LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Bofetón de El País a Sánchez: «Su presión sobre el diario es inmoral»

Antonio Burgos al exsecretario general del PSOE: "Este tío majara sigue erre que erre en querer ganar, y ha anunciado que se echa a los caminos de España"

Pedro Sánchez es el protagonista indiscutible de las columnas de opinión de este 2 de noviembre de 2016. El exsecretario general del PSOE y exdiputado de esta formación concita unánimamente todo tipo de críticas, a cual más subida de tono:

Federico Jiménez Losantos, en El Mundo, le arrea de lo lindo a Pedro Sánchez por su nula consistencia política y moral, dejando ver que a él, lo que verdaderamente le importaba, era gobernar por encima de todas las cosas:

El destape podemita del que fuera hace pocos meses candidato a la Presidencia del Gobierno por una alianza del PSOE y Ciudadanos con un programa de centroizquierda tiene la virtud de aclarar cuatro cosas, todas importantes. La primera, que a Sánchez le da lo mismo ser un Rivera que un Rufián, es decir, que carece de una mínima consistencia político-moral. La segunda, que la fuente de legitimidad de la izquierda ya no está en Prisa sino en la Sexta. La tercera, que Snchz había pactado a espaldas del PSOE y de la opinión pública española un Gobierno con la verdadera triple alianza antidemocrática y antinacional que se escenificó en el fervoroso aplauso al representante legal de la ETA por la bancada de Podemos y los rufianes separatistas.

Santiago González explica que Sánchez terminó de ahorcarse políticamente con la entrevista concedida a Jordi Évole para ‘Salvados’ (laSexta):

Ana Pastor le habría hecho preguntas que no le habría dejado responder, es cierto, pero él y su equipo de comunicación no supieron calibrar que frente a Évole corrían el riesgo contrario, mucho peor para sus intereses. No sólo no lo interrumpió, sino que le dio cuerda, tanta como para ahorcarse con ella. Explicó con precisión ayer, en La última columna, Javier Redondo que su inconsistente relato cargó de razón a la Gestora: «Ni un minuto más».

El editorial de El Mundo se fija en Ciudadanos y le pide a Albert Rivera que no rechace la posibilidad de entrar en el Gobierno de Mariano Rajoy. Lo hace apelando a su sentido de la responsabilidad de Estado:

Ciudadanos es una formación relativamente nueva cuyo principal celo -lógicamente- es preservar el espacio de centroderecha, que le ha consolidado como la cuarta formación del país. Pero cometería un error si incurre en un exceso de purismo. Ciudadanos ha demostrado un encomiable sentido de Estado y responsabilidad institucional. El corolario a esta proyección política sería asumir tareas de Gobierno. Y, aunque es cierto que la oposición de Ciudadanos a Rajoy fue tajante en el pasado, la realidad es que ello no es incompatible con el pragmatismo del que ha hecho gala la formación naranja desde su irrupción en la política nacional. De hecho, el pacto de Gobierno que Rivera selló con Pedro Sánchez recogía la posibilidad de ocupar la vicepresidencia y compartir ministerios en el Ejecutivo.

En ABC, Antonio Burgos compara a Pedro Sánchez con un Don Quijote que se ha vuelto literalmente majareta:

No contento con no aceptar su derrota y fastidiarnos a todos durante diez meses, diez, ahora que medio se ha enderezado la gobernación del Reino y que al PSOE ha vuelto la cordura y han reconocido que «lo urgente es esperar» en materia de congresos y consultas a la famosa «militancia», y que con la Gestora tienen un pasar y un ir tirando bastante aceptables, en manos de una persona a la que todos hemos descubierto como una joya, cual el astur Fernández, este tío majara sigue erre que erre en querer ganar, y ha anunciado que se echa a los caminos de España. O sea, como un colega del loquito de Don Quijote, que también se metió en carretera. Sánchez necesita urgentemente un Sancho a su lado, que lo haga bajar de las nubes entre las que los macandés andar volando suelen. Su Rocinante es un coche, que veremos a ver quién paga la gasolina.

Ignacio Camacho sentencia al exsecretario general del PSOE por su desconocimiento de lo que era el partido:

Existe una sospecha fundada, o al menos verosímil, de que Pedro Sánchez no conozca en realidad a su propio partido. Durante dos años lo ha gobernado sin acabar de entenderlo, atento sólo a la bitácora de sus ambiciones personales. Su falta de arraigo en las federaciones donde el PSOE tiene implantación real -y donde ganó las primarias porque los barones le hicieron el trabajo para cerrarle el paso a Madina- le ha dibujado una idea desenfocada de la organización que en esos territorios ejerce históricamente como estabilizador de clases medias y, en el fondo, como una fuerza conservadora o pequeñoburguesa. En su mandato ha sido incapaz de evaluar lo que significa el Partido Socialista en la sociedad española, entre sus electores, y lo ha confundido con el perfil de las juventudes radicalizadas -la gestora sospecha que también infiltradas- en las que se apoyó para sostenerse.

Rosa Belmonte dibuja un retrato de Sánchez como si fuese un cabeza de chorlito:

Lo más chusco de Pedro Sánchez es su querencia por ir al revés. Un tipo con freno y marcha atrás, como los corazones de Jardiel. Con caídas del guindo en dirección contraria, contraviniendo la teoría de la gravedad. En su absurdo discurso de cafetería, ha rememorado uno de los puntos débiles en el pensamiento del siglo XX: la tolerancia de los intelectuales occidentales ante el comunismo. Eso que tan bien cuenta Martin Amis en «Koba el Temible», donde carga contra su propio padre, Kinsley («lacayo del Komintern»). Y no es que esté llamando intelectual a Sánchez, claro está. «En el primer Comité Federal taché a Podemos de populistas. No sabía exactamente qué era Podemos. No supe entender la cantidad de gente que quiere renovar la política y está detrás de Pablo Iglesias», dijo a Évole en el HD (no sé si volveré a comer yuca y sándwich de pollo empanado allí). No sabía qué era Podemos. Cielos. ¿Y qué ha descubierto con sus rayos X a lo Ray Milland en la película de Corman que los demás no veamos?

El editorial de El País le da con la mano abierta al exdiputado socialista por haber tratado de presionar al diario para revertir en su favor los artículos editoriales:

Ejercer presión desde el poder político sobre las empresas y accionistas de medios de comunicación, para torcer o manipular sus posiciones editoriales, es algo común en los regímenes autoritarios pero constituye un acto inaceptable que descalifica por completo a quien aspiraba nada menos que a presidir el Gobierno de España. Si desde la oposición se permitía esa clase de licencias, no queremos imaginar qué sería capaz de hacer Sánchez en este terreno si hubiera obtenido el Gobierno. Confundir el derecho de los medios de comunicación a tener una línea editorial y expresarla libremente con el ejercicio de una presión inmoral e ilegítima sobre los partidos políticos solo puede deberse a la ignorancia acerca del papel de los medios de comunicación en una democracia o, peor aún, a una mala fe deliberada al servicio de intereses y estrategias puramente personales.

Alfonso Ussía, en La Razón, asegura que Pedro Sánchez se ha destripado a sí mismo tras la entrevista con Jordi Évole:

Sánchez se ha destripado a sí mismo. Ha reconocido lo que ya se sabía. Estaba dispuesto a gobernar España con el apoyo de los que odian a España y la benevolente caricia de los tibios. Recupero la frase de Arthur Baer: «Nació tonto y tuvo una recaída». Tengo a bien recordar que Arthur Baer falleció con antelación al primer zollipo o gimoteo de Sánchez. Ahorre en esfuerzo y carburante. Elimine de su futuro el enigma de las curvas. Hay un PSOE que no admite entregarse al resentimiento. El PSOE puede perder, como el PP, las elecciones, pero no es un partido perdedor. El grupo de Sánchez, que terminará en grupete, buscaba otra cosa en su pacto de Gobierno. Buscaba presidir el futuro de España apoyado por quienes sólo desean su fraccionamiento y destrucción. Se sabía. Él lo ha confesado en la cafetería del barrio de Argüelles.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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