Carrascal: "Que Arnaldo Otegui haya sido invitado a visitar Barcelona y hablar al Parlament no deshonra a España. Deshonra a quienes le invitaron"
Las coaliciones electorales y Arnaldo Otegui, ese «palomo de la paz» como le define Santiago González son los temas principales que podrán encontrar este 18 de mayo de 2016 en las columnas de opinión de la prensa de papel.
Arrancamos en ABC y lo hacemos con Ignacio Camacho que asegura que tanto en PP, PSOE como en Ciudadanos hay alarma ante el nuevo papel de Podemos como ‘coche-escoba’ que va recogiendo todo tipo de voluntades y eso puede provocar que en las elecciones del 26 de junio de 2016 a los socialistas les dejen fuera de juego y a populares y ‘naranjas’ se les haga complejo gobernar:
Hay alarma y hay motivos. Ninguno de los tres partidos restantes lo va a reconocer pero la estrategia sumatoria de Podemos está sembrando el pánico en la precampaña. El partido de Pablo Iglesias se ha convertido en un camión-escoba de la extrema izquierda que amenaza con sacar de la pista al PSOE y obstruir el paso a las fuerzas de centroderecha, a las que en virtud de la ley de Hont puede birlar un número significativo de diputados. En los gabinetes electorales las calculadoras echan humo proyectando los datos de diciembre sobre la nueva realidad de una coalición radical capaz de aglutinar los votos desperdigados en decenas de grupos marginales. El resultado de esa prospectiva es inquietante: con la irrupción de un actor más corpulento en el reparto hay casi una docena y media de provincias en las que PP y Ciudadanos tienen en riesgo el último escaño.
Detalla que:
Iglesias ha apostado al voto útil del segmento antisistema. Sabedor de que ya no tiene muchos votos que quitar a los socialistas, y más después de su arrogante sobreactuación en la legislatura fallida, intenta ganar masa crítica mediante la amalgama de los satélites extraparlamentarios. En esas candidaturas testimoniales hay un tesoro electoral diseminado; si todo ese sufragio disperso se vuelca en una única lista el recuento puede ofrecer sorpresas de infarto. El líder de Podemos quiere reunir el descontento en una sola papeleta que sea como una piedra en el cristal del bipartidismo agrietado. Ya no le importa tanto la cohesión como la oportunidad. Es consciente de que los meses de bloqueo han perjudicado su imagen de falsa moderación y pretende compensar el problema ensanchando su base de apoyo por el punto de ruptura. Por el procedimiento del está construyendo un a la izquierda de la socialdemocracia, un partido atrapalotodo en los márgenes del sistema.
La absorción de IU ha sido el primer paso, cuantitativamente el más sólido. Constituido el motor de tracción, los populistas han empezado a cargar el remolque. Ya han subido a los nacionalistas mallorquines, a la Esquerra Unida valenciana, a los altermundistas madrileños, a los regionalistas aragoneses y hasta a los internáuticos catalanes. Han negociado incluso con los animalistas antitaurinos, doscientos mil votos largos en diciembre.
Concluye que:
A todas esas tribus desparramadas les hace hueco Podemos en sus confluencias, mareas y plataformas comunitarias. Pasen, hay sitio al fondo. Con tan abigarrado pasaje puede ser la primera fuerza en Baleares y la segunda en Valencia; en Cataluña ya lo es, y si se atreviese a tender puentes a Bildu tendría el liderato vasco. Se trata del primer gran ensayo de alianza radical en España, un menudeo de votos que al agruparse apretará los cocientes de los últimos escaños. En su asalto al poder, Iglesias abandona la calle de en medio para tirar por la primera a la izquierda.
Antonio Burgos tiene claro que el PP, como no gane con una mayoría holgada, saldrá del Gobierno por el famoso cordón sanitario que le harán los partidos perdedores:
Yo antes no conocía más cordón que el picarón cordón de mi corpiño, mi niño, que el gaditanísimo maestro Salvador Guerrero, burlando la censura, le escribió a Antoñita Moreno. La que por cierto ha vuelto a su tierra sevillana desde Alicante y la ciudad la ha recibido con la forma en que tradicionalmente trata a sus hijos más preclaros: con el silencio y el desprecio más absolutos. Puestos a evocar otro cordón, me acuerdo de cuando la Brigada Político-Social del franquismo me llevaba a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía en La Gavidia por pedir la libertad y la democracia; para que me llaméis ahora facha, so mamones que vivís de la mamela… Antes de enchiquerarte según el orden de lidia para los interrogatorios de la mañana siguente, una vez tocado el piano de las huellas dactilares y hechas las tres fotos de frente y ambos perfiles para la ficha, más que el cordón del corpiño de Antoñita Moreno, te quitaban dos: los de ambos zapatos, así como el cinturón, no fuera a darte la pirada de ahorcarte en el calabozo de las paredes llenas de vómitos y el mugriento y hediondo jergón.
Explica que:
Bueno, pues eso es lo que tenía que hacer el PP consigo mismo, pero son tan torpes que no se acaban de dar cuenta: quitarse los cordones. Pero no los cordones de los zapatos. Un solo cordón es el que tiene que desabrocharse y quitarse el PP: el cordón de su corpiño, mi niño, que no es el del maestro Guerrero ni de Antoñita Moreno, sino el del Pacto del Tinell. El famoso «cordón sanitario» que hasta firmaban «en sede notarial» (que se diría en tertulianés), jurando los gachés por la salud de sus niños que iban a tratar a los del PP como unos apestados por la bubónica o por el piojo verde, recluyéndolos en el lazareto de la oposición aunque ganasen las elecciones. Como el PP no se ha quitado ese cordón de encima, vuelven a ahorcarlo. Si no el gañote, como trataba la Brigada Social de evitar en los calabozos del franquismo, sí se ahorca el seis doble de la lista más votada. Lo que le han hecho, le hacen y le seguirán haciendo al PP con el «cordón sanitario» es como si al Real Madrid no le dieran por ganado un partido si no es por 5 a 0. Mientras esté en vigor el cordón sanitario del corpiño, mi niño, de la izquierda, al PP habría que preguntarle como aquella frase de los Ejercicios Espirituales en el colegio de los Jesuitas: ¿De qué le sirve al PP ganar las elecciones si no es por mayoría absoluta y la izquierda lo manda al mismísimo carajo con el cordón sanitario y el habitual Pacto de Perdedores?
Y sentencia:
Leo por ahí que el PP ha dicho que en estas elecciones su principal enemigo no es el PSOE, sino Podemos. Ni uno ni otro. El principal enemigo del PP es el triunfalismo de las encuestas que lo dan como ganador, pero no por mayoría absoluta. Es decir, lo dan como carne de cañón para que le apliquen otra vez el cordón sanitario y lo manden al lazareto mediante los Pactos de Perdedores que sean menester. El principal enemigo del PP en el 26-J son sus propios votantes, como haga calorcito y se vayan todos de fin de semana a su segunda residencia de la playa y no acudan a votar porque, total, como de todas formas va a ganar el PP… Sí, sí… A ganar… A ser la lista más votada, que no es lo mismo, miarma. Aquella vez que Javier Arenas estuvo en un tris de desmontar los 40 años de Régimen Sociata en Andalucía, ocurrió lo que el 26-J puede volver a pasar: que, total, como las encuestas decían que el PP iba a barrer, sus votantes se fueron a la playa y adiós, muy buenas. Con lo que perdieron las elecciones. Porque aunque fueron la lista más votada, se quedaron a un tris de la mayoría absoluta y cordón sanitario y pacto de perdedores que te crió. Así que en vez de tantas encuestas triunfalistas, el PP tendría que dar muchos mapas del tiempo, diciendo que el 26-J va a hacer en la playa un frío horroroso y lluvia tela. Que mejor quedarse en casita e ir a votar. Para que con el cordón sanitario no les ahorquen otra vez el seis doble de la lista más votada.
José María Carrascal critica la presencia de Otegui en Barcelona y el trato recibido como si se tratara casi de un jefe de Estado. Tiene razón el veterano periodista, es sencillamente repugnante:
Que Arnaldo Otegui haya sido invitado a visitar Barcelona y hablar al Parlament no deshonra a España. Deshonra a quienes le invitaron, escucharán y, posiblemente, aplaudirán. Porque Otegui ha sido condenado por terrorismo, uno de los crímenes más odiosos, al no discriminar entre las víctimas, que incluyen mujeres y niños. Es verdad que cumplió su condena, pero eso no quita que haya sido un asesino convicto, sin haber dado la menor muestra de arrepentimiento ni de compasión para sus víctimas, como han hecho otros miembros de ETA. Y con asesinos convictos y confesos sin arrepentir lo más higiénico es mantener distancias, ya que invitarles indica un cierto grado de complicidad y una identidad ideológica que da mucho que pensar a quienes quieran hacerlo. Es lo que ha quedado en evidencia en Barcelona. Aunque es de justicia señalar que ediles y parlamentarios del PP, Ciudadanos y PSC no se prestaron al macabro espectáculo.
Si lo traigo a mi columna, sin embargo, no es para mostrar mi repugnancia por la cobarde perfidia del nacionalismo, tanto radical como moderado, si es que existe diferencia entre ellos, sino mi pesadumbre ante la falsa salida al terrorismo vasco. Es también verdad que ETA ya no mata. Pero no mata por dos razones que nada tienen que ver con sus tácticas criminales y ansias asesinas. La primera de ellas es que fue el acoso de las Fuerzas de Seguridad españolas, sobre todo a partir de que las francesas se avinieron a colaborar con ellas, lo que hizo comprender a la banda que no iba a ganar la guerra declarada a España y a los vascos que se sienten también españoles, por más de ellos que asesinaran. La segunda razón es todavía más triste: que los etarras se han dado cuenta de que pueden obtener sus objetivos sin matar a nadie ni disparar un tiro, acogiéndose a la magnanimidad de la democracia y a la libertad que existe en el reino de España que ellos intentaban enterrar. Hoy, muchos de esos asesinos y los que les sirvieron desde la sombra se sientan en los ayuntamientos, diputaciones y gobiernos forales vascos. Otegui intenta ser uno de ellos. Y no contentos con tal privilegio, se disponen a alcanzar por las mismas vías su viejo y más preciado sueño: anexionarse Navarra.
Asegura que:
Es lo que impide calificar, como hacen los panegiristas con lágrimas de cocodrilo y sonrisas hipócritas, de victoria sobre el terrorismo y de paz auténtica la que reina hoy en Euskadi. Ha sido una victoria pírrica, pues esconde una derrota de las víctimas a manos de sus verdugos, hoy exultantes, poderosos, invitados e incluso aplaudidos no solo en su casa, sino fuera de ella. Algo a lo que ha contribuido el nacionalismo localista, con su miopía, su parroquialismo y sus objetivos a corto plazo. Los vascos lo están pagando desde hace tiempo. Los navarros empiezan a pagarlo.
Santiago González también le da una buena ración de jarabe de palo a Arnaldo Otegui y a quienes le sostienen:
Hoy (18 de mayo de 2016) va a tener lugar un episodio más del blanqueo de Arnaldo Otegi, una operación en la que compiten muchos actores. Hoy será recibido en el Parlamento de Cataluña, institución a la que ha sido invitado por la coalición de gobierno y su apoyo externo, la CUP. Hizo de anfitriona la alcaldesa Colau. Se opusieron C’s, el PSC y el PP, que propuso una contraprogramación, recibiendo en el mismo Parlamento a una representación de víctimas del terrorismo.
Había pasado antes. Hace un mes escaso fue invitado al Parlamento Europeo por Podemos e IU. Un mes y un día desde que vimos el blanqueo que supuso para él la entrevista de Évole en Salvados, no porque el entrevistador renunciara a las preguntas difíciles y optara por la entrevista-masaje (no sé si con final feliz), como la que a buen seguro le harán hoy los medios públicos catalanes. El problema es que buena parte de las respuestas cínicas de Otegi no tuvieron repreguntas por falta de documentación del entrevistador. Así, por ejemplo, cuando equivoca el nombre del empresario Abaitua Palacios, por cuyo secuestro fue condenado, con el de Abaitua Gomeza, Markin, un etarra que participó en la infraestructura del atentado contra Carrero Blanco.
Resalta que:
Hoy sería un día adecuado para que Otegi responda a la pregunta que le hizo Sara Buesa: «Dijo que ETA debió dejarlo mucho antes. ¿Cuándo?». Hoy debería responder en atención a la audiencia: «El 18 de junio de 1987». La víspera de Hipercor, asunto en el que empleó un argumento exculpatorio, aunque falaz: «En la propia sentencia de Hipercor se dice que ETA dio al menos tres avisos. La intención no era matar. Si no, ¿por qué avisas?».
Si su entrevistador hubiese tenido más información, podría haber acompañado su justa protesta por la falacia con la denuncia de su mentira. La sentencia 49/1989 de la Audiencia Nacional explicaba que el artefacto estaba compuesto por 27 kilos de amonal y 200 litros de líquidos incendiarios, pegamento y escamas de jabón para multiplicar su capacidad de muerte: «La composición del explosivo hizo que los productos incendiarios se adhirieran a los cuerpos, sin posibilidad de desprenderse de ellos ni apagarlos, ya que su autocombustión se originó sin necesidad de utilizar el oxígeno ambiente».
Remata que:
El mismo día en que lo vimos en Salvados, el palomo de la paz participó por la tarde en una manifestación de ex presos terroristas en Bilbao. Las fotos de los diarios lo mostraban al día siguiente en la cabeza de la marcha rodeado de asesinos muy cualificados, como Isidro Garalde, Mamarru; José Antonio López Ruiz, Kubati, condenado por 13 asesinatos, entre ellos el de ‘Yoyes’, y Josu Zabarte Arregi, el Carnicero de Mondragón, 17 asesinatos en su haber. Allí estaba el hombre de paz, entre los suyos, para blanquearse por la noche en una entrevista de la tele.
Llama un poco la atención que el PSC esté a dos palos: en contra de la visita de Otegi al Parlament y sosteniendo a Colau en el Gobierno municipal, pero como dice Pablo Iglesias, la política es cabalgar contradicciones.
Raúl del Pozo está convencido de que ya las campañas electorales, empezando por la de ahora, se van a desarrollar en los diarios, en las televisiones y, sobre todo, en las redes sociales:
En medio de la espectacularización de la política, los partidos actúan como compañías de coristas o equipos de barrio. El debate se ha convertido en un reality donde los de Unidos Podemos chupan cámara desde que aparecieron en una canastilla de plató. Mientras los candidatos sacan la estampita de Suárez y se disfrazan de centristas, Unidos Podemos pasa del sorteo de la túnica de aquel héroe de la Democracia.
Subraya que:
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera intentan apropiarse de la clámide ensangrentada con las huellas de los puñales de la derecha y de la socialdemocracia. En aquel reparto de túnica no estuvo el PCE; tampoco está Podemos, que ha ideado una Junta Democrática posmoderna no contra el franquismo sino contra el 1978. En esa coalición con propuesta de ruptura hay 16 partidos entre los cuales algunos defienden el derecho de autodeterminación, cosa que nunca hicieron aquellos dirigentes del PCE. Esa propuesta suicida del derecho a decidir y el rencor contra Europa puede frenar la ascensión, aún resistible, de Pablo Iglesias. Alberto Garzón, segunda voz de la orquesta roja que ha sacado del enclaustramiento a IU, ha declarado esta mañana en Más de uno que la coalición aspira a ganar y está preparada para gobernar. Aunque a algunos les parezca disparatado pensar que Unidos Podemos puede acercarse peligrosamente al PP e incluso ganarle, no es una opinión tan desatinada. Otra cosa es que puedan vivir en La Moncloa, aun en el caso de que Susana Díaz ganara el Congreso del PSOE.
La batalla electoral muestra hegemonías y no gobiernos posibles y se va a desarrollar más que nunca en los diarios, en la TV y en las redes sociales. El Puente de los Franceses esta vez es virtual, etéreo. Muchos políticos, casi todos, son tuiteros, debaten en las redes y, aunque no le ven la cara a la audiencia, aguantan sus insultos y el ajuste de cuentas.
Dice Mario Riorda-politólogo experto en procesos electorales- que el mundo se mueve en digital y los gobiernos siguen analógicos aunque considera que las redes no son predictoras de opinión porque esos realities están trucados. «Son el mundo real, pero son un mundo sucio: mucha de la información es creada por perfiles falsos. En Argentina, los dos candidatos que llegaron a la segunda vuelta tenían entre 70% y 75% de negatividad (medida en reputación online) en las redes». Será verdad, pero los de Unidos Podemos se mueven como ardillas en internet. Les dan caña a los políticos de la casta 24 horas al día, 7 días a la semana llamándoles corruptos, ladrones y traidores. Con la desfachatez de los sofistas -aunque sin su sabiduría y menos hábiles en los razonamientos- agitan y persuaden, enredan, acusan, llenan la cabeza a la gente con opiniones a veces demagógicas y sectarias.
Finaliza asegurando que:
La opinión se ha convertido otra vez en la reina del mundo. Y, cuando la razón pelea contra la opinión, siempre pierde la primera, que casi nadie sabe quién la tiene.