Demoledor artículo en ABC donde se despacha a gusto contra el ya exdirector de El Mundo

El ajuste de cuentas de Salvador Sostres: «David Jiménez ha entregado El Mundo al retrete moral de la España de la checa»

"No te disculparás, David, eres demasiado arrogante"

El ajuste de cuentas de Salvador Sostres: "David Jiménez ha entregado El Mundo al retrete moral de la España de la checa"
Salvador Sostres.

Ajuste de cuentas de Salvador Sostres al ya destituido director de El Mundo, David Jiménez. El columnista de ABC, que fue uno de los primeros señalados por el ya exrector del diario de Unidad Editorial, le dedica un nada cariñoso artículo este 26 de mayo de 2016 en su blog de ABC.

Sorters arranca fuerte desde la primera línea:

El Mundo ha echado a su director cuando no hace ni un año que le nombró. David Jiménez vino a dar lecciones de periodismo y tras doce meses de populismo y debilidad mental ha dejado a la deriva al periódico al que tuvo la petulancia de querer salvar, y ha provocado un ere de 65 personas.

Te hemos dejado trabajar sin decir ni una palabra, David. Te hemos dejado encumbrar a la cochambre llorica del periódico sin rechistar. Hemos asistido a cada uno de tus ridículos artículos de director menguante en escrupuloso silencio. Has degradado el periódico con fichajes tan infames como el de Ana Pastor, y no hemos dicho ni una palabra.

No puedes quejarte. Lo has tenido todo a favor. Nadie te ha saboteado. ¿Y ahora qué? Ahora que tu gran lección de periodismo ha resultado ser este solar arrasado, ¿tienes alguna otra lección que darnos? ¿Alguna torre te queda en pie para hacer de vigía del periodismo moderno?

El de ABC se pregunta si Jiménez pedirá disculpas por haberse «cargado» El Mundo y al mismo tiempo vaticina que no lo hará porque entiende que el ya exdirector es un «arrogante»:

¿Pedirás disculpas, David? No a mí, que visto lo visto hasta me hiciste un favor echándome. Me refiero a El Mundo, me refiero a sus periodistas, que han visto como te cargabas su periódico, y sobre todo a los que vas a dejar en el paro. Tú que querías un periodismo tan cercano, ¿hablarás una por una con las personas que van a perder el trabajo por tu culpa, ni que sólo sea para saber qué harán a partir de ahora? ¿Les recomendarás algún buen restaurante asiático en Madrid, de esos a los que «nunca nadie te ha llevado»? Tú que tanta humildad me recomendaste, ¿reconocerás que no has dadola talla, y que tus lecciones no llevaban a ninguna parte?

No. No lo harás. Eres demasiado arrogante. Estás tan persuadido de tu superioridad moral, que ni te queda mirada para ver el inmenso reguero de carreras estropeadas que dejas tras tus pasos. No tendrás ni la humildad ni la hombría de disculparte, a pesar de todo el daño que has causado.

Todo lo contrario. Desde que se supo la noticia de tu cese, empezaste a decir que te han echado porque intentabas «centrar» a El Mundo, cuando lo que has hecho ha sido desprestigiarlo, arruinarlo, y entregarlo a la podredumbre intelectual del populismo, del sextismo y del retrete moral de la España de la checa.

¿Por qué hay gente que nunca sentís la necesidad de disculparos? ¿A cuántas familias tenéis que dejar sin sustento estos pedantes para empezar a pensar que algo habéis hecho mal? Los parados que tú dejas, David, ¿serán también culpa de Rajoy? ¿Cuánta ruina esperas causar para que por fin la culpa deje de ser de los demás? David, de verdad, ¿no vas a disculparte?

Recuerda que Jiménez fue quien le puso de patitas en la calle y dice que, al contrario de lo que suele pasar, él nunca le reprochó nada ni criticó a El Mundo:

David llegó y quiso hacer su periódico. Me echó, en la que al final ha sido la única decisión relevante que ha tomado. ¿Me oyeron quejarme? ¿Me oyeron criticar a El Mundo? ¿Me oyeron alguna respuesta a aquellos de mis excompañeros que celebraron mi despido? ¿Me oyeron algún reproche al propio director? No. Di las gracias, deseé suerte, me fui, y como siempre he hecho, me busqué la vida sin molestar a nadie, o a casi nadie. No hubo ni hay rencor.

Lo que hay es una profunda tristeza por el resultado. Por el penoso resultado. Por las 65 personas que perderán su trabajo, víctimas de tu absurdo creerte más listo que los demás, cuando en realidad, a la mayoría de los que en El Mundo has querido aleccionar o marginar, no les llegas ni a la suela del zapato.

Yo nunca podré dejar de considerar El Mundo mi periódico, y El Mundo perdiendo dinero y lectores, y cada día más desdibujado, es para mí una circunstancia tristísima.

Y me duele especialmente que sea por culpa de alguien tan inconsistente, tan banal y tan poca cosa como tú, David. Eres el museo de todos los tópicos de la corrección política, con ese totalitarismo de fondo que tanto os va.

Todo te lo dimos para que triunfaras y has sido con diferencia el peor director que el periódico ha tenido, y quien más lo ha perjudicado.

Se cuestiona finalmente si Jiménez tendrá un arranque de «humildad detrás de tanta arrogancia».

Después de tantas lecciones, ¿tendrás alguna humildad? Después de tanta arrogancia, ¿reconocerás que estabas equivocado? Tú que tanto y tan absurdo reportaje social nos hiciste tragar, ¿compartirás tu jugoso finiquito con tus pobrecitos? ¿Te podremos reclamar alguna de las moralinas con las que intentaste sermonearnos?

No te deseo ningún mal, ni siquiera el mal que has causado, pero la próxima vez que tengas la tentación de ponerte a salvar a alguien, procura no arrasar con todo ni dejar tras tus pasos el único testigo de tanta desolación arruinada.

UN SORPRENDENTE CAMBIO DE OPINIÓN

Lo curioso del caso es que hace 365 días, cuando David Jiménez era nombrado director de El Mundo, esto es lo que expresaba Salvador Sostres en una carta de bienvenida:

Con David, EL MUNDO podremos acercarnos a una parte muy importante de nuestros lectores, a los que sin duda ya nos dirigimos por el contenido plural y transversal de nuestro periódico, pero a los que seguramente hasta ahora hemos llegado con dificultad por tener a directores de otro tramo generacional, más centrados en la política diaria y en las tensiones con el poder establecido.

David, cuyo compromiso con el mejor periodismo y con la verdad por dura que sea es inequívoco, tiene un enorme prestigio en las redes sociales, y su modo de aproximarse a la realidad, y su sensibilidad, empatizan de un modo extraordinario con miles y cientos de miles de lectores potenciales de EL MUNDO que hasta ahora podían percibir nuestro periódico como alejado de sus intereses, cuando no hay nada menos cierto.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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