La Razón: "Con esta actitud frentista y manipuladora, no parece probable que del Comité Federal extraordinario convocado por la actual Ejecutiva ilegal vaya a surgir una solución capaz de reconducir el esperpento"
¿Estará Pedro Sánchez ante sus últimas horas al frente del PSOE? Los editoriales y tribunas de opinión de este 1 de octubre de 2016 no dejan lugar a la duda de que en el Comité Federal se tiene que desenredar una madeja demasiado liada, pero parece evidente que el partido con 137 años de historia no puede seguir siendo una guerra de trincheras:
Arrancamos con el editorial de ABC que es muy claro al respecto sobre lo que está viviendo el PSOE en las últimas horas:
El PSOE está en el trance histórico de redefinir un proyecto caduco, entregado al populismo e inclinado a aceptar las tesis del independentismo como palanca. El interés de los críticos en frenar semejante disparate es legítimo por el bien del partido, pero dilucidar en qué se quiere convertir el PSOE es algo que ahora mismo requiere prudencia, generosidad y equilibrio. Sobran la demagogia y el maniqueísmo de Sánchez. La imagen que ofrece Ferraz es la de un partido inmerso en el riesgo de convertirse en un ente residual dependiente de Podemos. Cuanto antes se aclare y corrija la dinámica a la que Sánchez lo ha condenado, mejor para España.
Luis Ventoso, tomando prestada la idea de una lectora en cartas al director, propone diversos empleos para Pedro Sánchez:
Con ese talante chuleta y desabrido en tres semanas no vende un vino. ¿Enviarlo de embajador al Vaticano, como antaño hacía el PSOE con sus críticos? Es ateo militante, y aunque Francisco está de rebajas… ¿Un programa en La Sexta titulado «No es no»? Podría ser. ¿Meterlo con Bono y Moratinos a hacer negocietes con Obiang? ¿Una consultora a medias con Monedero? ¿Asesor de Puigdemont para la desconexión, aprovechando que hay química? ¿Utillero del Estudiantes? Qué lástima ver a un país de la importancia de España agarrotado por el empecinamiento egoísta de un mediocre. Esta tragicomedia debería concluir hoy. En medio de su delirio, hasta Sánchez, experto en baloncesto, sabe que agota los minutos basura.
Ignacio Camacho dedica su columna íntegra a declaraciones que, se sobreentiende, le ha hecho una garganta profunda del PSOE y donde relata cómo Pedro Sánchez ha montado este carajal:
Te lo diré claro: Pedro no vale. Es así de sencillo: no sirve para dirigir este partido. No tiene proyecto, ni ideas ni capacidad de arrastre. Vive rodeado de un cinturón de pretorianos y asesores, algunos de los cuales ni siquiera son militantes. Y se ha creído, o le han hecho creer, que lo pusieron las bases. ¿Quién crees tú que movió el voto de esas bases? Sánchez es secretario general porque así lo decidió Susana con las principales federaciones, que son las que aseguran la implantación, y él ha traicionado, te lo digo así, ha traicionado y engañado a quienes lo alzaron. Le han calentado la cabeza con el cuento de una especie de legitimidad populista, directa, por encima de la estructura del partido.
El editorial de El País pone al PSOE a la altura del mítico PASOK griego, una formación que lo era todo en su país y que acabó yéndose por el desagüe:
Los problemas del PSOE merecen un aparte por su extraordinaria gravedad, tanto en cuanto a la pérdida de apoyos electorales (solo el PASOK en Grecia ha perdido tanto como el PSOE) como en lo relativo a la falta de un mensaje claro y un liderazgo fuerte. Como ponen en evidencia los 85 escaños que logró en las pasadas elecciones, el PSOE no es, hoy por hoy, capaz de ofrecer un relato claro y convincente de su papel durante la pasada crisis (las idas y venidas sobre la reforma del artículo 135 de la Constitución son un buen ejemplo) ni de cuál es su plan para salir de ella con crecimiento y a la vez equidad. Tampoco ha decidido cómo enfrentarse a Podemos sin intentar copiarlo, ni hacer frente tanto al PP como a los nacionalistas con una propuesta de articulación territorial que convenza a una mayoría de los españoles.
El editorial de La Razón habla directamente de esperpento lo que está provocando Sánchez con un discurso y unos argumentos falaces a todas luces:
Sánchez consiguió rizar el rizo de la tergiversación cuando quiso hacernos creer que un PSOE en la oposición a un Ejecutivo en minoría no podría ejercer su labor con la contundencia necesaria. No se necesitan tales mentiras para defender una ambición personal, por más absurda que parezca a los ojos del interés general. Ni España es una democracia débil, que está esperando un salvador de su talla, ni el futuro del partido depende de su liderazgo. Todo lo contrario, los hechos demuestran que al PSOE le hubiera ido muchísimo mejor sin él, sin el líder que abrió las puertas del poder municipal a la extrema izquierda y que está dispuesto a pactar con los independentistas con tal de gobernar. Aunque lo hiciera, ahora sí, bajo chantaje. No valen más excusas, ni el recurso freudiano para contento de la militancia de cargar al Partido Popular con todos los estigmas al uso, muchos de los cuales, como la corrupción, son, desafortunadamente, patrimonio de todos. Por ello, con esta actitud frentista y manipuladora, no parece probable que del Comité Federal extraordinario convocado por la actual Ejecutiva ilegal vaya a surgir una solución capaz de reconducir el esperpento
En El Mundo, Lucía Méndez considera que haga lo que haga el PSOE tiene una complicada solución:
Los socialistas afrontan una cita dramática con su historia. Tendrán que decidir entre la desdicha y la calamidad. Tanto si gana Pedro Sánchez como si lo hace Susana Díaz. Si el todavía líder socialista -desperado hombre del teatro político- se sale con la suya, el destino son unas terceras elecciones en las que el PSOE corre el riesgo de evaporarse. Si triunfa la reina del sur y los diputados socialistas hacen presidente a Rajoy, dejarán el camino expedito para que Podemos se haga con la hegemonía de la izquierda definitivamente. ¿Quién gestionará la abstención? Nadie se atreve a defenderla en voz alta. Y el que lo haga tendrá que explicarlo a los militantes y a los votantes con lágrimas en los ojos, porque es muy probable que la Muerte acabe alcanzando al PSOE.