Ruiz Quintano afina su pluma para definir al Coletas: "Podemos es oportunismo mamarracho alrededor de un líder mediático que es un Koala con coleta"
Hay algo peor que el calor por la mañana, querido lector, y es no encontrar con qué abrir la crónica de columnas. Y esto, querido lector, es lo que me ocurre este 2 de julio 2015. El calor y las vacaciones han desbandado a los columnistas como los disparos de los cuatreros a las vacas en las películas del Oeste.
Una de las novedades es que encuentro a alguien que defiende a la meona Águeda Bañón. Y no en Público.es, sino en El País. Tal mérito corresponde a la simpar Luz Sánchez-Mellado, que me temo que se debe a los deseos de aparentar la juventud que, ay, ya no tiene o a sus ganas de criticar a los obispos. Según ella, la meada en la calle es una «acción pública» de una «activista».
La escena se me representó la otra noche cuando, en la barra de casino de pueblo de El cascabel al gato de 13-TV -todos tenemos placeres culpables-, un sanedrín de expertos se abría las carnes cual Sagrado Corazón de Cristo al ver a Águeda Bañón, jefa de prensa del Ayuntamiento de Barcelona, orinando a pie derecho en la Gran Vía de Murcia. Apuesto a que pensaban parecido. Valiente machorra. No aclaraban que la foto, ordinaria en grado sumo, era una acción pública de Bañón, activista posporno, signifique lo que signifique, con la que pretendía ridiculizar la hegemonía del patriarcado judeocristiano, la falocracia de Occidente, etcétera. No. Solo convenían, escandalizadísimos, en que, con los nuevos partidos en las instituciones, se acerca el fin del mundo. El apocalipsis. El acabose.
Bañón no se dice lesbiana ni hetero ni bisexual ni viceversa. Solo persona, en consonancia con la «diabólica ideología de género» de la que abomina Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares.
Pues nada, Luz, maja, haznos saber cuándo te unes tú al activismo de la meona o de las femen.
Luego se sorprenderá Juan Luis Cebrián de por qué pierde lectores, cuando la respuesta es rutilante: porque para leer a feministas desmelenadas ya tienes TW.
IGLESIAS MANEJA SU PARTIDO DESDE UN DESPACHO
Mañana comienzan las primarias en Podemos. El reglamento está pensado para favorecer los intereses de la cúpula que Victoria Prego (El Mundo) escribe que el poder de Pablo Iglesias en su partido supera el que tuvo Alfonso Guerra en el PSOE.
El sistema ideado por los jefes de Podemos habría hecho las delicias del todopoderoso Alfonso Guerra de los tiempos gloriosos del PSOE. Ni en sus mejores sueños se atrevieron los dirigentes socialistas, que manejaban con puño de hierro a un partido disciplinado, a imponer para toda España una lista de ámbito nacional para el Congreso, con todas las posibilidades de ser la más votada, aunque sólo sea porque es imposible que los simpatizantes de Almería tengan la más mínima noción de quiénes son los candidatos incluidos en esa lista que provengan de Murcia o de Guadalajara.
Pero resulta que al final, Pablo Iglesias y unos cuantos del generalato del partido van a poner a quienes ellos quieran en la lista ganadora -ganadora porque es imposible que no lo sea- y que los elegidos para los primeros puestos van a aterrizar en paracaídas en la cabecera de la lista que se deje hecha para cada provincia.
Todo esto no puede hacerse, naturalmente, más que desde un despacho, ese ámbito que Pablo Iglesias tanto denunció como la detestable sede símbolo de una política «vieja» y alejada de las necesidades de la «gente» de la que él decía ser el genuino portavoz. De todo eso no queda ya nada. Como siga así, al final no le va a quedar sino la coleta como elemento diferencial.
Alfonso Merlos (La Razón) también riñe a los podemitas por el desastre griego.
Correligionarios de Pablo Iglesias, militantes, simpatizantes de la causa morada y demás tropa antisistema: no podéis. Grecia es el espejo, el síntoma, el resultado, el drama. Es lo que nunca llegará a España ni a ninguna gran nación europea. No podéis pensar que se pueden tomar prestadas decenas de miles de millones de euros para no devolverlos; acusar a las principales organizaciones internacionales de ejercer el terrorismo financiero sin consecuencias; o denunciar comportamientos criminales y mafiosos de quienes están al frente de respetables instituciones multilaterales cayendo esos desmanes en saco roto.
Vuestros compatriotas quizá no estén dispuestos a ser víctimas de la mentira, la pobreza y la estafa de las patéticas soluciones que ofrece el pensamiento mágico.
Bieito Rubido (ABC) abronca al Coletas por no recibir a la esposa de dos de los principales presos políticos de la dictadura socialista venezolana con la excusa de la agenda.
Hay gestos que en política te definen para siempre. (…) El desprecio a las víctimas desenmascara su falta de sensibilidad y, en especial, la pobreza de su credo democrático. Detrás del ultraje se esconde un buen catálogo de razones y, probablemente, de temores. ¿A quién teme Iglesias Turrión cuando no recibe a Mitzy Capriles, esposa de Antonio Ledezma, de visita a España junto a la de Leopoldo López, Lilian Tintori? Es bueno que los ciudadanos conozcamos los detalles de este hecho, junto con el apoyo a los comunistas griegos, para ir definiendo el perfil poco compasivo y bastante maniqueo del personaje.
Luis Ventoso (ABC) compara a los podemitas con los franquistas, lo que me parece ofensivo para ambos grupos.
Podemos, segundo en Zaragoza tras el PP pero que gobierna con una prepotencia de mayoría absoluta, ha colgado la bandera griega en la fachada del ayuntamiento. Con una superioridad moral arrogante suplantan así la opinión del conjunto de los ciudadanos. Con mentalidad infantil eluden además el debate de la responsabilidad. Como el viejo Franco, el populismo neocomunista culpa al enemigo exterior.
Enric Juliana debió de leerme ayer, porque después de la bronca que le eché por sostener que la crisis político-económica griega se puede comprender a través de la película ‘Los cañones de Navarone’, ha escrito en La Vanguardia una columna más legible.
En el escenario Oxi (no), Syriza se consolidaría como el referente indiscutible de todas las nuevas izquierdas que sueñan con modificar de manera visible algunas de las costuras del imperio de nuevo tipo. Podemos y sus hologramas locales se sentirán llamados a dar un gran salto en las próximas convocatorias electorales (catalanas y generales), en Italia crecerán los partidarios de una escisión de izquierdas del Partido Democrático -escisión que se ve a venir desde hace meses-, en Francia, aumentarán las apuestas en favor de Le Parti de Gauche de Jean-Luc Mélenchon, y en Portugal, el primer ministro Pedro Passos Coelho (centroderecha) ya se puede ir despidiendo de la reelección en las elecciones legislativas previstas para el día 11 de octubre.
Si el domingo gana el no en Grecia, Mariano Rajoy quizá se vea empujado a convocar elecciones en septiembre, para planchar la convocatoria catalana, extremar la polarización entre el PP y Podemos -«o nosotros o el caos»- y evitar males mayores en un incierto mes de noviembre. Se lo están pidiendo, en privado, algunos dirigentes del PP. Y ayer lo hizo público Esperanza Aguirre, para provocar.
Después del éxito de su columna de ayer sobre Podemos, al que modestamente contribuimos nosotros, Ignacio Ruiz Quintano trata de superarse en ABC: llama a Pablo Iglesias el «Koala con coleta» por hacernos un corralito griego.
Podemos es oportunismo mamarracho alrededor de un líder mediático que es un Koala con coleta. El programa redentor de Pablemos, en efecto, cabe en el compromiso-estribillo de Manuel Jesús Rodríguez, líder del rustirock: «Opa voy asé un corrá». O sea, el corralito griego.
Y a continuación afirma que España es «Friquilandia» por las televisiones.
El éxito social del friquismo sólo es posible en una sociedad idiotizada, donde las leyes, en vez de hijas, son madres de las costumbres, que en esto consiste la ingeniería social.
España es Friquilandia por la telebasura. Sin ella, Pablemos, «más mal inclinado de los hombros que de talle», como el Juan Ruiz de Quevedo (de ahí esos aplausos de bebé con que se celebra a sí mismo), en vez de líder del oportunismo (traidor a Cayo, a Tania y pronto a Tsipras), sería pasante.
EN CATALUÑA NO HABRÁ ELECCIONES EN SEPTIEMBRE
Raúl del Pozo afirma en el comienzo de su columna en El Mundo que «en la tele, cuando sale el tema de Cataluña, bajón total», según le dice una estrella de las tertulias.
Pese a ello, escribe sobre lo que puede pasar en la región española con los planes de Artur Mas: Ciudadanos sigue subiendo a costa del PP y los de Ada Colau pueden merenderarse a los encorbatados de Mas.
Digan lo que digan, septiembre se aproxima y nadie sabe qué va a pasar. Así que me acerco a mi confidente catalán, que se parece al conde de Estruch pero no es un vampiro, sino un caballero que habla con Artur Mas al lado de las chimeneas de alabastro del Palacio de San Jaime.
«Como siempre te he dicho, en Cataluña no habrá elecciones en septiembre. A unos dirigentes de Chanel y con castillos en la playa, cómplices del saqueo a Grecia, sólo les interesa vivir bien y ha sido patético ver cómo amenazan de boquilla y se arrodillan al primer bofetón de un peleón griego. Después de lo de Grecia, Mariano Rajoy ya no puede decir que nos han sacado de la crisis. Debemos un billón de euros, los acreedores querrán que les paguemos, nuestra economía de nuevo se tambaleará y en esta situación nadie quiere elecciones en Cataluña; y cuanto antes, se convocarán las españolas. Si dejan a Ciudadanos cuatro meses más de propaganda, pueden incluso ganarles las generales o hacer que el PP no pueda gobernar. Pero en Cataluña también lo social se impone sobre lo nacional y las elecciones pueden dar el triunfo a los sans culottes (sin calzones), que formarían un Gobierno que pediría la autodeterminación. Al final, añorarán a Mas».
Salvador Sostres (ABC) se queja de la frivolidad de la política catalana, pero mantiene las esperanzas en que Rajoy imponga la sensatez.
Hay una metrosexualidad en la política catalana parecida al relativismo de los que pretenden eludir el compromiso fundamental del matrimonio y hablan de su «pareja» o de su «compañera». Cuando la frivolidad es la norma, todo se desvanece. Sin las categorías fuertes somos azucarillos en la leche. El PSC no ha topado con la rigidez del PSOE sino con los límites de su funambulismo, mediocre y estéril. Estaría bien que el PSOE fuera capaz de mostrar esta misma lucidez en su relación con Podemos porque su complicidad con la izquierda salvaje les va a pasar una factura mucho más onerosa de lo que parecen ser capaces de imaginar.
El PSC y Mas han llegado al límite del escenario como cuando Jim Carrey choca con su barca contra la pared en el Show de Truman. Pero a diferencia del protagonista de la película, Mas y los socialistas catalanes están dispuestos a continuar viviendo en su mundo de accidentes controlados y de amigos falsos.
Hasta que Rajoy diga: «que salga el Sol» y concluya la farsa.
También sobre la política catalana escribe Alfonso Ussía (La Razón), que dedica su última al Barça.
Cuando surge en cualquier conversación la implicación en el separatismo catalán del Fútbol Club Barcelona, aparece campanudo el soberanista camuflado que suelta el tópico, el lugar común de siempre. «No se debe mezclar el deporte con la política». En efecto, pero el club, los socios y la afición del «Barça» son los que han mezclado, y de qué manera, el deporte con la política. De ahí mi estupor cuando advierto que muchos españoles que no tienen raíz alguna en Cataluña mantengan su fervor por esa importante entidad deportiva plenamente identificada con el independentismo catalán.
Entiendo que un qatarí sea del «Barça». Pero no comprendo al madrileño, o castellano, o montañés o andaluz o extremeño que se mantenga en la fidelidad culé. Se están riendo de ellos. Y despreciándolos.
Mayte Alcaraz (ABC) se une al Batallón de Guardia de La Moncloa con una columna en la que arremete contra los expresidentes que atacan al ‘probre’ Rajoy.
por debajo de la espuma -y no me refieron solo a la que destilan los jugos biliares de los ex- habrá que reflexionar sobre la talla moral y política que proyectan los que atizan a quienes, en medio de las dificultades, dirigen el barco. Siempre me ha intrigado saber por qué los que todo lo fueron y hoy todo lo reprochan no agarran un teléfono y, en uso de la lealtad que se les supone, leen la cartilla a los Rajoy o Sánchez de turno.
Y luego, otra duda: los expresidentes parecen haber perdido la memoria sobre sus propias torpezas, cambios de opinión, si no flagrantes equivocaciones. Cuando desde la atalaya de sus vidas acomodadas cortan trajes a los actuales dirigentes parecen hacernos creer que como sastres o modelos no cometieron error alguno, que ni un mal pespunte cabe achacarles. A modo de vitamina para la memoria habrá que recordarles, por un lado, los GAL, los fondos reservados y Filesa; por otro, los pactos con Pujol y Arzallus, los tesoreros del PP, la primera gestión del 11-M y la guerra de Irak; y, finalmente, el despilfarro público, las memorias históricas y la falta de reflejos ante la crisis. Vamos, pequeños pespuntes…
Abel Hernández (La Razón) me causa la risa porque recupera los proyectos de una coalición PP-PSOE, como si los pactos de los socialistas con los podemitas no hubieran ocurrido.
La preocupación ha subido después de zapatiesto griego. En medios españoles vuelve a barajarse la hipótesis de un gran gobierno constitucional presidido por una figura independiente de prestigio antes que depender de una fuerza de izquierda tan poco fiable como Podemos. En la gran coalición, destinada a llevar a cabo la reforma constitucional, afrontar con decisión la cuestión catalana, sin olvidar la cuestión vasca, impulsar el desarrollo económico y social tras la crisis, establecer un gran pacto educativo, recuperar el prestigio de las instituciones políticas, etcétera, estarían el Partido Popular, el Partido Socialista y Ciudadanos básicamente.
Sería una alianza constitucional, con cuatro años de duración, en defensa del «régimen del 78» y daría la clave del reinado de Felipe VI. Todo el proyecto está, por supuesto, pendiente del resultado electoral y de que se cumplan las previsiones de que no va a haber una fuerza hegemónica capaz de gobernar en solitario. La otra hipótesis es un frente de izquierdas, como en los Ayuntamientos, que pone los pelos de punta y en el que «semejante disolvería a semejante».
Y concluyo con Ramón Pérez-Maura (ABC), que señala que numerosos periodistas están «subyugados» por los podemitas.
Empezamos a tener un problema que lo es para España como país. El PSOE es rehén de sus errores y no se atreve a reconocer la responsabilidad que se deriva de sus pactos tras el 24 de mayo. Y en los medios de comunicación hay demasiados colegas que parecen subyugados por unos políticos que están deseando llegar al poder para tomar un control de los medios de comunicación como el que han enseñado a ejecutar a sus hermanos bolivarianos. Y así, hasta el despeñadero.
ANSON SE GUARDA LA CHICHA PARA SU DIGITAL
Ignacio Camacho (ABC) escribe hoy una columna sobre el matrimonio gay que sirve de ejemplo para ilustrar el sometimiento de la derecha a las modas y al pensamiento dominante. Aparte de aceptar el término «homófobo», puesto en circulación por la izquierda, ahora dice que no pasa nada con el matrimonio homosexual, que incluso los gays que se casan se divorcian.
La perspectiva del tiempo sitúa con claridad aquella tormentosa polvareda de opinión pública en los términos de un desperdicio de energía. Una década después, menos de un dos por ciento de las bodas celebradas en España son de homosexuales y el país, que tiende a considerar las cuestiones de conciencia en el ámbito privado, vive el fenómeno con rutinaria naturalidad. La normalización es tan evidente que tras la simbólica mitología emancipadora se registra ya una significativa cifra de separaciones. Pura igualdad: el matrimonio, decía Groucho Marx, es siempre la primera causa de divorcios.
Luis María Anson escribe sobre el mismo asunto, la crisis griega, en El Mundo y en su digital, ése que creo que leemos sólo él y yo, y es curioso ver cómo las diferencias.
En El Mundo, da su opinión sin apoyarse en muletas.
Grecia se ha visto obligada a abrir las cancelas del corralito. Dada su estratégica situación geográfica, con un Israel acosado, el presidente Obama ha exigido a Angela Merkel una solución porque teme que Tsipras mantenga un acuerdo subterráneo con la Rusia de Putin y con la China de las inacabables reservas en dólares. Nadie sabe con certeza si el primer ministro griego juega de farol o si tiene las espaldas bien cubiertas, lo que supondría un factor de desequilibrio en el Oriente Medio, la zona más sensible para Estados Unidos, atento siempre a las exigencias del lobby judío que maneja una parte sustancial de las finanzas y de los medios de comunicación en la gran nación americana.
En el cambio, en ElImparcial.es acude a la CIA y a esos «analistas» tan repetidos en los artículos de los periodistas acomplejados y vagos como las «fuentes».
Ni siquiera la CIA parece tener información contrastada sobre los eventuales acuerdos de Tsipras con la Rusia de Putin o la China que rezuma dólares y poderío económico. Son muchos los que creen que el primer ministro griego juega de farol. Pero analistas sagaces piensan que el Gobierno griego se ha cubierto las espaldas con Rusia y China.
Me pregunto cómo el maestro de periodistas sabe lo que sabe la CIA. ¿Es que el director de la CIA le pide consejo?
Julio Llamazares (El País) riñe a los escépticos del calentamiento global.
Tengo un amigo que niega el cambio climático, como el famoso primo de Rajoy, y no le faltan razones: vive en León, donde el clima no cambia desde que los romanos fundaron la ciudad hace más de dos mil años, y, además, no sale de los bares, donde la temperatura suele ser constante.
Pero que venga a Madrid, y no digo ya a Córdoba o a Badajoz, y que mantenga su argumentación si es que consigue exponerla entera antes de caer fulminado al suelo por los 40 grados que alcanzan los termómetros estos días sin que en la madrugada bajen de los 25. Si alguien continúa negando que las temperaturas van en aumento en el mundo desde hace décadas es que quiere negar la realidad o que vive en León, como mi amigo.
¡Qué cosas! Que en Badajoz y en Córdoba haga calor el 1 de julio. Nunca antes había pasado. ¡¡Es el fin del mundo!!