La escenificación política más burda de la semana la protagonizaron los políticos independentistas catalanes que declaraban ante el Tribunal Supremo por aquella patochada de las urnas que se inventaron en el ya recordado 9N.
Jaime González trata el asunto en su artículo de opinión en el diario ABC este 20 de septiembre de 2016, calificando de varias formas a los artistas que tantos momentos cómicos están protagonizando, si no fuera porque tratan de romper la unidad de España:
Escribe el jefe de Opinión del diario de Vocento en Mentiras de patas muy cortas, que los líderes del desafío secesionista catalán sabían en todo momento que podían estar incurriendo en tres delitos, y que por eso «han recurrido al teatro»:
Siguen a pie juntillas lo que dicta el apuntador: conocen de corrido el victimario, ese manual de agravios cuyas hojas sepia provocan una mezcla de grima y dentera. La comparecencia de ayer en el Supremo de Francesc Homs no se apartó de ese guión cansino que repiten como papagayos mientras se aplauden entre sí. Todo un ritual de besos y abrazos más propio del reo que va camino del cadalso. Un mejunje de guiños, gestos y señuelos con el que tratan de esconder una mentira que tiene las patas muy cortas.
Las preguntas que el ‘rufián’ independentista hace a los españoles.
Como la de ese cónsul honorario de Letonia en Barcelona que durante la pasada Diada exhibió una estelada en la fachada de la sede diplomática. Lo niega, pero su hazaña ha quedado inmortalizada como prueba de que no son capaces de decir ni una sola verdad, aunque sea palmaria y cuelgue como la ropa sucia de las redes sociales.
