Según Raúl del Pozo, el PSOE está resistiendo la vampirización por Podemos
Tengo la impresión de que los columnistas habían preparado para este 18 de junio 2015, sus textos a partir de la certeza de que Mariano Rajoy iba a nombrar nuevos ministros, pero como no lo ha hecho muchos de ellos han tenido que recurrir al plan B y mandar una columna de apaño, la misma que podían haber publicado cualquier otro día, sobre los tuits de los concejales madrileños.
La preocupación de muchos españoles por la degradación de la política y del ambiente social es tan grande que el liberal Arcadi Espada (El Mundo) propone a Rajoy que funde un Ministerio de la Verdad, con RTVE como punta de lanza, para combatir el populismo y el separatismo.
Mi intención es urgirle a la creación del Ministerio de la Verdad. La verdad, que es el principal problema de las democracias contemporáneas, ha sido también el principal fracaso de Rajoy. Su gobierno ha asistido impasible a la construcción y desarrollo de la gigantesca mentira secesionista en Cataluña y a la conquista del prime time político por parte del infecto populismo.
Como toda respuesta a dos construcciones que han sido sobre todo mediáticas, el Gobierno ha mantenido sumida en la postración, por ejemplo, a la televisión pública del Estado. Incapaz de proveerla de recursos e incapaz de hacer de ella el principal aparato de contraprogramación política.
Y Arcadi afirma que el mayor propagador de mentiras no es el Estado, sino la sociedad. Hombre, serán gruipos sociales, no la sociedad como cuerpo.
Nunca como en nuestra época se había producido una circulación tan caudalosa de mentiras, a partir de la conversión mediática de la política en una variante de la pornografía y de la degeneración sistemática de los hechos y opiniones en las redes sociales. Esta situación inédita debe suponer un añadido crucial a las competencias del gobierno democrático: el derecho a la verdad debe convertirse en uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Por supuesto, su reivindicación incluye el rasgo clásico y rubalcabo de un Gobierno que no nos mienta, pero debe abrirse de modo inequívoco a la necesidad de una sociedad que no nos mienta, porque el Gobierno ha dejado de ser el principal propagador de las mentiras.
Esto no debe suponer la prohibición de la mentira, ni que deje de ser el espectáculo favorito de la industria mediática. Prohibirla sería prohibir la libertad. Pero es evidente que su despotismo analfabestia ha de ser contrarrestado con tajantes recursos públicos. La distopía de Orwell sobre la verdad y la intimidad se ha cumplido. Solo que no ha sido obra del Estado sino de la sociedad.
Desde su columna, Isabel San Sebastián (ABC) reclama también un «discurso alternativo» al de Podemos.
Son los hijos de una ira exhibida sin recato, cuya expresión manifiesta no ha hecho más que empezar. Han ocupado una gran parte del espacio ideológico y mediático abandonado por esos pseudoestrategas «tácticos» partidarios de relegar los principios al desván de la política para centrar todo el mensaje en la gestión.
No atienden a razones económicas ni aceptan la evidencia del monumental fracaso cosechado por el modelo que propugnan allá donde ha sido ensayado. No parecen fáciles de comprar, en caso de que haya quien esté pensando en hacerlo a la desesperada, como fórmula de último recurso.
Han llegado a los ayuntamientos de paso hacia La Moncloa, donde pretenden desembarcar en otoño, vestidos de distintas siglas y arropados por las del PSOE. Si nadie les hace frente con un discurso alternativo, susceptible de ilusionar, que apele al corazón más incluso que al bolsillo, alcanzarán su objetivo.
CAMACHO: RAJOY LIQUIDA A OTRO RIVAL, DURAN LLEIDA
En esta línea, David Gistau (ABC) reprocha a Soraya Sáenz de Santamaría que pretenda decirnos que ella no interviene en los grupos de comunicación.
La sesión ofreció luego un delicioso ejercicio de hipocresía a cargo de la vicepresidenta. De modo muy pertinente, el portavoz socialista Hernando le preguntó por el uso coercitivo que el gobierno está haciendo de las licencias de televisión para amedrentar a las cadenas del ya famoso «martilleo». Y ahí se levantó, como Escarlata cuando juró que no volvería a pasar hambre, para vindicar la libertad de prensa, la vicepresidenta autora de las mayores maniobras subterráneas contra el periodismo crítico, incluyendo el diseño de fusiones empresariales por interés político, que ha conocido esta democracia.
Ignacio Camacho (ABC) reconoce su asombro ante la impasibilidad de Rajoy, que puede apuntarse una nueva muesca en su revólver: Duran Lleida.
Con la paciencia de un hombre sin reloj dejó desplomarse a Zapatero y vio cómo Rubalcaba salía triturado pese a tratar de imitar su estilo de acecho y aguante. En su partido ha despeñado a Camps, precipitado a Rita Barberá, amortizado a Arenas y hasta jubilado a Pedro Sanz, que parecía una versión riojana de Jordi Hurtado; está incluso a punto de forzar el autodespido de Vicente Herrera y su espejo.
Anteayer logró el finiquito de la correosa Esperanza Aguirre, aunque ésta tiene las vidas de un gato y aún parecen quedarle varias. Sólo le ha resistido hasta ahora Artur Mas, que en cada envite se deja más jirones y tampoco es improbable que acabe en la vía muerta con su cimarrona huida hacia adelante. El siguiente en la lista es Pedro Sánchez, que probablemente sólo disponga de una bala, la de noviembre, para liquidarlo. Y su intención secreta es dejar que el gas efervescente de los nuevos líderes, Rivera e Iglesias, se disuelva como las burbujas de un refresco en el vaso de su imperturbable resistencia.
Con la bronca de ayer en una Cataluña sacudida por los vaivenes de la marea soberanista, Rajoy tal vez pueda apuntarse también la muesca de Duran Lleida, experto en catalepsias y resurrecciones. Duran le ha hecho a Mas, por las bravas, la crisis que Rajoy se aplaza a sí mismo.
Ignacio Ruiz Quintano (ABC), que apodó a Manuela Carmena la ‘Vieja Jueza’ en recuerdo del ‘Viejo Profesor’, sigue con la comparación entre ambos alcaldes de Madrid.
Carmena es la repetición como farsa de la tragedia de Tierno. El profesor fue el cínico que dijo que las promesas se hacían para no cumplirlas. La jueza es la oportunista que dice que su programa no contiene compromisos, sino sugerencias que no van a ninguna parte.
Según los «hípsters» que le hacen los retratos ecuestres, Carmena es el hada del cuento de Podemos, pero no se la ve muy preocupada por sus incumplimientos de palabra. Esa señora sólo tiene un misterio: si va en metro al ayuntamiento, que está en Cibeles, ¿qué hace apeándose en Goya?
Pedro de la Preveyéndola y Toni Carmona se han pasado de venganza, aunque tengo un amigo que asegura que este verano, con la excusa de las vacaciones, Pablemos abandonará a la Abuela en la primera gasolinera.
SÁNCHEZ-MELLADO ANUNCIA CACERÍA DE TUITS EN LA DERECHA
¡Cómo viene El Mundo! Parece la gacetilla de Internet de Nacho Escolar. Después de echar a los columnistas más conservadores, los que ha dejado David Jiménez son podemitas hasta la punta del pelo. A Rubén Amón (El Mundo) los episodios conocidos en esta semana de los concejales de Podemos y sus marcas blancas no le hacen cambiar de opinión: hay que darles al menos 100 días de gracia.
El antisistema ya existía. Había sido inoculado desde el sistema con la coreografía de los partidos convencionales. Por la corrupción. Por el derroche. Por la malversación. Por la degradación democrática. Por el clientelismo. Y por el caudillismo de tantos municipios que daban acceso a Urbanismo desde la puerta giratoria y que multiplicaban la corte de asesores hasta la hipertrofia. Podemos y sus marcas blancas son el resultado de la negligencia de la política tradicional en los municipios. No comparto el adanismo ni el amateurismo de Iglesias, ni me gusta su demagogia mecánica, pero desautorizar las mareas desde el naufragio de Zapata se antoja tan oportunista como exigir resultados de gestión política cuando ni siquiera se han cumplido las primeras cien horas de Gobierno.
Antonio Lucas (El Mundo) ve en los tuits una campaña de los que no saben perder. O sea, una conspiración.
Las páginas políticas del periódico son la pista de una discoteca de amanecida donde vuelan las sillas y en los cantos de la barra se rompen las botellas. Los de siempre no piensan dejar hacer a los de ahora. En Madrid, en Barcelona, en Valencia… Cuántas palabras cuesta una men- tira y cuántas verdades caen sacrificadas. Cuatro décadas de democracia para quedar varados en esto. En no saber perder. En tuitear chillonamente. En no dejar ganar. En no aceptar que no. Pedazo de locura.
Después de contarnos cuánto le costó abrir cuenta en Twitter, Luz Sánchez-Mellado (El País) parece anunciar una cacería de tuits de políticos «encorbatados», que deben de ser los que más detesta la veterana columnista feminista progresista.
hay chistes sin maldita la gracia: los que se mofan del dolor ajeno. Solo hay que ponerse en la piel del otro. Se llama empatía y es un bien escaso. Sobre todo entre alguno de los que se ha rasgado la corbata con los lamentables tuits del concejal Zapata hasta lograr de Carmena & Carmona su cabeza en bandeja de plata, como la de Juan el Bautista. No tengo el gusto de conocer su obra fílmica, pero el edil es talmente un cruce entre un monje de El nombre de la rosa y un extra de La vida de Bryan. Yo que algún encorbatado me iba aplicando el cuento de las barbas, el vecino y el remojo, ahora mismo no caigo en el título.
Lo mejor es la columna llena de sensatez y de buen humor que ha escrito Irene Villa en La Razón, una lección para las Sánchez-Mellado y los Amón.
Agradezco enormemente el cariño y los miles de mensajes de apoyo a raíz de los chistes de la polémica del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid que se ha visto obligado a cesar en su cargo, aunque no piensa dejar su acta de concejal. Sin embargo, con toda sinceridad, tengo que decir que jamás me sentí ofendida ni aludida por esos chistes que me consta que han hecho más daño a la dignidad de todo el país, que a los propios protagonistas.
Lo que de verdad me duele en el alma son los insultos, amenazas que están sufriendo los propios políticos que, sin haber empezado apenas su labor, son ultrajados de una forma tan antihumanitaria, injusta e incluso demente, como: «Te mereces la guillotina y la horca». Si resulta que ese cambio que tenía que generar ilusión, nuevos horizontes… lo que despierta es el odio, me temo que eso sí ha de preocuparnos. Todas esas críticas destructivas, exaltaciones de la ira y el rencor, sí que son denunciables, condenables y creo que todos tenemos que defender en bloque, como han hecho conmigo, a quienes han sido objeto de amenazas que nos hielan la sangre por su vileza, simplemente por el mero hecho de pertenecer a un partido político.
CASADO Y POZO CREEN QUE SÁNCHEZ PUEDEN VENCER A RAJOY
La situación del PSOE y su porvenir ocupan a varios columnistas. Mayte Alcaraz (ABC) está convencida de que el PP tiene remedio, pero no el PSOE.
Desde luego, Rajoy tiene un problema. (…) Pero su problema, con ser mayor (sobre todo en lo afecto a la corrupción y a la pérdida de musculatura política) tiene solución: renovar el partido, cambiar de estrategia, rejuvenecer el fondo y la forma de su mensaje y, llegado el caso, cambiar uno por uno a todos sus dirigentes hasta terminar por apartarse él. Pero el segundo partido en número de votos en España, el PSOE, agoniza.
No es difícil en estos días de incertidumbre cruzarse con votantes, militantes y hasta dirigentes madrileños, que se dejaron los empastes en agrupaciones como la histórica de Chamartín, y a los que solo les queda mover incrédulamente su cabeza ante el dislate cometido por Pedro Sánchez y Antonio Miguel Carmona.
Nada que ver con la tradición de un partido de gobierno, sentado hace treinta años en el histórico castillo de Manzanares donde se cocinó la autonomía, y hoy cadavérica herencia de lo que fue. Lo peor de todo es que cuando los populismos pasen y los madrileños calibren la vesania de los representantes en los que depositó su furia, del socialismo español, pero particularmente del madrileño, solo quedarán dos cuadros colgados de su cielo velazqueño. Uno llevará las imágenes de Joaquín Leguina, Enrique Tierno Galván y Juan Barranco. Y en el otro rezará una inscripción: RIP.
Patxo Unzueta (El País) enuncia el plan de los dirigentes del PSOE, que consiste en hacerse con todo el poder posible para engullir luego a Podemos, aunque reconoce que el precedente, la suerte del PSC en Cataluña, pone los pelos de punta.
La socialdemocracia española realmente existente estaría, por tanto, tratando de alcanzar su prioridad de desplazar del poder al PP mediante políticas reformistas, pero en alianza con una formación rupturista. Alianza que ya ha sido puesta a prueba en episodios como el del concejal de los tuits ofensivos para las víctimas o en propuestas estrambóticas como que las madres limpien los colegios de sus hijos.
El PSOE dijo que pactarían con todos excepto Bildu y el PP. Son dos límitaciones de diferente naturaleza. Con Bildu se plantea una cuestión de principios: no pactar mientras siga avalando la pretensión de ETA de no disolverse ni entregar las armas sin una negociación con el Estado. No pactar con el PP lo es de oportunidad política y, por tanto, revisable. El argumento de que la asociación con el PSOE facilitará la integración de Podemos en la normalidad institucional tiene lógica, pero puede discutirse con el ejemplo del tripartito catalán: fue el PSC el que se vio arrastrado al rupturismo de ERC para mantener el pacto que le permitía gobernar.
Sin embargo, Antonio Casado (ElConfidencial.com) considera que Rajoy le está haciendo a Sánchez el favor de elevarlo al puesto de único rival, como hizo Esperanza Aguirre con Carmena.
Inestimable colaboración de Mariano Rajoy al reforzamiento de Pedro Sánchez como aspirante creíble a la Moncloa. La sesión de control de ayer en el Congreso fue un paso más. El pretexto (¿se radicaliza el PSOE?) es lo de menos.
Si reparamos en lo ocurrido con Esperanza Aguirre en Madrid, que se equivocó de estrategia al ignorar a su adversario natural (el socialista Carmona) y centrarse en la izquierda alternativa (el Ahora Madrid de Carmena), el presidente se hace un favor y se lo hace al PSOE. A pocos meses de las elecciones generales, su agresividad contra el líder socialista, por pérdida de centralidad, es una vela al bipartidismo y otra a la consolidación de Sánchez como indiscutible aspirante a la Moncloa.
Raúl del Pozo, empieza a creer que SNCHZ puede ganar las elecciones generales.
Ya no es tan descabellado pensar que el Partido Socialista, a pesar de sus amistades peligrosas, logre una mayoría de Gobierno en las elecciones generales. El PP espera que Podemos vampirice al PSOE, pero eso no ocurrió, sino todo lo contrario, con un PCE poderoso. Pedro Sánchez nos invita a su coronación como aspirante a la Moncloa el próximo sábado, en el Circo Price. Va a intentar algo más difícil todavía: volar como Pinito del Oro superando al PP y zafarse de las manos de Podemos.
PABLO PLANAS: MAS ES UN «POLÍTICO TÓXICO»
La ruptura entre la C y la U de CiU por fin llega a la prensa de Madrid. Con poca originalidad se compara con un divorcio.
Casimiro García-Abadillo (El Mundo) se malicia que Unió puede verse con más cargos políticos que votantes.
La cuestión ahora es saber si la salida del Gobierno supone el primer paso para que Unió se presente en solitario a las elecciones de septiembre. Si las encuestas le dieran un resultado digno, es muy probable que lo hicieran. Pero ese no parece ser el caso. Unió está sobrerrepresentada en el Parlament (casi un 30% del grupo parlamentario) y lo mismo sucede en toda la estructura del Ejecutivo.
Esa sobrevaloración ha sido el precio que ha pagado tradicionalmente Convergència para mantener la coalición con el ala moderada del catalanismo. Ese precio es el que ya no está dispuesto a pagar Mas. Y la falta de apoyos en un electorado cada vez más polarizado es la que puede frenar el proyecto de Duran de ir en solitario a las autonómicas.
Como suele decir un ministro que conoce el paño: «El problema de los democratacristianos siempre es el mismo: cuando empiezan a contarse y se dan cuenta de los pocos que son».
No es que le tenga aprecio a Duran Lleida, pero la alegría con que Pilar Rahola (La Vanguardia), biógrafa rendida de Artur Mas, recibe la separación me preocupa:
La ruptura con la Unió oficialista ayuda a clarificar el territorio, solidifica las complicidades entre soberanistas y barre recelos. No nos engañemos: para una parte del soberanismo, Unió era un lastre. Ahora el lastre ha caído, y los restos de los democristianos se repartirán entre el sí y el no, cosa que resulta necesaria en estos tiempos de claridad y compromiso.
Quedan muchas incógnitas en el aire, con Duran en el centro de todas las especulaciones. ¿Qué hará? ¿A qué dedicará el tiempo libre? Pero incluso eso, siendo importante, es menor, porque el proceso es tan grandioso que no se detiene en el futuro de uno u otro político. Es mucho más importante que el legado democristiano se sume al proceso, cosa que ahora está garantizada. Todo va haciendo camino, pues, y, de momento, lo hace en el buen camino.
David González (La Vanguardia) insinúa que ERC puede convertirse en el nuevo eje de la política catalana.
Lo que parecía (im)posible ha vuelto a suceder: Convergència i Unió, el gran artefacto político y electoral fundado y ensamblado hace casi 40 años por Jordi Pujol i Soley -fundador y ensamblador de casi todo en la Catalunya contemporánea- años, se ha roto.
Es un final a lo Derrida, pero final al fin y al cabo. Y es así de ambiguo porque por ahí anda Josep Antoni Duran i Lleida, el último gran intérprete de las ambigüedades del pujolismo.
Por cierto que Oriol Junqueras- atención hermeneutas de aquí y de allí-, ha empezado a identificar a ERC con la «centralidad», ese término y esa filosofía tan caros a Duran.
Francisco Marhuenda (La Razón) ve la ruptura como un conflicto entre señorito y criada:
(Artur Mas) Se considera un héroe, un gran patriota, porque tiene una corte de corifeos que le aplaude todas sus ocurrencias. El barco se hunde, pero no le importa, porque es el protagonista. Mas nunca fue independentista y era un tibio nacionalista cuando intentaba trepar en la Administración catalana. Era uno de tantos directores generales que trataban a Pujol con un respeto reverencial. Era un alto cargo gris y anodino que tenía el aval de su padre y la simpatía de la familia más clientelar de la historia de Cataluña.
Ahora ha decidido un camino propio de un iluminado en el que todo el mundo se tiene que someter a la voluntad del «presidente» como si fuera un monarca absoluto. Duran Lleida no se ha sometido a su voluntad y lo «expulsa» con malas formas. Como buen hijo de la burguesía advenediza, ha tratado a los de Unió como a las «chachas».
Pablo Planas (LibertadDigital.com) considera que Artur Mas puede acabar como Manuela Carmena, mandando habiendo perdido, porque se ha cepillado a todos sus enemigos.
Mas es un político tóxico rodeado de consejeros toscos. Su procés también se ha llevado por delante al PSC. Los de Iniciativa, muy minoritarios, pero más vivos, se salieron a tiempo y ahora cobran de Colau y están en lo de Podemos. Al tiempo, Mas jalea a los proetarras de las CUP, los del odio en las falanges, Terra Lliure y freeotegi, para que le coman votos a ERC que le permitan ser a él algo así como Carmena, la más votada de los menos votados. Y le puede salir bien porque todo se derrumba a su alrededor y él sigue ahí, como los terrores nocturnos, enterrando cadáveres que le iban a matar.
Pese a todo lo anterior, Toni Bolaño (La Razón) cree posible la reconciliación.
Esquerra Republicana y su presidente, Oriol Junqueras, ven los toros desde la barrera. «No me toca opinar», dijo ayer en una entrevista. Mientras, Oriol Junqueras sigue un plan cuidadosamente trazado. Después de las municipales, el denominador común de los republicanos han sido los pactos con las CUP y con Podemos, dejando al pairo a Convergencia y a los socialistas que han perdido, de esta forma, más de una alcaldía. Sólo un incógnita, si Mas no convoca el 27-S quizá podría obrarse la reconciliación.
VIDAL ASEGURA QUE LA ESPAÑA IMPERIAL ESTABA AISLADA
Concluyo con César Vidal (La Razón), que perpetra la columna ridícula del día.
La entrada en la Unión Europea y la subsiguiente incorporación al euro constituyen dos de los hitos más afortunados de la reciente Historia contemporánea. No se trata sólo de que España lograra escapar de un aislamiento que nació de las malhadadas aventuras de la Contrarreforma.
La alternativa a la pertenencia a la Unión Europea es verdaderamente pavorosa y más con nuestro actual endeudamiento. Para los que desean tener la máquina de imprimir billetes y sumir al país en nuevas formas clientelares la posibilidad resultará atrayente y lo mismo sucederá con los que desearían convertir España en un Tibet cultural como si reinara Felipe II. Autarquía y cartilla de racionamiento son opciones inaceptables.
Me apena explicarle al afamado historiador que España quedó aislada en el siglo XIX. Hasta mediados del siglo XVII, la España de la Contrarreforma era el centro del mundo, y en el siglo XVIII derrotó, sola o alaida con Francia, varias veces a Inglaterra. Y sobre el «Tíbet cultural» en el reinado de Felipe II basta recordarle que es cuando comienza el Siglo de Oro, al que sólo pueden hacerle sombra personalidades solitarias como Shakespeare, porque Rubens, por ejemplo, era súbdito del rey de España.