La estampa del niño sirio hallado cadáver en las costas de Turquía, las reuniones de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España, con distintos líderes europeos, las corruptelas del nacionalismo catalán o la reunión de los alcaldes populistas surgidos tras las elecciones del 24 de mayo de 2015 conforman el menú de las columnas de este 5 de septiembre de 2015.
Arrancamos en ABC y con su jefe de opinión, Jaime González, quien opina sobre el disparate que suponen estos nuevos gobernantes. Ya se sabe que los experimentos hay que hacerlos en casa y con gaseosa, pero este grupito de los Kichi, Carmena, Colau o Ferreiro están por la labor de innovar hasta el disparate, pero las consecuencias las pagan los ciudadanos.
Fue Solón de Atenas quien acuñó la frase «aprende a gobernarte a ti mismo antes de gobernar a los demás». No es que el célebre legislador ateniense presagiara lo que iba a ocurrir en España 2.500 años después, sino que los aprendices de brujo de la época vendían brebajes sanadores en mitad de la plaza y extendían a lo largo y ancho de la piel desparramada del pueblo ungüentos de dudosa eficacia. Sus efectos, lejos de aliviar dolencia alguna, multiplicaron los males de una sociedad que hubo de emplear lavativas como último recurso para purgarse por dentro.
Los pactos surgidos tras el 24-M han dibujado un escenario estructuralmente perverso, por mucho que los movimientos de algunos de los ayuntamientos gobernados por la izquierda populista se presten a la chanza. A punto de cumplirse los cien días de gracia, el experimento puede considerarse un fracaso: de los tubos de ensayo donde mezclan sus ideas no ha salido ninguna fórmula mágica.
Apunta González que:
Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, La Coruña, Santiago o Cádiz se han convertido en laboratorios caseros: «Cheminova» sin libro de instrucciones. Al menos, la caja de aquel juego químico de los años 70 venía con pinzas y guantes para no quemarte los dedos. «Mezcla una cucharada de permanganato de potasio con dos medidas de agua y ponla a hervir. Verás cómo al hacer reacción cambia de color y salen burbujitas». Ni cambiaba de color, ni salían burbujitas, pero era inofensivo. El carácter doméstico de aquel juego de mi infancia estaba a prueba de cualquier negligencia. Lo más que podía pasarte, como le ocurrió a mi hermana, era que mezclaras los polvos de colores y te los tragaras sin prescripción médica. Nada grave: un lavado de estómago y tres días a dieta.
Y remacha que:
El «Cheminova» del populismo es mucho más serio, porque desparrama la caja a lo largo de la mesa y mezcla cualquier cosa, aun a riesgo de que la casa salte por los aires. Como lo importante es que salgan burbujitas, los tubos de ensayo se menean en sus bases como si fueran misiles tierra-aire. No sé ustedes, pero yo empiezo a sentirme como una cobaya. Viéndoles juntos no he podido resistirme a la tentación de persignarme. Lo malo es que, por razones obvias, ellos no hagan lo propio cuando acercan el mechero a la probeta. Lástima que no hayan oído hablar de Solón de Atenas. Es comprensible: Grecia les provoca urticaria.
Ignacio Camacho habla sobre el maratón de reuniones de Mariano Rajoy con varios presidentes y primeros ministros europeos para tratar de hacer un frente común ante la deriva separatista de Artur Mas con Cataluña, aunque no le gusta, precisamente, que haya sumado a esta ronda de encuentros al primer ministro británico:
Quizá no sea David Cameron el líder más indicado para formular advertencias al soberanismo catalán. El primer ministro británico estuvo en un tris de liquidar su propia nación al convocar en Escocia un referéndum que tuvo que resolverle Gordon Brown, saliendo del retiro para cargar la campaña sobre su espalda en dos intervenciones memorables. Y no contento con el riesgo de ese juego de aprendiz de brujo lo piensa repetir con la presencia británica en la UE, echando a cara o cruz la actual integridad europea. Con un tipo así es mejor no hablar mucho de unidad nacional ni de cohesión comunitaria. El que ayer declaraba junto a Rajoy que una Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión era hace un año el modelo de los secesionistas entusiasmados con su insólito reconocimiento del derecho a la autodeterminación de una parte del territorio que gobierna.
Y critica que mientras el presidente español se moviliza, el líder de la oposición hace el saltimbanqui de manera incomprensible para aliarse con el más rancio nacionalismo:
La movilización es evidente. El Estado emite señales claras de autodefensa y la energía institucional española se está desplegando frente a la última intentona soberanista. Las patronales catalanas han efectuado al fin un pronunciamiento tardío pero explícito, y la carta de Felipe González – «Epístola primera a los catalonicenses»- ha precedido al pronunciamiento de algunos significativos coroneles de la vieja guardia socialista. La reforma exprés del Tribunal Constitucional, por discutida que haya resultado, es un gesto de rearme jurídico preventivo para evitar la desgraciada impunidad de desafíos como el del referéndum de cartón del último noviembre. Sólo Pedro Sánchez se ha desmarcado por sorpresa del patrón unitario al alinearse con el nacionalismo frente al refuerzo del poder coercitivo de las sentencias. Apenas dos días después de que González criticase la equidistancia de su partido, el actual jefe de filas la rompió…para posicionarse en el bando contrario en una pirueta táctica inexplicable.
Salvador Sostres se centra en la figura del presidente catalán, Artur Mas, y asevera que ya se le ha visto el truco. Lo suyo es mantener vivos la feria y el tenderete separatista:
Como siempre que la hora de pagar el precio se acerca, Mas aleja la línea del horizonte. El negocio de Convergència no es la independencia sino el independentismo. El presidente de la Generalitat reclama a Esquerra repetir la fórmula electoral de la candidatura unitaria para las próximas elecciones generales y negociar con el gobierno resultante un referendo legal.
Recuerda que:
El 9 de noviembre tenía que ser el referendo definitivo. Se pactó un Govern independentista, con el apoyo externo y gratuito de ERC, se pactó la pregunta, se pactó la fecha, y cuando llegó el momento de concretar el desafío y de pagar el precio, Mas renunció al referendo y perpetró aquella pantomima participativa para una vez más jugar con la buena fe del pueblo de Cataluña.
Aunque quiso presumir de plebiscito, no pudo sostener demasiado tiempo la mentira, y el siguiente mes de enero anticipó sus elecciones al 27 de septiembre anunciando que constituirían el referendo que «España no nos ha dejado hacer».
Y señala que ahora, sin haberse celebrado las elecciones del 27-S, ya empieza a poner un nuevo horizonte:
Y a veinte días de las «elecciones más importantes de nuestra Historia», como él mismo las ha llamado, el president vuelve a mover el horizonte y lo que tenía que ser el aval democrático para redactar una Constitución y que el nuevo Estado comenzara su andadura, se ha convertido en otro paso intermedio «para tener la mayor fuerza para negociar con el próximo Gobierno un referendo legal y acordado».
Sin haberse todavía celebrado el segundo «referendo», ya preparamos el tercero. Hay un tenderete fundamental en el corazón de Convergència, un tenderete con camisetas, pegatinas y mecheros. Y lo único que Mas quiere es mantener viva la feria.
Rafael Moyano, en El Mundo, filosofa sobre la posible fecha de las elecciones generales anunciada con fórceps por el presidente Mariano Rajoy, el 20 de diciembre de 2015:
En diciembre van a ser seguro y el 20, «probablemente», aunque dicho por Rajoy puede ser eso y lo contrario. No es mala fecha, pese a que el último del año no sea un mes electoral y no haya precedentes en nuestra democracia. Mientras que las leyes no cambien, la fecha de las elecciones está en manos del presidente del Gobierno y sus conveniencias. Lo del primer martes después del primer lunes de noviembre queda para EEUU y sus tradiciones. Aquí es el domingo que le dé la gana al gobierno de turno dentro de los cuatro años y algo más de un mes después de la celebración de las últimas elecciones. Y la última posibilidad es el 20-D.
Detalla que:
En España el que convoca parte, pues, con la ventaja de fijar la fecha. Tras el «probablemente» del presidente se han hecho muchas especulaciones sobre la idoneidad de ese día para sus intereses y los de su partido, aunque siempre se dirá que es para los de los españoles. Que si estirar la legislatura hasta el límite para aprovechar la creciente bonanza de los datos económicos, que si la devolución de parte de la paga sisada a los funcionarios en 2012, que si manejar los tiempos para responder a lo que pase en Cataluña… Incluso, desde un punto de vista más sensorial, que si hay que rentabilizar la euforia y el optimismo prenavideño. De esta última variable, suponiendo que sea cierta, que mucho es suponer que la Navidad nos provoque euforia, me cuesta establecer la relación: estar contento y votar a Rajoy. Y en cuanto a lo de Cataluña, antes de que acabe octubre debería haber president, pero hacer cálculos para controlar como responder a lo que puede pasar es más de adivinos que de analistas políticos.
Y especula con que:
De momento, la campaña electoral comenzará con la celebración, el 6-D, de un Día de la Constitución que, según lo que salga del 27-S, puede ser el más reivindicativo de la Carta Magna hasta el momento. El 20-D, elecciones y fútbol. Con el soniquete de los niños de San Ildefonso de fondo, el 22-D los partidos estarán sumando escaños para ver si hay manera de formar gobierno mientras los verdaderos eufóricos de la Navidad brindan con cava en la puerta de las administraciones de lotería. Incluso para que los inocentes de estas elecciones celebren su fracaso tendremos un 28-D.
Una especulación más sobre por qué el presidente ha elegido, «probablemente», esa fecha. Hay quien dice que el ángel de segunda clase Clarence, el de ¡Qué bello es vivir!, película por excelencia de la Navidad, se le ha aparecido a Rajoy y le ha mostrado lo que hubiera sido una España sin él, como le mostró a James Stewart lo que hubiera sido Bedford Falls sin el bueno de George: un país rescatado, empobrecido, más corrupto aún y con su territorio desmembrado. Ante esa visión Rajoy, transmutado en el protagonista del sensible filme de Frank Capra habría decidido echar el resto para permanecer en su sitio y, en plena Navidad, garantizar que seguirá salvando al país. El ángel Clarence, cansado, se ha vuelto a quejar ante Dios: «Debe de haber un modo más fácil de ganarse unas alas».
Arcadi Espada se mete en camisa de once varas al hacer de menos al director de ABC, Bieito Rubido, a costa de la famosa foto del niño fallecido en aguas turcas. Y es que hablar a posteriori es muy sencillo. Cierto es que el propio rector del periódico de Boceto escribe sobre sus tribulaciones en torno a la imagen, pero las decisiones son muy personales ante un hecho de esta magnitud. ¿Debe o no publicarse la imagen de ese cadáver? El debate ni es sencillo ni tiene una solución mágica:
Ya te he hablado de los pusilánimes que eligieron la versión light, como si la muerte la tuviera. Pero la cuestión, sensacional, mi querido amigo, es que hubo debate en torno a la publicación de esta foto. ¡Debate! Este periódico reprodujo en la web, por primera vez que yo sepa, un fragmento de su reunión editorial en la que se trató el asunto. ¡Bien es verdad que estaban todos de acuerdo! Pero en cuestión de debate, y para el debate, destaca por encima de todo el artículo que publicó el director de Abc, Bieito Rubido. Te voy a poner unas líneas: «El debate se abre cada tarde en la redacción, cuando nos sentamos a confeccionar la portada de Abc, el único diario de toda la prensa española que comparece con portada y no con primera página. Ayer resultó muy duro. La fotografía que ahora ilustra esta página 2 debería haber sido la portada de Abc. No lo es porque, tras una larga reflexión entre un buen número de compañeros convocados ante la imagen, decidimos que podía herir la sensibilidad de los lectores tanto como estaba desgarrando la nuestra. Debo reconocer que cedí a la opinión mayoritaria del Consejo de Redacción. Y que no estoy convencido de haber acertado. Creo que esta fotografía formará parte de la historia del fotoperiodismo».
Y se permite sentenciar sobre la decisión de Rubido:
No, el director de Abc no acertó. De su artículo se deduce, aunque sea por voz pasiva, que los diarios deben tener un director. ¡Aunque, ciertamente, el Consejo de Redacción se mostró extraordinariamente generoso al permitirle publicar su artículo! Pero lo importante es el sintagma herido: «Decidimos que podía herir la sensibilidad de nuestros lectores». Tengo la impresión de que el origen del sintagma es la ficción audiovisual, sexo, terror, y que de ahí ha pasado, siguiendo el rastro depredador de tantos otros animalitos, al periodismo. Hay que decirle al Consejo de Redacción que la primera función del periodismo es herir la sensibilidad del lector.
En La Razón, Iñaki Zaragüeta le enmienda la plana al lehendakari Inigo Urkullu por hacer, en realidad, lo que muchos nacionalistas vascos han hecho a lo largo de su vida, practicar la equidistancia entre ETA y los asesinados:
Me lo decía mi padre, ejemplo de honradez, «si nunca esperas nada de nadie, nunca te decepcionarás». No sé si lo aprendió de la vida o en los libros. No debí hacerle caso a la totalidad del mensaje cuando ayer el lendakari Íñigo Urkullu -esperaba actitudes más dignas de él- me trasladó la gran decepción de equiparar los asesinados por ETA con los muertos de la banda. Elevar a la misma categoría de víctimas a todas ellas equivale a menospreciar a las primeras e intentar dignificar a las segundas.
Una persona como yo y como millones de españoles que vivimos en directo la etapa de la Transición, cada vez vamos quedando menos, a la que acogimos exultantes y con esperanza, comprendemos los pasos obligados para la concordia. Eso no impide, por dignidad, trazar una «muga» entre lo necesario y lo inaceptable. Porque inaceptable, incluso perverso, es menospreciar la sangre inocente derramada.
Y recuerda que:
Se puede pedir a la víctima la grandeza del perdón, el olvido si se apura hasta el extremo, pero es indigno predicar el «reconocimiento integrador de todas las víctimas, al margen del signo de la violencia que las haya producido», como ayer reclamó el presidente del Gobierno vasco. Menos aún cuando ETA ni ha entregado las armas, ni se ha disuelto, ni ha pedido perdón, ni sus miembros se han puesto a disposición de la Justicia como una muestra de buena voluntad para eliminar el terror en todas sus vertientes como instrumento de actuación en la democracia española. A Urkullu le faltó exigir a la organización esas cuatro prioridades antes de su perorata. Así es la vida.