Ignacio Camacho sobre lo sucedido en el PSOE: "Han convertido el pulso banderizo en un entretenimiento de masas, en un descarnado episodio de 'Sálvame' político"
Pedro Sánchez ha puesto la ‘guinda’ a su pastel póstumo. La noche del 1 de octubre de 2016 dejaba la secretaría general del PSOE tras más de 11 horas resistiéndose a dejar las comodidades de la poltrona.
Huelga decir que este 2 de octubre de 2016 no hay editorial o columna periodística que no hable de otra cosa que sea del esperpento vivido en la sede de Ferraz:
Antonio Burgos, en el ABC, recuerda que la bronca socialista le rejuvenece y le trae a los tiempos donde González y Llopis se cruzaban las andanadas para ver quién mandaba en el PSOE:
¡La de años que me han quitado de encima estos gachés con sus peleas, este insensato demente de Sánchez! Esto está como cuando había en Toulouse un PSOE Histórico y en Sevilla, un PSOE Renovado. Sánchez va de Llopis. Susana, por sevillana, de Felipe. Sólo falta la foto de la tortilla. Y digo lo del cateto del «cómo estará el Ejército, que a mi hijo lo han hecho cabo». Cómo estará España y cómo estará el PSOE, que nuestra esperanza (de Triana) es Susana Díaz, estrella de la ilusión de esta triste cabalgata sociata.
Ignacio Camacho apunta que la bronca tabernaria del PSOE superó las fantasías más retorcidas que cualquier guionista de las truculentas tramas de ‘Sálvame’:
Tendrá que pasar mucho tiempo antes de que la socialdemocracia española cicatrice estas heridas. El chusco sainete de ayer en Ferraz, una reyerta de ribetes tragicómicos envueltos en una crispación inflamada, áspera, constituye un auténtico harakiri colectivo perpetrado ante la mirada de una sociedad perpleja. Las horas de programación televisiva van a resultar devastadoras: han convertido el pulso banderizo en un entretenimiento de masas, en un descarnado episodio de ‘Sálvame’ político.
Luis Ventoso le pone gotas de humor al vodevil socialista:
Hicieron bien Berlanga y Azcona, los reyes de la comedia española, en hacer mutis rumbo al cielo hace unos años. Hoy sus vitriólicos astracanes, el mejor retrato junto con Valle-Inclán de nuestro carácter polvorilla, serían bagatelas ante la tragicomedia del PSOE. La sesión continua de ayer convierte una convención de un partido iraquí en un recital de orden. Lo que organizó el admirable Sánchez en su adiós osciló entre un frenopático y una pesadilla de Kafka. Hubo instantes en que parecía que Alfredo Landa, José Luis López Vázquez y Gracita Morales iban a salir discutiendo por la puerta de Ferraz.
El editorial de ABC dice bien a las claras que el PSOE no sólo debe organizarse internamente, sino hablar claro sobre qué hará en el caso de que Rajoy intente una segunda investidura y, finalmente, refundarse como partido:
España necesita que el PSOE se recomponga y vuelva a elegir el camino de la moderación y la responsabilidad. Ninguna decisión que tomen será fácil, pero hay algunas ineludibles. La primera ha de ser enderezar el funcionamiento de la organización con una gestora que tome decisiones que sean respetadas por los sectores enfrentados, algo muy complicado cuando los ánimos están fuera de control y nadie reconoce a nadie autoridad. La segunda es decidir qué hacer en caso de que Rajoy solicite de nuevo su investidura al Congreso de los Diputados. Unas nuevas elecciones generales en diciembre serían letales para el PSOE y, sin duda, Rajoy obtendría un mucho mejor resultado que el 26-J. Estar ahora en la oposición daría al PSOE tiempo y tranquilidad para recomponerse, ejerciendo el liderazgo de una oposición que puede controlar al Gobierno como nunca antes ha sucedido. La tercera decisión de los nuevos dirigentes socialistas debería ser la refundación del PSOE, porque es un partido que ha quedado vacío de ideas, proyectos y líderes; una refundación que dé al PSOE la razón de ser que no tiene en la política española y en la izquierda española en su conjunto.
El editorial de La Razón va también por la misma línea que su competidor de Vocento, pedir que el PSOE permita un gobierno de Rajoy y sobre todo que el partido se reorganice y ponga a líderes capaces de enderezar el rumbo de la formación de Ferraz:
El PSOE está ahora en condiciones de prestar al país lo que se espera de ellos y de asumir la responsabilidad que le confiere su historia de servicio al Estado y su deber para con el bienestar de los ciudadanos. Cuanto más tiempo se prolongue la excepcionalidad en la política nacional, más difícil será que el horizonte político se despeje y entre al fin algún rayo de sol entre tanta penumbra. Creemos que dirigentes como Susana Díaz, García Page, Fernández Vara o Tomás Gómez tienen el deber de enmendar el rumbo equivocado que el PSOE tomó con Pedro Sánchez. El primer objetivo sólo puede ser permitir que el partido que ganó las elecciones generales, el PP, y que cuenta con el respaldo de 170 diputados, pueda formar Gobierno. Entonces, podrá liderar una oposición responsable y rigurosa. En cuanto al partido, tocará recomponerse y recuperar sus señas de identidad y su discurso de Estado que destierre al olvido los avatares de un liderazgo marcado por la mentira a los propios y a los ajenos, que abonó la mala hierba de la escisión en el socialismo. España no puede permitirse el lujo de que la extrema izquierda expropie el espacio ideológico y electoral de la socialdemocracia, hasta pervertirlo. El PSOE debe ocuparlo y defenderlo para ejercer su responsabilidad de contrapeso en el sistema de partidos, como lo hizo desde la Transición. Cuanto antes lo consiga, mucho mejor para el interés general del país.
En El Mundo, Teodoro León Gross apunta que como el PSOE no se ponga las pilas y se retuerza en esta crisis puede acabar como el PASOK griego:
Probablemente ya no habrá terceras elecciones. Incluso Sánchez difícilmente hubiera ido en 10 semanas a la urnas -la fortuna ayuda a los audaces, pero castiga la temeridad- tras el bochornoso guirigay de ayer. El precio de la operación de los críticos para desactivar esa bomba de relojería es muy alto. Sánchez ya era un político amortizado, pero Susana Díaz, Su Susanísima, puede haber quemado su tiempo en esta pira. En todo caso, el envenenamiento de la militancia con el Rajoy sí/Rajoy no tardará en curar. El socialismo español va a nutrir a Podemos, aunque de momento España vuelve al eje centro derecha, con el espacio esencial del PSOE en barbecho. Sólo el Pasok tenía peor balance que el PSOE en Europa; pero no hay que descartar, tras lo de ayer, que su cataclismo se pueda superar.
El editorial del diario de Unidad Editorial pide un nuevo líder para el PSOE y descarta a todos los que han participado en el derrocamiento de Pedro Sánchez. Blanco y en botella, que no quiere que el partido sea comandado por alguno de esos barones territoriales que tanto se han significado a lo largo de los últimos días hasta llegar a la batalla del 1 de octubre de 2016:
Adoptando una cierta perspectiva, lo que ha sucedido esta semana en el PSOE ha sido una calamidad que refuerza la necesidad de una refundación del partido. Muchos de sus líderes como Díaz, García-Page o Fernández Vara salen muy quemados por el papel que han jugado en las hostilidades contra Sánchez. Otros como Felipe González han dilapidado gran parte de su credibilidad. El PSOE debe acometer una profunda renovación que probablemente requerirá la elección de un nuevo líder que no haya participado en esta guerra civil y que pueda suscitar el consenso de los dos bandos que se han enfrentado en los últimos meses. Sería deseable que todos los dirigentes del partido tuvieran la suficiente generosidad
Y El País despacha a Pedro Sánchez como un dirigente sumamente incapaz de liderar y de cohesiones el PSOE:
Si algo ha distinguido el mandato de Sánchez no son por tanto las rivalidades internas, normales en una formación política, sino su incapacidad para unir al partido detrás de sí, construir un liderazgo abierto e incluyente y sumar a sus críticos a un proyecto ganador. Resulta revelador que el secretario general haya logrado unir en su contra a muchos de los que hasta hace poco rivalizaban entre ellos, desde expresidentes y secretarios generales a líderes territoriales. Esa pérdida de crédito ha acompañado a las maniobras para -ignorando el hecho, político y aritmético, de que el PSOE no estaba en condiciones, con 85 escaños, de conformar un Gobierno alternativo al PP- crear entre los militantes la falsa ilusión de esa posibilidad y, en paralelo, acusar a sus críticos de querer favorecer al principal rival político.