Juan Carlos Monedero no cometió ningún ilícito civil ni ningún ilícito penal
Pablo Iglesias se ha despachado a gusto contra la verdad en La Razón en una entrevista que sale publicada este 15 de mayo de 2016 -Pablo Iglesias: «Para ser presidente en un pacto con el PSOE contarán los votos, no los escaños»-.
Sí, el líder de Podemos ha esquivado todas las preguntas comprometidas bien anunciando demandas o desmintiéndose a sí mismo sin que por ello se le haya erizado un sólo pelo de su lucida coleta.
Eso sí, tal vez el podemita deba medir ciertas distancias, no vaya a ser que la pituitaria le haya crecido como al famoso muñeco de ficción, Pinocho, ese al que le crecía la nariz desmesuradamente en cuanto era pillado en una mentira.
La primera en la frente, en la entrevista a Iglesias, viene cuando le preguntan si sostiene que es falso que él haya percibido dinero de Venezuela:
Absolutamente falso. Hasta el punto que he tenido que presentar una demanda contra el honor porque me parece extremadamente grave que se puedan falsificar documentos para tratar de dañar el honor de alguien.
Lo llamativo del caso es que tanto este medio, como Okdiario y ABC han sacado documentos que relacionan a Podemos y su fundación con ingresos del chavismo –Así destapó Periodista Digital en 2013 la financiación de los torturadores chavistas a Podemos-.
De paso, asegura que Monedero no cometió ninguna ilegalidad, a pesar de que el propio ideólogo tuvo que apresurarse a presentar ante Hacienda una declaración complementaria:
La realidad es que el señor Juan Carlos Monedero no cometió ningún ilícito civil ni ningún ilícito penal. Si todas esas cosas que se dijeron de él fueran verdad creo que no hubiera sido difícil que un tribunal le condenara. Que haya sectores en España a los que les sienta mal que Monedero haya asesorado a gobiernos de América Latina me parece perfectamente legítimo.
Para no haber cometido un delito, el propio Monedero, a pesar de sus bravatas contra Montoro («no te tengo miedo») se tuvo que retractar y retratar frente al fisco, al que intentó evitar a toda costa hasta que ya no tuvo más remedio que hacer frente a lo debido –Monedero ha huido ya tres veces de la Agencia Tributaria intentando evitar que le notifiquen la apertura de un expediente por fraude fiscal-.
Lo de los medios de comunicación, más de lo mismo. Respondía Iglesias a la pregunta sobre la existencia de empresas privadas en este sector que:
Cuantos más medios privados haya mucho mejor. Es perfectamente sensata y razonable la propiedad cruzada, es decir, que los medios tengan diferentes expresiones tecnológicas en papel, TV, radio, etc… Lo hay que favorecer es la máxima competencia en condiciones de justicia. Eso enriquece el mercado y que los ciudadanos eligan. Los medios públicos no pueden ser aparatos de propaganda en manos del partido de turno.
Y añadía, que su modelo mediático no es el venezolano:
En ningún caso. En ningún caso. Ninguna televisión latinoamericana, y les tengo mucho respeto a todas, puede ser un modelo para un país del sur de Europa. Los británicos, con su modelo de la BBC, nos han enseñado muchas cosas. Yo tengo que decir que he tenido más oportunidades de expresar mis ideas en medios privados que públicos.
Sin embargo, la hemeroteca se le vuelve como un boomerang y le golpea en todo el rostro porque él fue quien cargó contra la existencia de los medios privados –Pablo Iglesias: «Lo que ataca a la libertad de expresión es que los medios sean privados»–
O que decir de Syriza, su ‘hermano político’, del que ahora prefiere pasar de puntillas cuando le recuerdan que, a pesar de las promesa de Tsipras de subir las pensiones a los griegos, ha tenido que hacer un nuevo recorte:
Por suerte para los españoles, España no es Grecia. Somos la cuarta economía del euro. Grecia para bien o para mal es casi un protectorado sin casi capacidades soberanas para tomar decisiones políticas. Están obligados a arreglar el desaguisado que dejaron los partidos anteriores de Nueva Democracia y el Pasok. España tiene una economía, a pesar de los pesares, mucho más fuerte. Con límites y dificultades aquí se pueden hacer las cosas de otra forma.
Pero vean como jaleaba al presidente griego, entonces candidato, y como le aconsejaba la rebeldía ante la Unión Europea –Pablo Iglesias se va a Grecia a apoyar al desastroso Tsipras, a quien describe como un ‘león’-.