LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Santiago González advierte al PP de que no se fíe del PSOE: «Habría que ser gilipollas»

Ignacio Camacho: "Si Rajoy se negara ahora a presentarse quedaría señalado como un zascandil"

Hermann Tertsch: "El PSOE está podemizado porque lleva muchos años secuestrado por quienes han querido hacer del bloque de izquierda una formación guerracivilista enemiga de la constitución y de la ley"

Ya estamos a 7 de octubre de 2016 y el plazo para que en España haya Gobierno para evitar las terceras elecciones expira en 24 días. El 31 de octubre de 2016 es la fecha límite y no todos los columnistas están en la misma línea sobre si al país le conviene tener Ejecutivo en minoría o concurrir de nuevo a las urnas a finales de diciembre de 2016.»Haría falta ser gilipollas para confiar en que el PSOE corresponda al PP con elegancia»

Santiago González, en El Mundo, duda bastante de los socialistas y de sus intenciones. No tanto de las de Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, sino de los 85 diputados que tienen en el Congreso. Y avisa a Rajoy de las dos jugarretas que le ha hecho alguien como Patxi López:

Haría falta ser un poco gilipollas para confiar en que una vez conseguido un plazo de gracia para restañar heridas y ruptura, los socialistas iban a corresponder con cierta elegancia al fair play de sus adversarios. Aunque tengan memoria de pez, los populares no habrán olvidado el agradecimiento de Patxi López por haberle aupado a la Lehendakaritza en abril de 2009 y a la Presidencia del Congreso en enero de 2016. Parece más probable que Fernández, un hombre sensato, quiera dejar la exclusiva del no a Posemos y espere a que se constituya el Gobierno para negociar los presupuestos que no está dispuesto a pactar con el partido que lo sostiene.

El editorial de El Mundo habla sobre las tensiones que se han generado entre el PSOE y su rama catalana, el PSC, que sigue con su matraca soberanista por mucho que la disfrace de federalista:

Los socialistas catalanes presentaron ayer en el Parlament una propuesta que rebasa con mucho los postulados del PSOE respecto a la configuración territorial del Estado. El documento difiere de medio a medio de la Declaración de Granada de 2013, firmada también por el PSC, que resume la doctrina oficial socialista sobre la territorialidad de España. Era parte del acuerdo con Puigdemont a cambio de ese apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. El texto defiende un «pacto constituyente» que tenga como objetivo la creación de «un Estado federal integrado por diversos entes federados que adoptarán la denominación e instituciones que prefieran». La propuesta sitúa al mismo nivel al Estado central y a los «entes» autónomos a la hora de la resolución de conflictos y pide que en una futura Constitución se reconozcan «las opciones políticas y legislativas propias de cada uno de los entes federados». Para Cataluña, los socialistas quieren que quede constancia de que los «derechos históricos son el fundamento de su autogobierno». Todo este proceso debería concluir con la convocatoria de un referéndum en todo el país.

En el ABC, Carlos Herrera está esperando como agua de mayo a que algún socialista pronuncie la palabra maldita que todos quieren evitar: abstención. Propone que le den una paga al primero que la diga.

Al primer socialista que pronuncie la palabra «abstención» habrá que darle una paga o algo, un estanco o una cena homenaje, no sé. Porque será un valiente. Saben todos que tendrán que hacerlo, pero andan mirándose unos a otros a ver quién es el primero en significarse. Hoy en día todo lo que no sea decir que Rajoy es un chulo, un pretencioso, que es el PNV el que tiene que apoyar un gobierno «de la derecha» y tal y tal, es un entreguista. Si escucha usted a cualquiera de los socialistas que despacharon a Sánchez de manera destemplada, parece que lo hubieran hecho por el bien de la estabilidad de España… siempre que esa estabilidad no pase por el jodío PP de los cojones. Lo malo es que pasa por él, y todos lo saben, con lo que a cada bravuconada de la izquierda habrá que poner la misma cara que ponen las vacas viendo pasar el tren: nadie se atreve a dejar de disimular y todos esperan con ansiedad que alguno de los líderes de la asonada establezca la pauta discursiva a la que sumarse.

Ignacio Camacho insiste en que Rajoy, aunque las condiciones para gobernar no serán las más sencillas, debe, si así al final lo facilita el PSOE, presentarse a la investidura:

El bloqueo ha provocado un hartazgo popular que sigue creciendo en las encuestas del CIS. Los ciudadanos pueden reaccionar contra el partido al que encuentren culpable de obligarles a votar por tercera vez en un año. Y Rajoy lo sabe. Sabe que si escuchase los cantos de sirena de sus asesores y se negara ahora a presentarse quedaría señalado como un zascandil no sólo en España: también ante una Europa que nos sigue esperando. Es consciente de que si el PSOE le garantiza el paso no tiene más remedio que postularse de nuevo ante el Rey para investirse con 170 votos y gobernar con 137 diputados. Será un mandato espinoso, turbulento, escarpado. Y con alta probabilidad, corto. Pero la alternativa no existe. Y los hombres serios han de serlo también en las circunstancias difíciles.

Hermann Tertsch alaba a Javier Fernández por haber dado en la clave de los problemas del PSOE, la podemización:

Al posarse el polvo y disiparse el humo ha hecho aparición un hombre sereno para decir las verdades necesarias para neutralizar tantas mentiras acumuladas desde hace tres lustros y en su apoteosis estos dos pasados años. Javier Fernández, un miembro socialdemócrata del PSOE que no pide perdón por considerarse un defensor del sistema democrático, ha expresado esa verdad evidente que hizo inevitable la voladura. El PSOE está podemizado porque lleva muchos años secuestrado por quienes han querido hacer del bloque de izquierda una formación guerracivilista enemiga de la constitución y de la ley, en la que nunca puede gobernar la moderación. Porque el mensaje revanchista totalitario cuajó en gran parte de su militancia, especialmente en la joven, cuanto más ignorante más adoctrinada en el frentepopulismo. Los cuadros democráticos del PSOE son pocos y débiles por muchas razones. Entre otras porque la derecha ha entregado los medios disponibles a la izquierda radical para destruir todo atisbo de moderación en una guerra mediática inaudita.

El editorial de El País le sacude a Podemos, concretamente a Íñigo Errejón, por desdeñar a más de 13 millones de votantes, esos que se decantaron por PP y PSOE en las elecciones del 26 de junio de 2016:

Aunque Pablo Iglesias mantenga el tono confrontativo que le ha hecho tan visible (y tan rechazado por la ciudadanía en las encuestas, solo ligeramente por encima de Rajoy), no es fácil pasar por alto las declaraciones de Íñigo Errejón ayer mismo afirmando que los «partidos tradicionales», es decir PP y PSOE, que sumaron nada menos que 13,3 millones de votos en las elecciones de junio pasado, defienden «a los de arriba», mientras que Podemos, con solo cinco millones de votos, sería el único representante de «los de abajo». Curiosa concepción de la democracia en quienes aspiran a representar al pueblo al mismo tiempo que ignoran que en una democracia todos los votos y todos los votantes valen igual.

La Razón editorializa sobre el nuevo paso secesionista en Cataluña y como el Tribunal Constitucional ha actuado con contundencia contra la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell:

Hacen bien los magistrados del Tribunal Constitucional al recalcar que, con independencia de la reforma del artículo 92 de la Ley Orgánica que regula su funcionamiento, todos los poderes públicos estaban ya obligados a cumplir sus resoluciones, pero lo cierto es que, gracias a esa modificación normativa -impulsada por el Gobierno del Partido Popular-, hoy el Alto Tribunal dispone de mejores instrumentos para la defensa de los principios constitucionales y, como no podía ser de otra forma, los ha puesto en funcionamiento. Asimismo, quienes acusaban a Mariano Rajoy de pasividad ante el comportamiento desleal de la Generalitat y el Parlament de Cataluña tendrían que reconocer su error y aceptar que la decisión tomada por el Gobierno de ceñirse estrictamente a los caminos que marcan nuestras leyes se está revelando acertada y, sobre todo, ha servido para evitar que los separatistas tomaran de rehén al conjunto de la sociedad catalana, que rechaza mayoritariamente el aventurerismo soberanista.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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