LOS GRANDES EDITORES SE DUERMEN ANTE INTERNET

Cebrián y Galiano se emplean en echar a sus colegas para seguir sufragando sus honorarios estratosféricos

La batalla del papel vacía las redacciones de periodistas pero no los despachos de los ejecutivos que se lo llevan crudo

Y qué decir del exdirector de El Mundo, Pedrojota Ramirez, empeñado en sacar una edición de la tarde, que nadie leía. Ahora, por lo menos, dilapida su dinero en El Español

Una viñeta de Gallego y Rey en el diario El Mundo mostraba a unos ratones de ordenador devorando un diario de papel. Fue publicada un día después de la huelga que impidió que el diario de Unidad Editorial no saliera a la calle por primera vez en su historia el 4 de mayo 2016, hay que decir que era ingeniosa pero falsa.

Porque omite una dolorosa y cruel realidad: que los grandes grupos sabían lo que iba a pasar y no hicieron nada para evitarlo. Sabían que la migración de lectores de los formatos de papel a las plataformas digitales era una ruina para las empresas editoras, porque el acceso a la información en Internet es gratis y la publicidad es mucho más barata.Fernández-Galiano, el ‘gran conspirador’, maniobra para sobrevivir al tercer ERE en Unidad Editorial

 

 

Pero en el 2006, cuando todo el mundo sabía de lo que iba la revolución digital y Google se gastaba la monstruosa cifra para la época de 1300 millones de euros en comprar YouTube, en Unidad Editorial caían en la trampa al comprar el grupo Recoletos (Marca y Expansión) a Jaime Castellano por 1000 millones.Antonio Fernández Galiano: Unidad Editorial registra Ebitda negativo de 9 millones por gastos no recurrentes

Es la muestra, como dice Amador Ayora, director de ElEconomista, en un artículo titulado ‘La batalla del papel’ este 7 de mayo de 2016, de que las empresas editoras de los dos grandes medios nacionales, El Mundo y El País, no han sabido reaccionar y sufren grave riesgo de desaparecer.Los italianos de RCS recortan poder a Fernández Galiano que pierde el control del diario ‘Marca’

«Mantienen estructuras directivas elefantiásicas y muy costosas, que paradójicamente se dedican a inventar nuevos productos en papel en busca del lector perdido, en lugar de asumir, de una vez, la realidad.

Apenas han reducido las ediciones regionales, pese a la caída de ventas, y mantienen los variados suplementos que complementan la información diaria, pese a que la mayoría se consume ya por Internet».

Ayora llama la atención sobre el hecho de que los recortes, en lugar de centrarse en la estructura directiva o en los costes de impresión y distribucion de sus publicaciones agonizantes, se dirigen a la plantilla.

Juan Luis Cebrián, presidente del grupo Prisa, editora de El País y de Cinco Días, o Antonio Fernández Galiano, en Unedisa, se emplean en echar por la borda a cientos de colegas para seguir sufragando sus honorarios estratosféricos.

Todos los medios bajo su mando predican una eficiencia en el manejo de las cuentas de resultados públicas o privadas que ellos no se aplican. Y qué decir del exdirector de El Mundo, Pedrojota Ramirez, empeñado en sacar una edición de la tarde, que nadie leía. Ahora, por lo menos, dilapida su dinero en El Español.

Para el director de ElEconomista, PRISA ha logrado capear el temporal mejor que su rival de Unidad Editorial, gracias al navajeo y a la presión amenazadora de su presidente a los grandes bancos y a Telefónica, que aceptaron entrar en su capital, pese a ser un negocio ruinoso.

No recuerdo en estos últimos años ninguna noticia negativa del antaño Diario independiente de la mañana hacia sus ocasionales inversores bursátiles. También afloja las críticas a buena parte del Gobierno para granjearse el apoyo de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la encargada de pastorear a sus benefactores empresariales.

Unidad Editorial corre, sin embargo, peor suerte. La nacionalidad italiana de su principal accionista, Rizzoli, reduce las posibilidades de influencia sobre el Gobierno o los grandes grupos empresariales. Galiano ha convertido a la editora en España en una máquina de pérdidas. El beneficio de explotación en el último año arrojó números rojos por 85,7 millones, 15 millones más que el anterior.

La única publicación de ese grupo que se salva es el deportivo Marca, porque la radio del mismo nombre está en extinción. Hasta Expansión, que en otros tiempos arrojaba sólidos beneficios, languidece por las pérdidas y la falta de un modelo sostenible que garantice su futuro.

¿La conclusión? «Las empresas periodísticas tienen futuro, como el resto, cuando son gestionadas con austeridad y con afán innovador y de futuro», concluye Ayora.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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