Escribe este 17 de julio de 2015 Antonio Gala una columna de opinión en El Mundo titulada ‘Solidaridad humana’ que arranca así:
Tratándose de pueblos con pasado común, con fe común, incluso con enemigos comunes, la solidaridad es su casa y su mejor defensa. Si sólo un pueblo no habla de sus ricos antepasados o presentes, habla de su presente y sus proyectos, si son solidarios, más aún.
Continúa:
En quienes aspiran a gobernar serán presentes las intenciones más que ambición de dinero o de gloria: todo eso envanece y se desvanece. La verdad de un pueblo está siempre apoyada en la de sus entornos: la solidaridad y la simpatía (en su alto sentido) es lo que forja la paz y con ella el inmarcesible crecimiento.
Finaliza:
No nacemos para matar ni para batallar; sino para ser nuestros con los nuestros y felices con los felices. Pongámonos de acuerdo y lo veremos.