corrupción en el PP madrileño, así como las consecuencias de que no se logre el pacto con Ciudadanos.
ABC reprocha a C’s y a Podemos que quieran imponer sus programas al PP y al PSOE, que, a fin de cuentas, han obtenido más votos que ellos. Nos encontramos así en una situación de bloqueo político que perjudica a todos.
EL PAÍS
Los nuevos dirigentes tienen necesidad de demostrar a los ciudadanos que han emergido para algo, como lo prueba la rapidez con que Albert Rivera ha atribuido a su partido el mérito de las dimisiones de Salvador Victoria y Lucía Figar, consejeros de la Comunidad de Madrid imputados en la Operación Púnica.
Es verdad que Ciudadanos exigía la renuncia de ambos para negociar la continuidad del PP en la presidencia del Gobierno madrileño, una operación vital para este partido si quiere mitigar la pérdida de poder territorial a pocos meses de las elecciones generales. Y eso le exige apostar por Cristina Cifuentes antes que por Esperanza Aguirre, cabeza de un PP madrileño plagado de imputados. Mariano Rajoy, como presidente del Gobierno y del Partido Popular, ha tenido que tomar el toro por los cuernos, azuzado por el reloj que marca el tiempo que resta hasta la constitución de Ayuntamientos y de 14 Gobiernos autónomos.
EL MUNDO
Tras la dimisión de Salvador Victoria y Lucía Figar, los dos consejeros imputados en la Operación Púnica, Albert Rivera aseguró ayer que Ciudadanos no va a apoyar a Cifuentes hasta que demuestre un compromiso inequívoco con la limpieza del partido en Madrid. El problema es que ella no puede dar esas garantías porque ni ha hecho las listas ni controla el aparato del PP madrileño.
Rivera hace bien en trazar esa línea roja, pero Cifuentes ya ha dejado claro que tendrá tolerancia cero con la corrupción y que velará para que no haya nadie sospechoso en su Administración. La dimisión de los dos consejeros en funciones ya es un gesto estimable.
En la Comunidad de Madrid, nadie podrá discutir que Cristina Cifuentes, con 48 escaños, ha sido la clara vencedora frente a un PSOE que se ha quedado en 37. El único pacto que configura una mayoría estable es el del PP y Ciudadanos, salvo que la formación de Rivera hiciera algo tan absurdo como aliarse con el PSOE y Podemos para evitar que gobernara Cifuentes.
ABC
Da la impresión de que Ciudadanos y Podemos quieren que populares y socialistas abdiquen de sus programas y apliquen los suyos, estableciendo condiciones que, en cuanto son cumplidas, son sustituidas por otras nuevas. Es la táctica que Ciudadanos está aplicando a Cifuentes en Madrid. Su primer objetivo es seguir en campaña. La fragmentación del voto empieza a mostrar su peor vertiente, la del mercadeo de condiciones y liderazgos, de minorías de bloqueo y mayorías inestables. No es el panorama idílico que se anunciaba tras el presunto fin del bipartidismo. Sólo hay confusión y una creciente sospecha de que la inestabilidad es un buen negocio para los nuevos partidos.