Cambiar los callejeros, según Jesús Laínz, supone "un nuevo relato histórico en el que la derecha quede eternamente condenada"
Los griegos, que tantas cosas no enseñaron cuando eran griegos (¡a ver si yo no voy a poder soltar mi particular oración de Pericles!), nos demuestran que la victoria es hija de mil padres mientras que la derrota es huérfana.
Ahora que empezábamos a entender qué ocurría en Atenas y en Bruselas, la ‘cosa’ griega empieza a volatilizarse de los periódicos. Para encontrar columnas dedicadas a Tsipras («¡Aguanta, Alexis!») este 16 de julio 2015, hay que rebuscar mucho entre cigarrillo y cigarrillo.
A pesar de esta desaparición de Grecia, Ignacio Ruiz Quintano (ABC) nos aclara que dentro de poco los españoles podemos ser griegos.
Hay que decir que Grecia, con dos rescates a cuestas, no ha importado a los españoles hasta que la tomaron los comunistas, y hasta el Bobo Solemne presumía de prestarles dinero para ganar más dinero. Y ya ven.
Lobotomizada por la telebasura, España es refractaria a la verdad, que es la lealtad para con la realidad. Ya en nuestro costumbrismo está la dificultad de distinguir entre lo real y lo ficticio, dado que lo ficticio sale siempre de la realidad, como el huevo de la gallina, y la realidad sale después de lo ficticio, como la gallina del huevo.
Nuestros joveznos creen que democracia es ausencia de normas y que todo se arregla con la lógica griega. Antes de que Valle inventara el esperpento en los espejos del Callejón del Gato, Adams, segundo presidente americano, descubrió que la historia de Grecia es como una sala de espejos en la cual todos nos reflejamos, pero deformados por el tiempo.
Grecia nos espera y todo indica que la vamos a alcanzar.
Alfonso Ussía (La Razón) se olvida de las citas históricas y de la responsabilidad de la televisión para limitarse a las cuentas, los 10.000 millones de euros de los españoles que Rajoy va a mandar a Grecia.
Esos diez mil millones no saldrán de «La Tuerka», ni de los 400.000 euros de Monedero, ni de la fortuna que gana el Gran Wyoming trabajando para una empresa capitalista, ni de las subvenciones al cine, ni de los golfos de la Gürtel, ni de los ERE de Griñán y Chaves, ni de la familia Pujol, ni de Ada Colau. Esos millones saldrán del trabajo, de los madrugones, de las horas extra, de los que se ganan la vida honradamente y están fichados -son fichas policiales- por la Agencia Tributaria. Los millonarios tienen sus trucos y sus sociedades interpuestas, y los vagos, que también hay muchos en España -no me refiero a los parados de verdad, que han sufrido lo indecible y buscan un empleo-, no serán los más afectados por el préstamo a Grecia.
Si fuera posible, que parece que no, que nuestro dinero no vaya a Grecia, porque a mí, personalmente, el problema griego no termina de preocuparme. Si hubieran trabajado, producido, y no derrochado lo que no tienen, ese problema no existiría.
Jorge Reverte (El País) concluye de la solución de la crisis griega que lo malo es que va a salir beneficiada la ultraderecha, ese coco con que los progres asustana los niños malos.
Dentro de poco tiempo, de muy poco, a juzgar por cómo van las cosas, Grecia va a ser solo de Alexis Tsipras. Hasta Varoufakis se ha desmarcado de los acuerdos con la Unión Europea, con unas declaraciones que rozan lo explosivo, en las que se quita de en medio y utiliza términos como traición y terrorismo. Alexis Tsipras no solo se encuentra en una situación difícil con su partido, sino en una mucho peor: cogido por el cuello por sus aliados ocasionales, como Nueva Democracia y, lo que es bastante más grave, los patriotas que le ayudaron a conseguir la presidencia, la ultraderecha nacionalista.
OBAMA, PRÍNCIPE DE LA PAZ PARA EL PROGRE BASSETS
Pasemos a otro asunto de política internacional, siquiera brevemente, porque bien sabemos los periodistas que el mundo, salvo los Mundiales, apenas interesa a los españoles; en este caso, el acuerdo entre Washington y Teherán.
Como buen progresista, Lluís Bassets aplaude en el diario progresista por antonomasia, El País, el pacto entre EEUU e Irán y a punto está de otorgar a Barack Obama el título de príncipe de la Paz como Carlos IV se lo otorgó a su ministro Godoy.
Obama, el más diplomático de todos los presidentes de Estados Unidos, ha querido dejar el protagonismo de las imágenes a los profesionales de la diplomacia y quedarse él con el de la palabra, con sus potentes argumentos en favor de la negociación y del multilateralismo, que desmienten nada menos que a Marx: la partera de la historia ya no es la violencia, como decía el Manifiesto Comunista, sino la diplomacia.
En su columna de ABC, Gabriel Albiac también se centra en Obama pero para transformar las alabanzas en lanzas.
La inoperancia ha regido la política estadounidense contra Irán desde entonces. Hasta que llegó Obama. Y la inoperancia se trocó en vocación suicida. Ni siquiera un presidente tan ciego para la política internacional puede esperar que las más de 20.000 centrifugadoras de uranio iraníes puedan ser controladas. Irán gana. Todo. Sin dar, a cambio, más que una promesa: la de no fabricar bombas atómicas. No, ni siquiera Barak Obama puede, en serio, creerse esa promesa. Sencillamente, Obama vive bajo el síndrome del «personaje histórico»: el primer presidente no blanco, el hombre al cual se otorgó el Nobel de la Paz antes de haber tenido ocasión de hacer nada… Y el personaje histórico ansía cerrar su retrato, abrazado a los ayatolás iraníes. Un error más. ¿El decisivo?
RAJOY SE JUEGA SU FUTURO EN CATALUÑA
¿Y cuál es el asunto más tratado por los columnistas? Pues la lista única de Artur Mas, Oriol Junqueras y las instituciones subvencionadas del separatismo.
Luis Ventoso (ABC) trata de tranquilizar a sus lectores conservadores con el argumento del porque sí: Cataluña no será independiente porque lo dice él.
la verdad es que Cataluña jamás se va a separar de España, pues va contra la lógica económica e histórica y supondría un triunfo aberrante de la intolerancia y la insolidaridad. Pero sobre todo porque los catalanes, un pueblo admirable desde muchos siglos, son cualquier cosa menos unos suicidas.
Bieito Rubido, director de ABC, recuerda el constante trabajo de ingeniería social realizado por Jordi Pujol (español del año como le nombró Luis María Anson cuando en los 80 del siglo XX dirigía ese mismo periódico) y su tribu, que nos ha conducido a la situación actual.
Artur Mas, que ostentará el dudoso mérito de convocar una tercera elección cuando debería estar terminando su primera legislatura, además del de extinguir a su partido. Ya lo escribimos muchas veces, y lo repetiremos mil más: la actual Cataluña es el resultado de un trabajo de ingeniería social por parte de unos, y de dejación y miopía por la de otros. Así a lo largo de tres décadas. Llegamos al final de un proceso tan eficaz como perverso. El problema es que desactivarlo requiere años y puede resultar casi imposible si la comunicación y la formación permanecen en manos de los dinamiteros. Con todo, lo peor es la negación o la ficción de soluciones imposibles.
Al igual que Rubido, Victoria Prego (El Mundo) lamenta que no haya verdadera oposición a los planes del separatismo catalán.
Podríamos, sí, augurar una derrota de esa lista única con políticos entreverados con ciudadanos que no se dedican a la política, aunque a primera vista no lo parezca. Ése sería el resultado lógico de una apuesta tan insensata. Pero es que al otro lado de la línea no se atisba ninguna fuerza con el suficiente vigor político como para convocar con eficacia a esa mayoría de catalanes que no quieren separarse de España. Y el drama de estos electores es que no tienen unas siglas nítidas en las que depositar su voto con determinación y con la seguridad de que se va a impedir a tiempo esta feria grotesca y suicida.
Abel Hernández (La Razón) reclama al PSOE (no al PSC), al PP, a Ciudadanos y a Podemos que se pongan de acuerdo en oponerse a la última maniobra separatista.
Ante semejante provocación, las principales fuerzas constitucionales -básicamente el PP, el PSOE y Ciudadanos- deberían dejar de lado sus diferencias y actuar unidas, con una estrategia común. Los socialistas tendrán que hacer honor a su historia centenaria y a sus siglas. Nadie entendería que Pedro Sánchez, después de presentarse envuelto en la bandera española, jugara ahora a equidistancias y a cálculos electoralistas. Albert Rivera es seguro que en este trance reafirmará su trayectoria. Ciudadanos es en esto un partido de garantía. Queda Podemos, una fuerza en expansión en Cataluña, cuyo papel en este peligroso juego puede ser determinante. Ha llegado el momento de definirse. O se está con el bloque de la secesión o con el otro.
En cuanto al Partido Popular, todo el mundo conoce su posición inequívoca en defensa de la Constitución y de la unidad de España; lo que muchos han echado de menos hasta ahora es la débil respuesta del Gobierno de Rajoy ante una provocación tan seria. De cómo responda ahora al «plebiscito» catalán dependerá entre otras cosas, en opinión de destacados observadores cercanos a la derecha, su permanencia en el poder. Pero ni siquiera eso es ya lo importante.
ANTONIO CASADO LLAMA A RAÜL ROVERA ‘MÍSTER PROPER’
Salvador Sostres, que ha repetido varias veces que Artur Mas estaba acabado y que no habría elecciones anticipadas en Cataluña, explica en ABC que todo es una pelea interna dentro del catalanismo. No sé si acertará, pero lo cuenta muy bien.
Convergència se va a poder refundar a costa de Junqueras, Esquerra se disuelve en la candidatura unitaria y Mas recupera el control de la escena. No deja de ser un pacto entre perdedores, como los que cuando se encienden las luces de la discoteca van con el arrastre a por lo que queda de morralla.
Mas acepta no encabezar la candidatura, que liderará, como antídoto contra Podemos, un absurdo comunista buenista, Raül Romeva, convertido al secesionismo en el momento exacto. Le seguirán esas dos señoras de la agitación callejera, Carme Forcadell y Muriel Casals. Pero los tres con el compromiso, ¡alehop!, de que el presidente será Mas. A cambio de concesiones cosméticas, la burla del president ha sido total. Han alcanzado las tropas convergentes sus últimos objetivos electorales.
El camino se estrecha. Al soberanismo se le acerca el tiempo de pagar el precio. La CUP ha dicho que no votará la investidura de Mas. La satisfacción convergente se parece a la euforia en la plaza Syntagma. La realidad espera en las bambalinas del simulacro.
Toni Bolaño (La Razón) también subraya la victoria táctica de Mas sobre Junqueras.
Junqueras se compromete a hacer presidente a Más, ¿pero cumplirá?, se preguntan en Convergencia. Algunos dirigentes exclaman en privado como para montar un nuevo país asi.
Más ha ganado la partida soberanista. Ahora solo le queda repartir prebendas y migajas a los escindidos de Unio y pagar los favores prestados a los díscolos del PSC. Pero su Rubicón es el 27S. Tiene que ganar de forma holgada o los mismos que van con el le señalarán la puerta. Si gana tendrá que poner en marcha su plan. No puede vender humo, como hasta ahora. Habrá que concretar y explicar. No valdrá solo ir vestido de Mesias porque se puede acabar como Txipras.
Antonio Casado (ElConfidencial.com) trata de ridiculizar al número uno de la lista por Barcelona, el «absurdo comunista buenista» como lo ha definido Sostres.
Todos ellos encabezados por el madrileño Raul Romeva (Mister Proper, le dicen, por su parecido con el personaje alicatado hasta el techo que lava más blanco). Según sus compañeros del viaje a ninguna parte, es una figura internacionalmente conocida (¿?) por haber sido vicepresidente del grupo europarlamentario de Los Verdes.
Los columnistas de La Vanguardia están entusiasmados con la lista única, como si hubiesen recibido una llamada del conde de Godó, que paga las nóminas, o de Artur Mas, que paga la luz. Márius Carol pilla el asunto por la esquina que más gusta a los nacionalistas: el mundo entero está pendiente de nosotros.
Europa contempla con preocupación la hoja de ruta independentista de Mas y Junqueras. La UE está mirando el proceso catalán con inquietud, entre otras razones porque la Generalitat debe 65.000 millones y España un billón. Pero en caso de salida, Catalunya debería apuntarse el 20% de esta cifra de acuerdo con su contribución al PIB. Merkel, y por extensión la troika, no quieren nuevas tensiones en su seno. Lo ocurrido en Grecia no sólo es un aviso a los helenos, sino también a las políticas de otros países que pueden afectar a la caja común europea. Son tiempos para calibrar bien las promesas, sin dejarse llevar por las emociones.
Francesc-Marc Álvaro elogia a Mas y Junqueras por haberse sacrificado por la causa.
Es el momento de reconocer que, finalmente, se ha impuesto la inteligencia y el sentido de Estado de los que quieren construir uno nuevo. Mas y Junqueras han hecho un gran esfuerzo, han debido enfrentarse a resistencias coriáceas, han alejado las mezquindades y han entendido la grandeza y la gravedad de esta hora. Ambos han sabido escuchar lo que quiere la gente que ha decidido desconectar de un Estado a la contra.
Pilar Rahola escribe una carta de amor a su biografiado Artur Mas en la que le pone a la altura de Pericles, Cicerón y Lincoln:
Por mucho que vivimos tiempo de nuevas fórmulas políticas y de líderes con vocación de David bíblico, nada es tan nuevo, tan democráticamente radical y tan correoso como lo que está pasando en Cataluña.
En poco tiempo, y sólo en favor del ideal de libertad que nos mueve, hemos revuelto el mapa político, hemos obligado a definir a todo el mundo ante los derechos catalanes, hemos conjurado las ambigüedades y hemos hecho un pulso de enorme trascendencia al Estado. No olvidemos que Mas es el único presidente del mundo imputado judicialmente por querer poner las urnas al pueblo. ¿Hay algo más alternativo, más revolucionario, más democrático que lo que está pasando en Cataluña? Y lo hacemos desde una soledad aterradora, pero con la intensa fuerza que tiene una idea, cuando le ha llegado su hora.
MAYTE ALCARAZ: LA IDEA DE LA WEB HA SIDO DE CARMENA
En el tema del día para los periodistas, la página chivata del Ayuntamiento de Madrid, Arcadi Espada (El Mundo) encuentra un punto positivo: la izquierda, tan demagoga y mentirosa, reconoce que la verdad existe.
La iniciativa me alegra por dos razones. La primera porque Carmena ha llegado a gobernar Madrid gracias a las mentiras, incluidas las del concejal Carmona. No tengo a mano una web para pormenorizarlas, pero ha de bastar el enfoque general. La alcaldesa es lo que es gracias a un movimiento que ha basado su éxito en la sistemática y perversa confusión entre la ciudad de Madrid y la capital de Burkina Faso, que es Uagadugú. Mediante la sistemática repetición de las mentiras populistas referentes, por resumir, a los índices de pobreza (desarmados anteayer en este periódico por el expresidente Joaquín Leguina), a la desnutrición, a la realidad de los desahucios y a la extensión de la corrupción política, Carmena ganó las elecciones.
La iniciativa supone también tomar conciencia, local y modesta, pero significativa, de que la verdad es un bien que el Estado democrático debe proteger, y que debe hacerlo más allá de la acción de los jueces. Por último, y desde el aspecto puramente doctrinario, sólo puede haber felicidad también en que la izquierda reconozca, después de sus desdichados derrapes posmodernos, que la verdad existe y que, a diferencia de las mentiras, sólo tiene una versión.
Mayte Alcaraz (ABC) dice que le han dicho que la idea de la web es de la misma Carmena, de la que añade que tiene problemas de memoria.
Aseguran que la idea de abrir un blog para señalar con el dedo del Ayuntamiento a los medios y periodistas que no han cumplido con lo exigido por su equipo de gobierno ha sido suya. Siento la nueva, pues quise creer que la ocurrencia, propia de regímenes dictatoriales, tenía que ser fruto de alguna de las mentes preclaras que le acompañan en su Gobierno, cuyos nombres, me cuentan, trata de memorizar sin éxito. Resulta indiciario que políticos tan poderosos como Gallardón, Aguirre, Leguina, Manzano, Tierno, Barranco, Simancas, Lissavetzky, Pérez, incluso su compañera Inés Sabanés, no hayan tenido jamás la pintoresca tentación de censurar a los profesionales en una web municipal, por mucho que ni el fondo ni la forma de muchas informaciones les hicieran la mínima gracia.
Jaime G. Treceño (El Mundo) se pregunta qué diríamos si las mentiras de Carmena las hubeiran proferido Ana Botella o Esperanza Aguirre.
Que no miren a nadie más que a Carmena, que fue la que se apeó hace un mes de su programa electoral, tres días después de ser investida, en una entrevista a Europa Press. ¿Se imaginan qué se habría dicho de Botella si hubiese definido al programa del PP «como un conjunto de sugerencias pero que no todas se podían entender como presupuestos de implicación programática activa»? A Aguirre se le afeó mediáticamente la soberbia de concurrir a las elecciones de mayo con una hoja con diez puntos, pero al menos eran de obligado cumplimiento.
Isabel San Sebastián (ABC) amplía el tema y se extiende a la demagogia de la izqueirda y de los nacionalistas.
Al paso que van la izquierda española y el separatismo, dentro de poco las diatribas de Maduro enfundado en su chándal patriótico parecerán, en la comparación, discursos de Winston Churchill vestido por Giorgio Armani. ¿Tiene límite la escalada populista emprendida por buena parte de nuestra clase política tras la estela de Pablo Iglesias? A día de hoy, se diría que no.
Dice el amigo coletudo de Tsipras que el PP es el partido de la derecha ultramontana y Ciudadanos el de la derecha pija, por abundar en este último los profesionales urbanos; esto es, los trabajadores por cuenta propia o ajena, no funcionarios, obligados a demostrar mes a mes su productividad para dar de comer a sus hijos. Rajoy y Rivera son, a sus ojos, «casta», que no «gente». Garzón dio ayer un paso más y tildó al presidente del Gobierno de «matón», «mafioso» y «ladrón que roba a los pobres para dárselo a los ricos». Sánchez, de quien cabría esperar algo más de cordura, demostró hasta qué punto le ahoga el abrazo del oso podemita al abandonar cualquier sentido de Estado para lanzar un ataque furibundo al jefe del Ejecutivo por su política exterior.
Jesús Laínz (Libertaddigital.com) analiza con acierto el proyecto de los nuevos alcaldes podemitas de cambiar, de nuevo, el callejero.
la izquierda española lleva cuarenta años obsesionada con la eliminación de cualquier recuerdo del régimen político surgido de su fracaso en la Segunda República y su derrota en la Guerra Civil. La actual iniciativa de cambiar el callejero es sólo una más, lógica consecuencia de la bochornosa Ley de Memoria Histórica zapateril. Pero el objetivo perseguido tiene bastante más enjundia que el cambio de los nombres de las calles: la construcción de un nuevo relato histórico en el que la derecha quede eternamente condenada por su maldad y la izquierda se aparezca, virginal, como la eterna portadora del bien, la verdad y la belleza.
si tanto interés hay en eliminar todo vestigio del régimen anterior, convendría no olvidar que el más importante de todos es la actual monarquía constitucional, última y más sólida consecuencia de la derrota republicana de 1939. Así lo recordó S. M. el Rey Juan Carlos I en el denominado Discurso de la Corona pronunciado al ser entronizado. Y así lo sancionó en el Real Decreto de 5-XII-1975 por el que otorgó póstumamente a Franco los títulos de Generalísimo, Capitán General de los Ejércitos y Caudillo de España a perpetuidad.
Del billete de José Luis Martín Prieto en La Razón subrayo esta frase:
en España las Cortes Generales han sido sustituidas por invasivas teletertulias de extravagante representación
GALA RECUPERA EL DISCURSO DE CUÁNTO DEBEMOS A LOS GRIEGOS
¿Qué les ocurre a los columnistas de El País? En mis tiempos juveniles, las Rosa Montero y las las Maruja Torres y los Vázquez Montalbán y Haro Tecglen llamaban a la revolución y la superación de las injusticias. Ahora Manuel Jabois, Leire Guerriero y Luz Sánchez-Mellado se dedican a contar su vida, como si nos importase. Hoy Sánchez-Mellado aprovecha la muerte de ocho ancianos en Zaragoza para hablarnos de sus abuelas… por lo que se ve sus abuelos no le interesan.
Mi abuela paterna se llamaba Gabina, pobre, la santa del día, como se estilaba en la época. La Gabina era analfabeta, asmática, diabética y cegata perdida.
Mi abuela materna se llamaba Maximina, pobre, la santa del día. Seca, soriana, elegante sin saberlo, con la espalda como una vara y un pelazo blanquísimo que no le vi lavarse nunca y que cepillaba hasta desollarse para recogérselo en un moñazo italiano. La Maxi sabía leer, escribir y las cuatro reglas peladas.
¿Y qué, Luz, y qué?
Mis abuelas expiraron antes de que su nombre se estilara entre los pijos.
Ah, es esto, Luz, que los pijos se han apoderado de los nombres de tus abuelas. Por favor, Antonio Caño, dale un toque.
Ahora que Syriza traiciona sus promesas y a sus votantes sometiéndose a las condiciones del Eurogrupo para recibir un tercer rescate, Antonio Gala (El Mundo) recupera las alabanzas a Grecia por su pasado.
Quiero a Grecia casi más que a España, porque no tengo, con ella, la misma filial obligación (¿o sí la tengo, porque sin ella no existiera, tampoco yo lo haría?).
Premio a la columna ridícula por su cursilería.