Cataluña, el retorno de Pablo Iglesias, líder de Podemos, de sus vacaciones en la sierra o el susto que le ha dado al mundo financiero China son las cuestiones mollares que predominan este 25 de agosto de 2015 en las tribunas de opinión:
Arrancamos en La Razón con Ely del Valle que revela como Iglesias ha optado por cambiar de estrategia ante la que se le avecina, demoscópicamente hablando:
Tras su muy merecido mes de vacaciones – soy de las que piensan que vacacionar, por saludable, debería ser obligatorio para todos – Pablo Iglesias ha vuelto más relajado y con pinta de haberse tomado una ducha fría de realidad. El éxito de Podemos, su capacidad de arrastre y su olor a estuche nuevo van resbalando hacia la indiferencia y menguan de manera constante desde las elecciones andaluzas, y por eso ahora se replantea nuevas alianzas con otros partidos afines a los que hace seis meses le hubiera importado un pito comerse por los pies.
Apunta que el partido morado trató de aprovecharse de una gran parte de la izquierda para alzarse con todo el poder:
Podemos utilizó una parte sustanciosa de la izquierda como peldaño para llegar al podio, y cuando lo alcanzó decidió que no merecía la pena compartirlo: jamás caballo y guerrero comparten los mismos honores. Ahora, aquella izquierda que le fue despejando el camino a Iglesias y los suyos, lejos de quedarse en la cuneta lamiéndose las heridas, ha decidido rebrotar en decenas de siglas que piden su parte; y ahora, Iglesias no tiene más remedio que bajarse de la peana.
Y destaca que de ser el mascarón de proa, puede acabar siendo flotador:
Su magistral, por imposible, defensa de Tsipras y el poco fuste que están demostrando algunos de los suyos en los gobiernos municipales le han oxidado los laureles antes de que sus muertos dejasen de estar vivos del todo; por eso, no es que se muestre más generoso, es que las alianzas le hacen falta para evitar que el personal se le siga marchando a otras formaciones que prometen lo mismo que prometía Podemos antes de tener que demostrarlo. Iglesias sabe que lo que hasta ahora ha sido ancla, de cara a las elecciones puede ser flotador. El tamaño y la profundidad de sus alianzas dependerán no de la equidad social, ni de un programa coherente sino de lo que vayan revelando las encuestas. Como cualquier político al uso, que al fin y al cabo es en lo que ha devenido.
En ABC, Ignacio Camacho habla sobre el colapso financiero en China:
Si faltaba por ver una paradoja del capitalismo era la de depender de los últimos comunistas. Ya está aquí. La economía occidental sufre temblores y fiebre alta por contagio del virus chino y todo el modelo liberal, maltrecho y aún convaleciente de su propia enfermedad, está colgado de las decisiones del aparato de burócratas del gigante amarillo. Durante la crisis de 2007 -es decir, ésta, porque aún sigue viva-, China fue la válvula que evitó el estallido. Compró deuda americana y bienes y servicios europeos; acogió inversiones multinacionales e invirtió ella misma en los escenarios colapsados. Su alto crecimiento sostenido dio oxígeno al dólar y al euro y estabilizó a otros países emergentes facilitándoles mercado. Por simple teoría de los ciclos era una utopía pensar que esa burbuja no iba a desinflarse. Se trataba de una cuestión de tiempo y los plazos parecen haberse acortado.
Añade que:
Opinan los expertos que las naciones en desarrollo, las que mejor habían logrado mantenerse fuera de la recesión, serán quienes más sufran la desaceleración china, por ser sus principales proveedores de materias primas. Pero el dinero es esencialmente huidizo ante la incertidumbre y ha salido a escape de las bolsas sin esperar diagnósticos más precisos. La tormenta amenaza la precaria recuperación de la UE y hasta la estabilidad estadounidense, demasiado apalancada sobre la potencia asiática. Vuelve la amenaza de estancamiento antes de haber concluido el despegue. Pekín era el punto de apoyo de un sistema en desequilibrio, y de repente ha empezado a tambalearse. El aspecto más inquietante de esta larguísima crisis es su carácter mutante: siempre encuentra un modo de reaparecer, de resistirse al tratamiento, de reencarnarse en nuevos territorios o modalidades.
Y concluye que:
La naturaleza tiránica del régimen gozaba de anuencia internacional porque todo el mundo sabía que tenía la llave de la despensa. Las autoridades chinas tienen capacidad para devaluar y sus disposiciones pueden sacudir todo el mercado monetario, de capitales y de exportaciones. Sin la experiencia suficiente en un modelo que no dominan llevan dos meses tocando botones a ciegas en el cuadro de mandos. La posibilidad de que no consigan levantar un cortafuegos entre el crash bursátil y su propia economía real es ya un riesgo cierto, una amenaza creíble.
Mientras, Salvador Sostres, excelente conocedor de la realidad catalana, habla sobre la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ese órgano de la independencia:
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha pagado sus impuestos y la correspondiente multa con la intención de «blindarse para los próximos cuatro años». Yo no sé para qué vamos a necesitar la ANC cuatro años si dicen que en 18 meses seremos ya independientes. Tampoco soy capaz de prever cómo van a reaccionar los cientos de miles de catalanes independentistas cuando, entre otros por la ANC, sean requeridos a dejar de pagar sus impuestos a la Hacienda española para ingresarlos en una hipotética hacienda catalana, cuyos rigores, por cierto, habrán sido pactados, sino directamente decididos, por la extrema izquierda.
Me pregunto qué sacrificio esperan de los demás los que no están dispuestos a hacer ningún sacrificio. Ni la ANC está dispuesta a hacer nada, más allá de vender camisetas para sus festivas marchas, ni lo hizo Mas no atreviéndose a realizar el prometido referendo, ni Junqueras tragándose aquella sórdida orquestación y desparramándose luego en la rendición anticipada de la candidatura unitaria.
Subraya que:
Los héroes del independentismo se están blindado. La ANC ha pagado sus impuestos a España, Mas se ha asegurado la presidencia disolviendo a ERC en la candidatura conjunta y Junqueras ha aceptado caer en la trampa para poder seguir figurando sin tener que dar la cara. Carme Forcadell, expresidenta de la ANC, que no se cansó de repetir que jamás entraría en política, es la número dos de esta candidatura, lo mismo que Muriel Casals, que es la número tres.
El soberanismo político ha previsto antes que nadie su fracaso, en una demostración de la confianza que tiene en lo que hace. En nombre del independentismo, como siempre ha sucedido en Cataluña, la derecha se entregará a la izquierda, la izquierda a la extrema izquierda y la extrema izquierda a sus sangrientas cunetas. No es que la Historia se repita, es que nos repetimos nosotros.
Y remacha asegurando que:
Entre los comunistas y los que previamente se pusieron a salvo, en el centro quedarán los de siempre, que como siempre serán los derrotados. Hay una tristeza infinita asociada a la Historia de Cataluña que por mucho que se fuerce el relato casi nunca tiene que ver con España.
Llega septiembre con los ídolos blindados. Todo a punto para que dicten sus patrióticas lecciones y el pueblo sea arrasado.
En El Mundo, Carlos Cuesta sacude de lo lindo al manirroto Artur Mas, presidente catalán y, de refilón, al Ejecutivo central por permitirle esos desmanes a través de la financiación:
Afirma un dicho castellano que «para que quiero escoba, si mi vecina es boba». Y algo así ha debido pensar Artur Mas, por mucho que quiera borrar hasta los «españolistas» refranes castellanos en su «nueva República». Porque, tras asegurar que es imposible cumplir con el déficit legal por tercer año consecutivo porque «España le roba», no deja de sacar dinero de esa caja que todos financiamos con más de 40.000 millones en rescates para pagar su desafío separatista.
Y lo hace con tal descaro que ni oculta, por ejemplo, que los últimos pagos de Presidencia por más de 7 millones de euros con destino a la prensa amiga los ha realizado a sólo seis meses de las elecciones del próximo 27-S.
Da los datos concretos:
El concepto: «Subvenciones estructurales». Y los receptores del dinero, los de siempre. El diario Ara, así, se convierte en uno de los grandes beneficiarios de la generosidad ajena de Mas, con 322.562 euros, más otros 59.779 euros para su edición en Baleares y 216.694 euros adicionales para su web.
El Grupo Godó, editor de La Vanguardia, también puede celebrar la abundancia de fondos de la Generalitat. Porque se beneficia de una ayuda directa de 856.831 euros y de dos subvenciones para sus radios de 34.010 euros y 117.472 euros.
El Punt-Avui, por su parte, se hace con 472.603 euros en concepto de ayuda directa y otros 112.128 euros para su web. Y, por si fuese poco, la editora de este medio logra otros 423.470 euros para sus revistas.
Y, como sobra el dinero, no es cuestión de marginar a la competencia. Y, así, El Periódico recibe una subvención directa de 495.813 euros para su edición en papel y otra de 96.040 euros para su versión digital.
Y apunta que el Gobierno de Rajoy está consintiendo por dejadez este despropósito:
Cuantías todas ellas, que nadie se lleve a engaño, que no incluyen ni los ingresos percibidos a través de la publicidad institucional de la Generalitat, ni las subvenciones adicionales repartidas en el primer semestre de 2015, de las cuales, hasta el momento, se desconoce el importe total porque la Generalitat aún no lo ha hecho público.
No hablo ya de los cerca de 200 millones de euros en los que se estima el gasto directo y anual de la Generalitat para relanzar a través de fundaciones, organismos, sociedades, campañas y demás, la causa independentista. Hablo sin más de lo obsceno y más descarado. Del pago a medios privados a las puertas de unas elecciones rupturistas.
Porque es indudable que Mas barre con escoba ajena. Y, por desgracia, también que la vecina no anda muy espabilada.