La reunión insulsa y, en principio, inservible, entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados el 27 de junio de 2017 es el tema central que podrán encontrar este 28 de junio de 2017 en las tribunas y editoriales de la prensa de papel.
El editorial de El Mundo se centra en esa reunión entre Sánchez e Iglesias y le lanza un recado al del PSOE si persiste en su actitud de bloqueo:
El PSOE tiene mucho que perder si es percibido como un partido de bloqueo cada vez más alejado de la centralidad política.
Santiago González afirma que la nueva portavoz del PSOE en el Congreso, Margarita Robles, mostró sus dotes en el arte de la alcahuetería dejando su despacho para Pedro y Pablo:
Margarita le ha tomado el testigo a Pablo en el arte de la alcahuetería y ayer ofició de anfitriona en su despacho del Congreso.
Raúl del Pozo subraya lo que dejó de sí la primera cita entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias:
La primera cita de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados no ha sido un reestreno de aquella sesión continua que fue el año 2016. Hubo teatro de provocación y del absurdo.
El editorial de ABC no descarta, por intereses personales de los líderes de Podemos y PSOE, cualquier estrategia para echar a partir de la vuelta de las vacaciones de verano de 2017 al PP del Gobierno:
Iglesias ya es consciente de que en su día el veto a Sánchez le costó votos. Por tanto, no cabe descartar nada de dos irresponsables de la política.
Curri Valenzuela ya sabe por dónde van los tiros del interés de Iglesias por aliarse con Sánchez:
Iglesias, más astuto, se conforma con actuar como el portavoz parlamentario de cualquier acuerdo que consiga con Sánchez. Pobre Margarita Robles.
Abel Hernández, en La Razón, tiene claro que la nueva sintonía entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es más de lo mismo:
Pedro y Pablo unen sus fuerzas contra Rajoy, pero, en realidad, compiten entre sí. Y se olvidan, mientras tanto, de mejorar la vida de sus electores con propuestas viables y razonables. Uno y otro prefieren seguir gastando espejos y mirándose el ombligo.
