Para Ignacio Camacho las teorías de Podemos sobre ETA son propias del más "desalmado pragmatismo leninista"
Si las encuestas de voto se hiciesen sólo entre los tertulianos de La Sexta y Cuatro, Podemos sacaría mayoría absoluta y si se limitasen a los columnistas, Podemos sería extraparlamentario. Como la televisión tiene mucha más influencia que la prensa de papel, me malicio que tendremos una España podemita en unos meses…
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Nadie podrá quejarse de que no se le avisó. Este 24 de junio 2014 aparecen varias columnas explicando las contradicciones de Pablo Iglesias, Manuel Carmena y del Kichi, flamante alcalde de Cádiz.
Empiezo con este último, al que Antonio Burgos dedica en ABC su columna por ponerse del lado de una familia que no pagaba el alquiler de la casa en la que vivía, y no a un banco siniestro, sino a una anciana viuda.
Han llevado los desahucios por bandera. Toda la izquierda. Sin hacer distingos, que es lo más demagógico. A mogollón. Sin establecer la menor diferencia entre el pobre parado al que desahucia el banco porque no puede pagar la hipoteca el hombre, y el sinvergonzón que vive de piso en piso, profesional de no pagar el alquiler, y que le ha dejado a deber ya más de un año de renta a la dueña del apartamento, una pobre viuda enferma de 80 años que no tiene más ingresos que esas rentitas.
Que se pongan estos profesionales de la progresía de parte de los que no pagan las hipotecas a los bancos me parece lógico. Pero es una injusticia que a esa pobre viuda dueña del partidito de la calle Benjumeda de Cádiz me la meta la Castuza en el mismo saco que a la señora Botín.
Pero en toda esta demagogia electoral de los desahucios ha habido una gran paradoja, la clásica incoherencia de la izquierda. Han sacado tantos votos y han pactado en muchos sitios porque llevaban precisamente un objetivo de desahucio en su programa: desalojar al PP. Al que han desahuciado en España de verdad ha sido al PP, no al tipo que no pagaba la renta a pesar de que el Ayuntamiento de Teófila le había dado una ayuda de 600 euros para poner los atrasos al día. Sin salir de Cádiz, Kichi ha ganado porque su programa y bandera electoral era un desahucio: «Echar a Trefila».
Y concluye con otra interpretación del desahucio:
Yo creo que el PP estaba ya antes más que desahuciado. Y por los médicos, que es lo más irremediable.
Pablo Iglesias se hace el ofendido cuando le preguntan si condena a ETA
LA HEMEROTECA, ARMA CONTRA EL MAQUILLAJE DE PODEMOS
Otros columnistas se detienen en la última entrevista del caudillo de la coleta en televisión, donde algunos periodistas se atrevieron a mirarle a los ojos. A éstos con gusto los habría fusilado, dice Pedro Narváez (La Razón):
Como el héroe griego que acabó en villano, Pablo Iglesias ya no tiene caballo de refresco. Sigue con el mismo discurso, mintiendo a sabiendas. Sabe que entre los que él llama gente hay quien quiere como en la copla que le digan que le quieren aunque no sea verdad. Iglesias será algún día víctima del desengaño.
Para que no se note que de alguna manera pone los cuernos al electorado, al líder de Podemos le incomoda que unos periodistas le instalen, como hacen con todos los políticos, en el brete de tener que explicarse. En la entrevista del martes en TVE nos miraba cada vez con más enfado, prestos los dientes a cobrarse una pieza.
Y en vez de responder repreguntaba, como un general al mando de un pelotón de fusilamiento informativo. No puede saberse que al final del camino de baldosas amarillas el mago de Oz es un fraude al que hombres de buena fe han confiado su destino.
David Gistau (ABC) propone a la profesión que tire de hemeroteca y recuerde lo que decía Pablo Iglesias antes de disfrazarse de «candidato socialdemócrata»
Pero estábamos con que Pablo Iglesias había comenzado a sonreír. Hasta que le tradujisteis mal lo de los presos etarras, y ahora se nos ha enfurruñado otra vez. Va por las teles con el ceño en tensión y haciéndose el ofendido. Esta pregunta me ofende. Esta otra también me ofende. Y me ofende ese foco, y me ofenden estos tertulianos, y hala a ofenderse, debería ir el hombre con un guantelete de acero encima para retar a sus ofensores a duelos singulares.
Con Pablo Iglesias no sólo hay que fijarse en las cosas que dice. Además hay que compararlas con las que dijo, sobre el mismo tema, cuando aún no iba por la vida disfrazado de candidato socialdemócrata. Lo último de los presos etarras demuestra una sensibilidad todavía confusa, en trámite de homologación. Pero compárese con lo que decía hace años de la ETA, cuando daba charlas en las «herriko tabernas»: que ETA era la primera organización de izquierdas con lucidez para comprender que esta democracia «lampedusiana» era franquismo encubierto y que por eso la estaba combatiendo como había que hacerlo. Visto así, ¿a que vamos mejorando? Pues eso, déjenlo, que se le frunce el ceño.
Federico Jiménez Losantos descubre en El Mundo una Brigada de Ocultaciones Podemitas:
La Brigada de Ocultaciones Podemitas (BOP) tendrá mucho trabajo para disimular el apoyo de Iglesias y sus cuates de Podemos a la ETA y sus presos.
Ayer, en la tertulia de María Casado -no sé si fue ella, con María Escario, la que le dio el famoso curso, pagado con venedólares, de cómo engatusar a las masas por la tele- le preguntaron si condenaba el terrorismo etarra y el podemita se mostró ofendidísimo. Que se ofenda con la hemeroteca, porque ayer ElMundo.es repasó la larguísima historia de complicidades de Iglesias con los etarras Y tiene tarea la BOP.
De las víctimas de la ETA sólo se acuerdan los podemitas para atacar a los que critican su relación con la banda. Pero lo esencial en el plomazo de la New Left Review no es lo de los presos sino que Iglesias sigue suscribiendo el análisis de la ETA sobre la Transición y la democracia en España, es decir, donde no mata por cientos y exilia por cientos de miles. Resumen: ni hay, ni ha habido, ni habrá libertad hasta que la ETA tome el poder… e Iglesias haga lo mismo. Si puede con el plomazo inglés, esta semana la BOP será BAP: Brigada de Aclaraciones Podemitas. ¡Hércules Ferreras y Ursus Wyoming en los establos de Pablo Augias!
Ignacio Camacho (ABC) contiene la repugnancia que le producen las explicaciones de los Monedero y Pablemos sobre el supuesto uso que hizo el Estado de ETA como medio para apuntalarse.
Insinuar que la resistencia democrática al delirio totalitario ha sido un factor de cohesión a fin de cuentas conveniente para la supervivencia del sistema y su casta representa una felonía moral y política. Un desprecio superlativo a la mayor tragedia de la España contemporánea y un ultraje prepotente, casi macabro, a un sufrimiento estigmatizado con el sacrificio de 860 vidas. Pensar que contra ETA vivíamos mejor es una aciaga lucubración propia del más desalmado pragmatismo leninista.
Sucede que ya son demasiadas las ocasiones en que los líderes de Podemos se manifiestan en esta línea argumental proclive a la relativización casuística del terrorismo o a su encaje intelectual como parte de un problema político. Tantas que el propio entorno etarra ha detectado en este discurso una convergencia con el suyo propio.
El final de la violencia ha restado en efecto centralidad a este debate en el que sin embargo continúa pendiente un relato de justicia, y en esa tensión narrativa el partido de Iglesias tiende a situarse con peligrosa contumacia en el lado más ambiguo o más oscuro. Quizá en esa anuencia residan algunas claves para explicar el fondo de hostilidad, acoso, revancha y encono que late con espontaneidad en el lenguaje extraoficial podemita. Parecen síntomas de una genérica batasunización de la política.
Por ello, me permito recomendarle, amigo lector, la columna de Emilio Campmany (Libertaddigital.com), que recuerda el lugar que ETA ocupa en el Olimpo de la izquierda.
Cuando Zapatero trató con la ETA, puso fin a ella del único modo aceptable para muchos de sus votantes, negociando. Para los socialistas y los comunistas españoles, los etarras han sido siempre fuente de admiración y de envidia por no haber aceptado el trágala de la Transición, consistente en que en España no hay buenos ni malos sino sólo españoles que tenían que reconciliarse.
El PSOE y el PCE lo aceptaron con la boca pequeña y cruzando los dedos a su espalda por temor a tener que esperar otros cuarenta años para tocar poder, pero nunca creyeron en esa reconciliación. Piensan que claro que en España hay buenos y malos. Los buenos son ellos y los malos son la derecha.
La ETA fue durante algún tiempo ese grupo de valientes que no quisieron transigir. Luego, a la vista de que ni siquiera pararon cuando gobernaban ellos, los socialistas acabaron montando el GAL y lo que vino después. Zapatero devolvió las aguas de la izquierda a su cauce tratando con la debida indulgencia a unos correligionarios que un día se descarriaron por ser excesivamente intransigentes.
CARMENA «ES MUY BUENA, PERO ESTÁ UN POCO CHALÁ»
Santiago González (El Mundo) se ocupa de la alcaldesa de Madrid, de la que nos habíamos olvidado por unos pocos días gracias al Kichi.
A mí es que el Ayuntamiento de Madrid en sesión plenaria me parece cada vez más La última cena de Da Vinci, visto por el ojo de Buñuel en la cena de los mendigos, de Viridiana, con Rita Maestre, una Lola Gaos mejorada, haciendo a sus iguales un afoto «con una máquina que me regalaron mis papás».
Viridiana no comprende que una parte sustancial de sus concejales son incompatibles con estos prontos vivalagente que le dan de vez en cuando, aunque tal vez se haya dejado llevar por el tópico al proclamar la ciudad de los abrazos; el abrazo del oso se ha dicho siempre. Y del madroño. Sus concejales, y el jefe de todos ellos, que no entienden de sutilezas, dirán como la mendiga Enedina, con frase del gran Julio Alejandro: «La señorita es muy buena, pero un poco chalá».
Alfonso Ussía (La Razón) dice que él no abraza así como así, por mucho que lo recomiende Carmena.
Siempre la España desmedida. En los abrazos, en los besos públicos, en las mamandurrias a la vista del prójimo, en los insultos y en la amenazas, que una cosa no quita la otra.
Así que la nueva Alcaldesa de Madrid nos ha recomendado a los madrileños que hagamos de nuestra Capital «la ciudad del abrazo». La típica tontería de la falsa sensibilidad progre. Conmigo, que no lo intente. A partir de ahora, el español cuando abraza es que abraza de verdad. Y quien esto firma, a pesar d etodo, cada día que pasa se siente más español.
Alfonso Merlos (La Razón) le reprocha a la exjueza su enchufe para el marido de su sobrina.
La señora Carmena está dando en sus primeros pasos como regidora capitalina cualquier cosa menos ejemplo. Todo lo contrario. ¿En qué han quedado las implacables críticas al clientelismo y el enchufismo? ¿En qué esos ataques furibundos a los representantes públicos que convertían las instituciones en su cortijo y el de sus arrimados? ¿Cómo es posible que a los populistas de las camisetas moradas se les haya caído la careta no en cien días sino en cien horas? ¿Es esto acabar con la casta y el nepotismo? ¡Por favor!
Jaime González (ABC), en cambio, prefiere la declaración de la ex de Pablo Iglesias, Tania de Vaciamadrid.
Tania Sánchez declaró ayer ante la juez del caso Aúpa en compañía de su hermano y su padre. Está imputada por los delitos de prevaricación, malversación y tráfico de influencias, pero está «tranquilísima». Me la imagino preguntando a su señoría: «¿Y cómo dice usted que se llama mi hermano?». «¿Y mi padre? ¿Está completamente seguro de que se apellida Sánchez?».
Por último, Ignacio Ruiz Quintano (ABC) reprocha no sólo a los podemitas, sino a Albert Rivera y a Pedro Sánchez que practiquen, como europeos socialdemócratas, el feo vicio de la envidia, que se ha ennoblecido llamándolo igualdad.
El americano, como buen competidor, ama la libertad, y creó la Constitución de Filadelfia. El europeo, como buen envidioso, rabia por la igualdad, y creó el fascismo y el comunismo. El español odia la libertad en general, y en particular, a América, por causa de Cuba, la «España en vacaciones», que dijo Foxá: la derecha, por el «Maine», y la izquierda, por «el bloqueo».
-La gran prostituta es la vileza que segrega el igualitarismo -dijo Jean Cau el día que se volvió contra «Dios», que era su jefe, Sartre.
Y dio la receta, bien simple: «Tomad un cura, quitadle la fe ¿y qué nos queda? Un demócrata igualitarista. ¡El más ardiente de todos! No es sorprendente que tantos líderes comunistas, Stalin a la cabeza, fueran seminaristas».
¿Pero es que hay españoles más viejos que estos Pdr, Errejón, Talegón, Pablemos o Rivera?
PREGO LE REPITE A RAJOY QUE LA ECONOMÍA NO BASTA
Vayamos a otros partidos
Victoria Prego (El Mundo) trata de inculcarle a Rajoy que la gente no se mueve únicamente por la economía ni por el dinero que tiene en el bolsillo.
El Gobierno piensa devolver a los funcionarios la parte de la paga extraordinariay los días de libranza, llamados moscosos, que se les habían quitado. Sigue, pues, el presidente aferrado a la contabilidad nacional y con ella espera llenar las urnas. Se equivoca. Ni aunque anunciara que bajaba un punto el IRPF, podría hacer saltar la costra que ahoga la antigua confianza de su electorado en el Partido Popular. Muchas cosas son cuestión de dinero, sobre todo para los que carecen de él. Pero no todas.
La de la bandera a todo trapo y todo color es una anécdota y habría que instar a ese partido para que la performance del pasado domingo se convierta en práctica habitual, aunque no hace falta que la enseña tenga siempre el tamaño XXL. Pero lo que no es una anécdota es el equipo de especialistas que Sánchez se dispone a constituir para que le ayuden a elaborar una propuesta sólida y por moderada para gobernar España. Perderá el tiempo Rajoy si sigue intentando ridiculizar a sus componentes. Porque si ellos son lo bastante solventes y lo son sus ideas, los ciudadanos las atenderán y actuarán en consecuencia. Necesita Rajoy otras herramientas y otra pasión para movilizar el voto que le otorgue la victoria.
Deduzco que en el PSOE están encantados con el ascenso de Cristina Cifuentes y la probable retirada de Esperanza Aguirre. Y pienso así porque el portavoz de Pedro Sánchez, Antonio Casado (ElConfidencial.com), lo escribe:
En Ferraz encargaban misas para que Gabilondo (la apuesta de Sánchez) sacara al menos un voto más que Carmona en Madrid. En Génova hicieron lo mismo con Cristina Cifuentes (la apuesta de Rajoy) respecto a Esperanza Aguirre. En los dos casos se cumplió la expectativa.
No necesitaba Cifuentes el incentivo de Ciudadanos y sus setenta y tantas condiciones para marcar distancias con sus antecesores. Las había marcado antes.
Un programa cargado de sentido común que, aunque hoy no tenga el voto favorable del PSOE y de Podemos, no va a merecer una enmienda a la totalidad por parte de sus respectivos jefes de fila, Ángel Gabilondo y José Manuel López. En cuanto a la jefa del PP madrileño, Esperanza Aguirre se muestra contenta porque «Cristina va a seguir con la política que había». Aparte de mantener el pulso con el ministro Cristobal Montoro respecto a la financiación autonómica, ¿de dónde se habrá sacado Aguirre que Cifuentes ha pregonado continuidad en su discurso de ayer?
Francesc de Carreras (El País) aplica un análisis cojonudo, que diría Miguel de Unamuno, a la política catalana, en concreto a Artur Mas.
Nadie sabe con certeza lo que pretende Artur Mas al intentar concurrir a las elecciones en una lista en la que figuren personalidades independentistas ajenas a su partido y contar con el apoyo de las entidades soberanistas que le montan las grandes manifestaciones. Por los mentideros de Barcelona circulan varias respuestas.
Mi impresión es que Mas tiene ganas es de largarse en cuanto pueda. Había alcanzado la presidencia de la Generalitat para desarrollar una cierta política que no ha podido llevar a cabo: se ha convertido en un juguete en manos otros, es un simple actor, no es autor ni director. No me extrañaría que tras el 27 de septiembre, al comprobar sus magros resultados electorales, utilice la frase que Josep Pla atribuye a Estanislao Figueras, presidente de la I República española, justo un minuto antes de dimitir: «Me voy porque estoy hasta los c… de todos nosotros».
Hoy hay varios candidatos a la columna ridícula del día. para suplir la falta de ideas, Manuel Jabois, Leila Guerriero y Carmen Rigalt emplean el recurso de contarnos su vida, que en el caos de Jabois son sueños de adolescente. Después de muchas dudas, el premio se lo doy a Carmen Rigalt:
Nada se me ha perdido en Francia, ni siquiera los despojos de una familia estrafalaria. Tengo muy claros cuales son los destinos que me atrapan y cuales permanecerán ajenos a mi vida. Suelo volver a mis lugares favoritos, en cambio no tengo prisa por conocer los que pospongo una y otra vez. Prefiero el desierto a la vieja Europa, Centroamérica a Canadá, Oriente Medio a Japón. Repetiré cien veces la Habana, Jerusalén o a la destruida Katmandú. No me importará gastar la mirada en las orillas de la Ilíada, pero cuando me pregunten cuántas veces he estado en Nueva York, seguiré respondiendo, indiferente y ajena: una o ninguna.